¿Sí o no al BACK-UP?: un as en la manga para una segunda oportunidad
Por, Ernesto Pérez Vera
En España no existe cultura
policial para ello, pero en otros países, como Estados Unidos de América (EUA),
es muy frecuente ver como los profesionales armados, tanto privados como
públicos, portan una segunda arma de fuego bajo la ropa. En España es lógico y
natural que no se haya extendido tal costumbre. El primer motivo es que, por
ahora —esto está cambiando acelerada y lamentablemente—, no existen tantos enfrentamientos
armados policiales como en EUA. Esto es algo que tenemos que admitir por el
momento. Esperemos que el alarmante aumento de la criminalidad violenta se
frene. De todos modos, el hecho de que todos los días no nos maten a un
compañero no implica que no exista, siempre, la potencial oportunidad para ello
e incluso el intento (delito en grado de tentativa). Los atropellos
deliberados, o sea con dolo, son también, aunque de otro modo, situaciones de
enfrentamiento. Un coche puede ser un arma más potente que una pistola. De
hecho lo es, aunque algunas almas digan que no.
El concepto back-up,
o arma de apoyo o respaldo, no debe confundirse con el hecho de portar un arma
cuando se está franco de servicio. Aunque también en estos casos se pueden llevar
dos armas, o más. ¿Quién no conoce a un compañero que siempre va armado en sus
horas libre de servicio? Todos conocemos alguno, ¿verdad? Es algo normal y también
lícito. Pues bien, muchos de ellos a la par que se protegen con un arma de
fuego portan también una navaja. La navaja, según de qué tipo sea y qué
mentalidad tenga su portador, puede ser una buena herramienta para situaciones
extremas. Ejemplos cinematográficos conocidos: Harry
Sucio, escena en el parque, y La
sombra del reino, combate físico de una chica del FBI con un
terrorista en un lugar cerrado.
Si la idea de portar un arma de fuego
en horas de no servicio es para muchos algo negativo y propio de lunáticos, portar
otra pistola oculta además de la reglamentaria sería de fusilamiento al amanecer.
Quizá no esté extendido en nuestro país el uso de dos armas de fuego a la par,
pero sí que lo está el uso de la reglamentaria de fuego y de una blanca
adquirida a título personal. ¿Quién no suele llevar una navaja cuando está de
servicio? Lo que habría que hacer con algunos es convencerles, mediante
demostración, de que esa navaja puede ser, llegado el caso, algo más que una
simple herramienta para pelar la manzana de la merienda. El arma blanca ha
estado presente en la vida del ser humano, como arma o útil de supervivencia,
desde hace miles de años. Sin embargo, las armas de fuego llevan un rato entre
nosotros, dos minutos en el periodo evolutivo de nuestra especie.
Algunos pensarán que portar una
segunda arma de puño, concepto general de arma corta de fuego que engloba a la
pistola y al revólver, es una fantasmada. La verdad, no dudo de que alguno se la pueda echar encima junto con la
sábana y las cadenas, pero confío en que la mayoría sabrá valorar la ventaja
que proporciona tener una segunda oportunidad cuando todo parece haber caído al
abismo. De todos modos, no hay que caer en la obsesión de ir armado y mirando
para atrás en todas las esquinas.
Son muchos los supuestos que se
pueden plantear en los que tener un arma oculta, sin conocimiento del agresor,
puede suponer un giro a una situación adversa. La mayor parte de los policías con
los que he hablado de este tema me han dicho que, aun no habiéndose planteado
la opción de llevar un back-up, lo ven útil en los casos de desarmes
violentos. No ven otras ocasiones en las que poder recurrir a tal respaldo.
Pero lo cierto es que son muchas las hipótesis que se pueden dar, pero casi
todos los compañeros se centran únicamente en esta: malo
quita pistola al bueno. La
verdad es que esto sucede muy poquísimas veces.
Siempre que hablo de este asunto
recuerdo aquel concepto llegado desde el New York Police Department (NYPD), el cambio de cargador a la neoyorquina. El
famoso instructor de tiro policial Jim Cirillo, que ejerció en el NYPD durante
los años sesenta y setenta del siglo XX, acuñó esta denominación y sistema. Durante
un enfrentamiento ya en marcha y ante la necesidad de recargar el arma
principal o de resolver una traba, Cirillo desechaba tal opción y extraía otra
arma más pequeña que siempre portaba oculta a la vista de terceros. Por cierto,
Cirillo siempre usó como segunda arma un revólver del calibre .38 Especial con
cañón de dos pulgadas o una pistola Walther PPK del 9 mm Corto. A veces incluso
llevaba ambas a la vez. Este afamado instructor falleció en un accidente de
tráfico cuando contaba más de setenta años
de edad, pero había participado en alrededor de quince tiroteos. ¡Ahí es nada! Trabajó la calle en la
convulsa época de los mil y un atracos diarios a bancos, licorerías y farmacias
de Nueva York. Creo que este tipo sabía lo que hacía. Abiertamente me declaro un
admirador, un “ciriliano” ¡Ah!, por cierto, en Nueva York he podido ver a
varios agentes uniformados portando el arma de respaldo a la vista: una pistola
Glock tamaño estándar en la cintura pendiendo del cinto y otra de la misma
marca, o un revólver pequeño, en una funda interior pero al alcance del ojo
ciudadano. Esto se me antoja ideal para el referido cambio de cargador a la
neoyorquina.
El uso del back-up podría ser crucial ante
una interrupción mecánica del arma principal. Incluso una persona entrenada
podría verse ralentizada durante un enfrentamiento real, mientras trata de
devolver su pistola a la situación de fuego. Son varias las posibles trabas que
se pueden estudiar y la mayoría son de rápida y segura resolución cuando se
está adiestrado, pero otras son imposibles de ser resueltas eficazmente durante
el curso de un enfrentamiento. Ante la temida doble
alimentación o frente a un fallo mecánico del arma (avería en el
peor momento), mejor extraer otro arma…
En EUA no son pocos los policías
que han salvado la vida gracias a que llevaban oculta otra arma de puño (otras
veces no tan oculta). Otros hubieran dado cualquier cosa por tenerla. Pero lo
cierto y real es que incluso allí se producen pocos desarmes y cuando se llevan
a término no siempre son letalmente empleadas las armas sustraídas.
Estamos haciendo referencia a la
opción más manida de todas, el arrebato del arma por parte de un hostil, pero
hay otras formas de perder el arma durante la prestación del servicio, ante
situaciones complicadas. Otras veces no se pierde físicamente la herramienta
sino que desaparece su operatividad. He visto bastantes pistolas caer al suelo
desde su funda durante persecuciones a pie, saltos de muros y enfrentamientos
físicos violentos (policías revolcados en el suelo con personas agresivas). En
todos los casos vividos por mí, que son unos cuantos, la pistola siempre pudo
ser recuperada con más o menos rapidez, pero no siempre por parte del agente
extraviador. Algunas veces fuimos otros policías quienes pudimos hacernos con
el arma del compañero. Pero del mismo modo que los buenos conseguimos agacharnos
y recogerla, pudo hacerlo también el contrario. Una segunda oportunidad hubiera
podido ser, en estos casos y llegado el vital momento, llevar un arma de
respaldo.
El back-up, como es lógico, deberá
ir casi siempre oculto a la vista de terceros, pero no por ello en un lugar
inaccesible. El hecho de portar un arma difícilmente detectable no debe ser
óbice para hacer de ella un uso más o menos rápido. El tobillo es la zona en la
que tradicionalmente se han llevado estas armas durante la segunda mitad del
siglo XX, hasta nuestros días. Pero los bolsillos, si las armas eran lo
suficientemente pequeñas, también han sido muy usados. Las sobaqueras también fueron
muy recurrentes como lugar de portación de armas de apoyo. Todos recordamos haber visto en el cine a algún
jugador de cartas, del oeste americano, extrayendo una Derringer o un pequeño revólver
del interior de su chaqueta, ¿a que sí?
El mantenimiento del arma de
respaldo deber ser tan importante o más que el cuidado que se preste a la
principal. Al arma principal, por el mero hecho de serlo, siempre se le
prestará más atención. La otra, por ser la secundaria, muchas veces será
olvidada y poco mimada. Un error, sin duda. Ambas deben estar siempre a punto,
pero si una de las dos puede verse algo más afectada por las pelusas o por el polvo
es, muy probablemente, la segunda. Un arma que está siempre ahí abajo, en el
tobillo, puede verse alcanzada por más partículas de polvo, arena o suciedad en
general que el arma principal. La principal está arriba, o sea más alejada de
la arena y de otras partículas o suciedades. Doy fe de ello.
Además, el arma principal estará
tan a la vista que a poco que le caiga suciedad ésta será detectada y la
subsanación podría hacerse casi en el acto. Los que portan diariamente un arma
en el tobillo, o escondida muy bajo la ropa, lo saben: el arma suele acumular
más restos de polvo y pelusas que las principales. No obstante, las armas
modernas son de tal calidad y fiabilidad que mucha suciedad tienen que tener acumulada
para que dejen de funcionar. Otra cosa. Entre pistolas semiautomáticas y
revólveres, las primeras siempre serán más sensibles a estos factores ambientales
e higiénicos.
Portar un segundo arma puede
venir bien incluso cuando la principal funcione correctamente. Se puede dar una
situación en cual la principal no pueda ser asida para repeler una acción. Es
el caso de quienes trabajan como conductores de seguridad, portando un arma en
un tobillo o en una sobaquera, incluso llevando la principal en la cintura. Hablamos
de los escoltas y conductores de transportes de presos, por ejemplo. En el
asiento de un coche no siempre se podrá acceder eficazmente al arma de la cintura,
menos aún cuando se usa el cinturón de seguridad, por ello, en tales
situaciones, tirar de tobillera se presenta como una respuesta ideal. El acceso
al arma del tobillo es más rápido y natural desde la posición física de un
conductor.
El
arma
Respecto a qué tipo de arma
elegir como respaldo, es sencillo: una que tenga cierta potencia, que sea mecánicamente fiable y que sobre todo tenga un tamaño que permita una buena ocultación. Pero lo del tamaño
puede ser muy discutible. Aunque debe ser pequeña, muchos optan por armas excesivamente
diminutas. Yo soy partidario de armas que, pese a su escueto tamaño, permitan
un agarre mínimamente seguro y eficaz. Pero claro, si estamos hablando de un
arma de respaldo para situaciones extremas que requieren de disparos casi a la
desesperada, casi cualquier cosa será bien recibida y abrazada en tal situación
límite.
El calibre no siempre es
fundamental para provocar la muerte de una persona o la detención de una acción
hostil, eso ya lo hemos visto en otros artículos. La gente muere incluso por
disparos del calibre .22 (o menores). En este sentido, lo importante es la zona
del cuerpo alcanzada por los impactos, pero lo que realmente vale de verdad es el
órgano interno tocado por los proyectiles. Por ello, y para mayor aseguramiento
del asunto, recomiendo usar un calibre que como poco sea el 9 mm Corto (.380
ACP/Auto). En casi cualquier calibre medianamente potente, o muy potente,
podremos encontrar armas de tamaño subcompacto y de bolsillo (ultracompactas).
Eso sí, a mayor calibre menor capacidad del cargador y casi siempre mayor peso
del arma. En calibre 9 mm Parabellum/Luger, .40 S&W, .45 ACP, .38 Especial
o .357 Mágnum se pueden encontrar numerosos modelos de pistolas y revólveres de
tamaños oportunos para ser empleados como back-up.
En otros tiempos, no muy lejanos,
no era posible adquirir armas de 9 Parabellum en tamaño subcompacto, por ello
el nicho comercial se cubría con revólveres de dos pulgadas o con pistolas de 9
Corto, 7,65 mm (.32 ACP) e incluso del 6,35 mm (.25 ACP) y .22 LR. La cosa ha
cambiado, y mucho. Hoy es muy fácil encontrar pistolas pequeñas, con más de siete
cartuchos de capacidad, en calibre 9 Luger y además con pesos y tamaños menores
a los de los sempiternos revólveres de dos pulgadas. En este mismo segmento se
encuentran muchas armas recamaradas incluso para calibres más potentes. Actualmente
es fácil adquirir revólveres fabricados con titanio, lo cual aligera el peso
del arma. Pero hasta hace poco tiempo solamente se portaban pequeños revólveres
de acero forjado (aún hay miles de ellos), que comparados con los modernos modelos
de titanio resultan pesados.
La logística tiene hueco en esta
parcela. Un ejemplo: si como arma principal se porta una pistola Glock de
segmento estándar o compacto, podría ser usada como respaldo otra Glock de
igual calibre pero en segmento subcompacto. En este caso a la pistola más
pequeña le servirían, perfectamente, los cargadores de repuesto del arma
principal. Es lo que tiene Glock, que es muy universal. Con otras armas podría
obtenerse la misma ventaja, es el caso de muchas de la centenaria saga 1911.
Con
la Ley en la mano
Para acabar, vamos a sobrevolar
sobre los aspectos legales del doble porte de armas de fuego. En España no
todos los usuarios de armas de fuego pueden portar un revólver o una pistola back-up.
Los escoltas privados, por ejemplo (también los vigilantes de seguridad), no
tendrán tal opción: la licencia de armas tipo C, que es la que los habilita
para trabajar armados, únicamente les ampara el porte y uso de una pistola
semiautomática propiedad, además, de la empresa de seguridad que mantiene
contratado al individuo (revólver en el caso de los vigilantes). Solo se me
ocurre una posibilidad para estos profesionales, que el escolta en cuestión
tenga, además de la licencia tipo C, las licencias tipo B o F (para seguridad
personal de particulares, la B, y para tiro deportivo, la F). En este supuesto,
y en horas de servicio, el escolta podría portar legalmente su arma privada
amparada en la licencia B y la reglamentaria sustentada en la C. Si llevara un
“fusco” guiado con la F solamente cometería infracción administrativa, nunca
delito.
Conozco situaciones rocambolescas
y anecdóticas: escoltas privados que protegían a políticos titulares de la licencia
tipo B. Así pues, algunos de estos agentes llevaban su arma reglamentaria a la
par que la del protegido. Desde mi punto de vista es una barbaridad jurídica,
pero de tal circunstancia siempre tuvieron conocimiento oficioso las empresas
de seguridad y las delegaciones del Gobierno correspondientes. A algunos
protegidos les gustaba llevar su arma hasta que se cansaban de ella y se la pasaban
a sus protectores.
En horas de servicio los funcionarios
públicos (licencia A) tienen la obligación de emplear el armamento puesto a su
disposición por la Administración, pero sería viable y legal el porte del arma
personal a la par que la reglamentaria. Lo que no sería posible, sin
autorización oficial, es la permuta de un arma por la otra (al menos no la
privada por la de dotación). Esto solamente sería inviable en los casos de
prohibición expresa a nivel de cada cuerpo o institución, mediante los
reglamentos propios y demás disposiciones internas. No quiero dejar de comentar
que conozco a policías españoles que, en décadas ya pretéritas, trabajaron con
la funda de la pistola vacía o con un arma de juguete en su interior, portando
la buena en un bolsillo del anorak. Lo hacían ante el temor del desarme
violento, pero también para tener siempre el arma empuñada en un bolsillo en
aquellos, por fin, lejanos años del azote etarra.■
Otro excelente artículo de Ernesto.
ResponderEliminarMe ha gustado especialmente lo referente a cuántos agentes hubieran dado todo por portar una segunda arma de respaldo.
Saludos.
Muchas gracias Sacros.
ResponderEliminarHola Ernesto, soy Mario de VIDEOS DE INTERES POLICIAL. Enhorabuena por tu articulo, tan interesante como siempre. Aqui te dejo un video (ya sabes que es lo mio) en donde encontre algo que te va a gustar relacionado con el tema.
ResponderEliminarUn saludo cordial.
http://www.youtube.com/watch?v=zwQKmRKOE0s
Gracias Mario: sumamente interesante el vídeo.
ResponderEliminarEspero que esté testado y que en caso de impacto en el externón no se produzca accidente por "explosión-estallido" de los cartuchos del caragador/recámara.
GRACIAS POR LA APORTACIÓN, muy buena.
En primer lugar felicitar por la calidad del blog y la de sus artículos, que considero de gran interés profesional y personal. En segundo lugar, señalar que He intentado infructuosamente aportar algo más sobre mis reflexiones, pero no lo logro y desconozco el motivo.
ResponderEliminarRealmente no me sé la reglamentación sobre armamento porque como militar solo tengo lo que me asigna las FAS, aunque he sopesado adquirir alguna en determinadas ocasiones. Realmente el problema lo tendremos en el momento de emplear esa arma de emergencia con motivo de defendernos. ¿Cómo quedamos de cara a la legalidad? ¿Nos “encalomarán” o no? Mi duda existencial: un escolta sólo puede llevar la que le proporciona la empresa, un Policía la que le proporciona el CNP, PL, autonómica, etc., Guardia Civil, militares, etc. ¿Qué ocurrirá si se hace uso de esa arma privada que porto a la vez que la reglamentaria? ¿Son compatibles la de servicio-reglamentaria con una particular complementaria? Quizás de la teoría a la práctica las cosas cambien. No sé.
De todos modos, entre darle un disgusto a la familia por no llevar esa arma de emergencia o dárselo por llevarla y usarla, creo que me quedo con la segunda opción. Supongo que los demás también.
Vigilad y cuidaros donde os halléis. Un saludo.
Hola Ernesto, cuando se dice que en España no existe cultura de una segunda arma, me hace sentir un marciano, o quizas es que pertenezco a otra epoca y se me ha pasado el arroz.
ResponderEliminarCuando llevabamos el nueve corto de dotacion mucha gente yo incluido llevaba un segundo arma, otros se hacian con cargadores extra largos lo que aumentaba la potencia de fuego. Conozco personalmente dos compañeros hoy jubilados que salieron bien por llevar un segundo arma al ser desalmados del arma reglamentaria y reaccionar con la oculta.En esa epoca la principal motivación para cargar otro arma era la poca confianza en la que se tenia como reglamentaria.
La decadencia del segundo arma vino dada por el hecho de recibir en dotación armas potentes y de gran capacidad, y en la actualidad es un tema intratable entre gente funcionaria que ocupa plaza de policía a la que le sobra hasta el arma reglamentaria y que gracias a Dios no conoce del terrorismo y de delincuentes de recortada hartos de caballo nada mas que por las hemerotecas.Un saludo. Jose Moreno.
Hola Moreno, gracias por tu comentario.
ResponderEliminarComo bien dices, antes sí existían agentes que las llevaban, yo mismo conozco a gente que lo hacía, pero también hoy algunos lo hacen, lo que ocurre es que tanto antes como hoy no es algo generalizado. Hoy menos aún, creo.
Opino que tener cultura en algo es una tener ese "algo" más ampliamente extendido. Tampoco forma parte de la cultura policial española portar el arma con cartucho en la recámara, pero pese a ello muchos lo hacemos: ¿es eso cultura extendida?, creo que no. Somos minoría, y además "mal mirados".
Bienvenido al blog "Nube Negra".
ResponderEliminarTrataré de darte respuesta a todas esas dudas, pero no tengo tiempo ahora: me voy de viaje. Seguramente pueda dedicar un buen rato a ello mañana o pasado.
Si puedes contáctame por email.
Saludos.
Hola a tod@s, y como no a Ernesto, pues vuelves a redactar una entrada que, por lo que se ve, no deja indiferente a casi nadie, por lo menos, a los que lo tenemos más o menos claro.
ResponderEliminarEn primer lugar decir que estoy de acuerdo con lo expuesto por Ernesto, en cuanto a que el arma de apoyo es genuinamente una idea "Yanqui", y el vídeo de Mario lo demuestra.
Por cierto Mario, si me permites te comentare algo sobre poner direcciones de los vídeos, y es para ponerlos en formato de acceso directo o “link” para pinchar encima y que se abra para visualizarlo, lo digo por ti o por cualquier otro que quisiera poner un enlace de cualquier cosa (vídeo, imágenes, páginas web, etc.) con permiso Ernesto:
Debemos poner lo que se explica en esta página
Ejemplo de cómo sería el enlace al vídeo al que haces referencia en tu comentario
Arma “Back-Up
También simpatizo con lo dicho por Arturo "Nube Negra", pues pese a que a primera vista tod@s estemos de acuerdo en que... “Mas valen bocadillos en el cárcel, que flores en el cementerio” no sería difícil rebatir en un juzgado el uso de un arma particular en un enfrentamiento armado durante el transcurso del servicio, siempre hablando de armas cortas, pero... ¿Podría portar mi escopeta guiada con licencia A de servicio, e incluso hacer uso de ella por necesidades de proporcionalidad?
El R.A. dice que “...portaran las armas reglamentarias de las que le dote el Ayto...” “...siendo el revólver del calibre .38 y la pistola de 9 mm...” y como muy bien apunta Ernesto, no se podría conmutar un arma por la otra, y pese a que se cometa una infracción administrativa pero en ello me vaya la vida, la llevaría, pero casi sería necesario discutirlo en un tema a parte, así que ceñidos a la entrada, ni por asomo se me ocurriría decir que no es útil una segunda oportunidad para salvar la vida propia o de terceras personas, y la idoneidad de portarla durante el servicio estaría mas que justificada.
En cuanto a lo redactado por Jose Moreno, ya también he conocido a los “veteranos de guerra” llevar su Star 9 corto (particular) y el Astra del .38 (de dotación) a la vez, mas que nada porque al 9 corto se le caía el cargador, se producían interrupciones uno sí otro también, etc.
Un saludo campañer@s.
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"Ante ferit quam flamma micet"
"Hiere antes de que prenda la llama"
Voy fatal de tiempo: gracias por los comentarios y la "alimentación" que estáis haciendo a en este artículo.
ResponderEliminarBueno como Ernesto se ha ido y para que no se pare el tema hasta que vuelva una cuestión: yo deje de llevar una segunda arma por no caberme más cosas en el cinto y es que creo que para los que en un momento dado tenemos que correr detras de un tio la funda de pierna no es practica, la pregunta ¿ donde portar el arma?.Un saludo.
ResponderEliminarHola anónimo, no me he ido. Que esté de vacaciones no implica ausencia.
ResponderEliminarEn otro momento te responderé, pero no acabo de comprender tu pregunta.
Gracias.
Hombre, yo la llevaría en una funda interior en el pantalón/cinturón porque pienso que algo en la pierna no debe ser ni cómodo ni práctico en personal que hace sus labores a pie, si fuese en vehículo permanentemente a lo mejor la cosa cambia. Si fuese abrigado, a lo mejor en una sobaquera.
ResponderEliminarUn arma para defenderme, un plan "B", pequeña, estrecha, con un mínimo de potencia, para disparar al lado (muy muy creca, vamos), es un arma que ocupa poco. Mucho no debe molestar.
Pienso que importa la comodidad y la facilidad o disponibilidad de uso. Si la llevas es por algo.
Vigilad y cuidaros donde os halléis. Un saludo. Arturo.
Je, je, je, a mi me pasa como al anónimo de arriba, el cinto va "a tope" y está claro que la mejor opción es lo visto en el vídeo de Mario, pero desde luego, aquí con el polo iba a ser muy difícil sacar el arma del interior de la bolsa del chaleco, por lo que coincido con Arturo "Nube Negra", y llevaría algo "muy pequeño y fino" en un bolsillo, enfundada a una funda con velcro para que no se mueva.
ResponderEliminarUn saludo.
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"Ante ferit quam flamma micet"
"Hiere antes de que prenda la llama"
En el caso de usar un arma particular estando de servicio no cometemos solamente una posible infracción disciplinaria por usar material del que no nos ha dotado la administración o empresa en el caso de escoltas o vigilantes.
ResponderEliminarCreo que nos centramos en las responsabilidades penales, que son exactamente las mismas que si utilizamos el arma oficial (C.O.P), olvdando la responsabilidad civil que casi nadie contempla hasta el día que nos ponen ante el de la toga. El agresor, bien asesorado por su abogado intentará sacar tajada del incidente y si este resultase muerto no dudeis que la famila no se quedará de brazos cruzados.
Si las lesiones o muerte se producen con el arma particular la administración normalmente no es condenada civilmente y si lo es puede repercutir la responsabilidad en el agente. Lo más frecuente es que en caso de responsabilidad civil el que pague finalmente, ya se por una condena directa o por que la administración la repercuta en su empleado público, sea el agente de policia, militar, etc.
Como nos podemos imaginar las cantidades a satisfacer a nuestro agresor o su herederos no son insignificantes, sino más bien elevadas y pueden suponer la ruina de la economía personal o familiar.
Despues de realizar el curso "Empleo de la fuerza de las armas de fuego" del CNP se ven las cosas de otra forma. Yo portaba un Walther P-99 de servicio ya que la BM y posterormente la 30M no me gustaban demasiado. Aunque parezca mentira los mandos no se metían con esto nunca me lo recriminaron, pero una vez que reflexionas sobre las posibles consecuencias del uso del arma particular te convences de que lo mejor es portar la oficial.
Un saludo.