ACADEMIA DE POLICÍA DE LA COMUNIDAD DE MADRID: CURSO DE INSTRUCTOR DE TIRO

Por, Ernesto Pérez Vera


En la Academia de Policía de la Comunidad de Madrid se ha celebrado, durante la segunda quincena de octubre, un curso de Instructor de Tiro Policial que, debido al alto nivel formativo y de exigencia, ha suscitado la inquietud y el interés en una ingente cantidad de profesionales de la Policía y también de varios medios de comunicación.

El curso fue solicitado por cientos de profesionales de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, especialmente por integrantes de cuerpos de Policía Local (PL) de la propia comunidad. Profesionales de otros lugares, e incluso militares, han peticionado masivamente la asistencia al curso, si bien las plazas eran muy limitadas y solamente unos pocos hemos tenido el privilegio de ser admitidos, por riguroso orden de petición.

Cabe destacar la presencia de numerosos agentes de cuerpos locales de otras comunidades autónomas. De la Comunidad Autónoma de Canarias fueron admitidos cuatro policías, siendo sus plantillas de procedencia: Santa Cruz de Tenerife, El Tanque, La Laguna y Gáldar. De la Comunidad Autónoma Vasca un funcionario de la Policía Local de Bilbao (Udaltzaingoa) fue invitado a participar. Desde las Islas Baleares también fue comisionado un policía de la plantilla de la PL de Palma de Mallorca. Y desde Andalucía un agente local de La Línea de la Concepción (Cádiz): un servidor, el autor de esta crónica. También estuvo presente un suboficial de Infantería, un subteniente de las Fuerzas Armadas destinado en las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra (FAMET) de Colmenar Viejo (Madrid).

Significar que todos los asistentes al curso ya eran instructores o monitores de tiro en sus respectivas plantillas o unidades. Todos habían superado numerosos niveles formativos en esta misma escuela, antes de poder acceder al presente curso. Uno de los alumnos ha sido el campeonísimo tirador de IPSC (modalidad deportiva de recorrido de tiro) Eduardo de Cobos Abreu, miembro de la PL de Sta. Cruz de Tenerife (Canarias). Eduardo, ahí es nada, ha sido en dos ocasiones campeón del mundo de Tiro Policial. También se me antoja necesario reseñar que algunos de los policías asistentes han sobrevivido a encuentros armados graves a lo largo de sus carreras profesionales.

La academia y su programa de tiro

La Academia posee un altísimo nivel docente y de programación formativa en todas las materias y asignaturas, muy especialmente en Tiro y Armamento. El centro está dirigido y gestionado por Agustín Carretero, siendo el director de estudios Alberto Albacete, quien se auxilia, para estas materias operativas, por el coordinador del Área Operativa Policial, Ángel Giménez.

Javier Pecci es el profesional al que el cuadro directivo ha confiado, con enorme acierto, la creación de los programas de instrucción de tiro y armamento. Pecci es, para muchos, la máxima autoridad táctica de España. Además de presidir la Asociación Española de Instructores de Tiro Policial (AEITP), Javier ha publicado un libro que para muchos es la ‘Biblia’ del tiro policial-defensivo en lengua castellana. A todo esto hay que sumar su experiencia real en unidades antiterroristas y sus muchos años de formador en esos mismos equipos. Pero ante todo hay que reseñar que Pecci es un inagotable investigador de todo aquello que rodea el mundillo del tiro policial y defensivo.

Javier Pecci es profesor y director de todos los cursos de monitores de tiro que se imparten, y por ello, también, del primer curso de instructores del que ahora están leyendo una crónica. Él, auxiliado por otros docentes, todos ellos de su misma talla profesional, imparte los cursos referidos cuyos temarios han sido creados por él mismo y su más íntimo colaborador. Es de justicia dejar constancia del nombre del resto del cuadro de profesores de evento: Joaquín Hernández, Javier Salvat, Samuel Ríos y Sergio Ruiz. El primero de los reseñados, es, desde hace años, el más cercano, íntimo y estrecho colaborador de Pecci.

El Programa de Especialización de Tiro y Armamento es tan completo en esta academia que para alcanzar la aceptación en el Curso de Instructor, de cincuenta horas lectivas (50 horas), antes se ha debido superar con aprovechamiento los siguientes cursos: Actualización en Técnicas de Tiro (40 horas); Tiro Táctico Policial (40 horas) y Monitor de Tiro Policial (60 horas). Ni que decir tiene que cada evento debe superarse tras la realización del pertinente examen teórico y práctico. Sepan que en todas las convocatorias, de todos los cursos epigrafiados, existe cierto nivel de alumnos declarados no aptos.

Para que se hagan una idea: un alumno del Curso Básico de Ingreso, o sea un futuro policía, efectúa en el periodo académico una media de seiscientos (600) disparos de fuego real con pistola. Sí, han leído bien, seiscientos. Si esto se compara con la cantidad efectuada en otros centros de formación, tanto autonómicos, estatales como locales de otras zonas del país, la diferencia llega a ser vergonzosa. Ahí queda. Durante el Curso de Actualización se alcanza el mismo consumo de cartuchos por tirador. En los cursos de especialización, háganse una idea…


Disparar, disparar y disparar no es el todo, aunque suma mucho, eso es algo que sabe perfectamente el director de estos cursos. Por ello ha diseñado un amplio y completo plan de entrenamiento en el que se abandonan, con acertadísimo criterio, conceptos arcaicos. Pecci postula un entrenamiento basado en datos obtenidos empíricamente del estudio y análisis de los enfrentamientos armados reales. Como se acaba de decir, disparar mucho no es el todo, por ello la materia a estudiar es importante también en esta rama profesional. Balística, fisiología humana ante el estrés de combate, cartuchería, mecánica de armas y otras tantas parcelas, son didácticamente enseñadas a los alumnos de los diferentes niveles formativos.

Si hay un curso en el que no es necesario hacer un excesivo número de disparos, estamos en él. Dicho lo anterior, debo decir que también han sido muchos cientos de cartuchos los consumidos por cada tirador-alumno. Ante todo se ha tratado de enseñar métodos y técnicas docentes eficaces. Se ha aprendido a formar y no a tirar, toda vez que todos éramos ya profesores con años de experiencia en el tiro (unos más que otros, naturalmente).

El curso: armas protagonistas

En este curso, como en tantos otros donde se reúnen policías de diversa procedencia, cuerpos y unidades, se ha podido ver una verdadera panoplia de armas. Las principales protagonistas han sido las austriacas Glock, principalmente del modelo 17, y las germanas HK-USP-Compact. Walther P-99 y Sig Sauer 228 han sido vistas también, las segundas en menor medida. Incluso algunas Beretta 92, HK-USP Estándar y HK P-30 se han dejado ver también.

En los operativos policiales cada día son más empleadas las armas largas, por ello en este curso no podían faltar. En la propia Comunidad de Madrid son muchas las localidades que cuentan con plantillas de PL que han sido dotadas con este armamento. La escopeta es el arma larga policial que más se impone, si bien diversas carabinas ‘nacidas’ de subfusiles ofrecen eficaces soluciones para la inmensa mayoría de supuestos policiales donde el empleo del arma larga se hace necesario.


Se han llevado a término ejercicios de tiro con armas largas, así como las manipulaciones necesarias para familiarizarse con el manejo y funcionamiento de ellas. Así pues, varios modelos de escopetas fueron usadas en la galería de tiro. Se ha hecho mucho hincapié respecto al manejo y manipulación de las armas largas, no solo desde el punto de vista táctico-policial sino desde la perspectiva del arma incautada como prueba delictiva. Un arma decomisada durante el servicio debe ser trasladada a dependencias policiales, pero en ese iter podría producirse un accidente (descarga no deseada) por una inadecuada manipulación. Por desgracia, cada día se incautan más armas en registros, controles, robos y demás supuestos policiales.

Merece la pena referir las pruebas que con cartuchos de postas se han efectuado, a diversas distancias, para desmitificar la dispersión de los proyectiles que contienen los cartuchos de escopeta. Tras realizar los tests se evidenció que un cartucho de 9 postas (calibre 12), el más comúnmente utilizado, no se abre tanto como para impactar a dos personas a la par desde 20 metros de distancia. Eso no es más que una vieja leyenda urbana y una realidad del cine y de la televisión. Con carabinas tipo MP-5 y Ar-15, ambas en calibre 9 mm Parabellum, también se ejecutaron ejercicios de tiro y manipulaciones básicas y avanzadas.

No fueron estas las únicas pruebas balísticas del curso. Una jornada entera fue dedicada a realizar comprobaciones balísticas sobre gelatina, materiales de construcción y contra vehículos. Pruebas de esta índole no se llevan a cabo, ni por asomo, en otros cursos de instructores de este país. Con estos tests, todos los asistentes pudieron hacerse una gráfica idea de las cualidades que tienen determinados calibres y tipos de proyectiles. Se puede afirmar que aquello que se estudió de modo teórico se ha constatado ahora en el terreno práctico. Además de usar distintos tipos de proyectiles del calibre 9 mm Parabellum (9 mm Luger, 9x19 mm), se utilizó también el mítico y controvertido 5,7x28 mm FN. Estas pruebas fueron filmadas, previa autorización, por profesionales del canal televisivo Tele Madrid, en cuya cadena, días después, se emitió un documental sobre el curso y su alcance.

Neoconcepto: letalidad reducida

Un elemento cada día más presente en el equipo policial, que no podía pasar por alto un curso de esta calidad, es el arma de letalidad reducida, por ello se han hecho prácticas con diversos materiales de este género y perfil.


El director del curso, auxiliado por varios profesores de apoyo, dio una magistral clase sobre este tipo de elementos. Expusieron, ante todos los cursillistas, las virtudes de diferentes tipos de armas de letalidad reducida. Tras explicar las características técnicas y mecánicas de cada uno de ellos, y exponer los supuestos policiales en los que el empleo de este material estaría legal y proporcionadamente utilizado, se pasó al uso, manipulación y prueba de los mismos.

Una de las armas usadas fue el lanzador FN-303. Este lanzador es una especie de carabina que funciona con una botella de aire comprimido que impulsa proyectiles del calibre 12, de un peso aproximado de 8 gramos. Puede lanzar proyectiles de impacto, de gas o de pintura marcadora. Muchos creen que esta arma es como el lanzador  PepperBall, de parecidas prestaciones, pero personalmente y tras probar ambos sistemas estoy seguro de que el FN gana la partida con creces.

El FN-303 dispone de cargadores de tambor con 15 proyectiles de capacidad. El cambio de cargador es rápido y seguro. Se fabrica un chaleco especial porta equipo, en el cual el usuario podría llevar, a mano, los cargadores de repuesto y las botellas recargadas de aire comprimido. Se hicieron numerosas pruebas de tiro con proyectiles de impacto sobre un maniquí. La cata se realizó a 20 metros de distancia y la precisión fue altísima, como si de un arma larga de fuego se tratara.


Muy llamativo y eficaz se mostró el lanzador Brugger & Thomet de 40 mm (BT-GL-40), el cual lanza un proyectil antidisturbios construido con foan. El foan es un material esponjoso similar a la goma espuma. El proyectil, de gran densidad, tiene un aspecto parecido al de una pelota de golf. Por su llamativo color amarillo, este cartucho-proyectil es imposible de ser confundido por el usuario y por ello no será fácil que se cargue, por error, un proyectil destinado a otro fin. El foan se monta sobre una vaina para su propulsión, haciendo de fulminante un cartucho de salvas de 9 mm idéntico al que emplean los revólveres detonadores (de fogueo).

El lanzador, para otorgar al proyectil estabilidad y precisión durante el vuelo, posee 12 estrías en el interior del tubo-cañón. El peso del arma no llega a los 2 kilogramos, siendo de 4,5 kilos la presión del disparador. El lanzador es de color amarillo, consiguiéndose con ello identificarlo como una herramienta de letalidad reducida y no con una de fuego real. Su culata plegable brinda gran capacidad de transporte y ocultación bajo la ropa, vehículos y bolsos.


Otro equipo testado ‘en carne’ es el Taser, tanto el modelo X26 como el M26. Tras las explicaciones ofrecidas por los profesores, se solicitó, entre los asistentes al curso, voluntarios para probar la descarga de un Taser. Tres fueron los voluntarios, entre ellos quien firma esta crónica. Debo decir algo que no me duele en prenda: yo era incrédulo sobre la eficacia de este tipo de artilugios, pero hoy creo firmemente en la capacidad paralizante de toda acción física de quien recibe la descarga. Creo que jamás volveré a someterme a semejante prueba. Créanme, cuando oigan que el Taser no funcionó en tal o cual caso, pregunten si el tirador acertó en el cuerpo del objetivo. Evidentemente, si los dos filamentos que el Taser proyecta no alcanzan a la vez al sujeto agresor (objetivo), NO funcionará. Pero como enganchen los dos arpones, cae hasta el más grande. El Taser genera en vacío 50.000 voltios, pero en contacto con una persona baja a 400 con una corriente de 0,0021 amperios. Estas cifras no son letales, per se. Es algo que varios estudios médicos certifican. Durante esta sesión de entrenamiento supimos que en breve se va a comercializar un cartucho de escopeta que proyecta un mini mecanismo Taser, que una vez impacte en una persona descargará, de modo automático, corriente durante 20 segundos.


El JPX también fue probado, al igual que su hermano pequeño el Ángel Guardián (versión civil). Hablamos de un sistema lanzador de gas OC, que según quienes lo han probado en su pellejo es muy eficaz, llegando a producir la paralización momentánea de quien lo sufre. Según parece, la sensación que se percibe al ser alcanzado, incluso levemente, “es como si te hubieran arrojado agua hirviendo a la cara, perdurando la sensación por espacio de más de media hora”, dijo uno un conejillos de indias presente en el curso.

Posee un alcance de aproximadamente 7 metros, hecho constatado durante la jornada dedicada a este producto. El OC, sustancia empleada por el JPX, se extrae del pimiento de cayena, por ello, al ser natural, no provoca efectos secundarios. El lanzador es muy ligero y tiene aspecto de arma corta de fuego. Destaca su elevada velocidad de salida, sorprendiendo el chorro de OC a quien lo recibe.

Previa autorización, representantes de la revista Tactical filmaron y prepararon un artículo sobre el curso coincidiendo la visita con el día dedicado a las armas largas y de letalidad reducida. No solamente la prensa escrita estuvo invitada al evento: también un redactor y un camarógrafo de Antena 3 estuvieron presentes, durante horas, en las galerías de tiro de la Academia. Estos profesionales de la información televisiva fueron testigos del programa de tiro en condiciones de baja luminosidad. Días después, en los telediarios de la cadena, emitieron el documental sobre ello.

Durante una jornada completa, tres mandos de cuerpos distintos expusieron, con lujo de detalles, los respectivos programas de formación de tiro y armamento que se imparten en sus academias. Desde la Academia General de Policía, ubicada en Ávila, se desplazó el inspector jefe del Cuerpo Nacional de Policía Francisco Herrero. Desde El Escorial, concretamente desde la Academia de Oficiales de la Guardia Civil (promoción interna), el teniente Rosillo fue el encargado de exponer el sistema de su organización. Finalmente, el jefe de la PL de Alcobendas (Madrid) expuso el plan de entrenamiento de tiro de su plantilla. Los tres ponentes abrieron un turno de ruegos y preguntas y si bien es cierto que todos tuvieron que responder a las cuestiones expuestas por los cursillistas, fue el teniente Rosillo quien más dudas tuvo que saciar y despejar.

El último cartucho: el examen…
Todo tiene un fin y aquí llegó en forma de examen. ¡Nervio y ansia! La última jornada del curso se dedicó íntegramente a la realización de tres evaluaciones. Todos los alumnos hicieron (hicimos) el ejercicio escrito en el mismo aula. La prueba consistía en un examen de quince preguntas relativas al amplio temario estudiado: diez eran tipo test y cinco a desarrollar por escrito durante una hora.

La siguiente prueba fue la de tiro de precisión. Por el orden establecido alfabéticamente desde el primer día, las cuatro líneas de tiro creadas fueron entrando de una en una en las dos galerías cubiertas e insonorizadas utilizadas durante el curso. No obstante, el centro posee dos galerías más. Finalmente llegó la prueba reina, el examen de tiro defensivo. ¡Tensión! Esta parte estaba muy bien diseñada y contaba con más de diez ejercicios que, a su vez, estaban compuestos de varias series de disparos. Si alguien está pensado en recorridos de tiro, se equivoca. Ese tipo de entrenamiento no se lleva a cabo en la Academia de Policía de la Comunidad de Madrid.

Si el director del curso pretendía provocar grandes dosis de estrés en los tiradores, lo consiguió. No recuerdo haber visto a ningún tirador que no estuviera altamente motivado y extremadamente estresado. Incluso los mejores de las cuatro líneas de tiro estaban oliendo su propia adrenalina. No era para menos, algunos de los ejercicios presentaban gran dificultad, pues los tiempos de exposición de las siluetas eran, en muchos casos, muy cortos y además estaba en juego el apto. Tres ejercicios se realizaron en total oscuridad. Lógicamente en estas series los tiradores empleaban, cuando tocaba, la linterna. Todos los disparos se realizaron a distintas distancias de enfrentamiento y con diferentes tiempos de exposición de los blancos (objetivos múltiples en ocasiones). Los tiempos de reacción iban en función a la distancia de la supuesta agresión armada.

Sin más, y tras finalizar todas las pruebas, se clausuró el curso. El director y principal profesor del mismo, Javier Pecci, se dirigió a los asistentes para agradecerles el tiempo e interés invertido. Antes de que todo el mundo abandonara las instalaciones, el resto del cuadro docente y el coordinador del Área Operativa de la Academia hicieron lo propio agradeciendo a los alumnos su asistencia y entrega. Este cronista aprovecha la ocasión para agradecer a la Academia, y a su cuadro de profesores, la ocasión que le han brindado de estar entre los grandes.

Nota: Algunas de las imágenes que ilustran este artículo han sido cedidas por la revista Tactical, motivo por el que este autor le está muy agradecido a Javier Galán.

PUBLICADO EN EL PERIÓDICO ARMAS.ES DEL MES DE DICIEMBRE DE 2009

Comentarios

  1. Fantástico artículo compañero, transmites perfectamente los aspectos fundamentales que se transmitieron en el curso así como las maravillosas sensaciones vividas tanto de conocimientos compartidos como de compañerismo. Animo y sigue en esta línea.

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  2. Hola Scorpion, menuda sorpresa, deduzco que fuiste uno de los agentes asistentes al Curso. Gracias por leerme y por tu comentario. Te ruego contactes conmigo por email, no se quien eres de los muchos que allí coincidimos. Por si no tienes mi email, o no sabes localizarlo en el blog, aquí va: ervirojo_2@hotmail.com

    Por cierto, este artículo puedes tenerlo en versión papel, pues ha salido, íntegramente, a tres páginas, en el periódico Armas.es. seguro que cerca de tu zona de trabajo encontrarás, en alguna tienda especializada, ejemplares gratuitos de ese periódico. Cuando me digas, en email, quien eres, te diré donde podrás localizar un ejemplar.

    Veritas Vincit

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  3. Y ahora todos podemos verlo puesto en la practica en las calles de nuestra capital. Enhorabuena, habéis adiestrado una verdadera panda de matones.

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  4. Hola anónimo del "20 de julio": no acabo de entender tu comentario. Te ruego que te expreses con mayor claridad, tanto si escupes como si acaricias. No te pido que des tu nombre.

    ERNESTO Pérez Vera

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  5. El anonimo de 20 de Julio es el tipico que tira la piedra y esconde la mano.
    Que bonito es quejarse de nuestras FCSE y llamarles "matones" pero bien que les dais las gracias cuando os salvan arriesgando sus vidas.

    Victor M. Molina.

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