UN POQUITO DE POR FAVOR, ¡LECHES!
Por, Ernesto Pérez Vera
Si no es
por nada. Si yo no digo que no. Si poder, se puede. Pero pienso yo, porque a
veces lo hago (pensar), que si estás reduciendo a una persona siempre será
mejor tener ambas manos libres, que no una sola. Vamos, que yo creo que diez dedos empujan,
apartan, agarran y sujetan mejor a alguien que solamente cinco dedos.
Y no lo digo por decir algo nuevo, sino porque uno ha detenido a cientos de seres
de nuestra especie, muchos de ellos de modo violento ejerciendo la potestad
coercitiva que otorga el Derecho.
Esto viene porque
ayer, en una red social, fui requerido por alguien que se identificó como agente
de seguridad. No matizó en qué campo de la seguridad ejercía su oficio, ni
tampoco si se desempeñaba en el sector público, o en el privado. No hubo tiempo
para realizar más indagaciones. La cuestión es que él, porque era varón, me
espetó algo así como que le extrañaba que yo viese acertado mantener la pistola
en su funda en el momento de detener a alguien, concretando que se estaba
refiriendo al instante justo del engrilletamiento, o de la reducción física del
encartado. Dijo que había extraído tal conclusión tras comprobar que yo había
comentado positivamente un artículo firmado por otro autor, un texto que
aconsejaba realizar transiciones negativas de fuerza. Nuevamente, pero ahora también
ante él, admití que efectivamente esa era mi posición al respecto, aunque la
firma del texto referido fuese de un tercero.
No profundicé en la posibilidad de que frente a las circunstancias
descritas se pudieran producir descargas involuntarias, ya saben: “Yo no quería,
señoría. El arma se disparó sola”. No le hablé del reflejo
interlímbico, ni de las respuestas bilaterales simultáneas de las extremidades
superiores, las cuales se presentaban como ejemplo claro e ideal para el caso
que nos estaba haciendo consumir tiempo de piscina,
con el calor que está cayendo (40ºC en mi casa). Tampoco le expuse que muchos
policías se entregan, torpemente, a la tarea de arrestar con una sola mano, por
tener la otra ocupada por el radiotransmisor, porque les molesta usar un
“pinganillo”, una “perilla”, o directamente un PTT, que es como se llama,
cableado y asido a una hombrera, al cuello, a la solapa, o a un bolsillo.
El
muchacho, y defino así a mi interlocutor porque era muy joven, me espetó que
conocía técnicas que permitían reducir a sujetos violentos utilizando
exclusivamente una mano, mientras la otra empuñaba un arma de fuego. Le rogué
que razonara su razón. Me dijo que lo haría ampliamente en un texto que estaba
preparando para dármelo a conocer durante los días venideros. En estas
estábamos cuando le hice las siguientes preguntas: ¿A qué cuerpo de seguridad perteneces? ¿Cómo y cuánto entrenas
anualmente? ¿Qué arma usas? Y, ¿qué condición de porte empleas en tu pistola
durante las jornadas de servicio? Por respuesta recibí el silencio. No se dignó a
contestar ni una sola de mis interrogantes, pero sumó: “si quieres saber qué
técnicas uso, investígame en Google, ahí está todo”. No sé si estaba
comunicándome con uno de los tontos que aspira a superar el número de
botellines, o es que su envidiada juventud le impedía ser más serio.
En vista de
lo anterior, lo interpelé sobre si realmente contaba con experiencia
deteniendo. Pese a que se resistía a revelar datos relativos a su dedicación
profesional, porque como él mismo expresó “no acostumbro a contar esas cosas en
esta red social”, terminó confesando que es agente privado en un centro de menores.
Añadió, tal vez ya con algo de timidez, que algunas veces había reducido a
algunos chavales. Así las cosas, ni manejaba armas, ni detenía
delincuentes, ni sabía de qué carajo estaba hablando el autor del texto con el
que se mostraba tan disconforme. Pero así y todo, osó contradecir al firmante
de aquellos párrafos, un policía con casi veinte años de servicio, que además
es instructor de tiro policial, que para colmo es licenciado en Psicología y
que para mayor remate también cuenta en su haber con la licenciatura de
Criminología, amén de ser un apasionado de esta temática. Vino a decir que él,
que no es capaz de comprenderse a sí mismo, sabe operar quirúrgicamente un
cerebro humano en la mesa de un chiringuito, porque tiene un bote de agua oxigenada,
dos tiritas y porque ha visto seis veces la genial película “Tres de la Cruz Roja” (1961),
protagonizada por los siniguales Manolo Gómez Bur, José Luis López Vázquez y
Tony Leblanc. ¡A madurar, con viento fresco, joder!
Por favor,
seamos todos un pelín más serios. Incluso yo mismo prometo no seguir contando chistes
malos. Pero
sobre todo, por favor, respetemos a quienes saben hacer multiplicaciones, divisiones
y raíces cuadradas, cuando otros solamente sabemos sumar y restar, siempre que naturalmente
sea sin decimales. Y mucho ojo, que estas mismas boberías, además de
otras sandeces, se las he oído decir a no pocos policías. Tratemos de no
confundir años acumulados en el fondo de la taquilla, con la experiencia
profesional. Según me cuentan, porque yo en esto no gasto, hay putas con muchos
trienios reconocidos en nómina que no saben hacer una paja.
Con esta serie de artículos desestresantes vas camino de convertirte en el Perez-Reverte del circulo táctico-policial patrio!!
ResponderEliminarSigue así y animo!
Por Dios, qué forma de subirme la autoestima, amigo anónimo. Espero que don Arturo no llegue a saber nunca de esta alegre comparación, jajaja. En cualquier caso, gracias. Seguro que me estimas en exceso.
EliminarUn saludo.
Ernesto.
No si entre el judo verbal las reducciones a una mano y sino con la mirada aplicando una técnica oriental los que reducimos a la vieja usanza estamos jurásicos perdidos. Si hombre después de encañonar coercitivamente y tener al tío boca abajo lo natural es guardar el arma a mi se me hacen los dedos manos si tengo que engrilletar con una mano si el tío no quiere colaborar, es decir todo lo contrario que ocurre en esos cursos y practicas en las que el rival se engrilleta solo y con un dedo lo volteas. Señor bendito, que paciencia. Solo he encontrado una manera de reducir a un tío con el arma en la mano, cuando haciendo caso omiso a las conminaciones se ha abalanzado hacia mi, poner seguro corriendo y convertir mi arma de fuego en algo tan sencillo y prehistórico como un martillo. Un saludo. Jose Moreno
ResponderEliminarMoreno, eso que comentas, lo de golpear con la pistola, algo que por cierto nunca tuve que hacer, ya lo puso en práctica, y casi de moda, el famoso sheriff del salvaje oeste Wyatt Earp.
EliminarUn saludo.
Ernesto.
Tienes mas razon que un Santo. Sacar el arma yuyu y guardarla budu,,en fin atro caballo mas de batalla,,,,,si acaso un inciso,,amable con el equivocado lo puedes ganar para la causa , mejor que cruel para no sumar enemigos. Un saludo feiz verano.
ResponderEliminarEscarceneitor, alguien así no es bueno tenerlo en ninguns fila próxima.
EliminarSaludos.
Ernesto.
tambien es verdad,,
EliminarDemasiado arroz para tan poco pollo. ...Le has dejado patitieso al moñas ese, su problema es si cree poder actuar cual tipo duro de Hollywood. Y no creo que temerarios asi influyan en profesionales con un mínimo de sentido comun y responsabilidad.
ResponderEliminarLo dicho, le has dado fuerte en el primer asalto, no hagas sangre que es poco "cool".
Un abrazo.
Hendrix, creo que todo obedece al incontrolado ímpetu de un organismo impuber dentro de un pellejo de adolescente con carga + P. Seguro que dentro de 10 años esta persona no querrá recordar estas bobadas por él manifestadas.
EliminarUn abrazo.
Ernesto.
Madre mía, como he disfruta leyendo esta entrada, se me ha quedado corta, corta, corta. Desde el anonimato y la distancia que ofrece Internet, a uno se le pueden ir los dedos y la mente, y decir cosas que de estar de cuerpo presente junto a uno de los que nos las hemos visto de todos los colores es gratuito. Si a ese "chaval" lo tuviera delante y me soltara tales lindezas, creo que actuaría como el resto de los comentaristas: "Alé COLEGA, yo soy el "malote", engrillétame con una sola mano, pero te advierto que no me voy a dejar, como lo haría el choro en la calle" ¿A que sí?
ResponderEliminarComo se suele decir, el movimiento se demuestra andando, así que hay que tener cuidado de lo que se diga, porque otro te puede pedir que lo demuestres y entonces vendrán los "Madre mía".
--
"Ante ferit quam flamma micet"
Gracias por tu comentario, Josma.
EliminarEse chaval no sabe que no sabe, pero alguien le ha dado un curso de 15 minutos y un diploma que, junto a las palabritas susurradas en el oído bueno, le han hecho hinchar su neurona. Él no tiene la culpa. La culpa recae en quienes sabiendo menos que él, pero teniendo más cara y menos vergüenza, le han hecho pensar que "to er mundo vale pa torea", aunque no se sepa diferenciar un toro de una palmera de chocolate, de esas tan ricas que hacen los confiteros.
Un abrazo.
Ernesto.
Pero cuanto listo y bocazas suelto, por dios.
ResponderEliminarMuy buen artículo Ernesto, a este tipo de presuntos analfabetos kamikazes que van dando clases de moralidad gratuitas, hay que frenarlos, porque al final se terminan creyendo su propio guiñol.
Un saludo.Ifwin.
Gracias, Ifwin. Un saludo.
ResponderEliminarErnesto.
Llevo un tiempo buscando esta sentencia, relacionada con este tema y al fin la he encontrado. Se trata de un caso, a mi entender, relacionado con el efecto interlímbico, quizás faltan algunos datos pero por el contexto de cómo se va desarrollando la intervención todos los que hemos realizado controles y arrestos sabemos cual es la secuencia procedimental teórica y cual es la que bajo estrés desarrollamos realmente. Al final lo de siempre, la falta de entrenamiento que tenemos en la transición del uso de la fuerza policial, de medios menos letales a más letales de manera ascendente y viceversa de manera descendente ocasionan sucesos tan trágicos como el que a continuación podréis leer en una Sentencia del TS del 2007.
ResponderEliminarhttp://www.filehosting.org/file/details/499603/Sentencia%20TS%20Ertzaintza%20-Homicidionegligenciaprofesional.pdf
Hola, Ignacio. Gracias por tu comentario.
EliminarEl enlace que has dejado no puede pincharse, ¿puedes mandármelo por otra vía?
Saludos.
Ernesto.