DE BAYONETAS Y PLUMAS; DE PÓLVORA Y TINTA
Por, Ernesto Pérez Vera Comerse una palangana de palomitas de maíz viendo como el camaleónico coronel John Anibal Smith coordina al Equipo A, es un magnífico pasatiempo. Contemplar al enamoradizo capitán Ross Poldark cabalgar por los acantilados, también tiene su puntito (buenas imágenes bucólicas). Y de la mata de pelo del teniente Orry Main , qué, anda que no liga nada el menda, cojo y todo. Bueno, y qué decir de la puntería del sargento Alvin York : él solito captura a más de cien soldados alemanes en las trincheras de la belle France. Y por último, por aquello de respetar el orden jerárquico, James Francis Ryan , aquel soldado al que hay que localizar y salvar de las balas nazis. Pues bien, todos estos personajes no son más que fabulosos entretenedores, que no titiriteros, maravillosamente adaptados a estupendísimos guiones cinematográficos. Porque en la guerra de verdad, aquella que se desarrolla y libra fuera de las pantallas, la gente sufre, llora y se desangra hasta m