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Mostrando entradas de agosto 27, 2017

AUTOPSIA DE UNA BALA PERDIDA

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Por Ernesto Pérez Vera A lo largo de mi experiencia en las líneas de tiro he visto mucho de todo, desde personas legas que a la primera pillaban qué y cómo había que hacer las cosas, obteniendo además excelentísimos resultados en el blanco —la suerte del principiante le llaman—; hasta profesionales veteranos de las fuerzas de seguridad que no sabían manejar sus armas, que las manejaban torpemente o que, en el mejor de los casos, a duras penas eran capaces de meter en sus siluetas la mitad de los disparos efectuados con calma y sin estrés. También he visto varios accidentes, claro que sí, pero gracias a Dios muy pocos. Hace cinco años yo mismo sufrí en mi pellejo el efecto de un proyectil rebotado: un blindado del 9mm Parabellum, disparado por mí mismo. Una bala perdida   que al final no fue nada, pues por suerte todo quedó en poca cosa: un buen susto y el gasto de unos cuantos paquetes de pañuelos de papel para secar la sangre que salía de un corte producido en mi cuero cabel