MECANISMOS DE SEGURIDAD EN LAS PISTOLAS SEMIAUTOMÁTICAS: consideraciones operativas y tácticas
Por, Ernesto Pérez Vera
Las pistolas semiautomáticas, o sea, las que disparan tiro
a tiro a cada acción ejercida sobre el disparador, siempre que sigan manteniendo
munición en el cargador, suelen poseer dos tipos de seguros: manuales y automáticos, también denominados externos e internos, respectivamente. En
muchos modelos de pistolas, tanto actuales como trasnochados, coexisten ambos
sistemas, si bien en otros solamente está presente uno de ellos.
Los sistemas de seguridad de las pistolas y del resto de
armas de fuego se componen de mecanismos que actúan sobre el sistema de
disparo, permitiendo o impidiendo, según cada caso, la activación final y
definitiva de los referidos sistemas.
En las armas con seguros manuales será el tirador quien
voluntariamente active o desactive
el seguro a golpe de dedo. Sin embargo, ante los seguros automáticos no intervendrá
de modo directo y personal el usuario del arma, sino que serán los
mecanismos del arma los que desactivarán el seguro. Esto ocurrirá, como
norma general, tras ejercerse la presión adecuada sobre el gatillo, el cual realizará el recorrido justo y
exacto para que se desactive el mecanismo automático de seguridad.
Seguros de
activación manual
Los seguros manuales son activados, normalmente, por el dedo
pulgar de operador del arma. Si el tirador ha sido debidamente instruido
usará el pulgar de la mano fuerte, es decir, el de la mano que empuña el
arma y con la que es hábil. Cada día existen más pistolas que presentan
aletas o palancas de seguro ambidextras. Pero también es verdad que se
ven muchos modelos que permiten permutar la palanca de un lado al otro, de una
forma bastante rápida. Ante la necesidad del usuario, la aleta podría instalarse
en el lado izquierdo del arma o en el derecho, cubriéndose así las
necesidades de los tiradores diestros y zurdos. Ni que decir tiene que
los armazones de estas armas están diseñados para permitir tales permutas universales.
El seguro manual actúa, generalmente, bloqueando el canal
por el que discurre la aguja percutora hacia el grano de fogón (lugar por donde
asoma la aguja para percutir o impactar en el culote del cartucho asentado en
la recámara). Pero también puede actuar ocultando o desplazando la aguja
percutora, o alguna de sus partes. Existen agujas segmentadas en dos piezas,
siendo una de ellas la que se oculta o desvía al ser accionada la aleta del
seguro manual.
También hay seguros exteriores que actúan sobre el sistema
de disparo, y no sobre la aguja percutora.
Sistemas de
seguridad autónomos
Entre los seguros automáticos se encuentran varios tipos:
seguro automático de aguja, seguro de empuñadura, seguro de cargador, seguro de
caída de martillo y seguro de acerrojamiento incompleto.
Al hablar de seguro
automático casi siempre se
hace referencia al que actúa directamente sobre la aguja percutora, que es
el seguro automático por antonomasia. Este mecanismo está presente en la
totalidad de las pistolas modernas. Los dispositivos
de este orden se encuentran establecidos en el interior de la corredera,
de ahí que también se les llame seguros internos.
El seguro automático siempre permanece activado, lo que
quiere decir que la aguja percutora siempre está bloqueada en su canal; desactivándose
cuando el disparador ha recorrido un considerable tramo del espacio que debe realizar
para liberar el mecanismo de disparo, en busca del fuego efectivo.
El seguro de empuñadura es aquel
que impide el disparo aun accionado el disparador (con recámara alimentada,
lógicamente), si acaso la empuñadura no se encuentra completa y correctamente asida
por la mano del tirador. Hacer un completo y total agarre de la empuñadura
implicará, a la par, la desactivación de este seguro. Generalmente se compone,
externamente, de una tecla localizada en el cuello de la empuñadura, en la
rabera.
Existe un sistema similar, muy poco utilizado, hecho
famoso por la firma alemana Heckler Koch (HK), la cual, en su día, lo utilizó
en su modelo P7. Hablamos de un sistema de seguro de empuñadura que se ubica en
la parte delantera de la empuñadura, en vez de atrás como en las clásicas y
míticas Colt 1911 y sus mil réplicas. En el caso de la HK-P7 y su saga, la presión de la tecla activa los mecanismos de disparos, en vez de desactivar los de
seguridad. Curioso.
El seguro automático
de cargador impide el uso del sistema de disparo del arma, incluso
cuando la recámara está alimentada, si el cargador no está alojado en su brocal,
o estándolo no lo está del todo (hasta el fondo).
El sistema de caída
de martillo es un mecanismo de seguridad que impide el disparo del
cartucho alojado en la recámara, cuando cayendo el arma al suelo recibe un
golpe directo en el propio martillo montado. Esto es posible, generalmente, gracias
a un sistema de dientes existentes en la base interna del martillo. Los resaltes
impiden que el martillo acabe tocando la cola del percutor (aguja percutora).
Otro método es, también, el que algunos
revólveres utilizan: la interposición de masas. Esta consiste en la colocación
de una pequeña pieza entre el martillo y la aguja percutora, que impide el
contacto entre ambas hasta tanto en cuanto el disparador no esté oprimido de
modo completo.
Otro más: mecanismo de seguridad de cierre incompleto. Este sistema impide que la
pistola produzca el disparo cuando la corredera no está completamente obturada
sobre el armazón. El cierre incompleto se puede producir
durante la secuencia de disparo, siendo esto muchas veces responsabilidad de la
calidad o cantidad de pólvora que contiene el cartucho (estado de conservación
de la munición). En ocasiones el cierre incompleto lo produce el propio
tirador, por realizar un débil agarre de la empuñadura durante la ejecución del
disparo.
Este sistema puede activarse de modo automático incluso
antes de abrirse fuego. De darse el caso, esto ocurriría por culpa directa de
operador, por acompañar la corredera en su recorrido de cierre, impidiéndose así
el correcto y completo “sellado de los mecanismos”. Esta es la razón por la que
los instructores insisten en que hay que dejar avanzar el carro con su propia
inercia. También el exceso de suciedad puede provocar que el cierre no se
produzca del modo adecuado.
Algunos autores consideran que
el sistema de desarmartillado automático que
muchas pistolas modernas poseen —aunque el sistema es muy antiguo—, debe ser
considerado un mecanismo de seguridad a estudiar dentro del apartado de los
seguros automáticos. Otros no lo creen así, como yo mismo. No obstante,
es indudable que el empleo acertado de estos mecanismos aporta mayor nivel de
seguridad al usuario del arma y a su entorno, más aún en situaciones estresantes
durante o después de un enfrentamiento.
También hay quien sostiene que el indicador de cartucho en recámara es un sistema de seguro a estudiar dentro de los llamados
seguros automáticos. Otros instructores, exactamente igual que en el caso
anterior, opinan que no. De nuevo hay que decirlo: un mecanismo que
aporte más seguridad debe ser recibido, casi siempre, con buenos ojos. Pero
este no es un sistema real de seguridad, más bien es un medio de información
para aportar seguridad subjetiva.
Haré una escueta y especial mención al sistema de disparo
de las pistolas Glock, si bien otras marcas han emulado su filosofía. Nos referimos
a la media luna que se ubica en el gatillo. De no ser totalmente presionada esta
pieza, a la par que el resto del cuerpo de la cola del disparador, no se producirá
el disparo. Así pues, una acción sobre el disparador que no alcance por
completo la media luna no hará posible el fuego. La firma austriaca Glock ha
hecho famoso este sistema, llamándolo Safe Action. Su mecanismo de disparo puede
definirse como de semi doble acción.
Este asunto requiere un artículo monográfico.
Consideraciones
de operatividad práctica de los seguros
Desde el punto de vista práctico y táctico, los seguros
manuales en las armas destinadas a tareas de seguridad y defensa no deberían
existir. Veamos. De un arma asignada a misiones defensivas se precisa que esté
siempre presta para su inmediato uso. Por tanto, ¿para qué tener seguros
manuales? Sigan leyendo, por favor, no se detengan en este párrafo, lo mejor
está más abajo.
Tetón de un seguro automático |
Los más reconocidos y avanzados instructores de combate
consideran que el arma debe estar siempre lista para su uso, así pues esas
aletas de seguro colocadas en las correderas y en los armazones pueden ser
activadas de modo involuntario en el peor instante. No es descabellado. Ocurre,
digo que si ocurre. En casi todos los entrenamientos se producen situaciones de
desenfundes rápidos que provocan, por la lógica intervención de los nervios,
activaciones involuntarias de los mecanismos de seguridad. Este percance puede
ser letal de presentarse en el curso de un enfrentamiento real. Puede darse cuando
se desenfunda y empuña el arma con premura y bajo estrés. Atención, se conocen
muchos casos en los que el seguro de aleta quedó activado al montar el arma,
para alimentar la recámara.
Esto se da con frecuencia en situaciones de máxima tensión
emocional, más todavía cuando la aleta de seguro va instalada en la corredera
de la pistola. Aunque puede ocurrir con cualquier arma que tenga seguro
exterior, en los últimos años se oyen demasiadas quejas de los usuarios de las
pistolas Beretta modelo 92, que por cierto es masivamente empleada por la
Guardia Civil.
Si los desenfundes se realizan desde pistoleras ocultas tras
la ropa, amén de bajo ciertas condiciones de estrés, los incidentes están
servidos en tantos por cientos muy elevados. Como es lógico, el tema lo estoy
tratando exclusivamente desde la perspectiva de las armas empleadas por los
agentes de seguridad, así como por los particulares con licencia de armas para
defensa (tipo B). En las armas deportivas no debe existir pega alguna sobre el
acertado empleo de todos estos seguros.
Con los eficaces seguros automáticos que hoy montan las
pistolas, además de con la adecuada mentalización y formación de los usuarios —todo
ello debe ir conjugado—, la necesidad del seguro manual es inexistente. El
problema gordo es que tampoco existe esa adecuada instrucción. Dado que la formación
en manejo de armas es laxa, muchos profesionales necesitan la presencia de
seguros manuales, incluso cuando no saben sacarles partido. El inadecuado adiestramiento del que es poseedor y sabedor
el agente medio, le obliga psicológicamente a necesitar un seguro de activación
a su antojo: seguridad subjetiva.
Mucho miedo es lo que hay, lo propio de los no preparados, pero esto no se
quiere solucionar, por eso se tapa, se oculta, se niega y se desmiente.
Existen otros supuestos de activación manual del seguro,
esta vez por accionamiento voluntario. En los entrenamientos vemos como algunos
policías que nunca usan el seguro (aunque también lo vemos en quienes sí lo utilizan
de modo habitual) lo activan durante el tiempo que dura alguna explicación del
instructor, y después, finalizada la charla, no recuerdan que el mecanismo
sigue activado. Así pues, cuando se reanuda el ejercicio y reciben la orden o el
estímulo de fuego, desenfundan, encaran el arma y… no se produce el disparo. Esto
también pasa en no pocas situaciones reales, donde el ambiente nunca es festivo,
aséptico y amable. En un tiroteo de verdad tendríamos, muy posiblemente, una
baja en nuestras filas. En el mejor de los casos no se hubiera podido responder
eficazmente contra el agresor. Insisto, esto no solo ocurre en los
entrenamientos, también pasa en la realidad de la calle.
Sin ir muy lejos en el tiempo: en diciembre de
2009, en Málaga, agentes del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) abatieron a un hombre que minutos
antes había tratado de matar a varios miembros de su familia. Los agentes, tras
una persecución por varias calles de la ciudad, consiguieron acorralar al
homicida. El sujeto, escopeta en mano y casi desde el interior del vehículo que
conducía, dirigió su arma contra los funcionarios. Ambos policías desenfundaron
y dirigieron sus pistolas hacia el hostil. Uno de los agentes, el más próximo a
la zona de riesgo, apretó el disparador de su
pistola tras haber alimentado la recámara,
pero el arma no disparó: se olvidó de desactivar el seguro manual de su pistola
(lo cierto
es que la llevaba en doble acción, pero también se le olvidó, y por ello tiró
del carro). El otro policía resultó gravemente herido por dos impactos directos del calibre 12
(perdigón fino). Este
funcionario, aun estando muy perjudicado por las lesiones, hizo el más difícil
todavía acabando con la vida del escopetero, tras poner su
pistola en disposición de fuego: le colocó cuatro proyectiles en el torso. Pero ojo, resulta rocambolesco el hecho de que también
este patrullero olvidara quitar el seguro de su pistola, cosa, ésta, que
retrasó su respuesta efectiva (también portaba el arma en doble acción, no
recordándolo en tan crucial momento).
Seamos serios, sinceros y honestos, por favor, por lo
menos una vez de vez en cuando. Seguimos utilizando revólveres, sobre todo en
horarios de no servicio, en fin, como armas particulares. ¿Cierto? Se usan
también, con bastante frecuencia, a nivel privado por los particulares poseedores
de la codiciada licencia tipo B. No digamos ya en el sector privado de la
seguridad, donde el revólver de cuatro pulgadas de longitud de cañón es
reglamentario, por norma estatal, para dotar a los miles de vigilantes de seguridad
que prestan servicios con armas de fuego (licencia C). ¿Pasa algo, hombre? No,
no pasa nada. ¿Acaso diariamente oímos noticias referentes a disparos no
deseados con este tipo de armas? Categóricamente, no. Pues bien, señoras y
señores, los revólveres carecen de seguros manuales y, para más refuerzo de
esta teoría, no poseen una recámara alimentada, como es el caso de las
pistolas, sino que cuentan con varias (de cinco a nueve, normalmente).
En las unidades especiales más punteras de todo el mundo
usan pistolas Sig Sauer y Glock, amén de otras. Sépase, por todos, que ni
las germano-suizas Sig ni las austriacas Glock poseen seguros manuales de
serie. Todos sus modelos policiales y de seguridad están dotados, exclusivamente,
de seguros automáticos.
En España se emplean armas de ambas firmas, y no solamente
a nivel de unidades especiales como el Grupo Especial de Operaciones (GEO), del
CNP, que utiliza la Sig Sauer P-226; o la Glock 17 que desde hace más de veinte
años utiliza la Unidad Especial de Intervención (UEI), de la Guardia Civil.
Muchas plantillas de Policía Local adquieren armas como las anteriormente
referidas. Y saben qué, que no se conocen excesivos casos de accidentes con estas
armas. Es cuestión de instrucción.
Otras marcas cuentan en catálogo con modelos de pistolas
que también carecen de seguros manuales, si bien estos modelos no son de uso
generalizado en unidades tácticas españolas, al menos no a día hoy. Sin embargo
sí son muy empleados en plantillas convencionales, como es el caso de la Walther
P-99.
En este tema, como en otros estudiados profesionalmente,
debe insistirse en el conocimiento de la neuro-psico-fisiología humana ante el
estrés. Cuando una persona, tenga el nivel formativo que tenga, se ve atrapada
por la dinámica de un enfrentamiento armado, percibiendo un riesgo grave contra
sí, experimenta automáticamente una serie de cambios físicos, hormonales,
biológicos y psíquicos. Estos cambios siempre, siempre, siempre, harán perder capacidades
en todos los órdenes, a no ser que estemos hablando de psicópatas.
Con más celeridad perderá habilidades quien menos
concienciación mental y entrenamiento técnico posea. Cuando se pierden las
habilidades motoras finas, las primeras que un ser humano siente deteriorarse
ante eventos de este calado, disminuye la capacidad dactilar para, por ejemplo,
desactivar seguros manuales. Pero cuando también se pierden las habilidades
motoras complejas se deteriora la capacidad cognitiva, por lo que recordar
cosas y discernir puede tornarse en una complicada tarea. Así pues, incluso
sabiéndose que se tiene activado el seguro exterior, puede que no se recuerde a
tiempo durante el encuentro armado.
Conclusión
Consideración personal del autor: si realmente estuviésemos bien entrenados, y permanentemente bien
reciclados, sería innecesario exigir a los proveedores de pistolas que estas
contaran forzosamente con seguros exteriores.
De todos modos, hay que admitir algo: preparar en tiro
policial del modo correcto a varios cientos de miles de profesionales es una
tarea imposible con la actual y generalizada mentalización, aunque sería
deseable. Al decir que es tarea imposible, hago
referencia al escaso compromiso de las administraciones. Si ella quisiera,
todo sería posible. Pero para ello hay que invertir más de dinero y, sobre todo,
cambiar desfasadas mentalidades y arcaicos conceptos. Hay que
desterrar a los ‘papafritas’ que controlan el cotarro desde sus cómodos
atalayas. Quizá por ello únicamente en las unidades donde sus miembros poseen
una exquisita formación, no se exige en los concursos de adquisición de
pistolas que estas posean seguros manuales. Claro ejemplo es el de antes, el
del GEO y el de la UEI. Asimismo, como ya se ha comentado, muchos cuerpos
locales también emplean pistolas con estas características, principalmente con el
sello de Glock.
La Administración, a través de sus responsables técnico-profesionales,
conoce la verdad. Sabe, sobradamente, que no podrá proporcionar una adecuada
formación de tiro al cien por cien de sus funcionarios. Lo sabe, pero lo oculta
e incluso lo desmiente. Lo niega con descaro y con poca vergüenza. Este es uno
de los motivos, pienso que el principal, por el que en los pliegos de
condiciones de los concursos de adquisición de armas siempre está presente la
exigencia de seguros manuales. En otros casos, los señores
que ejercen como técnicos no valoran las opciones y posibilidades mecánicas de
los productos, proponiendo, per se, la compra desacertada de determinadas
pistolas que ven usar en otras instituciones (comprar por imitación).
Esto último es más perramente lamentable: los ignorantes imitan por
desconocimiento. Panda de acomplejados e incompetentes.
Tal cual entrenamos a nivel oficial, es preferible que el
grueso de los funcionarios poseamos armas con seguros manuales. Esto nos otorga
cierta seguridad subjetiva y por ende, hasta cierto punto y en cierto modo, puede
evitar más accidentes (se producen muchos, que no trascienden, incluso contando
con armas que tienen seguros exteriores). Qué pena, nunca pensé que pudiera
llegar a decirlo. Como en todos los campos, existen policías muy instruidos
incluso en unidades donde la formación es escasa o nula. Estos agentes, los
realmente capacitados, casi siempre consiguen formarse con calidad en el
mercado privado. Otros se instruyen muy adecuadamente de forma autodidacta, lo
que puede llegar a ser peligroso.
Para terminar, decir que desde el punto de vista operativo
desaconsejo la utilización de pistolas con seguro de cargador, así
como las que posean seguro de empuñadura.■
En mi plantilla de PL llevamos la Glock 17, aunque para ser honestos solo yo llevo cartucho en la recamara.
ResponderEliminarCoincido 100% contigo Ernesto, mucho miedo psicologico y pocas ganas de formarse.
Alex
Gracias por tu comentario Alex. Seguro que te consideran un flipado por trabajar así, en condición 2. Pero antes, cuando todos íbamos con revólver...nadie decía: "...uf, que miedo...5/6 recámaras ...con 5/6 cartuhcos..."
ResponderEliminarLa instrucción en el tiro policial que se hace en la Guardia Civil hace más incapié en evitar a toda costa accidentes que en formar operativamente a los agentes que pueden llegar a tener que enfrentarse a un incidente armado. De todas formas, aunque la responsabilidad para cambiar esa mentalidad es de la Administración, también nosotros (los instructores que tenemos encomendada la función de dirigir los ejercicios de tiro) podemos aportar nuestro granito de arena difundiendo estos conocimientos en la propia línea de tiro, para desarrollar una nueva conciencia entre nuestros compañeros...
ResponderEliminarMarlow, muchas gracias por tu lectura y comentario.
ResponderEliminarErnesto.
Llevo el arma alimentada y sin seguro, veo compañeros sin bala en recamara y con el seguro puesto y si les dieran un candado lo pondrian. Totalmente de acuerdo contigo no deberia de existir el seguro de aleta. Pero el ejemplo del revolver tampoco es valido ya que cuando lo teniamos de dotacion muchos llevaban la primera recamara sin cartucho.de llevar seguro de aleta lo ideal es que impidiera cualquier movimiento del martillo y del disparador así un usuario se daría cuenta de que tiene el seguro puesto, todos hemos visto a algún compañero en la linea de tiro disparar varias veces sin que se produzca disparo y tener que decirle que quite el seguro. Un saludo Jose Moreno
ResponderEliminarHola Moreno:
ResponderEliminarTienes razón, muchos fueron engañados cuando llevaban el revólver (aún hay quien lo hace, sobre todo en la seguridad privada) y se creyeron que llevan el tambor con una recámara vacía, ante un arrebatamiento del arma, podrían salir airosos. Es un error creer eso. si el que te quita el revólver solo hace n disparo…pues sí, pero no es lo normal. La mayoría de la gente, por instinto (no lo controlamos nosotros) metería el dedo en el arco guardamontes y: pum, pum, pum, daría “caña” varias veces. Por tanto, si en 0,001 segundo no suena…en 0,002 segundos…sonará el disparo.
Ahora bien, ¿hay tantos arrebatamientos del arma a los agentes…? de verdad, hay muy, pero que muy pocos. Empíricamente se sabe que en España hay pocos casos, sin embargo esos mismos número o datos nos dicen que hay más posibilidades (todos los años hay en España muchos casos de agentes que deben usar sus armas de fuego) de que el tirador requiera del uso de varios disparos para eliminar la agresión letal. Por ello, si llevas un revólver de 5-6 disparos, y vacías una recámara…trabajaras con 4-5 disparos como máximo. Eso es poco, puede tan insuficiente que en muchos casos cueste la vida. No merece la pena llevar el revólver con el primer “disparo” vacío.
He hecho pruebas en vacío: he arrebatado el revólver a compañeros de galería, y en muy pocas décimas de segundos…he vaciado 3 disparos… ¿de qué sirvió el tener el primero vacío…? Eso sí, de los tres…solo los dos últimos hubieran sido de “sangre”…
Ernesto.
Hola Moreno:
ResponderEliminarTienes razón, muchos fueron engañados cuando llevaban el revólver (aún hay quien lo hace, sobre todo en la seguridad privada) y se creyeron que llevan el tambor con una recámara vacía, ante un arrebatamiento del arma, podrían salir airosos. Es un error creer eso. si el que te quita el revólver solo hace n disparo…pues sí, pero no es lo normal. La mayoría de la gente, por instinto (no lo controlamos nosotros) metería el dedo en el arco guardamontes y: pum, pum, pum, daría “caña” varias veces. Por tanto, si en 0,001 segundo no suena…en 0,002 segundos…sonará el disparo.
Ahora bien, ¿hay tantos arrebatamientos del arma a los agentes…? de verdad, hay muy, pero que muy pocos. Empíricamente se sabe que en España hay pocos casos, sin embargo esos mismos número o datos nos dicen que hay más posibilidades (todos los años hay en España muchos casos de agentes que deben usar sus armas de fuego) de que el tirador requiera del uso de varios disparos para eliminar la agresión letal. Por ello, si llevas un revólver de 5-6 disparos, y vacías una recámara…trabajaras con 4-5 disparos como máximo. Eso es poco, puede tan insuficiente que en muchos casos cueste la vida. No merece la pena llevar el revólver con el primer “disparo” vacío.
He hecho pruebas en vacío: he arrebatado el revólver a compañeros de galería, y en muy pocas décimas de segundos…he vaciado 3 disparos… ¿de qué sirvió el tener el primero vacío…? Eso sí, de los tres…solo los dos últimos hubieran sido de “sangre”…
Ernesto.
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ResponderEliminarHola Moreno:
ResponderEliminarTienes razón, muchos fueron engañados cuando llevaban el revólver (aún hay quien lo hace, sobre todo en la seguridad privada) y se creyeron que llevan el tambor con una recámara vacía, ante un arrebatamiento del arma, podrían salir airosos. Es un error creer eso. si el que te quita el revólver solo hace n disparo…pues sí, pero no es lo normal. La mayoría de la gente, por instinto (no lo controlamos nosotros) metería el dedo en el arco guardamontes y: pum, pum, pum, daría “caña” varias veces. Por tanto, si en 0,001 segundo no suena…en 0,002 segundos…sonará el disparo.
Ahora bien, ¿hay tantos arrebatamientos del arma a los agentes…? de verdad, hay muy, pero que muy pocos. Empíricamente se sabe que en España hay pocos casos, sin embargo esos mismos número o datos nos dicen que hay más posibilidades (todos los años hay en España muchos casos de agentes que deben usar sus armas de fuego) de que el tirador requiera del uso de varios disparos para eliminar la agresión letal. Por ello, si llevas un revólver de 5-6 disparos, y vacías una recámara…trabajaras con 4-5 disparos como máximo. Eso es poco, puede tan insuficiente que en muchos casos cueste la vida. No merece la pena llevar el revólver con el primer “disparo” vacío.
He hecho pruebas en vacío: he arrebatado el revólver a compañeros de galería, y en muy pocas décimas de segundos…he vaciado 3 disparos… ¿de qué sirvió el tener el primero vacío…? Eso sí, de los tres…solo los dos últimos hubieran sido de “sangre”…
Hola.
ResponderEliminarErnesto, como de costumbre, sobresaliente.
Un abrazo desde Madrid.
Mc.
Gracias Mc.
ResponderEliminarSoy guardia civil y llevo la Beretta 92 con cartucho en la recámara y sin seguro, claro que va en una funda antihurto Safariland 6280, si portara la funda "para el hurto" de dotación no llevaría un cartucho en recámara. Los ejercicios de tiro en la GC están superadísimos y son profundamente obsoletos (son una traducción de los años ochenta de un manual de los sesenta). Los pocos que entrenamos algo, gastando de nuestro tiempo y bolsillo somos los "flipados" del lugar.-
ResponderEliminarTienes toda la razón en lo de los entrenamientos y la triste valoración de los compañeros.
EliminarEn los años 70-80, cuando muchos departamentos de Policía americanos usaban pistolas S&W (que tienen seguro de cargador), algunos defendían que funcionaba como un sistema de retención: si el caco te iba a arrebatar la pistola, accionando el retén del cargador el arma quedaba inservible (aunque tuviera un cartucho en la recámara). Una teoría similar a la de la recámara vacía en el revólver.
ResponderEliminarUn hándicap importantísimo de este sistema de seguro es que si el cargador no está bien insertado, el arma no dispara. Si no introduces el clip con fuerza, el arma no funciona. Esto me ocurrió en la práctica con una Star PK, que ya sabemos es reglamentaria en muchas unidades de policía de nuestro país.
Perico
De todos modos, ya sabes que coincido contigo en la cuestión de fondo: menos seguros y más entrenamiento (de calidad, claro)
ResponderEliminarHola Perico.
ResponderEliminarEs cierto eso que comentas. No me acordé cuando redacté el artículo, pero hace años alguien me contó que esa opción la tenía en mente con su arma, si se le presentaba la necesidad. No recuerdo bien quien me lo contó, pero creo que fue un Inspector Jefe del CNP que era gran aficionado a las armas. DEP Manolo Toledo.
Yo no confió en esa técnica. Podríamos decir que esa técnica, u opción, es un “versión” de los que algunos llaman: desdentar a la serpiente.
Por cierto, creo que el otro día, cuando estuvimos entrenando con George, tuvimos una mala alimentación por mala introducción del cargador; joder, creo que fue a mi… y si no fue aquella tarde, fue días antes por la mañana y con otros compis.
Saludos.
Excelente tema de reflexión, a pesar de mis 10 años de servicio en la Policía de Investigación y las infinitas cátedras de adiestramiento y práctica, puedo decir francamente que me ha pasado..... Utilizo de resguardo una H&K USP Full en 9mm. La cual posee el dichoso seguro de aleta, el cual en más de una ocasión me ha retrasado el tiro algunas fracciones de segundo (en prácticas de adiestramiento ) no así en el servicio, ya sea por la comodidad y el nivel de estrés se hace impractico desde mi punto de vista. Preferiría un arma de dotación con sistemas de seguridad tales como GLOCK ya que acostumbro usar mi arma siempre preparada con tiro en la recamara, lo cual me da 3 segundos de ventaja sobre el adversario. Saludos desde Baja California, México.
ResponderEliminarGracias por tu comentario y por esos 3 segundos.
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ResponderEliminarEl 24 de este mes y Dios mediante, cumplo 62 años. Desde los 18 soy miembro de la Federación de Tiro Olímpico ,me gusta el tiro de precisión. He tenido diversas armas cortas, de competición Walter GSP 22 y 32 y la Margolín 22lr (que aún disfruto),la rusa fea y perfecta .También para entretenimento, mis queridas CZ 75 y S&W 686 ,cuando recargaba y tan precisas en competición como la mano que las empuñaba . Nunca, y digo nunca ,le he puesto a ninguna de mis semiautomáticas el seguro de aleta . Cuando el arma descansa después de cada serie en la galería, el arma la dejo abierta con la boca del cañón dirigido a los blancos y con el cargador quitado y vuelto hacia mi . Desde hace unos años se le pone una banderita que no está demás después de haber visto algunas cosas en estos últimos,si últimos digamos 15 años.El revólver le dejaba con el tambor abierto y el cañón igual que la pistola. Por supuesto que no es la misma situación que cuando el arma e una importante herramienta de trabajo, pero en arma corta nunca he considero el seguro manual necesario. No así cuando era cazador en el que el seguro estaba siempre puesto en la escopeta y comprobado regularmente.Ha un consejo,cuando voy a cambiar el blanco, el arma se viene con seguridad siempre conmigo. Disculpen mi intromisión.Cuídense.
ResponderEliminarArmas para supervivencia durante un evento apocalíptico o el fin del mundo:
ResponderEliminarhttps://alexanderstrauffon.blogspot.com/2011/12/Armas-para-el-Fin-del-Mundo.html