Los que van al trabajo y los que van a trabajar: ¿A qué grupo perteneces tú?

Por, Ernesto Pérez Vera

Llevo mucho tiempo pensando en este tema. Todos los policías no somos iguales. Por más que nuestros sindicatos manifiesten que todos somos iguales y reclamen lo mismo para todos, eso, por suerte, no es cierto. Cada uno vende lo que puede y tiene, profesionalidad unos y humo otros. “Trabaja según te pagan”, es un manido eslogan sindical, pero para muchos habría que invocar este otro: “Cobra según produces”. ¡Ahí le duele a más de uno que yo me sé!

Todos los sectores y grupos sociales están desconchados. Año tras año, casi todos los colectivos laborales van yendo a menos en cuanto a integridad e imagen pública general. Creo que esto no se le escapa a nadie, a no ser que siempre haya sido así y que ahora, gracias al mayor tráfico de información, sea más fácil darse cuenta. Nuestra sociedad vive una enorme crisis, no solamente económica. Principios y valores que antes eran buscados y aplaudidos en determinados oficios, y que siempre sumaban en positivo, hoy no son más que un lastre para demasiados trabajadores públicos y privados. En mi profesión, por desgracia, esto es palpable a poco que se abran los ojos con atención y ánimo indagador. ¡Ah!, por cierto, soy policía. Las manidas frases “¡yo paso de tó!” y “¡yo no hago ná!”, son el grito de guerra de muchos desgraciados y repugnantes compañeros míos. Así es, yo, como siempre, haciendo amigos.

(http://tirodefensivocampodegibraltar.blogspot.com/2010/10/no-es-lo-mismo-desgraciados-afortunados.html ).

Algunos presumen públicamente de haber dirigido tales frases a sus propios jefes. Y lo peor no es que las pronuncien, cosa que me consta que hacen, sino que las cumplen cual mandato divino: ¡pasan de todo y de todos! Naturalmente, muchos jefes superiores y mandos intermedios surcan estas mismas líneas de actuación y rendimiento. Es así como algunos han llegado tan alto en el escalafón jerárquico policial y/o sindical. Más de los que el buen gusto, las buenas costumbres y la debida educación se pueden permitir, han hecho de este modo de actuar una religión, proclamando incluso dioses e ídolos a emular. Porras y placas tiradas en el fondo de la taquilla.

Usando como base de estudio los especímenes que me rodean, he tratado de hacer una división doméstica de perfiles profesionales. Entre las especies a catalogar, como es lógico, también me encuentro yo mismo. No es fácil. A poco que observo y medito, descubro algún nuevo ejemplar. Rica fauna la que se agazapa en la no menos abundante flora. Por cierto, también hay mucho follaje no clorofílico.

Tenemos a los que ni sienten ni padecen, o lo que es lo mismo: están, pero como si no estuvieran. Son los que yo defino como cucharas, gente que ni pincha ni corta. Estos son aquellos compañeros que, como otros que veremos más adelante, van al trabajo y no a trabajar. Suelen ser policías que, aun llevando muchos años de servicio, no saben cómo llegar hasta aquella calle tan conflictiva de la ciudad que tantas incidencias policiales protagoniza todos los días. ¡Patético! Allí, teóricamente, han debido estar mil veces, pero ni quieren ir ni pueden aguantar el peso de la gorra. Son los clásicos “no saben, no contestan”. De esta gente se dice, incluso institucionalmente, que no se les puede pedir más. Pero están más protegidos que los que sí arriman el hombro y dan el do de pecho. Cascarones. Peligrosa gentucilla que nunca hará nada por nadie. Atrincherados en sus propias vómitos. Indigentes intelectuales.

Estos tipejos, aunque también tipejas, solamente saben a qué hora empieza el partido más destacado de la jornada de fútbol y adónde ponen el café más barato de la demarcación. Son los que van allá adonde el viento los empuje. Pero eso sí, un viento sumamente suave. Nada de prisas ni sobresaltos. Se trata de un perfil manejable, de quien nadie sacará nada positivo para el servicio. Suelen ser seres amables, todo hay que decirlo. Sus integrantes no son más meros números estadísticos. Cualquier sinrazón es buena a la hora de justificar lo que jamás admitirán: su bajo o nulo rendimiento. Son personas anodinas e insulsas, como sus excusas para justificar la improducción. Muchas veces son infantiles.

También contamos con los que sí saben en qué sitios se venden drogas y adónde se ocultan los consumidores tras cometer robos. Pero incluso sabiendo esto, y más, no se implican en la prevención, represión y persecución de las infracciones (pueden ser penales o administrativas). Saben que en determinadas calles se trapichea con armas, con drogas y con lo que encarte, pero pasan de largo y a distancia, en el mejor de los casos. No son capaces de señalar con precisión los puntos concretos en los que se mercadea con lo prohibido, pero al menos les suenan los nombres más habituales del elenco delincuencial autóctono. Lo malo es que no pueden ponerles cara: jamás se han acercado a ellos lo suficiente. Nunca los han cacheado y mucho menos los han detenido.

Esta especie es fácilmente manipulable por sus compañeros, jefes, sindicatos y hasta por la Gallina Caponata. Entonan, sin desafinar, el: “Hoy sí voy a hacer algo, pero mañana no, porque ha ganado las elecciones la gente a la que no voté. Pasado mañana ya veré qué hago: siempre haré lo que le convenga al que mueve los hilos, que para eso es el que me ha regalado el boquete”. En fin, personas carentes de personalidad, que siempre irán al sol que más caliente en cada momento. Para justificar sus bajos niveles de productividad y sus posiciones enfrentadas a otros sectores del gremio, suelen alegar que no curran porque no quieren problemas con el resto de grupos existentes. Se pegan cómodamente al poder establecido, o a la corriente de pensamiento mayoritaria. La soledad es muy fría. No son tontos, son lapas en rocas poderosas, a los pies de acantilados en los que las olas rompen con cariño.

Otra tribu es la de quienes conocen los lugares exactos en los que se producen ilícitos e incluso saben cómo se llevan a cabo tales infracciones (insisto, pueden ser administrativas o penales). Estos, además, saben quiénes son “alias fulano” y “alias mengano”. Pero como pasan de todo, y no hacen ná, no se mojan mucho más allá de lo justito. Esta gente, por fin, ya empieza a molestar a los infractores, pero escasamente y con poca frecuencia. No acostumbran a escurrir el bulto descaradamente, pero si la ocasión lo permite… dejan que vayan otros. Pero bueno, algo es algo. Son el palo de la lanza, ya llegaremos a la punta. Quiero pensar que este es el perfil más extendido en la comunidad policial, pero suele sufrir frecuentes altibajos en su ritmo de trabajo. No son regulares. Aun así, ahí están, menos hacen otros muchos.

Esta gente se ha habituado a permanecer en una posición inteligente: ni están con todos ni están contra todos. Caen bien a la mayoría. Navegan de puta madre. Ojalá el grupo más común y extendido estuviese más comprometido, pero lamentablemente esto es pedir casi un imposible, aunque parezca mentira.

Ya nos vamos acercando a los que más se implican en esto de doblar el lomo, a los que se empapan.

Hay otra etnia, la integrada por quienes se comprometen cuando la bolsa suena. Muchos solamente se involucran, unos más que otros, cuando existen pluses y gratificaciones económicas de por medio, o cuando un ascenso sobrevuela sus cabezas. Mientras les paguen un poco más, doblaran un poco más el lomo. Esto está genial, ¡por fin un perfil que da el callo! Lo shungo es que normalmente no creen en lo que hacen. Es más, puede que hasta los del perfil definido anteriormente crean más que estos. No en vano los otros se mojaban un poco, sin que les arrimaran incentivo alguno. Por tanto, estos de ahora curran mercadeando: trabajan según les pagan. No me gustan. Personalmente prefiero a los sujetos encuadrados cerca del otro perfil, al menos no se venden, manteniendo cierto nivel de dignidad personal. Los de este grupo no suelen ocultar que van allá donde más pelas acoquinen. Mercenarios les llaman, y con orgullo lo reconocen algunos de ellos. Según soplen los vientos de las corrientes políticas y sindicales internas, unas veces serán más queridos y otras veces serán más criticados y odiados.

Entre los mercantilistas subyace una subespecie, la que parece que es muy profesional, pero que solamente simula serlo. El integrante de esta piara pasará por ser un trabajador muy cualificado y comprometido, aunque sea por la bolsa de plata extra que le dan a final mes. Pero no es verdad: parecerá que está en el barco, sin estarlo. Estos son inteligentísimos y muy astutos. ¡Cuidado con ellos! Se adosan al grupo que más dinero gana, haciéndose necesitar por quien manda. Pero en el fondo, a poco que se analice su rendimiento, se podrá comprobar que rinden muy poco o incluso nada. Mienten, fingen y engañan. Se mimetizan. Se enmascaran. Se especializan en reírle las gracias a quien mueve los hilos desde detrás de las cortinas. Viven de la renta de otros. Su gran astucia les hizo sembrar un poquito en el pasado, para recoger, mucho, más tarde. Pero que nadie se llame a engaño, nunca produjeron demasiado y mucho menos calidad. Créanme, abundan y ascienden con mucha ligereza y alegría.


También están en este particular catálogo aquellos que tienen algo de todos los perfiles, pero que, a la vez, no pertenecen a ninguno. Son muy singulares. Tranquilos, me explico. Estos podrían ser los que hoy lo dan todo, y mañana nada. Lobos solitarios. Todo puede depender, por ejemplo, de con qué compañero vayan de pareja. También son manejables, pero no siempre. Suelen ser buenos trabajadores, pero no te puedes fiar de ellos: en absoluto mantienen la regularidad en cuanto a rendimiento e implicación. Estos, bien llevados, son muy útiles y eficaces. Creo que profesionalmente no piensan mucho, pues necesitan que les digan cómo saltar y hasta dónde hacerlo, pero al final saltan. Es un grupo a valorar muy positivamente, que está muy extendido en nuestras sabanas y junglas laborales. Estos, cuando no se entregan con ganas, suelen alegar en su descargo las razones del parón biológico productivo. Cosa de los biorritmos. No es mala especie para tener cerca.


Quizás el más criticado y odiado perfil sea el de aquellos policías que siempre actúan del mismo modo y con el mismo alto grado de implicación, compromiso, interés y entrega. No hay muchos, son rara avis. Son gente con ganas. Ante cualquier tipo de servicio que surja, sea de la índole que sea, se entregan al máximo. Llueva, haga calor o frío, y aunque sea la hora de acabar el turno de trabajo, siempre acuden a los llamamientos con ganas de resolver las incidencias. No temen gratuitamente a las consecuencias, porque operan con todas las garantías que otorga conocer lo que se está haciendo. Dominan el terreno de juego.

Ya están acostumbrados a ser vilipendiados. Lo asumen cada nuevo día. Estos extraños sujetos creen en lo que hacen, como también creen en aquello que representan. Son vistos y tratados como bichos. Este perfil no es nada inteligente. Suele nadar contra corriente, y nunca sale del pozo en el que entra por mantener firme su postura. Sus miembros actúan en conciencia y por convicción. Son considerados tipos clínex por la superioridad, y ellos lo saben: personas de usar y tirar. Sus jefes siempre abusarán de ellos, por su alta rentabilidad, sin ser reconocidos como merecen. Perros guardianes, mal cuidados por sus amos. Es la propia Historia del ser humano.

Cada sujeto identificado en alguno de estos grupos laborales sabe, aunque sea en lo más abisal de sus adentros, cuáles son sus podredumbres. No dejamos de ser animales Homo sapiens, por lo que conoceremos nuestras limitaciones, nuestros temores y nuestras debilidades, pese a negarlas, ocultarlas y disimularlas. Todos, en mayor o menor medida, criticamos a los demás integrantes de los grupos, subgrupos y perfiles que nos circundan. Pero algo es más seguro todavía: todos omitiremos en público nuestras vergüenzas y miserias. Ante los desconocidos nos venderemos como grandes y entregados profesionales. Pero lo cierto y verdad es que únicamente engañaremos a quienes no nos conocen sobre el tablero. Demasiados actúan, o actuamos, como el perro del hortelano, que ni come ni deja comer. Hablo de los que siempre minusvaloran el trabajo que hacen los demás, tratando de menoscabar su imagen pública (la de los otros). Es una reacción lógica: quedan al descubierto, con el culo al aire, viéndose obligados a crear pantallas de humo. Gallináceos que cacarean y picotean. Aves no voladoras, ponedoras de huevos podridos.

Todo puede resumirse con una frase ampliable y sin duda mejorable: existen los que saben, pero no quieren, y los que quieren, pero no saben. Esto pone en juego otro factor, el de la formación. A este respecto también hay de todo en este colectivo.

En cada uno de los perfiles descritos tenemos a personas con formación académica universitaria, con estudios medios y con el nivel básico educativo. Pero no se engañen, que alguien haya pasado por una universidad no implica que sepa desenvolverse en la profesión. Es más, tampoco poseer una exquisita formación cultural, e incluso policial, conlleva compromiso con el pilar fundamental de nuestro quehacer: la defensa, a pie de calle, de los derechos y las libertades de los ciudadanos.

Hay de todo, lo sé. Soy el primero que lo dice, pero prefiero tener cerca a un policía comprometido que no tenga estudios superiores, que a uno formado universitariamente que no tenga interés ni acredite implicación. Esto hay que matizarlo. Para que el comprometido y no formado no la cague demasiado, siempre ha tener cerca a un compañero ojo avizor, bien instruido. Lo ideal es la simbiosis formación-implicación, pero por desgracia no abunda.

No me puedo sustraer a tocar, aunque sea de soslayo, otra lastrante carga: los fashion victim (los víctimas de la moda). Estos, que están en auge, son aquellos que solo piensa en sus cabellos y en sus gafas de sol de última moda. En otros tiempos ya muy pretéritos, por el corte estético, se les podría haber llamado brillantinas o gominas. Estos son los que nunca quieren usar la prenda de cabeza para no despeinarse. ¿Verdad que todos conocemos a un puñado de gente así? Esta puede ser, casi siempre, una demostración externa de que no van a trabajar sino que van al trabajo. Solamente piensan en su imagen estética ante los/as demás, pero sobre todo ante ellos mismos. Estos frívolos estilistas, que principalmente florecen en los dos primeros perfiles descritos en el presente artículo que ya expira, ofrecen a los ciudadanos una fea e inacertada imagen de la institución policial.

Comentarios

  1. Yo soy de los que pienso que con "ir a trabajar" ya se está trabajando, con ponernos el uniforme ya estas en modo "on". Me explico al carnicero, al cartero, al ingeniero e incluso al militar, en sus ocho horas de trabajo nunca están pendientes de recibir un aviso de la miriada de situaciones en que se puede enfrentar un policía: desde un atraco a un banco, una violencia doméstica, un incendio, un accidente de circulación, etc,etc, y sea como sea ese policía "vago", "comprometido", "pelota", etc,etc, este se encuentra ahí con su compañero y debe actuar y se juega la vida, con la nula formación típica de las FS españolas, con el material de dotación o pagado de su bolsillo, pero ahí está. Yo expongo desde el punto de vista de un guardia civil de seguridad ciudadana, si no llega a ser por las Asociaciones profesionales jamás estaríamos teniendo la calidad de vida que tenemos hoy en día (por supuesto mejorable). Los sindicatos, asociaciones, etc, pueden ser criticadas pero también debemos alabar lo que hacen. Entiendo a los escasos compañeros que les da igual que cada vez cobremos menos, que les de igual la nula formación que poseemos y la poca calidad de vida que tenemos comparado con ......(pongase aquí a quien nos queramos comparar) y que siguen a trabajar a destajo,cada uno con su vida hace lo que quiere. Yo hoy en día soy de los que salgo de servicio y no hago ni más ni menos que lo que me vaya surgiendo, no busco, si veo actúo pero no busco, que busque el que está en su casa y cobra una ignominiosa "prostituidad" con el sudor y a veces la sangre de otros.-

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  2. Gracias por tu comentario Munifex. De todos modos, existen tipejos uniformados que aunque les pille de lleno una situación..."escurren el bulto". Yo me alegraré de que tú no conozcas a gentuza así, pero yo conozmo a muchos.

    Algunos pasan de la desverguenza y eld escaro a lo delictivo por omisión...

    Felices Fiestas amigo.

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  3. Sensacional Articulo Señor Lurio,no es lo mismo dos bolas negras que una negra en bolas,sanguijuelas hay en todas las profesiones lo mas lamentable es que existan en las FCSE,y mas con el paro existente en este nuestro pais,estoy seguro que hay muchas personas que sienten la profesion y les gustaria desenpeñarla por credo y conviccion pero no pueden por una cosa o por otra y hay estamos metidos en el mayor club de este pais,EL PARO.
    Esta es la humilde opinion de un futuro vigilante de seguridad,POR QUE ALGUN DIA LO SERE,un saludo y buen servicio.

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  4. Hace tiempo le comenté a Ernesto la posibilidad de escribir un artículo en la misma línea que el presente (del que no puedo opinar, ya que no pertenezco a FCSE), pero centrado en seguridad privada.
    Hay mucho que decir, pero no quiero tener que irme de España...jajaja.
    En el fondo, como apunta el autor al final del texto, cada cual, en el fondo, sabe a qué grupo pertenece.
    Perico

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  5. Buen artículo y tema tratados.
    Muchas veces me planteo dejar de estar en el grupo de los que mas posibilidades tienen de dejarse la vida o ser condenados o expedientados (tengo hijos), pero la cabra tira pal monte.
    Pertenezco al sector público (en 3 administraciones distintas una de ellas militar) pero antes estuve en el privado (4 años)y no se donde cuecen más habas.
    Espero que algún compañero tipejo en concreto no me pida nunca apoyo porque entenderé que ha dicho que se va a comer un bollo.
    Feliz año a todos.

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  6. Estimados amigos Perico, Sacros y Traiti: gracias por vuestros comentarios, se los trasladaré a Don Lurio si algún día lo conozco.

    FELICES NAVIDADES, Y, DESDE LA LÍNEA DE LA CONCEPCIÓN: VIVA EL JAMÓN DE CERDO...

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  7. No Ernesto,en la linea de la concepcion no podeis hablar del cerdo ni sus derivados,que ofendeis a la comunidad musolmania,jajajajaja,saludos y buen servicio.

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  8. Yo soy muy respetuoso con los sentimientos religiosos de todo el mundo, y quien me conoce lo sabe, pero ese asunto del Instituto es una tontería como un cerdo de grande.

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  9. "Quien se sienta impregnado de la propia estimación preferirá vivir brevemente en el más alto goce que una larga existencia en indolente reposo; preferirá vivir un año solo por un fin noble que una larga vida por nada;preferirá cumplir una sola acción grande y magnifica más que una serie de pequeñeces insignificantes. Aristoteles".
    Dicho popular: "Por aquí paso un cobarde, aquí quedo un valiente".
    Ahora queda a criterio de cada uno que quiere ser de mayor, pero como dice Munifex, el Señor del lado oscuro y su jefe cada día nos tocan más las partes nobles y cuesta Dios y ayuda ponerle ganas.Felices Fiestas a todos los compañeros de todos los grupos descritos en especial a los últimos y que el año nuevo nos traiga un viento que limpie el solar que antes era España. Un saludo. Jose Moreno

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  10. Felices fiestas amigo Moreno. Gracias por tu comentario.

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  11. Hola amigo Ernesto,se me acaba de ocurrir una idea para acabar con la entrada ilegal de mosulmanes,es la siguiente:Se hace una ristra de cerdos bien atados y juntitos que no tengan huecos por donde colarse y rodeamos este nuestro pais de cerdos y ya esta,su fe les inpedira tocar a tan noble y aprobechable animal,y aqui paz y despues gloria,por cierto FELIZ NAVIDAD Y PROSPERO AÑO NUEVO A TODAS LAS PERSONAS DE BUENA VOLUNTAD Y NOBLE CORAZON.

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  12. A Ernesto P.V. y los lectores de este blog:
    Que tengais un felíz año, y que ésta decada que empieza se cumplan vuestros retos y objetivos.
    Un saludo de Raúl Grande.

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  13. Hola Raúl: qué grande eres.

    MUCHAS GRACIAS POR TU COMENTARIO Y FELICITACIÓN, ESPERO VERTE ÉSTE AÑO POR AQUÍ OTRA VEZ. Feliz 2011

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  14. Que tal, mi nombre es DIEGO G. soy agente de policía en argentina..la verdad que es una realidad, lo que comentas y me ha hecho reflexionar en varias circunstancias, hoy en día las fuerzas de seguridad públicas tienen más cantidad de efectivos que calidad de ellos, los aspirantes a agente utilizan el estado para obtener un salario, y ni hablar de vocación de servicio, es muy raro encontrar un compañero que actué por vocación y desempeño, siempre en la especulación, en el yo no me meto, hago lo justo y necesario, ventajista en todo momento, pensar que yo daria mi vida por el servicio, pero seamos honestos...nadie te lo reconoce, lo único que te queda es la satisfacción personal de poder ayudar a alguien, en lo que sea, como tu dices yo ando buscando estando franco de servicio, pero si me encuentro con alguna situación la enfrento, es mi naturaleza, asimismo me han criticado en varias ocasiones, pero no importa es lo que yo decidí,...y es del lado que estoy.. Excelente lo tuyo amigo.. un abrazo desde Mendoza-Argentina, tierra del buen vino..

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  15. Estimado Diego, gracias por leerme desde tan lejos.

    Es triste saber que esto que cuento nada o vuela, porque cuál peste se propaga por todo el mundo. ¡Y yo que me creía que solo pasaba aquí! Qué iluso soy.

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  16. Hay articulos que me dejas muy descolocado,,,yo conosco a los cucharillas a los lobos con piel de cordero a los aduladores, chivatos y pelotas.Y al mejor amigo del jefe el guardia borracho putero y bingero,,,todo un sicologo de la observación. Felicidades Ernesto.

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    Respuestas
    1. Me encanta lo de putero y binguero, solo falta Esteso y Pajares, jajajajaja.

      Un saludo. Gracias.

      Ernesto.

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