Nomenclatura de la cartuchería metálica: ¿Por qué se llaman así los cartuchos que usan nuestras armas?
Ernesto Pérez Vera
Este es un tema muy interesante que
no todos los profesionales conocemos profundamente, de ahí la cantidad de
errores que se solemos cometer a la hora de hacer referencia a un cartucho, o a
un calibre determinado.
Cuando los agentes de policía
conversamos entren nosotros, seamos del cuerpo que seamos, es frecuente ver
flotar sobre nuestras cabezas la supina ignorancia en la que nos manejamos a
estos respectos. El asunto es muy desconocido entre los profesionales de la seguridad,
sin que la pertenencia a determinados cuerpos o unidades pueda atribuir
maestría y dominio en la materia. Sorprendentemente, incluso entre
los armeros existe desconocimiento, lo cual provoca no pocos malentendidos
cuando comercialmente se adquiere munición. También es habitual detectar en la
televisión, en la radio y en los medios de prensa escrita, como los dedicados a
la información exponen verdaderas barbaridades al hablar del arma o cartucho
que determinados delincuentes, o funcionarios de policía, usaron en la acción
protagonista de la noticia tratada.
Ya saben que soy un hombre de
ejemplos, por ello les ruego que atiendan a este: en una academia española, no
importan mucho si de policías o militares, un mando estaba impartiendo
recientemente una clase teórica de tiro con pistola. Una vez mostrado a sus
alumnos el arma reglamentaria, alumnos que por cierto se hallaban en un curso
de promoción interna, para alcanzar la misma escala que el docente que ante
ellos exponía, el instructor sacó de su maletín una pistola particular de
idéntico calibre al que protagonizaba la lección del día. Dijo que la suya, que
para eso era de él, era la caña y mucho mejor que la de dotación en la fuerza
(desde mi punto de vista, no era cierto). Entre una cosa y otra, extrajo el
cargador de su preciada pistola, dejándolo visible sobre la mesa. En ese acto,
un alumno avispado y aventajado se percató de que los cartuchos que había alojados
en el cargador eran del calibre 9mm Corto, cuando debían ser del 9mm
Parabellum. Informado el profesor de tal eventualidad, lo negó con vehemencia.
Pero tuvo que rendirse ante la evidencia, una vez comprobado el apunte del
educando. Admitió que sí, que se había equivocado municionando, pero que como
en su despacho tenía varias cajas del 9mm Largo… más tarde subsanaría el error.
Ahí lo dejo, amigos lectores. Saquen sus propias conclusiones. Les doy mi
palabra de que, lamentablemente, esto es tan verídico como los chiste del
sinigual Paco Gandía.
Los cartuchos suelen estar marcados
con el nombre o denominación que los identifican como pertenecientes a un
calibre determinado. Tales marcajes están
compuestos, normalmente, por alguna cifra seguida, a veces, de otra cifra o de
un nombre. En ocasiones serán siglas, o un conjunto de letras, las que
acompañen al grupo de dígitos.
La cifra suele hacer referencia al
diámetro (calibre) del interior del cañón del arma para el que se diseñó el
cartucho, o bien al diámetro del propio proyectil. El segundo dígito normalmente
arroja datos relativos a la longitud de la vaina o casquillo, o también puede señalar
el peso del proyectil, o de la carga de proyección (peso de la pólvora contenida
en la vaina). La segunda cifra que sigue a la del calibre puede ser, en
ocasiones, la velocidad que se estima aproximada que tendrá el proyectil en la
salida por la boca de fuego, lo que se llama velocidad inicial. En otras
ocasiones, el segundo dígito, o conjunto de números, llega a expresar el año del
diseño del cartucho, o la fecha en que dicho calibre fue adoptado
reglamentariamente por un ejército concreto.
En este texto usaremos, como
modelos principales, los calibres más frecuentemente utilizados en España,
tanto a nivel policial como deportivo. El
archiconocido calibre 9mm Parabellum es utilizado en otros países con las
denominaciones 9 x 19mm y 9mm Luger.
Según sea el origen del fabricante, el calibre será más o menos conocido
por una de estas denominaciones, aunque en otros tiempos fueron más nombres los
que identificaban a este afamado calibre. Otra forma de llamarlo es,
sobre todo en ambientes castrenses: 9mm OTAN/NATO.
Recordemos que el 9 Parabellum
fue diseñado por Georg Luger, en 1902, para la mítica pistola semiautomática Luger
P08. Este arma fue bautizada como Parabellum, de ahí que ciertos fabricantes
usen uno u otro nombre, para definir al cartucho. En la actualidad, 9 x 19mm es la denominación a la que cada vez más se
recurre, significando esto que el diámetro del proyectil tiene 9 milímetros y
que la longitud de la vaina mide 19 milímetros. Internacionalmente, en
su momento, se estableció que a este calibre se le iba a conocer como 9mm
Luger, pero en España, por tradición, se le sigue llamando Parabellum.
La nomenclatura que acabamos de
ver en el archipopular 9 Parabellum corresponde al método más empleado en
Europa, basado en el Sistema Métrico Decimal (SMD), de amplia o casi total
implantación en el viejo continente.
Otro calibre muy extendido en el
seno de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y Fuerzas Armadas es el 9mm Corto,
el cual recibe varias denominaciones en otras partes del planeta, ya sea por el
sistema de medida empleado en el país en cuestión, o por norma interna de cada
fabricante. Así
pues, en los países que utilizan el SMD se conoce a este calibre, también, como
9mm Kurz, 9mm Short y 9 x 17mm. Siendo conocido en las zonas de influencia
anglosajona como: .380 Automático, .380 Auto y .380 ACP. Debemos
significar que las siglas ACP corresponden a Automatic Colt Pistol, siendo empleadas en la designación de otros
tantos cartuchos.
Existe otro sistema de medición para
nomenclaturar la cartuchería, es el sistema usado en el Reino Unido y en los Estados
Unidos, amén de en otros muchos países que históricamente han estado ligados a
la Commonwealth
(Comunidad de Naciones amigas de Gran Bretaña). En estos estados el sistema de medición es
bien distinto al usado en la vieja Europa continental. Ellos no usan el metro,
ni el centímetro, ni el milímetro, sencillamente no emplean el SMD. Hablamos de
un sistema basado en la pulgada: el Sistema Imperial o Sistema Anglosajón. También trabajan con unidades de medida diferentes para las
velocidades y los pesos.
El Sistema Imperial suele ser de
complejo entendimiento para quienes solamente están habituados a trabajar con
el método continental. Incluso conociéndose el sistema, son muchas las
ocasiones en las que se debe pensar, y calcular, para saber con precisión de
qué cotas o medidas se está hablando en milímetros. No suele pasar esto cuando
se mencionan los calibres más comunes y cercanos, como son, por ejemplo, el .22
LR, .38 Especial, .357 Magnum y .45 ACP. Quizá sean estos los cartuchos de origen
anglosajón, para armas cortas (también usados por armas largas), más difundidos
en España. Hay que reseñar que el calibre .40 S&W tiene cada día más
aceptación entre los tiradores deportivos de recorridos de tiro (IPSC), pero
también entre los agentes de policía que buscan armas personales de más
potencia que las dotadas reglamentariamente.
El error más común en el que caemos
es denominar a estos cartuchos del siguiente modo: 22 milímetros, 45
milímetros, 38 milímetros, etcétera. El fallo está en creer que, al igual que el 9 Parabellum, estos
cartuchos de origen anglosajón deben ser milimétricamente “apellidados”.
Quienes equivocadamente así se expresan, olvidan o desconocen que no se habla
de milímetros al referirse a un .45, .22, etc., porque de lo contrario el
diámetro de la boca de fuego del arma, y el del propio proyectil, sería del
tamaño de una pelota y estaríamos hablando de equipamiento militar de tiro
antiaéreo, o contracarro.
Para mayor comprensión de todo
esto, es necesario saber que una pulgada equivale a
25.4 milímetros. Con este dato, al decir que un cartucho es del calibre .45
estamos diciendo que tiene un diámetro de 0.45” (” = pulgada). Para trasladar
la primera cifra a milímetros habrá que hacer una sencilla operación
aritmética, consistente en multiplicar 0.45 x 25.4. El resultado que se
obtenga será, ya en milímetros, el diámetro que posee el proyectil. De este
modo, los cartuchos del .45 ACP, u otros como los del .45 Long Colt, cuentan
con un diámetro de 11.43 milímetros.
Otro ejemplo. El famoso .38 Especial, usado durante años por la policía
de todo mundo: 0.38 x 25.4 = 9.6mm. Este calibre está plenamente
vigente en España para los revólveres de cuatro pulgadas de longitud de cañón,
que reglamentaria usan los vigilantes de seguridad (cada vez se ven menos revólveres
entre los policías). También muchas personas lo emplean para defensa personal,
pero sobre todo se utiliza en el ámbito del tiro deportivo de precisión, en la
modalidad de grueso calibre.
Como vemos, el .38 Especial
posee, en principio, un diámetro de algo más de 9 milímetros. Pero debemos
hacer un comentario sobre algo que algunos desconocen y que a los neófitos
puede despistar un poco. El famoso .38 Especial recibió tal nombre cuando, en
realidad, su verdadera medida o cota de diámetro era de 0.357 pulgadas. Ocurre
que al primer fabricante de esta munición le pareció una cifra excesivamente
larga 357. Para el inventor-diseñador también eran muchos dígitos. Además, esto
ocurría en una época, en 1902, en la que ya existían muchos calibres con la
nomenclatura 38, por ejemplo el .38 Long Colt y otros más. Así pues,
la casa Smith & Wesson, que fue
la creadora de esta criatura, decidió, por marketing
y por popularidad, mantener el nombre de 38 y “apellidarlo” Especial para
distinguirlo de los ya existentes. Ergo,
redondeó de 0.357 a 0.38.
Cuando en 1935 nació el cartucho .357
Magnum, para ser usado en el revólver S&W modelo 27, los responsables de su
nacimiento usaron un cartucho de .38 Especial al que le alargaron la vaina en
algo más de tres milímetros. Ahora ya no usaron la cifra 38 para darle nombre al nuevo
cartucho, sino que recurrieron a las verdaderas cotas, esto es 0.357 pulgadas,
cambiando la denominación Especial por la de Magnum. Reseñar que el experimentador
y creador de este calibre era muy aficionado a beber champán en botellas de
tamaño magnum, grande, inspirándose en ello para apellidar a su nuevo retoño.
Con los calibres propios de armas
largas ocurre exactamente lo mismo. Debemos saber que cuando nos hablan del .308
Winchester, .30-06 Springfield, o .223 Remington, están refiriéndose a
cartuchos que España, y en otros países, pueden tener otra denominación. Cuando
nuestras tropas se encuentran en zonas de conflicto, codo con codo con soldados
de otras partes del globo, usan siempre la misma munición que sus aliados, aunque
sin embargo cada uno la llama de una forma distinta. A modo de ejemplo cotidiano y frecuente,
nadie debe dudar que el calibre 5.56 x 45mm, reglamentario en la OTAN, es
exactamente igual al .223 Remington. De igual modo sucede con el 7.62 x 51mm y
el .308 Winchester, que son la misma cosa. Si acaso, pueden existir
muy leves diferencias en cuanto a ciertas cotas y presiones internas (en estos
casos, no es conveniente abusar del empleo conmutado).
El súper conocido .30-06 Springfield, muy usado
en España para caza mayor, posee un diámetro de proyectil de 0.30 pulgadas,
significando 06 el año en que entró en servicio, de modo reglamentario, en el
ejército norteamericano, o sea 1906. Por cierto, la vaina de este cartucho cuenta
con 63 milímetros de longitud, por ello es denominado, también, 7,62 x 63mm. Curioso sistema,
ya mencionado al inicio de este artículo, es el que da nombre al calibre .250-3000
Savage. En este caso hablamos de un cartucho de rifle que monta un proyectil de
0.250 pulgadas de diámetro y que alcanza una velocidad de 3.000 pies por
segundos, lo que trasladado al sistema decimal ofrece 914 metros por segundo.
Otra forma peculiar de llamar a
los cartuchos es la de aportar, en el nombre, no solamente el diámetro del
proyectil, sino la carga de proyección que contiene la vaina. En el caso del
calibre .44-40 WCF (Winchester Center
Fire): 0.44 pulgadas de diámetro y 40 grain de pólvora. El grain,
o grano, es una unidad de medida que no hay que confundir con el gramo: un
grain equivale a 0.0648 gramos.■
Interesantisimo, gracias por compartirlo Ernesto..!!
ResponderEliminarGracias Bermúdez.
ResponderEliminarErnesto PV.
Ahora mismo en mi Comisaría se anuncia la venta de una Star PD de 45mm.Un saludo.Jose Moreno
ResponderEliminarAsí es amigo. Una vez un instructor de tiro de mi Cuerpo me dijo que había detenido la noche anterior a un tipo con una pistola del “45 m/m”. Traté hacerle ver el error, pero me miró con desprecio: lleva tres veces más años que yo en la Policía y es además tirador federado. Lamentable fue también que quienes estaban presentes no me creyeron. Me enseñaron el atestado, bueno la diligencia de inicios o exposición de hechos, y allí constaba: “ENTREGAN: pistola del calibre 45 mm, marca Llama MAX-1”. Otro error que detecté fue que no era modelo MAX 1, sino MAXI, el número romano “I” era una “i latina mayúscula”. Nada, tampoco creyeron que yo pudiera tener razón.
ResponderEliminarAl día siguiente demostré el error de ambas cosas, pues llevé catálogo de Llama y cartucho de .45 ACP y uno de 30 mm de un cañón aéreo. Así sí me creyeron, pero algunos dijeron que daba igual saber que no saber. Muchos prefieren hacer las cosas mal, parece que está feo saber y se instalan en cómoda y mayoritaria mediocridad. La unión hace la fuerza…
Pero es lo que le pasó a un amigo en la I. de Armas de la GC. Fue a guiar una pistola del .40 SW, y como no conocías el calibre (era la primera pistola de ese calibre en la demarcación), llamaron a varios “expertos” y mandos. Tras analizar el cartucho visualmente varios de ellos, y de medir con una regla, el más “experto” y de mayor empleo (estuvo destinado en una unidad especial), dio su veredicto: “Esto NO es un .40SW como dice la corredera y los papeles. Igual que existe el 9 mm Largo y el 9 mm Corto, este es el 9 mm Ancho, por eso mide un poco más de 9 milímetros…”. Esto es verídico, mucho más que los chistes del venerado Paco Gandía.
Ernesto Pérez Vera
Yo me lo creo amigo, por dos cuestiones: Una y principal, por que lo dices tú, y Segunda y primordial, es porque en las I.A. si les sacas de las escopetas paralelas y las planas del tiempo de María Castaña... como les lleves algo “moderno”... ¡¡¡Ufffff!!!
ResponderEliminarPor suerte no todas las I.A. son así, pero bueno, algunos se dejan “enseñar” o por lo menos, si no saben lo que tienen entre manos, disimulan, lo buscan y te vuelven a llamar para intercambiar impresiones.
En cuanto al nomenclatura, yo mismo he de decir que la prensa, radio y televisión hacen mucho daño a la casuística de las armas y la cartuchería, ya que hay muuuuuucha gente que piensa que el 9 mm. Parabellum desgraciadamente, parece ser una munición exclusiva de E.T.A. y que a las pistolas no se les acaba nunca la munición :(
Buenos aportes compañero.
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“Ante ferit quam flamma micet”
Hola Josma.
ResponderEliminarLa primera vez que vi un cartucho del 5,7x28 mm fue en una intervención de armas. No sé cómo demonios lo podía tener ese hombre en sus manos, pero así es, el que llamaba al .38 Special como .38 mm Largo, tenía aquello en sus manos. Hablo de los años 90, cuando el 5,7 mm solo lo conocía por imágenes de artículos de prensa especializada. Creo que ese cartucho pudo llevarlo allí un agente de la GC que pasó por Francia en comisión de servicios, y que temporalmente, por ascenso, estuvo en esa demarcación. La cosa es que el interventor me lo mostró a la vez que decía: “mira el calibre del Cetme nuevo”. Yo, a simple vista supe que NO era un 5,56 Otan, pero sinceramente: NO TENÍA NI ZORRA IDEA DE QUÉ ERA. Eso sí, una vez me dejó tenerlo en la mano…lo identifiqué. Supe lo que era no por listo, pues al ser la primera vez que lo veía, y no poder imaginar que allí tenían uno, ni me acordé de ese calibre. Supe lo que era porque lo ponía en el culoteeeee.
Cuando con claridad supe que era eso que tenía en las manos (me pareció precioso), le dije al interventor que eso NO era un cartucho del Cetme nuevo, sino “tal”. Pero no, que va, era del Cetme nuevo porque alguien se lo había dicho, y punto. Aunque miró el culote y debió leer 5,7x28 mm, no podía saber que NO era del Cetme nuevo, pues NO sabía que tal arma usa el 5,56x45 mm. En fin…
Ernesto PV
¡Ah!, lo olvidé antes. En esa misma intervención había un cabo 1º de la GC que al .38 Special le llamaba “lago” o “corto”, 38 Corto/Largo, dependiendo del arma que lo disparara. Si era un 2”…era del 38 Corto, pero si el arma tenía un cañón más largo, aunque pusiera .38 Spl, él le llamaba 38 Largo.
ResponderEliminarErnesto
Lo peor no es que pase eso, que va, eso no es del todo malo. Lo jodido es que cuando tratas de explicarles que están equivocados, y lo haces con sólidos argumentos, no te oyen y te ignoran, te desacreditan…y te ponen en la lista de los “menos amigos”. La lista de los enterados…
ResponderEliminarPor suerte conozco a varios, muy pocos (3), agentes y mandos con el curso de intervención de armas y que son además aficionados a tirar. Gente que sabe del papeleo y de la realidad del “hierro”.
EPV