HABLANDO DE ARMAS (Introducción a la Asignatura de Tiro)
Cuál Garcilaso de la
Vega, lo mismo domina magistralmente las palabras y las letras, que las armas.
Combate con el verbo, con la pluma y con la pistola, y lo hace sobresalientemente.
A lo largo de su vida lo ha demostrado infinitas veces. José María de Vicente Toribio es
inspector jefe del Cuerpo Nacional de Policía (CNP). Además de ser docente en
la Escuela General de Policía (Ávila) desde hace casi cuatro lustros, es
novelista, poeta y narrador. Pero José María es, ante todo, un gran ser humano.
Toribio fue galardonado,
en septiembre de 2009, con el premio literario Policía y Cultura 2009, cuyo
galardón fue entregado en Huesca. El premio le llegó por su obra La Mar. Nuestro personaje cuenta con otros
tantos títulos publicados, destacando, entre ellos, Mausoleum
y Noche de Ulaca. La primera de
estas obras está dedicada a su padre ya fallecido, al cual adora y admira. José
María recibió otro homenaje en este mismo blog, el 23 de septiembre de 2009:
El poeta de pluma al bolsillo
y de pistola a la cintura ha redactado, recientemente, un maravilloso y
realista texto sobre el compromiso que todo agente de policía debe tener con
respecto a la formación y al empleo de las armas de fuego reglamentarias. El artículo
merece ser integrado en el programa de formación de la escuela en la que ejerce
como profesor. Pero además debería ser conocido por todos los policías del
país, se formen en las academias que se formen. Por ahora, solamente los alumnos
de las secciones a las que doctamente imparte sus lecciones tienen el
privilegio de ser ilustrados con tales párrafos.
Con el beneplácito de
su autor, hoy haré público el texto antedicho. Yo también soy un privilegiado. Gracias,
Toribio.
Ernesto Pérez Vera
HABLANDO DE ARMAS (Introducción a la Asignatura de Tiro)
Por, José
María de Vicente Toribio
El hecho de ser policía implica, por función, portar
armas de fuego que, potencialmente, son letales. En las convocatorias de
ingreso ya se anuncia como condición indispensable, y en la definición del
Cuerpo Nacional de Policía (CNP) se establece que es “un cuerpo civil armado”.
La judicatura, a través
de innumerables sentencias, identifica al agente policial como perito o experto
en el manejo de las armas de fuego. Tal compromiso y obligación exige de
nosotros una escrupulosa preparación.
Un policía no sólo
tiene que tener asumido el hecho de portar obligatoriamente un arma de fuego,
como complemento indispensable de su uniforme, sino la preparación psicológica
y las habilidades necesarias para su utilización adecuada, en caso de ser
necesario, en cualquier situación o circunstancia. La utilización correcta del
arma de fuego en nuestra actividad policial nos puede salvar la vida, salvar la
de un compañero o la de terceras personas. Y nunca debemos olvidar que un
miembro del CNP —también el resto de agentes del resto de cuerpos— debe actuar
en la represión del delito en cualquier lugar o circunstancia, esté o no de
servicio. En otras palabras, ante el delito, estamos de servicio permanente.
Por el contrario, una
mala utilización de esa herramienta de trabajo que el Estado ha puesto en
nuestras manos, puede abrir a nuestros pies las puertas del infierno. Cualquier
policía tiene que tener asumido que la utilización del arma, desde el momento
de su desenfunde, ha de tener como fundamento “la última razón”, el
último argumento. La exhibición innecesaria del arma fuera de tales límites
debe causar, como mínimo, sonrojo a cualquier profesional que se precie.
Pero una vez
desenfundada, siempre dentro de los límites de la legalidad, el profesional
debe tener adquiridas las suficientes habilidades para no traspasar ese límite,
incurriendo en el delito. Para cumplir todos esos requisitos, el funcionario ha
de estar preparado,
disponible y en forma.
Napoleón decía que “las guerras se ganan con tres cosas: dinero,
dinero y dinero”. Para que un policía esté en condiciones de asumir el reto
de utilizar correctamente el arma de fuego sólo hay un camino: práctica,
práctica y práctica.
Y cuando decimos
práctica no nos referimos al hecho de disparar con fuego real de manera
reiterada. Cada disparo real, cada cartucho, debe de ser para el profesional
como una “reválida” que le confirme en la eficacia de su entrenamiento “en seco” o, por el contrario, que le
ratifique en la necesidad del cambio, a la vista del fracaso de su método.
Ello comporta, nada
más, que el profesional “quiera hacerlo”,
lo que significará claramente que ha asumido la importancia del reto. Y para
ello no precisa ni de instalaciones especiales, ni de entrenadores, ni de
equipo.
Unas pocas horas a la
semana, una habitación adecuada y un espejo de cuerpo entero, tomando
previamente las medidas de seguridad básicas, son suficientes para que, con
paciencia y perseverancia, consigamos obtener la “memoria neuromuscular” necesaria para alcanzar la efectividad en
el manejo del arma (empuñamiento, desenfunde y dirección de miras). Unos pocos
disparos al mes en la galería (Plan
Nacional de Tiro), nos irán confirmando los progresos.
Es lamentable comprobar
cómo cuando examinamos el arma de un supuesto “profesional” la encontremos
falta de mantenimiento, abandonada en su funda, sucia y con el cañón obturado
por la pelusilla que suelta la felpa de la camiseta. ¿Saldría usted seguro a la
calle con un compañero que llevase el arma en tales condiciones? Desde luego,
yo no.
PARÁMETROS DE LA REALIDAD
Los enfrentamientos
armados en la calle son cada día más frecuentes. Esto es un hecho indiscutible
que se debe a los factores sociales de “globalización”,
de nuevo cuño en nuestra sociedad.
Un enfrentamiento
armado “imprevisto” (llegar a un lugar con un “atraco” en marcha, una
identificación de sospechosos que resultan estar armados, etc.), se resuelve,
hoy en día, bajo los siguientes aspectos:
b) Rapidez
(escasos minutos o incluso segundos).
c) Elevado
número de disparos (armas semiautomáticas con cargadores de gran capacidad,
e incluso armas automáticas).
Ante tales situaciones,
un profesional de la seguridad debe de reaccionar de forma programada e
instintiva, y para ello tiene que estar preparado.
El
arma tiene que llevarse siempre en el mismo sitio, siempre de la misma forma.
Un profesional, ante estas situaciones, no puede tener que preguntarse: ¿dónde
llevo hoy el arma?; ¿cómo llevo hoy el arma?; ¿qué tengo que hacer para
disparar? De ser así la tercera pregunta, sin darse cuenta se la estará
haciendo por toda la eternidad.
Para sobrevivir al
enfrentamiento son imprescindibles las siguientes normas:
1º.-
Refugio. Ante un enfrentamiento
armado, el policía tiene que tener “conciencia
de parapeto”. Para ello debe discernir entre dos clases de parapetos:
a)
Que cubran de vistas y fuegos. Son
los ideales.
b)
Que cubran de vistas, pero no de fuegos.
Para ello el agente tiene que tener conocimiento de la protección que le ofrecen
vehículos, mobiliario urbano, farolas, etc.
2º.- Movilidad.
Ante una agresión armada, el agente no puede quedarse estático, ni para
apuntar. Debe moverse rápidamente hacia un parapeto mientras realiza fuego de
cobertura sobre el agresor. Una vez parapetado retirará el cargador del arma,
aunque no esté agotado (cambio táctico), por el de repuesto, sin despreciar
nunca los cartuchos que queden en el primero.
3º.- Respuesta.
Una vez a cubierto, debe responder al fuego bajo estas tres premisas:
a)
Velocidad. Debe de ser rápido en la
respuesta al fuego.
b)
Precisión. Una vez parapetado no puede desperdiciar
ni un cartucho.
c) Potencia de fuego. Se la da el calibre del
arma.
Ya,
para terminar, hablemos de la cavitación.
La
balística se estudia en tres aspectos: interna, externa y de efectos.
Si
ante la programación de un servicio existe el riesgo de enfrentamiento armado,
hay que estar biológicamente preparado. Si hay tiempo suficiente, manténgase en
ayuno (como los toreros antes de una corrida). De lo contrario, procure evacuar
antes de entrar en servicio. La cavitación de un proyectil en una vejiga llena
o vacía puede ser la diferencia entre la supervivencia o la muerte. Lo mismo
ocurre con el intestino.
Ni
que decir tiene que para lograr éxito en la empresa antes enunciada, el policía
debe estar revestido de otra cualidad inherente al oficio: Valor.
Pero
eso es algo que sólo lo otorga Dios. El resto se adquiere estando mental y
físicamente preparado, y eso sólo se logra con práctica, práctica y práctica.
Ávila,
14 de marzo de 2010.■
Y hoy en día como decía Napoleón para estar entrenado en tiro se necesita dinero, dinero y dinero. Dinero para pagarse los cursos, dinero para pagar a la Federación de Tiro e ir a la galería y dinero para adquirir la munición. Todo ello hace que los trabajadores de la seguridad estemos peror entrenados ya que nuestars instiituciones no hacen por que entrenemos.-
ResponderEliminarGracias por tu comentario Munifex.
ResponderEliminarSaludos.
Veritas Vincit
Gran blog si señor.Como alumno en aula no tengo mucha idea de armas/tiro(todos sabemos lo que es la academia) y con este blog estoy aprendiendo muchisimo.Con esto y el entrenamiento(cuando tenga mi arma a disposicion) espero poder portar mi arma con seguridad.
ResponderEliminarNuevamente, gran blog.
Estimado Snake Eater:
ResponderEliminarTe agradezco el comentario y las visitas que haces a este blog. Espero seguir viéndote aquí, y con esas ganas de mejorar.
Veritas Vincit
Hola Ernesto, buen atículo para no variar, pero te encuentras con frases como "el arma es la última razón", me recuerda a aquella de "no me saques sin razón ni me guardes sin honor" yo diria que el disparo es la última razón. Por desgracia no esta el patio para romanticismos y hay veces que se saca el arma como intinmidación en una detención o en situaciones nada claras para el que esta en la calle ejemplo un tio que te oculta las manos por mas que le dices que te las muestre y nada no las saca de los bolsillos. Creo que todo debe ser valorado en el momento y actuar según la percepción( logica y racional) de cada uno, claro esta esto no implica que al que le pidas el DNI y te diga que por que, le echufes con la pipa en los dientes, entre esto y ser la última razón hay un largo camino.Pongo el enlace a un video donde por desgracia parece que muere un compañero, si lo analizas parece los tipicos niñatos de finde que no obedecen y te fias, a mi juicio en la última detención del vehículo el policía se vaja y encañona a los tios hasta la llegada de refuerzos estaria vivo. Claro antes del desenlace final no parece que la situacón se ajuste a "la última razon" y si el policia encañona y solo son los tontos definde que van bebidos ¿diriamos que es un chalado? Yo no yo diria que en ese momento ha decidido eso y ya esta.pongo el enlacehttp://www.youtube.com/watch?v=R8olEn237h8.Gracias por tu dedicación en bien de los demás.Jose Moreno
ResponderEliminarESTIMADO José Moreno:
ResponderEliminarAgradezco el comentario que dejas y el tiempo invertido en la lectura de este artículo, espero que también hayas leído otros en el blog.
Deja que te aclare unas cosillas. El artículo NO es mío. Yo, me he hecho eco del texto que, con muy buen criterio y mejor estilo redactor, escribió mi amigo José María DE VICENTE TORIBIO. Como habrás visto, José María es poeta, novelistas, narrador, en fin, es literato, un romántico de la pluma y la historia -es historiador también-. Por todo ello, y siendo también Inspector-Jefe del CNP y profesor de Tiro en la Escuela General del Policía, redactó ese documento.
Esa apreciación tuya de: NO LA SAQUES SIN RAZÓN Y NO LA GUARDES SIN HORNOR, es muy, pero que muy acertada. Seguro que José María, el autor, se acordó de la cita cuando usó la frase: LA ÚLTIMA RAZÓN.
Dicho todo lo anterior. Seguro que José Mª coincide contigo -también conmigo- en que el arma hay que sacarla en más ocasiones que no solo aquellas que, por narices, hay que disparar. Todos, en alguna ocasión, hemos tenido que recurrir, razonada y proporcionalmente, a la conminación armada. De todos modos, no todos, por suerte, hemos tenido que disparar siempre.
Por cierto, seguro que otros muchos policías NO han tenido, jamás, que recurrir a su arma, y me alegro. En esos casos, casi siempre es por dos motivos: 1º.- aun estando en primera línea, han tenido la suerte de no toparse con intervenciones que requirieran del empleo del arma o de la conminación armada. Mejor para ellos, han tenido, lo que dije, suerte. Otros, los del 2º supuesto, -aunque existirán más supuestos- han podido estar tan atareados durmiendo -durante el servicio- o tomando copas o café en bares y pubs, que difícilmente han tenido que actuar policialmente ante supuestos delicados. Quizás, si se les presentó el caso…optaron por obviarlo. Esto último quizás fue lo más prudente para todos.
Visionaré esos videos que mandas, ya te comentaré algo por este mismo medio.
Saludos.
Veritas Vincit
Hola Moreno:
ResponderEliminarHe visto el video que propones, ya lo conocía. Creo que hará un año, o así, lo descubrí “bicheando” en Youtube. Ese asesinato me sobrecogió, como otros tantos, sino todos.
Ese agente se confió, como hace modos muchas veces. Tras tanta fuga, idas y vueltas, joder, debió ser más precavido y no dar la espalda a los ocupantes del coche perseguido.
Eso de aproximarse al coche tan pancho y darle posteriormente la espalda es una irresponsabilidad por parte del agente. Yo no digo que se hubiese parapetado tras su coche arma en mano pero que menos que posicionarse tras la puerta del conductor una vez rociado el gas.Podria haber visto el arma y protegido con el culo del coche del delincuente, o intentarlo al menos.
ResponderEliminarDe todas maneras menuda intervencion..una pena si, pero es que no hace una cosa bien.
Gracias por el comentario, SnaKer Eater.
EliminarErnesto
hola te quiero hacer una consulta,, como defenirias cobertura... es para un trabajao que estoy haciendo
ResponderEliminarEstimado Emiliano:
EliminarDesde el punto de vista táctico militar, una cobertura es un accidente geográfico del terreno, punto, lugar, objeto, etc., que protege de las vistas enemigas, pero no del fuego. Por el contrario, un abrigo es lo mismo que lo anterior pero con el añadido de que también resguarda del fuego hostil. Así de básico. Si tienes algo más que preguntar o ampliar, ¡dispara!
Ernesto Pérez Vera
Muy buen material... la verdad es bueno leer articulos de compañeros de otras tierras... porque la realidad que vivimos hoy en dia no es muy diferente... abrazo a la distancia...
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