La hipocresía y la doble moral, de la mano de la ignorancia, atacan de nuevo: Taser vs Taser
Por, Ernesto Pérez Vera
Cada dos por tres estamos con lo
mismo, sea en España o en otra parte del planeta parece que necesitamos
resucitar el debate. Los programas de televisión nos han mostrado esta semana
unas imágenes, como casi siempre “made in USA”, en las que se ve a un policía
disparando contra un joven de diecisiete años de edad. Ante el Circuito Cerrado
de Televisión (CCTV) del coche patrulla, el joven acometió al funcionario con
un bate de baseball: todo quedó registrado.
Media hora antes de producirse el funesto suceso, el chico había sido
trasladado hasta su domicilio por ese mismo agente. Embriaguez en la vía
pública fue el motivo de la entrega a sus tutores.
En la videograbación que nos han
mostrado, y que se eleva a debate, se aprecia como el policía va circulando con
su coche patrulla por una calle residencial cuando de pronto un joven, palo en
mano, ataca al vehículo policial con numerosos y violentos golpes sobre el
parabrisas. A continuación se ve como el agente inicia una salida marcha atrás
con su coche, pero el muchacho, con claro ánimo de continuar con su acción, se dirige
hacia la puerta del conductor. En ese momento la videograbadora del patrullero
perdió ángulo de visión y grabación, permitiendo únicamente la captación del audio
de cuanto estaba aconteciendo.
Se intuye, tras la audición
registrada, que el agente está descendiendo del automóvil cuando se siente
atacado nuevamente por el bate que empuña el chaval. Se oyen y distinguen
claros gritos de pánico por parte del policía que, como podemos imaginar, está
viendo que en décimas de segundos el garrote se va a estrellar contra su
cuerpo. Son audibles, entre los gritos, órdenes legítimamente policiales en
evitación de males mayores. Ante tal situación de peligro, manifiestamente
inminente y con claros indicios de letalidad, se sabe que el agente efectuó un
disparo con su arma de fuego. Se presume, por la filmación, que el tiro se hizo
desde dentro del coche o desde el umbral de su puerta. Tras la detonación cesó
la amenaza. Por desgracia para todos, el joven hostil perdió la vida.
Tras todo lo anteriormente relatado
se iniciaron las oportunas investigaciones y es aquí, precisamente, donde surge
la polémica. La inspección técnico ocular llevada a cabo en el lugar de los
hechos acredita que el joven agresor, en el instante de recibir el impacto de
bala, se hallaba situado en el lugar que no solo declaró el funcionario sino
que la grabación de audio y vídeo dejan intuir, o sea en la puerta del
conductor del coche patrulla. Además, las fotografías tomadas por los
investigadores dejan evidencia gráfica de que el bate quedó tirado junto a la
puerta y al cuerpo yaciente. El agente, por lo ocurrido, ha sido absuelto del
homicidio. Se estimó que existían indicios suficientes para considerar que obró
proporcionadamente y en legítima defensa, mientras ejercía el cargo (en Estados
Unidos se emplearán otros términos legales para describir lo mismo). Personalmente,
y a la vista de las pruebas que nos dejan ver (visionado del vídeo), creo que si
el patrullero no hubiera disparado e impactado podría haber sido, con total
seguridad, golpeado con el arma contundente. La filmación acredita imágenes de
los golpes que el joven propinaba al parabrisas del coche, con su cien por cien
de su energía y rabia. Por tanto, cualquiera podría suponer que un impacto de
esa entidad sobre la cabeza del funcionario hubiera producido lesiones muy
graves, quien sabe si incompatibles con
la vida.
Ahora, como siempre, se cuestiona
mediáticamente tanto aquí como allí (aquí más, sin que nos importe un pepino)
si el agente tenía o no que disparar para proteger su vida. Algunos medios de
comunicación de nuestro país plantean, a la opinión pública, si el uso de un
arma de impulsos eléctricos paralizantes hubiera solucionado el
problema sin acabar con una vida humana. Es curioso. Cuando se producen casos
en los que sí se emplea el arma paralizante se plantea a la opinión pública lo
contrario, si acaso se abusó del tal herramienta policial. ¡Vaya mierda! Con
ese tipo de periodismo nada técnico solo se consigue una cosa, confundir al
ciudadano y al político. Este último, por serlo (político), tratará de contentar
al ciudadano ante la Prensa. Así nos va en estos asuntos de dotación de medios
policiales.
Personalmente confió en el porte
y uso de las armas paralizantes por impulsos eléctricos. He sufrido
voluntariamente la experiencia de ser alcanzado con un Taser y creo que ello me
autoriza, mínimamente, a dar una opinión
al respecto. Pero igual que me manifiesto en esa dirección, también lo haré en
otra: el Taser no es la panacea. El Taser es un medio muy útil si se dan las
circunstancias oportunas. Para opinar de esto, como de casi todo, hay que ser
realista y conocer datos objetivos. Con un Taser solamente se tendrá una
oportunidad, un “tiro”. Si con ese
tiro no se consigue acertar, no habrá más opciones de Taser a no ser que
pidamos un tiempo muerto al agresor para recargar el arma eléctrica; o utilizarla
coercitivamente al contacto (por contacto del arma se puede trasmitir también la
descarga). Pero me temo que muchas veces, por no decir la inmensa mayoría, no
tendremos tiempo para pensar y la otra parte, el malo, tampoco lo tendrá para
responder en nuestro favor. Estamos hablando de acciones violentas en marcha
(letales a veces). Acciones siempre muy muy rápidas.
Amigos, el Taser puede ser la solución para muchas
cosas, pero no para todas. Para que un agente sea eficaz con un solo aparato tendrá
que disparar a corta distancia y sobre una persona que, en el momento del
impacto, permanezca relativamente estático en el rango de tiro. Para que sea
eficaz la descarga eléctrica, los dos “arpones” eléctricos que salen de la
pistola Taser deben alcanzar al cuerpo disparado. De alcanzarlo solamente un
arpón deberemos desecharlo en tiro y usarlo, si hay tiempo, en la modalidad de
contacto físico.
Dicho lo anterior, y volviendo al
video del policía americano, de haber llevado consigo un Taser solo hubiera
tenido un segundo para desenfundar e impactar eficazmente con los dos
filamentos (arpones). De no haber alcanzado al joven con ambos arpones podría
haber sido golpeado con el bate, pero ya, muy posiblemente, sin opción de más
defensa… ni siquiera con el arma de fuego. No sé si el funcionario portaba o no
un Taser, pero la situación podría no haber sido favorable para él en caso de
haberlo usado y haber fallado.
Otras situaciones sí que son
ideales para emplear el Taser, por ejemplo aquellas en las que un sujeto
violento ya está rodeado por los agentes sin que exista, de modo inminente,
riesgo para vidas humanas. Cuando un policía está negociando o conversando con un
violento en la escena y tiene su arma paralizante empuñada y dirigida hacia el
sujeto, se está ante una situación idílica para soltar los 400 voltios y 0.0021 amperios. Este supuesto que
planteo es relativamente frecuente para todos nosotros, salvo que pocos
llevamos un Taser en la cintura (yo no, aunque en mi Jefatura hay seis o siete
guardado sabe Dios donde).
Siendo España un país en el que a
los policías se nos entrena poco y mal en el empleo de nuestras armas de fuego,
¿qué nos hace suponer que se nos va a entrenar mucho y bien con el Taser? ¡No nos
engañemos, por favor! No creemos más polémicas. Hay muchos policías que con tres
disparos no son capaces de acertar, en fuego rápido, desde tres metros de
distancia a una silueta tras el desenfunde, ¡cómo vamos a pretender creer que
un solo disparo de Taser solucione todo, si además se entrena menos que con el arma
de fuego! ¡Pisemos la el suelo, leches!
Para criticar y sacar
conclusiones tenemos que mirar cada caso concreto y cada circunstancia particular.
Jamás dos enfrentamientos son idénticos, aunque se parezcan mucho. Que una
situación pueda salvarse con determinado tipo de arma no implica que otra
situación similar permita ser solventada de idéntico modo y con igual resultado.
De entrada, lo que un ser humano percibe de una forma, otro, aun siendo ambos policías,
puede percibirlo de otra manera. Un policía no deja de ser un Homo
sapiens y el porte de una placa, incluso cuando en la escuela de
policía se le inyecten conocimientos, no le aporta poderes extrahumanos.
Como saben quienes me conocen y
me leen, me gusta emplear ejemplos reales conocidos por mí o por todos, ahí va
uno. Hace tres años, un policía cercano a mí se encontró frente a frente con un
delincuente que huía tras cometer un delito. Esto se produjo en un callejón sin
salida, como en la tele. Para colmo, el delincuente era un enfermo mental que,
cuchillo en mano, amenazaba al agente con matarlo si no se quitaba de su camino
y lo dejaba huir. El funcionario, con buen criterio en mi opinión y sin poseer
un Taser, desenfundó su pistola de 9 mm Parabellum y apuntó a las piernas del cuchillero.
Todo esto sucedió a una distancia de menos de tres metros entre ambas personas.
Finalmente, y por no deponer su hostil actitud, este compañero disparó a las
piernas de su estático y cercano agresor. El resultado paralizó a todos los
policías presentes (cuatro). Desde tres metros, contra un blanco “enorme” y quieto
como una estatua, el proyectil no alcanzó su objetivo. Por suerte para todos,
el sujeto pensó que aquello era un aviso serio y se dio por avisado: tiró el
arma y se entregó.
Para acabar, lean e interioricen esta definición que nos
ofrece el doctor Rivacoba y Rivacoba(1) sobre
la legítima defensa. Mediten sobre ella: “El defensor debe elegir de entre varias clases de defensas posibles,
aquella que cause el mínimo daño al agresor —naturalmente, elegirá
entre los medios de que dispone en ese preciso instante—, pero NO por ello tiene que aceptar la
posibilidad de daños a su propiedad o lesiones en su propio cuerpo —no
necesariamente debe haber sido herido para poder defenderse—,
sino que ESTÁ LEGITIMADO para emplear, como medios defensivos, los medios
objetivamente eficaces que permitan esperar, con seguridad, la eliminación del
peligro —medios que garantiza la eficacia, no otros—”.
Como de casi todo, saquen sus
propias conclusiones.
(1) Profesor don Manuel de Rivacoba y Rivacoba, catedrático de
Derecho Penal, filósofo del Derecho, humanista, académico y escritor. Madrileño
nacido el 9 de septiembre de 1925, falleció en diciembre de 2000. Cursó
estudios de Derecho y Filosofía en la Universidad Central de Madrid, donde se
licenció en ambas carreras con sobresaliente calificación. Destaca su Premio
Extraordinario de Licenciatura en Filosofía y Letras, sección de Filosofía. Más
tarde realizó el doctorado en la misma universidad, obteniendo el grado de doctor
en Derecho con la calificación de sobresaliente.
PD: existen nuevos modelos Taser
de hasta tres cargas (tres disparos) y una escopeta Taser que proyecta un
cartucho con similares características y propiedades. Pronto estarán disponibles
en el mercado.■
"pero NO por ello tiene que aceptar la posibilidad de daños a su propiedad o lesiones en su propio cuerpo"
ResponderEliminarMuy cierto. A ver si los medios y muchos compañeros toman nota.
Un saludo, Ernesto. Grande, como siempre.
Nono.
Por cierto, no he visto el vídeo, ¿dónde ha salido?
Hola Nono.
ResponderEliminarGracias por tus palabras. El video salió en los noticieros de Tele5 y Antena3, creo que fue el jueves o el viernes.
Un saludo.
Ernesto.
Esto nos pasa por tener una profesión que todo el mundo sabe hacer mejor que nosotros.Cualquiera que pase por la calle te dice los que tienes que hacer y como lo tienes que hacer. Si no das tienes que dar si das eres una bestia y asi.Es un problema enquistado en la sociedad ejemplo: Al CNP nos retiran el subfusil por que dicen los señores socialistas que es un arma de guerra, bien en el Congreso y en el Ministerio del Interior no lo retiran, ¿ estaran en guerra?.Este fin de semana hemos tenido. en mí plantilla un problema de reyerta multitudinaria intervienes, de pronto la frase magica ,OJO NOS ESTAN GRABANDO, ya tienes dos problemas. Habeis visto como nos miran los medicos cuando apareces con un detenido que presenta lesiones sin saber ni como las tiene ni por que, como cambia ese medico cuando acudes por que le quieren pegar, es solo un ejemplo, de que la hipocresia no afecta solo al uso de las armas es en general, somos sospechosos de brutalidad por que si. Un saludo Jose Moreno.
ResponderEliminarGracias por tu aportación José.
ResponderEliminarUn saludo.
Ernesto.
Un amigo me ha recordado que TASER posee un nuevo modelo, el X3, el cual aporta sustanciosas mejoras sobre el modelo anterior, y más extendido, el X26/M26. El nuevo X3, que yo sepa, no está en servicio en ninguna unidad policial de nuestro país. De ahí que, inconscientemente, no lo contemplara para redactar este trabajo.
ResponderEliminarLa principal ventaja de X3, frente a los modelos anteriores, es que puede efectuar hasta tres descargas/disparos.
He dicho.
Ernesto.