La doble moral en el “juego” de la droga
Después de tantos kilómetros recorridos por las calles de la realidad, no sé como todavía me sorprenden determinados pensamientos y acciones de mis semejantes. Que gente de mal vivir y hábitos insalubres —también ilícitos— me diga que le gustan los porros y la cocaína, y que cada cual es libre de hacer lo que le venga en gana, es normal. Oigo eso, y cosas peores, todos los días del año. Lo que ya no es tan normal, aunque también los veo y están detectados e identificados, es que profesionales cualificados, doctorados y colegiados me digan lo mismo, aunque con la “boca chica”. Quizá sí sea normal, porque por desgracia es algo cada vez más extendido. Estos, a mí, me repugnan más que los otros. Odio y repudio más al que se esconde tras su buen aspecto físico, marcas de vestir o títulos profesionales, que al que a cara descubierta va desprendiendo mal olor y espeluznante imagen. Recientemente, y por segunda vez en pocos días, entro en la dinámica de la conversación del NO A LA DROGA. ...