MECANISMOS DE SEGURIDAD EN LAS PISTOLAS SEMIAUTOMÁTICAS: consideraciones operativas y tácticas

Por, Ernesto Pérez Vera

Las pistolas semiautomáticas, o sea, las que disparan tiro a tiro a cada acción ejercida sobre el disparador, siempre que sigan manteniendo munición en el cargador, suelen poseer dos tipos de seguros: manuales y automáticos, también denominados externos e internos, respectivamente. En muchos modelos de pistolas, tanto actuales como trasnochados, coexisten ambos sistemas, si bien en otros solamente está presente uno de ellos.

Los sistemas de seguridad de las pistolas y del resto de armas de fuego se componen de mecanismos que actúan sobre el sistema de disparo, permitiendo o impidiendo, según cada caso, la activación final y definitiva de los referidos sistemas.

En las armas con seguros manuales será el tirador quien voluntariamente active o desactive el seguro a golpe de dedo. Sin embargo, ante los seguros automáticos no intervendrá de modo directo y personal el usuario del arma, sino que serán los mecanismos del arma los que desactivarán el seguro. Esto ocurrirá, como norma general, tras ejercerse la presión adecuada sobre el gatillo, el cual realizará el recorrido justo y exacto para que se desactive el mecanismo automático de seguridad.

Seguros de activación manual
Los seguros manuales son activados, normalmente, por el dedo pulgar de operador del arma. Si el tirador ha sido debidamente instruido usará el pulgar de la mano fuerte, es decir, el de la mano que empuña el arma y con la que es hábil. Cada día existen más pistolas que presentan aletas o palancas de seguro ambidextras. Pero también es verdad que se ven muchos modelos que permiten permutar la palanca de un lado al otro, de una forma bastante rápida. Ante la necesidad del usuario, la aleta podría instalarse en el lado izquierdo del arma o en el derecho, cubriéndose así las necesidades de los tiradores diestros y zurdos. Ni que decir tiene que los armazones de estas armas están diseñados para permitir tales permutas universales.
 
El seguro manual actúa, generalmente, bloqueando el canal por el que discurre la aguja percutora hacia el grano de fogón (lugar por donde asoma la aguja para percutir o impactar en el culote del cartucho asentado en la recámara). Pero también puede actuar ocultando o desplazando la aguja percutora, o alguna de sus partes. Existen agujas segmentadas en dos piezas, siendo una de ellas la que se oculta o desvía al ser accionada la aleta del seguro manual.

También hay seguros exteriores que actúan sobre el sistema de disparo, y no sobre la aguja percutora.

Sistemas de seguridad autónomos
Entre los seguros automáticos se encuentran varios tipos: seguro automático de aguja, seguro de empuñadura, seguro de cargador, seguro de caída de martillo y seguro de acerrojamiento incompleto.
Al hablar de seguro automático casi siempre se hace referencia al que actúa directamente sobre la aguja percutora, que es el seguro automático por antonomasia. Este mecanismo está presente en la totalidad de las pistolas modernas. Los dispositivos de este orden se encuentran establecidos en el interior de la corredera, de ahí que también se les llame seguros internos.

El seguro automático siempre permanece activado, lo que quiere decir que la aguja percutora siempre está bloqueada en su canal; desactivándose cuando el disparador ha recorrido un considerable tramo del espacio que debe realizar para liberar el mecanismo de disparo, en busca del fuego efectivo.


El seguro de empuñadura es aquel que impide el disparo aun accionado el disparador (con recámara alimentada, lógicamente), si acaso la empuñadura no se encuentra completa y correctamente asida por la mano del tirador. Hacer un completo y total agarre de la empuñadura implicará, a la par, la desactivación de este seguro. Generalmente se compone, externamente, de una tecla localizada en el cuello de la empuñadura, en la rabera.

Existe un sistema similar, muy poco utilizado, hecho famoso por la firma alemana Heckler Koch (HK), la cual, en su día, lo utilizó en su modelo P7. Hablamos de un sistema de seguro de empuñadura que se ubica en la parte delantera de la empuñadura, en vez de atrás como en las clásicas y míticas Colt 1911 y sus mil réplicas. En el caso de la HK-P7 y su saga, la presión de la tecla activa los mecanismos de disparos, en vez de desactivar los de seguridad. Curioso.

El seguro automático de cargador impide el uso del sistema de disparo del arma, incluso cuando la recámara está alimentada, si el cargador no está alojado en su brocal, o estándolo no lo está del todo (hasta el fondo).

El sistema de caída de martillo es un mecanismo de seguridad que impide el disparo del cartucho alojado en la recámara, cuando cayendo el arma al suelo recibe un golpe directo en el propio martillo montado. Esto es posible, generalmente, gracias a un sistema de dientes existentes en la base interna del martillo. Los resaltes impiden que el martillo acabe tocando la cola del percutor (aguja percutora). Otro método es, también, el que algunos revólveres utilizan: la interposición de masas. Esta consiste en la colocación de una pequeña pieza entre el martillo y la aguja percutora, que impide el contacto entre ambas hasta tanto en cuanto el disparador no esté oprimido de modo completo.

Otro más: mecanismo de seguridad de cierre incompleto. Este sistema impide que la pistola produzca el disparo cuando la corredera no está completamente obturada sobre el armazón. El cierre incompleto se puede producir durante la secuencia de disparo, siendo esto muchas veces responsabilidad de la calidad o cantidad de pólvora que contiene el cartucho (estado de conservación de la munición). En ocasiones el cierre incompleto lo produce el propio tirador, por realizar un débil agarre de la empuñadura durante la ejecución del disparo.

Este sistema puede activarse de modo automático incluso antes de abrirse fuego. De darse el caso, esto ocurriría por culpa directa de operador, por acompañar la corredera en su recorrido de cierre, impidiéndose así el correcto y completo “sellado de los mecanismos”. Esta es la razón por la que los instructores insisten en que hay que dejar avanzar el carro con su propia inercia. También el exceso de suciedad puede provocar que el cierre no se produzca del modo adecuado.
 
Algunos autores consideran que el sistema de desarmartillado automático que muchas pistolas modernas poseen —aunque el sistema es muy antiguo—, debe ser considerado un mecanismo de seguridad a estudiar dentro del apartado de los seguros automáticos. Otros no lo creen así, como yo mismo. No obstante, es indudable que el empleo acertado de estos mecanismos aporta mayor nivel de seguridad al usuario del arma y a su entorno, más aún en situaciones estresantes durante o después de un enfrentamiento.

También hay quien sostiene que el indicador de cartucho en recámara es un sistema de seguro a estudiar dentro de los llamados seguros automáticos. Otros instructores, exactamente igual que en el caso anterior, opinan que no. De nuevo hay que decirlo: un mecanismo que aporte más seguridad debe ser recibido, casi siempre, con buenos ojos. Pero este no es un sistema real de seguridad, más bien es un medio de información para aportar seguridad subjetiva.

Haré una escueta y especial mención al sistema de disparo de las pistolas Glock, si bien otras marcas han emulado su filosofía. Nos referimos a la media luna que se ubica en el gatillo. De no ser totalmente presionada esta pieza, a la par que el resto del cuerpo de la cola del disparador, no se producirá el disparo. Así pues, una acción sobre el disparador que no alcance por completo la media luna no hará posible el fuego. La firma austriaca Glock ha hecho famoso este sistema, llamándolo Safe Action. Su mecanismo de disparo puede definirse como de semi doble acción. Este asunto requiere un artículo monográfico.

Consideraciones de operatividad práctica de los seguros
Desde el punto de vista práctico y táctico, los seguros manuales en las armas destinadas a tareas de seguridad y defensa no deberían existir. Veamos. De un arma asignada a misiones defensivas se precisa que esté siempre presta para su inmediato uso. Por tanto, ¿para qué tener seguros manuales? Sigan leyendo, por favor, no se detengan en este párrafo, lo mejor está más abajo.

Tetón de un seguro automático
Los más reconocidos y avanzados instructores de combate consideran que el arma debe estar siempre lista para su uso, así pues esas aletas de seguro colocadas en las correderas y en los armazones pueden ser activadas de modo involuntario en el peor instante. No es descabellado. Ocurre, digo que si ocurre. En casi todos los entrenamientos se producen situaciones de desenfundes rápidos que provocan, por la lógica intervención de los nervios, activaciones involuntarias de los mecanismos de seguridad. Este percance puede ser letal de presentarse en el curso de un enfrentamiento real. Puede darse cuando se desenfunda y empuña el arma con premura y bajo estrés. Atención, se conocen muchos casos en los que el seguro de aleta quedó activado al montar el arma, para alimentar la recámara.

Esto se da con frecuencia en situaciones de máxima tensión emocional, más todavía cuando la aleta de seguro va instalada en la corredera de la pistola. Aunque puede ocurrir con cualquier arma que tenga seguro exterior, en los últimos años se oyen demasiadas quejas de los usuarios de las pistolas Beretta modelo 92, que por cierto es masivamente empleada por la Guardia Civil.

Si los desenfundes se realizan desde pistoleras ocultas tras la ropa, amén de bajo ciertas condiciones de estrés, los incidentes están servidos en tantos por cientos muy elevados. Como es lógico, el tema lo estoy tratando exclusivamente desde la perspectiva de las armas empleadas por los agentes de seguridad, así como por los particulares con licencia de armas para defensa (tipo B). En las armas deportivas no debe existir pega alguna sobre el acertado empleo de todos estos seguros.

Con los eficaces seguros automáticos que hoy montan las pistolas, además de con la adecuada mentalización y formación de los usuarios —todo ello debe ir conjugado—, la necesidad del seguro manual es inexistente. El problema gordo es que tampoco existe esa adecuada instrucción. Dado que la formación en manejo de armas es laxa, muchos profesionales necesitan la presencia de seguros manuales, incluso cuando no saben sacarles partido. El inadecuado adiestramiento del que es poseedor y sabedor el agente medio, le obliga psicológicamente a necesitar un seguro de activación a su antojo: seguridad subjetiva. Mucho miedo es lo que hay, lo propio de los no preparados, pero esto no se quiere solucionar, por eso se tapa, se oculta, se niega y se desmiente.

Existen otros supuestos de activación manual del seguro, esta vez por accionamiento voluntario. En los entrenamientos vemos como algunos policías que nunca usan el seguro (aunque también lo vemos en quienes sí lo utilizan de modo habitual) lo activan durante el tiempo que dura alguna explicación del instructor, y después, finalizada la charla, no recuerdan que el mecanismo sigue activado. Así pues, cuando se reanuda el ejercicio y reciben la orden o el estímulo de fuego, desenfundan, encaran el arma y… no se produce el disparo. Esto también pasa en no pocas situaciones reales, donde el ambiente nunca es festivo, aséptico y amable. En un tiroteo de verdad tendríamos, muy posiblemente, una baja en nuestras filas. En el mejor de los casos no se hubiera podido responder eficazmente contra el agresor. Insisto, esto no solo ocurre en los entrenamientos, también pasa en la realidad de la calle.

Sin ir muy lejos en el tiempo: en diciembre de 2009, en Málaga, agentes del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) abatieron a un hombre que minutos antes había tratado de matar a varios miembros de su familia. Los agentes, tras una persecución por varias calles de la ciudad, consiguieron acorralar al homicida. El sujeto, escopeta en mano y casi desde el interior del vehículo que conducía, dirigió su arma contra los funcionarios. Ambos policías desenfundaron y dirigieron sus pistolas hacia el hostil. Uno de los agentes, el más próximo a la zona de riesgo, apretó el disparador de su pistola tras haber alimentado la recámara, pero el arma no disparó: se olvidó de desactivar el seguro manual de su pistola (lo cierto es que la llevaba en doble acción, pero también se le olvidó, y por ello tiró del carro). El otro policía resultó gravemente herido por dos impactos directos del calibre 12 (perdigón fino). Este funcionario, aun estando muy perjudicado por las lesiones, hizo el más difícil todavía acabando con la vida del escopetero, tras poner su pistola en disposición de fuego: le colocó cuatro proyectiles en el torso. Pero ojo, resulta rocambolesco el hecho de que también este patrullero olvidara quitar el seguro de su pistola, cosa, ésta, que retrasó su respuesta efectiva (también portaba el arma en doble acción, no recordándolo en tan crucial momento).

Seamos serios, sinceros y honestos, por favor, por lo menos una vez de vez en cuando. Seguimos utilizando revólveres, sobre todo en horarios de no servicio, en fin, como armas particulares. ¿Cierto? Se usan también, con bastante frecuencia, a nivel privado por los particulares poseedores de la codiciada licencia tipo B. No digamos ya en el sector privado de la seguridad, donde el revólver de cuatro pulgadas de longitud de cañón es reglamentario, por norma estatal, para dotar a los miles de vigilantes de seguridad que prestan servicios con armas de fuego (licencia C). ¿Pasa algo, hombre? No, no pasa nada. ¿Acaso diariamente oímos noticias referentes a disparos no deseados con este tipo de armas? Categóricamente, no. Pues bien, señoras y señores, los revólveres carecen de seguros manuales y, para más refuerzo de esta teoría, no poseen una recámara alimentada, como es el caso de las pistolas, sino que cuentan con varias (de cinco a nueve, normalmente).

En las unidades especiales más punteras de todo el mundo usan pistolas Sig Sauer y Glock, amén de otras. Sépase, por todos, que ni las germano-suizas Sig ni las austriacas Glock poseen seguros manuales de serie. Todos sus modelos policiales y de seguridad están dotados, exclusivamente, de seguros automáticos.

En España se emplean armas de ambas firmas, y no solamente a nivel de unidades especiales como el Grupo Especial de Operaciones (GEO), del CNP, que utiliza la Sig Sauer P-226; o la Glock 17 que desde hace más de veinte años utiliza la Unidad Especial de Intervención (UEI), de la Guardia Civil. Muchas plantillas de Policía Local adquieren armas como las anteriormente referidas. Y saben qué, que no se conocen excesivos casos de accidentes con estas armas. Es cuestión de instrucción.

Otras marcas cuentan en catálogo con modelos de pistolas que también carecen de seguros manuales, si bien estos modelos no son de uso generalizado en unidades tácticas españolas, al menos no a día hoy. Sin embargo sí son muy empleados en plantillas convencionales, como es el caso de la Walther P-99.

En este tema, como en otros estudiados profesionalmente, debe insistirse en el conocimiento de la neuro-psico-fisiología humana ante el estrés. Cuando una persona, tenga el nivel formativo que tenga, se ve atrapada por la dinámica de un enfrentamiento armado, percibiendo un riesgo grave contra sí, experimenta automáticamente una serie de cambios físicos, hormonales, biológicos y psíquicos. Estos cambios siempre, siempre, siempre, harán perder capacidades en todos los órdenes, a no ser que estemos hablando de psicópatas.

Con más celeridad perderá habilidades quien menos concienciación mental y entrenamiento técnico posea. Cuando se pierden las habilidades motoras finas, las primeras que un ser humano siente deteriorarse ante eventos de este calado, disminuye la capacidad dactilar para, por ejemplo, desactivar seguros manuales. Pero cuando también se pierden las habilidades motoras complejas se deteriora la capacidad cognitiva, por lo que recordar cosas y discernir puede tornarse en una complicada tarea. Así pues, incluso sabiéndose que se tiene activado el seguro exterior, puede que no se recuerde a tiempo durante el encuentro armado.

Conclusión
Consideración personal del autor: si realmente estuviésemos bien entrenados, y permanentemente bien reciclados, sería innecesario exigir a los proveedores de pistolas que estas contaran forzosamente con seguros exteriores.

De todos modos, hay que admitir algo: preparar en tiro policial del modo correcto a varios cientos de miles de profesionales es una tarea imposible con la actual y generalizada mentalización, aunque sería deseable. Al decir que es tarea imposible, hago referencia al escaso compromiso de las administraciones. Si ella quisiera, todo sería posible. Pero para ello hay que invertir más de dinero y, sobre todo, cambiar desfasadas mentalidades y arcaicos conceptos. Hay que desterrar a los ‘papafritas’ que controlan el cotarro desde sus cómodos atalayas. Quizá por ello únicamente en las unidades donde sus miembros poseen una exquisita formación, no se exige en los concursos de adquisición de pistolas que estas posean seguros manuales. Claro ejemplo es el de antes, el del GEO y el de la UEI. Asimismo, como ya se ha comentado, muchos cuerpos locales también emplean pistolas con estas características, principalmente con el sello de Glock.

La Administración, a través de sus responsables técnico-profesionales, conoce la verdad. Sabe, sobradamente, que no podrá proporcionar una adecuada formación de tiro al cien por cien de sus funcionarios. Lo sabe, pero lo oculta e incluso lo desmiente. Lo niega con descaro y con poca vergüenza. Este es uno de los motivos, pienso que el principal, por el que en los pliegos de condiciones de los concursos de adquisición de armas siempre está presente la exigencia de seguros manuales. En otros casos, los señores que ejercen como técnicos no valoran las opciones y posibilidades mecánicas de los productos, proponiendo, per se, la compra desacertada de determinadas pistolas que ven usar en otras instituciones (comprar por imitación). Esto último es más perramente lamentable: los ignorantes imitan por desconocimiento. Panda de acomplejados e incompetentes. 

Tal cual entrenamos a nivel oficial, es preferible que el grueso de los funcionarios poseamos armas con seguros manuales. Esto nos otorga cierta seguridad subjetiva y por ende, hasta cierto punto y en cierto modo, puede evitar más accidentes (se producen muchos, que no trascienden, incluso contando con armas que tienen seguros exteriores). Qué pena, nunca pensé que pudiera llegar a decirlo. Como en todos los campos, existen policías muy instruidos incluso en unidades donde la formación es escasa o nula. Estos agentes, los realmente capacitados, casi siempre consiguen formarse con calidad en el mercado privado. Otros se instruyen muy adecuadamente de forma autodidacta, lo que puede llegar a ser peligroso.

Para terminar, decir que desde el punto de vista operativo desaconsejo la utilización de pistolas con seguro de cargador, así como las que posean seguro de empuñadura.

Comentarios

  1. En mi plantilla de PL llevamos la Glock 17, aunque para ser honestos solo yo llevo cartucho en la recamara.
    Coincido 100% contigo Ernesto, mucho miedo psicologico y pocas ganas de formarse.
    Alex

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  2. Gracias por tu comentario Alex. Seguro que te consideran un flipado por trabajar así, en condición 2. Pero antes, cuando todos íbamos con revólver...nadie decía: "...uf, que miedo...5/6 recámaras ...con 5/6 cartuhcos..."

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  3. La instrucción en el tiro policial que se hace en la Guardia Civil hace más incapié en evitar a toda costa accidentes que en formar operativamente a los agentes que pueden llegar a tener que enfrentarse a un incidente armado. De todas formas, aunque la responsabilidad para cambiar esa mentalidad es de la Administración, también nosotros (los instructores que tenemos encomendada la función de dirigir los ejercicios de tiro) podemos aportar nuestro granito de arena difundiendo estos conocimientos en la propia línea de tiro, para desarrollar una nueva conciencia entre nuestros compañeros...

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  4. Marlow, muchas gracias por tu lectura y comentario.

    Ernesto.

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  5. Llevo el arma alimentada y sin seguro, veo compañeros sin bala en recamara y con el seguro puesto y si les dieran un candado lo pondrian. Totalmente de acuerdo contigo no deberia de existir el seguro de aleta. Pero el ejemplo del revolver tampoco es valido ya que cuando lo teniamos de dotacion muchos llevaban la primera recamara sin cartucho.de llevar seguro de aleta lo ideal es que impidiera cualquier movimiento del martillo y del disparador así un usuario se daría cuenta de que tiene el seguro puesto, todos hemos visto a algún compañero en la linea de tiro disparar varias veces sin que se produzca disparo y tener que decirle que quite el seguro. Un saludo Jose Moreno

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  6. Hola Moreno:

    Tienes razón, muchos fueron engañados cuando llevaban el revólver (aún hay quien lo hace, sobre todo en la seguridad privada) y se creyeron que llevan el tambor con una recámara vacía, ante un arrebatamiento del arma, podrían salir airosos. Es un error creer eso. si el que te quita el revólver solo hace n disparo…pues sí, pero no es lo normal. La mayoría de la gente, por instinto (no lo controlamos nosotros) metería el dedo en el arco guardamontes y: pum, pum, pum, daría “caña” varias veces. Por tanto, si en 0,001 segundo no suena…en 0,002 segundos…sonará el disparo.

    Ahora bien, ¿hay tantos arrebatamientos del arma a los agentes…? de verdad, hay muy, pero que muy pocos. Empíricamente se sabe que en España hay pocos casos, sin embargo esos mismos número o datos nos dicen que hay más posibilidades (todos los años hay en España muchos casos de agentes que deben usar sus armas de fuego) de que el tirador requiera del uso de varios disparos para eliminar la agresión letal. Por ello, si llevas un revólver de 5-6 disparos, y vacías una recámara…trabajaras con 4-5 disparos como máximo. Eso es poco, puede tan insuficiente que en muchos casos cueste la vida. No merece la pena llevar el revólver con el primer “disparo” vacío.

    He hecho pruebas en vacío: he arrebatado el revólver a compañeros de galería, y en muy pocas décimas de segundos…he vaciado 3 disparos… ¿de qué sirvió el tener el primero vacío…? Eso sí, de los tres…solo los dos últimos hubieran sido de “sangre”…

    Ernesto.

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  7. Hola Moreno:

    Tienes razón, muchos fueron engañados cuando llevaban el revólver (aún hay quien lo hace, sobre todo en la seguridad privada) y se creyeron que llevan el tambor con una recámara vacía, ante un arrebatamiento del arma, podrían salir airosos. Es un error creer eso. si el que te quita el revólver solo hace n disparo…pues sí, pero no es lo normal. La mayoría de la gente, por instinto (no lo controlamos nosotros) metería el dedo en el arco guardamontes y: pum, pum, pum, daría “caña” varias veces. Por tanto, si en 0,001 segundo no suena…en 0,002 segundos…sonará el disparo.

    Ahora bien, ¿hay tantos arrebatamientos del arma a los agentes…? de verdad, hay muy, pero que muy pocos. Empíricamente se sabe que en España hay pocos casos, sin embargo esos mismos número o datos nos dicen que hay más posibilidades (todos los años hay en España muchos casos de agentes que deben usar sus armas de fuego) de que el tirador requiera del uso de varios disparos para eliminar la agresión letal. Por ello, si llevas un revólver de 5-6 disparos, y vacías una recámara…trabajaras con 4-5 disparos como máximo. Eso es poco, puede tan insuficiente que en muchos casos cueste la vida. No merece la pena llevar el revólver con el primer “disparo” vacío.

    He hecho pruebas en vacío: he arrebatado el revólver a compañeros de galería, y en muy pocas décimas de segundos…he vaciado 3 disparos… ¿de qué sirvió el tener el primero vacío…? Eso sí, de los tres…solo los dos últimos hubieran sido de “sangre”…

    Ernesto.

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  9. Hola Moreno:

    Tienes razón, muchos fueron engañados cuando llevaban el revólver (aún hay quien lo hace, sobre todo en la seguridad privada) y se creyeron que llevan el tambor con una recámara vacía, ante un arrebatamiento del arma, podrían salir airosos. Es un error creer eso. si el que te quita el revólver solo hace n disparo…pues sí, pero no es lo normal. La mayoría de la gente, por instinto (no lo controlamos nosotros) metería el dedo en el arco guardamontes y: pum, pum, pum, daría “caña” varias veces. Por tanto, si en 0,001 segundo no suena…en 0,002 segundos…sonará el disparo.

    Ahora bien, ¿hay tantos arrebatamientos del arma a los agentes…? de verdad, hay muy, pero que muy pocos. Empíricamente se sabe que en España hay pocos casos, sin embargo esos mismos número o datos nos dicen que hay más posibilidades (todos los años hay en España muchos casos de agentes que deben usar sus armas de fuego) de que el tirador requiera del uso de varios disparos para eliminar la agresión letal. Por ello, si llevas un revólver de 5-6 disparos, y vacías una recámara…trabajaras con 4-5 disparos como máximo. Eso es poco, puede tan insuficiente que en muchos casos cueste la vida. No merece la pena llevar el revólver con el primer “disparo” vacío.

    He hecho pruebas en vacío: he arrebatado el revólver a compañeros de galería, y en muy pocas décimas de segundos…he vaciado 3 disparos… ¿de qué sirvió el tener el primero vacío…? Eso sí, de los tres…solo los dos últimos hubieran sido de “sangre”…

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  10. Hola.

    Ernesto, como de costumbre, sobresaliente.

    Un abrazo desde Madrid.

    Mc.

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  11. Soy guardia civil y llevo la Beretta 92 con cartucho en la recámara y sin seguro, claro que va en una funda antihurto Safariland 6280, si portara la funda "para el hurto" de dotación no llevaría un cartucho en recámara. Los ejercicios de tiro en la GC están superadísimos y son profundamente obsoletos (son una traducción de los años ochenta de un manual de los sesenta). Los pocos que entrenamos algo, gastando de nuestro tiempo y bolsillo somos los "flipados" del lugar.-

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    Respuestas
    1. Tienes toda la razón en lo de los entrenamientos y la triste valoración de los compañeros.

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  12. En los años 70-80, cuando muchos departamentos de Policía americanos usaban pistolas S&W (que tienen seguro de cargador), algunos defendían que funcionaba como un sistema de retención: si el caco te iba a arrebatar la pistola, accionando el retén del cargador el arma quedaba inservible (aunque tuviera un cartucho en la recámara). Una teoría similar a la de la recámara vacía en el revólver.
    Un hándicap importantísimo de este sistema de seguro es que si el cargador no está bien insertado, el arma no dispara. Si no introduces el clip con fuerza, el arma no funciona. Esto me ocurrió en la práctica con una Star PK, que ya sabemos es reglamentaria en muchas unidades de policía de nuestro país.
    Perico

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  13. De todos modos, ya sabes que coincido contigo en la cuestión de fondo: menos seguros y más entrenamiento (de calidad, claro)

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  14. Hola Perico.

    Es cierto eso que comentas. No me acordé cuando redacté el artículo, pero hace años alguien me contó que esa opción la tenía en mente con su arma, si se le presentaba la necesidad. No recuerdo bien quien me lo contó, pero creo que fue un Inspector Jefe del CNP que era gran aficionado a las armas. DEP Manolo Toledo.

    Yo no confió en esa técnica. Podríamos decir que esa técnica, u opción, es un “versión” de los que algunos llaman: desdentar a la serpiente.

    Por cierto, creo que el otro día, cuando estuvimos entrenando con George, tuvimos una mala alimentación por mala introducción del cargador; joder, creo que fue a mi… y si no fue aquella tarde, fue días antes por la mañana y con otros compis.

    Saludos.

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  15. Excelente tema de reflexión, a pesar de mis 10 años de servicio en la Policía de Investigación y las infinitas cátedras de adiestramiento y práctica, puedo decir francamente que me ha pasado..... Utilizo de resguardo una H&K USP Full en 9mm. La cual posee el dichoso seguro de aleta, el cual en más de una ocasión me ha retrasado el tiro algunas fracciones de segundo (en prácticas de adiestramiento ) no así en el servicio, ya sea por la comodidad y el nivel de estrés se hace impractico desde mi punto de vista. Preferiría un arma de dotación con sistemas de seguridad tales como GLOCK ya que acostumbro usar mi arma siempre preparada con tiro en la recamara, lo cual me da 3 segundos de ventaja sobre el adversario. Saludos desde Baja California, México.

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  17. El 24 de este mes y Dios mediante, cumplo 62 años. Desde los 18 soy miembro de la Federación de Tiro Olímpico ,me gusta el tiro de precisión. He tenido diversas armas cortas, de competición Walter GSP 22 y 32 y la Margolín 22lr (que aún disfruto),la rusa fea y perfecta .También para entretenimento, mis queridas CZ 75 y S&W 686 ,cuando recargaba y tan precisas en competición como la mano que las empuñaba . Nunca, y digo nunca ,le he puesto a ninguna de mis semiautomáticas el seguro de aleta . Cuando el arma descansa después de cada serie en la galería, el arma la dejo abierta con la boca del cañón dirigido a los blancos y con el cargador quitado y vuelto hacia mi . Desde hace unos años se le pone una banderita que no está demás después de haber visto algunas cosas en estos últimos,si últimos digamos 15 años.El revólver le dejaba con el tambor abierto y el cañón igual que la pistola. Por supuesto que no es la misma situación que cuando el arma e una importante herramienta de trabajo, pero en arma corta nunca he considero el seguro manual necesario. No así cuando era cazador en el que el seguro estaba siempre puesto en la escopeta y comprobado regularmente.Ha un consejo,cuando voy a cambiar el blanco, el arma se viene con seguridad siempre conmigo. Disculpen mi intromisión.Cuídense.

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