No es lo mismo: desgraciados afortunados y afortunados desgraciados
Por, Ernesto Pérez Vera Con saliva y tecla, mil veces me he pronunciado sobre este asunto, pero bueno, una vez más no viene mal. Si otros siguen en sus trece, yo también seguiré en los míos. Como decía Joe Rígoli, yo sigo. Los que tanto criticáis y zancadilleáis a vuestros compañeros de trabajo, más bien eventuales coincidentes laborales, seguís con vuestras cantinelas baratas de café de inicio de turno. Siendo este café, demasiadas veces, de inicio de servicio, de durante y de fin del mismo. Para vosotros el trabajo supone, únicamente, colocaros con cafeína. ¡Ya está bien, señores!, dejad de maquinar para torpedear a todos los que hacen lo que por ley deben hacer y, sobre todo, aquello que casualmente coincide con las labores que ustedes mismos despreocupáis e ignoráis . Mírenlo desde otro punto de vista, por favor: ustedes son unos desgraciados afortunados . Sí, eso he dicho, pero no se me ofendan. Verán como coinciden conmigo, cuando les razone mi postura. Lleváis años