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Mostrando entradas de marzo 13, 2014

La vida de La Línea: como la vida misma

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Por, Ernesto Pérez Vera Cuando quien tiene que dirigir una seria obra de teatro no sabe y/o no quiere, “shungo”. Cuando quien tiene que tomar decisiones, repartir el guión y organizar el escenario está perdido,  más “shungo” todavía. Si encima se pretende que los artistas actúen sin cobrar, el lío es gordo. Cuando esto ocurre pasa lo que pasa, que se mezclan los personajes y el argumento del Tenorio ( Don Juan Tenorio , de José Zorrilla) se transforma en el mayor espectáculo del mundo. Pese a tan descarado engaño, la falta de vergüenza torera hace que quien debiera dimitir salte a la palestra y haga como si supiera dirigir el cotarro, aun cuando desconozca hasta su más elemental dinámica. Así es como conmuta su misión y termina viendo a don Juan Tenorio como un payaso más de su circo. Lo duro, triste, vergonzoso e incluso delictivo es que hay quien aplaude, pensando que está ante una magistral representación artística. Algunos hasta ovacionan. El “gato por liebre” y “que te la