¿Sí o no al BACK-UP?: un as en la manga para una segunda oportunidad

Por, Ernesto Pérez Vera


En España no existe cultura policial para ello, pero en otros países, como Estados Unidos de América (EUA), es muy frecuente ver como los profesionales armados, tanto privados como públicos, portan una segunda arma de fuego bajo la ropa. En España es lógico y natural que no se haya extendido tal costumbre. El primer motivo es que, por ahora —esto está cambiando acelerada y lamentablemente—, no existen tantos enfrentamientos armados policiales como en EUA. Esto es algo que tenemos que admitir por el momento. Esperemos que el alarmante aumento de la criminalidad violenta se frene. De todos modos, el hecho de que todos los días no nos maten a un compañero no implica que no exista, siempre, la potencial oportunidad para ello e incluso el intento (delito en grado de tentativa). Los atropellos deliberados, o sea con dolo, son también, aunque de otro modo, situaciones de enfrentamiento. Un coche puede ser un arma más potente que una pistola. De hecho lo es, aunque algunas almas digan que no.




El concepto back-up, o arma de apoyo o respaldo, no debe confundirse con el hecho de portar un arma cuando se está franco de servicio. Aunque también en estos casos se pueden llevar dos armas, o más. ¿Quién no conoce a un compañero que siempre va armado en sus horas libre de servicio? Todos conocemos alguno, ¿verdad? Es algo normal y también lícito. Pues bien, muchos de ellos a la par que se protegen con un arma de fuego portan también una navaja. La navaja, según de qué tipo sea y qué mentalidad tenga su portador, puede ser una buena herramienta para situaciones extremas. Ejemplos cinematográficos conocidos: Harry Sucio, escena en el parque, y La sombra del reino, combate físico de una chica del FBI con un terrorista en un lugar cerrado.


Si la idea de portar un arma de fuego en horas de no servicio es para muchos algo negativo y propio de lunáticos, portar otra pistola oculta además de la reglamentaria sería de fusilamiento al amanecer. Quizá no esté extendido en nuestro país el uso de dos armas de fuego a la par, pero sí que lo está el uso de la reglamentaria de fuego y de una blanca adquirida a título personal. ¿Quién no suele llevar una navaja cuando está de servicio? Lo que habría que hacer con algunos es convencerles, mediante demostración, de que esa navaja puede ser, llegado el caso, algo más que una simple herramienta para pelar la manzana de la merienda. El arma blanca ha estado presente en la vida del ser humano, como arma o útil de supervivencia, desde hace miles de años. Sin embargo, las armas de fuego llevan un rato entre nosotros, dos minutos en el periodo evolutivo de nuestra especie.



Algunos pensarán que portar una segunda arma de puño, concepto general de arma corta de fuego que engloba a la pistola y al revólver, es una fantasmada. La verdad, no dudo de que alguno se la pueda echar encima junto con la sábana y las cadenas, pero confío en que la mayoría sabrá valorar la ventaja que proporciona tener una segunda oportunidad cuando todo parece haber caído al abismo. De todos modos, no hay que caer en la obsesión de ir armado y mirando para atrás en todas las esquinas.



Son muchos los supuestos que se pueden plantear en los que tener un arma oculta, sin conocimiento del agresor, puede suponer un giro a una situación adversa. La mayor parte de los policías con los que he hablado de este tema me han dicho que, aun no habiéndose planteado la opción de llevar un back-up, lo ven útil en los casos de desarmes violentos. No ven otras ocasiones en las que poder recurrir a tal respaldo. Pero lo cierto es que son muchas las hipótesis que se pueden dar, pero casi todos los compañeros se centran únicamente en esta: malo quita pistola al bueno. La verdad es que esto sucede muy poquísimas veces.


Siempre que hablo de este asunto recuerdo aquel concepto llegado desde el New York Police Department (NYPD), el cambio de cargador a la neoyorquina. El famoso instructor de tiro policial Jim Cirillo, que ejerció en el NYPD durante los años sesenta y setenta del siglo XX, acuñó esta denominación y sistema. Durante un enfrentamiento ya en marcha y ante la necesidad de recargar el arma principal o de resolver una traba, Cirillo desechaba tal opción y extraía otra arma más pequeña que siempre portaba oculta a la vista de terceros. Por cierto, Cirillo siempre usó como segunda arma un revólver del calibre .38 Especial con cañón de dos pulgadas o una pistola Walther PPK del 9 mm Corto. A veces incluso llevaba ambas a la vez. Este afamado instructor falleció en un accidente de tráfico cuando contaba más de setenta años de edad, pero había participado en alrededor de quince  tiroteos. ¡Ahí es nada! Trabajó la calle en la convulsa época de los mil y un atracos diarios a bancos, licorerías y farmacias de Nueva York. Creo que este tipo sabía lo que hacía. Abiertamente me declaro un admirador, un “ciriliano” ¡Ah!, por cierto, en Nueva York he podido ver a varios agentes uniformados portando el arma de respaldo a la vista: una pistola Glock tamaño estándar en la cintura pendiendo del cinto y otra de la misma marca, o un revólver pequeño, en una funda interior pero al alcance del ojo ciudadano. Esto se me antoja ideal para el referido cambio de cargador a la neoyorquina.



El uso del back-up podría ser crucial ante una interrupción mecánica del arma principal. Incluso una persona entrenada podría verse ralentizada durante un enfrentamiento real, mientras trata de devolver su pistola a la situación de fuego. Son varias las posibles trabas que se pueden estudiar y la mayoría son de rápida y segura resolución cuando se está adiestrado, pero otras son imposibles de ser resueltas eficazmente durante el curso de un enfrentamiento. Ante la temida doble alimentación o frente a un fallo mecánico del arma (avería en el peor momento), mejor extraer otro arma…


En EUA no son pocos los policías que han salvado la vida gracias a que llevaban oculta otra arma de puño (otras veces no tan oculta). Otros hubieran dado cualquier cosa por tenerla. Pero lo cierto y real es que incluso allí se producen pocos desarmes y cuando se llevan a término no siempre son letalmente empleadas las armas sustraídas.



Estamos haciendo referencia a la opción más manida de todas, el arrebato del arma por parte de un hostil, pero hay otras formas de perder el arma durante la prestación del servicio, ante situaciones complicadas. Otras veces no se pierde físicamente la herramienta sino que desaparece su operatividad. He visto bastantes pistolas caer al suelo desde su funda durante persecuciones a pie, saltos de muros y enfrentamientos físicos violentos (policías revolcados en el suelo con personas agresivas). En todos los casos vividos por mí, que son unos cuantos, la pistola siempre pudo ser recuperada con más o menos rapidez, pero no siempre por parte del agente extraviador. Algunas veces fuimos otros policías quienes pudimos hacernos con el arma del compañero. Pero del mismo modo que los buenos conseguimos agacharnos y recogerla, pudo hacerlo también el contrario. Una segunda oportunidad hubiera podido ser, en estos casos y llegado el vital momento, llevar un arma de respaldo.



El back-up, como es lógico, deberá ir casi siempre oculto a la vista de terceros, pero no por ello en un lugar inaccesible. El hecho de portar un arma difícilmente detectable no debe ser óbice para hacer de ella un uso más o menos rápido. El tobillo es la zona en la que tradicionalmente se han llevado estas armas durante la segunda mitad del siglo XX, hasta nuestros días. Pero los bolsillos, si las armas eran lo suficientemente pequeñas, también han sido muy usados. Las sobaqueras también fueron muy recurrentes como lugar de portación de armas de apoyo. Todos  recordamos haber visto en el cine a algún jugador de cartas, del oeste americano, extrayendo una Derringer o un pequeño revólver del interior de su chaqueta, ¿a que sí?



El mantenimiento del arma de respaldo deber ser tan importante o más que el cuidado que se preste a la principal. Al arma principal, por el mero hecho de serlo, siempre se le prestará más atención. La otra, por ser la secundaria, muchas veces será olvidada y poco mimada. Un error, sin duda. Ambas deben estar siempre a punto, pero si una de las dos puede verse algo más afectada por las pelusas o por el polvo es, muy probablemente, la segunda. Un arma que está siempre ahí abajo, en el tobillo, puede verse alcanzada por más partículas de polvo, arena o suciedad en general que el arma principal. La principal está arriba, o sea más alejada de la arena y de otras partículas o suciedades. Doy fe de ello.


Además, el arma principal estará tan a la vista que a poco que le caiga suciedad ésta será detectada y la subsanación podría hacerse casi en el acto. Los que portan diariamente un arma en el tobillo, o escondida muy bajo la ropa, lo saben: el arma suele acumular más restos de polvo y pelusas que las principales. No obstante, las armas modernas son de tal calidad y fiabilidad que mucha suciedad tienen que tener acumulada para que dejen de funcionar. Otra cosa. Entre pistolas semiautomáticas y revólveres, las primeras siempre serán más sensibles a estos factores ambientales e higiénicos.


Portar un segundo arma puede venir bien incluso cuando la principal funcione correctamente. Se puede dar una situación en cual la principal no pueda ser asida para repeler una acción. Es el caso de quienes trabajan como conductores de seguridad, portando un arma en un tobillo o en una sobaquera, incluso llevando la principal en la cintura. Hablamos de los escoltas y conductores de transportes de presos, por ejemplo. En el asiento de un coche no siempre se podrá acceder eficazmente al arma de la cintura, menos aún cuando se usa el cinturón de seguridad, por ello, en tales situaciones, tirar de tobillera se presenta como una respuesta ideal. El acceso al arma del tobillo es más rápido y natural desde la posición física de un conductor.


El arma
Respecto a qué tipo de arma elegir como respaldo, es sencillo: una que tenga cierta potencia, que sea mecánicamente fiable y que sobre todo tenga un tamaño que permita una buena ocultación. Pero lo del tamaño puede ser muy discutible. Aunque debe ser pequeña, muchos optan por armas excesivamente diminutas. Yo soy partidario de armas que, pese a su escueto tamaño, permitan un agarre mínimamente seguro y eficaz. Pero claro, si estamos hablando de un arma de respaldo para situaciones extremas que requieren de disparos casi a la desesperada, casi cualquier cosa será bien recibida y abrazada en tal situación límite.



El calibre no siempre es fundamental para provocar la muerte de una persona o la detención de una acción hostil, eso ya lo hemos visto en otros artículos. La gente muere incluso por disparos del calibre .22 (o menores). En este sentido, lo importante es la zona del cuerpo alcanzada por los impactos, pero lo que realmente vale de verdad es el órgano interno tocado por los proyectiles. Por ello, y para mayor aseguramiento del asunto, recomiendo usar un calibre que como poco sea el 9 mm Corto (.380 ACP/Auto). En casi cualquier calibre medianamente potente, o muy potente, podremos encontrar armas de tamaño subcompacto y de bolsillo (ultracompactas). Eso sí, a mayor calibre menor capacidad del cargador y casi siempre mayor peso del arma. En calibre 9 mm Parabellum/Luger, .40 S&W, .45 ACP, .38 Especial o .357 Mágnum se pueden encontrar numerosos modelos de pistolas y revólveres de tamaños oportunos para ser empleados como back-up.


En otros tiempos, no muy lejanos, no era posible adquirir armas de 9 Parabellum en tamaño subcompacto, por ello el nicho comercial se cubría con revólveres de dos pulgadas o con pistolas de 9 Corto, 7,65 mm (.32 ACP) e incluso del 6,35 mm (.25 ACP) y .22 LR. La cosa ha cambiado, y mucho. Hoy es muy fácil encontrar pistolas pequeñas, con más de siete cartuchos de capacidad, en calibre 9 Luger y además con pesos y tamaños menores a los de los sempiternos revólveres de dos pulgadas. En este mismo segmento se encuentran muchas armas recamaradas incluso para calibres más potentes. Actualmente es fácil adquirir revólveres fabricados con titanio, lo cual aligera el peso del arma. Pero hasta hace poco tiempo solamente se portaban pequeños revólveres de acero forjado (aún hay miles de ellos), que comparados con los modernos modelos de titanio resultan pesados.




La logística tiene hueco en esta parcela. Un ejemplo: si como arma principal se porta una pistola Glock de segmento estándar o compacto, podría ser usada como respaldo otra Glock de igual calibre pero en segmento subcompacto. En este caso a la pistola más pequeña le servirían, perfectamente, los cargadores de repuesto del arma principal. Es lo que tiene Glock, que es muy universal. Con otras armas podría obtenerse la misma ventaja, es el caso de muchas de la centenaria saga 1911.


Con la Ley en la mano
Para acabar, vamos a sobrevolar sobre los aspectos legales del doble porte de armas de fuego. En España no todos los usuarios de armas de fuego pueden portar un revólver o una pistola back-up. Los escoltas privados, por ejemplo (también los vigilantes de seguridad), no tendrán tal opción: la licencia de armas tipo C, que es la que los habilita para trabajar armados, únicamente les ampara el porte y uso de una pistola semiautomática propiedad, además, de la empresa de seguridad que mantiene contratado al individuo (revólver en el caso de los vigilantes). Solo se me ocurre una posibilidad para estos profesionales, que el escolta en cuestión tenga, además de la licencia tipo C, las licencias tipo B o F (para seguridad personal de particulares, la B, y para tiro deportivo, la F). En este supuesto, y en horas de servicio, el escolta podría portar legalmente su arma privada amparada en la licencia B y la reglamentaria sustentada en la C. Si llevara un “fusco” guiado con la F solamente cometería infracción administrativa, nunca delito.



Conozco situaciones rocambolescas y anecdóticas: escoltas privados que protegían a políticos titulares de la licencia tipo B. Así pues, algunos de estos agentes llevaban su arma reglamentaria a la par que la del protegido. Desde mi punto de vista es una barbaridad jurídica, pero de tal circunstancia siempre tuvieron conocimiento oficioso las empresas de seguridad y las delegaciones del Gobierno correspondientes. A algunos protegidos les gustaba llevar su arma hasta que se cansaban de ella y se la pasaban a sus protectores.



En horas de servicio los funcionarios públicos (licencia A) tienen la obligación de emplear el armamento puesto a su disposición por la Administración, pero sería viable y legal el porte del arma personal a la par que la reglamentaria. Lo que no sería posible, sin autorización oficial, es la permuta de un arma por la otra (al menos no la privada por la de dotación). Esto solamente sería inviable en los casos de prohibición expresa a nivel de cada cuerpo o institución, mediante los reglamentos propios y demás disposiciones internas. No quiero dejar de comentar que conozco a policías españoles que, en décadas ya pretéritas, trabajaron con la funda de la pistola vacía o con un arma de juguete en su interior, portando la buena en un bolsillo del anorak. Lo hacían ante el temor del desarme violento, pero también para tener siempre el arma empuñada en un bolsillo en aquellos, por fin, lejanos años del azote etarra.

Comentarios

  1. Otro excelente artículo de Ernesto.

    Me ha gustado especialmente lo referente a cuántos agentes hubieran dado todo por portar una segunda arma de respaldo.

    Saludos.

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  2. Hola Ernesto, soy Mario de VIDEOS DE INTERES POLICIAL. Enhorabuena por tu articulo, tan interesante como siempre. Aqui te dejo un video (ya sabes que es lo mio) en donde encontre algo que te va a gustar relacionado con el tema.
    Un saludo cordial.
    http://www.youtube.com/watch?v=zwQKmRKOE0s

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  3. Gracias Mario: sumamente interesante el vídeo.

    Espero que esté testado y que en caso de impacto en el externón no se produzca accidente por "explosión-estallido" de los cartuchos del caragador/recámara.

    GRACIAS POR LA APORTACIÓN, muy buena.

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  4. Arturo M.R. "Nube Negra"8 de junio de 2011, 14:01

    En primer lugar felicitar por la calidad del blog y la de sus artículos, que considero de gran interés profesional y personal. En segundo lugar, señalar que He intentado infructuosamente aportar algo más sobre mis reflexiones, pero no lo logro y desconozco el motivo.
    Realmente no me sé la reglamentación sobre armamento porque como militar solo tengo lo que me asigna las FAS, aunque he sopesado adquirir alguna en determinadas ocasiones. Realmente el problema lo tendremos en el momento de emplear esa arma de emergencia con motivo de defendernos. ¿Cómo quedamos de cara a la legalidad? ¿Nos “encalomarán” o no? Mi duda existencial: un escolta sólo puede llevar la que le proporciona la empresa, un Policía la que le proporciona el CNP, PL, autonómica, etc., Guardia Civil, militares, etc. ¿Qué ocurrirá si se hace uso de esa arma privada que porto a la vez que la reglamentaria? ¿Son compatibles la de servicio-reglamentaria con una particular complementaria? Quizás de la teoría a la práctica las cosas cambien. No sé.
    De todos modos, entre darle un disgusto a la familia por no llevar esa arma de emergencia o dárselo por llevarla y usarla, creo que me quedo con la segunda opción. Supongo que los demás también.
    Vigilad y cuidaros donde os halléis. Un saludo.

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  5. Hola Ernesto, cuando se dice que en España no existe cultura de una segunda arma, me hace sentir un marciano, o quizas es que pertenezco a otra epoca y se me ha pasado el arroz.
    Cuando llevabamos el nueve corto de dotacion mucha gente yo incluido llevaba un segundo arma, otros se hacian con cargadores extra largos lo que aumentaba la potencia de fuego. Conozco personalmente dos compañeros hoy jubilados que salieron bien por llevar un segundo arma al ser desalmados del arma reglamentaria y reaccionar con la oculta.En esa epoca la principal motivación para cargar otro arma era la poca confianza en la que se tenia como reglamentaria.
    La decadencia del segundo arma vino dada por el hecho de recibir en dotación armas potentes y de gran capacidad, y en la actualidad es un tema intratable entre gente funcionaria que ocupa plaza de policía a la que le sobra hasta el arma reglamentaria y que gracias a Dios no conoce del terrorismo y de delincuentes de recortada hartos de caballo nada mas que por las hemerotecas.Un saludo. Jose Moreno.

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  6. Hola Moreno, gracias por tu comentario.

    Como bien dices, antes sí existían agentes que las llevaban, yo mismo conozco a gente que lo hacía, pero también hoy algunos lo hacen, lo que ocurre es que tanto antes como hoy no es algo generalizado. Hoy menos aún, creo.

    Opino que tener cultura en algo es una tener ese "algo" más ampliamente extendido. Tampoco forma parte de la cultura policial española portar el arma con cartucho en la recámara, pero pese a ello muchos lo hacemos: ¿es eso cultura extendida?, creo que no. Somos minoría, y además "mal mirados".

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  7. Bienvenido al blog "Nube Negra".

    Trataré de darte respuesta a todas esas dudas, pero no tengo tiempo ahora: me voy de viaje. Seguramente pueda dedicar un buen rato a ello mañana o pasado.

    Si puedes contáctame por email.

    Saludos.

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  8. Hola a tod@s, y como no a Ernesto, pues vuelves a redactar una entrada que, por lo que se ve, no deja indiferente a casi nadie, por lo menos, a los que lo tenemos más o menos claro.
    En primer lugar decir que estoy de acuerdo con lo expuesto por Ernesto, en cuanto a que el arma de apoyo es genuinamente una idea "Yanqui", y el vídeo de Mario lo demuestra.

    Por cierto Mario, si me permites te comentare algo sobre poner direcciones de los vídeos, y es para ponerlos en formato de acceso directo o “link” para pinchar encima y que se abra para visualizarlo, lo digo por ti o por cualquier otro que quisiera poner un enlace de cualquier cosa (vídeo, imágenes, páginas web, etc.) con permiso Ernesto:
    Debemos poner lo que se explica en esta página
    Ejemplo de cómo sería el enlace al vídeo al que haces referencia en tu comentario
    Arma “Back-Up

    También simpatizo con lo dicho por Arturo "Nube Negra", pues pese a que a primera vista tod@s estemos de acuerdo en que... “Mas valen bocadillos en el cárcel, que flores en el cementerio” no sería difícil rebatir en un juzgado el uso de un arma particular en un enfrentamiento armado durante el transcurso del servicio, siempre hablando de armas cortas, pero... ¿Podría portar mi escopeta guiada con licencia A de servicio, e incluso hacer uso de ella por necesidades de proporcionalidad?
    El R.A. dice que “...portaran las armas reglamentarias de las que le dote el Ayto...” “...siendo el revólver del calibre .38 y la pistola de 9 mm...” y como muy bien apunta Ernesto, no se podría conmutar un arma por la otra, y pese a que se cometa una infracción administrativa pero en ello me vaya la vida, la llevaría, pero casi sería necesario discutirlo en un tema a parte, así que ceñidos a la entrada, ni por asomo se me ocurriría decir que no es útil una segunda oportunidad para salvar la vida propia o de terceras personas, y la idoneidad de portarla durante el servicio estaría mas que justificada.
    En cuanto a lo redactado por Jose Moreno, ya también he conocido a los “veteranos de guerra” llevar su Star 9 corto (particular) y el Astra del .38 (de dotación) a la vez, mas que nada porque al 9 corto se le caía el cargador, se producían interrupciones uno sí otro también, etc.
    Un saludo campañer@s.
    --
    "Ante ferit quam flamma micet"
    "Hiere antes de que prenda la llama"

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  9. Voy fatal de tiempo: gracias por los comentarios y la "alimentación" que estáis haciendo a en este artículo.

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  10. Bueno como Ernesto se ha ido y para que no se pare el tema hasta que vuelva una cuestión: yo deje de llevar una segunda arma por no caberme más cosas en el cinto y es que creo que para los que en un momento dado tenemos que correr detras de un tio la funda de pierna no es practica, la pregunta ¿ donde portar el arma?.Un saludo.

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  11. Hola anónimo, no me he ido. Que esté de vacaciones no implica ausencia.

    En otro momento te responderé, pero no acabo de comprender tu pregunta.

    Gracias.

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  12. Arturo M.R. "Nube Negra"12 de junio de 2011, 13:35

    Hombre, yo la llevaría en una funda interior en el pantalón/cinturón porque pienso que algo en la pierna no debe ser ni cómodo ni práctico en personal que hace sus labores a pie, si fuese en vehículo permanentemente a lo mejor la cosa cambia. Si fuese abrigado, a lo mejor en una sobaquera.
    Un arma para defenderme, un plan "B", pequeña, estrecha, con un mínimo de potencia, para disparar al lado (muy muy creca, vamos), es un arma que ocupa poco. Mucho no debe molestar.
    Pienso que importa la comodidad y la facilidad o disponibilidad de uso. Si la llevas es por algo.
    Vigilad y cuidaros donde os halléis. Un saludo. Arturo.

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  13. Je, je, je, a mi me pasa como al anónimo de arriba, el cinto va "a tope" y está claro que la mejor opción es lo visto en el vídeo de Mario, pero desde luego, aquí con el polo iba a ser muy difícil sacar el arma del interior de la bolsa del chaleco, por lo que coincido con Arturo "Nube Negra", y llevaría algo "muy pequeño y fino" en un bolsillo, enfundada a una funda con velcro para que no se mueva.
    Un saludo.
    --
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    "Hiere antes de que prenda la llama"

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  14. En el caso de usar un arma particular estando de servicio no cometemos solamente una posible infracción disciplinaria por usar material del que no nos ha dotado la administración o empresa en el caso de escoltas o vigilantes.
    Creo que nos centramos en las responsabilidades penales, que son exactamente las mismas que si utilizamos el arma oficial (C.O.P), olvdando la responsabilidad civil que casi nadie contempla hasta el día que nos ponen ante el de la toga. El agresor, bien asesorado por su abogado intentará sacar tajada del incidente y si este resultase muerto no dudeis que la famila no se quedará de brazos cruzados.
    Si las lesiones o muerte se producen con el arma particular la administración normalmente no es condenada civilmente y si lo es puede repercutir la responsabilidad en el agente. Lo más frecuente es que en caso de responsabilidad civil el que pague finalmente, ya se por una condena directa o por que la administración la repercuta en su empleado público, sea el agente de policia, militar, etc.
    Como nos podemos imaginar las cantidades a satisfacer a nuestro agresor o su herederos no son insignificantes, sino más bien elevadas y pueden suponer la ruina de la economía personal o familiar.
    Despues de realizar el curso "Empleo de la fuerza de las armas de fuego" del CNP se ven las cosas de otra forma. Yo portaba un Walther P-99 de servicio ya que la BM y posterormente la 30M no me gustaban demasiado. Aunque parezca mentira los mandos no se metían con esto nunca me lo recriminaron, pero una vez que reflexionas sobre las posibles consecuencias del uso del arma particular te convences de que lo mejor es portar la oficial.
    Un saludo.

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