AHORA SÍ: ¡VA POR USTEDES, SEÑORES!
Por, Ernesto Pérez Vera
Creo que esto pasa porque algunos creen tener un tono
cromático más intenso en su sangre. Pero este fluido orgánico es de color rojo
en todos nosotros, aunque algunos, por deformación profesional, lo tengamos
teñido de azul como el uniforme que nos cubre el pellejo (válido, sin duda
alguna, para aquellos que visten telas de otros colores). Se ve, se siente y
hasta se huele y se palpa, que existe gente que incluso habiendo sido el más lerdo
de su promoción cree que lo que le han dicho en la academia es verdad.
¡Qué sí!, que potenciar el espíritu de cuerpo es
fantástico y ayuda un poco. Se hace en todas las unidades militares desde hace
siglos. Esprit
de corps se llama en la Legión
Extranjera, en la francesa; y adoctrinamiento en la nuestra, en la Legión
española. Pero los pies hay que tenerlos siempre en la tierra, y a ser posible
compaginándolos con cierta dosis de coherencia y honestidad.
Como bien saben quienes siguen mis artículos, soy muy crítico
con el sistema nacional de formación de los profesionales armados, en cuanto a
lo tocante a tiro y armamento. Más claro no lo he
podido decir jamás: el adiestramiento de nuestros policías y vigilantes, en
general del personal armado de seguridad pública y privada, es muy laxo en la
galería de tiro. Se imparte mucha teoría, aunque la mayor parte es paja y
relleno que suele servir para engañar al alumno y hacerle creer que su profe
sabe mucho, algo cierto en algunos casos, y que él también será algún día un
fiera ahí fuera. ¡Sí, es así! Entrar a desgranar aquí y ahora en qué me
baso está fuera de lugar, pues todos los que saben de esto, y digo los que
saben, conocen la veracidad de estos extremos. Da lo mismo que uno se asome a
los cuerpos locales, autonómicos o estatales, en todas partes se cocina con los
mismos viejos cazos oxidados, si bien poco a poco en algunas fuerzas locales,
en las menos, se están dando deslumbrantes pasos hacia la evolución.
Durante años he entrenado con profesionales de todos los
estamentos policiales y ahora, cuando se me requiere, los entreno en la línea
de tiro. Siempre veo y oigo lo mismo: los planes de entrenamiento existen en
casi todas las fuerzas —algunas carecen de reciclaje—, pero rara vez se cumplen
al cien por cien. Tal vez las prácticas anuales de
seguridad privada sean las únicas que estrictamente se ejecutan a rajatabla,
como manda el reglamento, si bien lo que hay que hacer frente a la diana y a la
silueta es infrabásico. Demasiado se exige, para lo poco que se enseña y
practica.
Algunos planes son arcaicos y obsoletos, casi vergonzosos.
Muy pocos programas se aproximan a lo que un policía precisa dominar. Lo más lamentable no es que las sesiones de tiro sean
escasas, que lo son, sino que además se consume poquísima munición en cada una
de ellas. A veces parece una broma y solo falta que el instructor emula al
genial humorista Gila, teléfono en mano. Lo cierto es que el tiro es la
asignatura ladrillo, la que solo gusta si se pone en juego como eso, como un
juego entre colegas para ver quién paga la cerveza al finalizar. Los jefes no quieren saber nada de realismo ni de
compromiso. Da “yuyu”. No les preocupa que los funcionarios sean hábiles y
seguros tiradores, lo que les preocupa e interesa es que no se produzcan
accidentes en los ejercicios periódicos, así pues… si son pocos mejor.
Es lógico, matemático y directamente proporcional: cuantas menos horas se pasen
los policías en el campo de tiro, menos posibilidades hay de que uno se pegue
un taponazo, o de que se lo dé a otro. Un incidente de este perfil puede
truncar la carrera profesional de un jefe. Así es como demasiados piensan, que
no es lo mismo que pensar demasiado. Obviamente, el gasto económico en
cartuchería también juega su papel
importante en todo esto.
Bueno. Pues esto es así, porque lo es. No porque lo diga yo,
sino porque los que están en el meollo lo saben. Cual
axioma, es una realidad que para muchos no necesita demostración. Sea tal o
cual cuerpo, el otro, el de más allá, o este de aquí al lado, en todos se
cuecen habas. Conozco pocas entidades policiales que oficialmente adiestren
adecuadamente al grueso de sus filas. Muy pocos. Ojo, en España no somos
4 gatos: tenemos 2 cuerpos estatales, 4 autonómicos, otras tantas unidades adscritas
del Cuerpo Nacional de Policía operando en varias comunidades autónomas y más
de 1.400 municipios que cuentan con fuerzas de seguridad propias. No hay que
olvidar, tampoco, a los funcionarios de la Agencia Tributaria, a los de
Vigilancia Aduanera, que si bien es cierto que no están integrados en la
fuerzas y cuerpos de seguridad, sí que son agentes de la autoridad y van
armados (unos 250.000, entre todos).
Los que perdéis el tiempo leyéndome sabéis que nunca menciono
cuerpos concretos a la hora de despilfarrar letras mientras critico las
prácticas de tiro. Siempre ataco a los responsables técnicos, a las personas
que desoyen las necesidades, pero no me meto con las instituciones policiales
en sí. Suelo morderle a las
administraciones, de las 3. Las 3 poseen capacidad jurídica legal para crear
cuerpos de seguridad y suelo ir contra ellas y contra los altos mandos de todas
las fuerzas. Me reitero, creo no haber mencionado nunca a ningún cuerpo en
particular, sino a todas en general y en abstracto. Trato de ser justo, pues
todos somos agentes de la autoridad armados y a todos se nos ha de brindar el
más exquisito adiestramiento. Aquí, y en esto, nadie
la tiene más larga, ni tiene los ojos más bonitos, ni es más alto, ni es más
fuerte. Aquí todos somos lo mismo, ¿o acaso los chorizos no disparan y apuñalan
por igual? ¿Sangramos unos más que otros, o en otro color? ¿No regamos el
asfalto y las aceras todos de la misma forma cuando nos derraman a tiros, o
cuando nos embisten con un coche?
Todo esto viene por mor de lo que algunos compañeros de otro
cuerpo, instructores ellos, van diciendo de un servidor. Dicen, en ciertos
círculos viciosos y en pequeñas esquinas, que yo cargo las tintas contra su
institución, cosa que manifiestan con ánimo de menoscabar mis palabras y mi
imagen pública ante sus jefes y alumnos. Pero no es verdad. Lo hago contra todas, contra la mía la primera, en la
que por cierto, y dicho sea de paso, no existe plan anual de prácticas de tiro
(de ahí, posiblemente, los múltiples accidentes silenciados en origen). Si
ellos se han sentido mentados, por algo será, pero en cualquier caso es cosa de
ellos. Pero lo cierto y verdad es que allí, en esa institución, no se entrena
del todo mal, aunque sí muy poco. Esta gente está tocada por esa
metástasis que impide cumplir al cien por cien los planes de instrucción
reglamentados. Y como dice el periodista Jaime Peñafiel, ¡no lo digo yo!, lo
dicen ellos mismos. Al decir ellos me refiero, ahora, a los que desde dentro de
tal cuerpo conocen la realidad, tienen los pies en la tierra y no se
avergüenzan verbalizando sus miserias.■
Cuanta razón tienes amigo, cuanta razón...
ResponderEliminar¡Graaacias!
EliminarEPV
De cargar las tintas nada, simplemente describes la realidad :tanto de mi plantilla de Policía Local, como en la mayoría que conozco.
ResponderEliminarAnimo Ernesto
Gracias, Izquierdo.
ResponderEliminarUn saludo.
Ernesto.
Que es criticar, criticar es esparcir maldades acidas con ánimo de hacer de menos de destruir, es como el quejarse por todo sin más, cuando alguien manifiesta su disconformidad con algo pero da una alternativa constructiva que intenta aunque sea de manera erronea mejorar las cosas, no se debe tener como critica. El único problema es que el español critica con suma facilidad pero tiene la sensibilidad a flor de piel para lo suyo.un saludo jose Moreno
ResponderEliminarGracias por el comentario, Pepe.
EliminarUn saludo.
Ernesto.
Hola, te vengo siguiendo en tus artículos desde hace tiempo y tengo que decir que aciertas en todos, sigue así!!
ResponderEliminarPD. con esta frase lo has bordado: " creo que esto pasa porque algunos creen tener un tono cromático más intenso en su sangre" !!
Enhorabuena.
Un saludo,
Att. Miquel
Gracias por su atención, seguimiento y entendimiento.
EliminarUn abrazo.
Ernesto.
Ernesto, si es que cargas tintas me uno a ti para cargarlas y descargarlas sobre los responsables de TODOS los cuerpos de este pais, si contra esos que estan por encima del bien y del mal que en algunos casos no son ni policias que cuando algun instructor les presenta un plan de formacion continua se lo tiran para atras con mil y una escusas, esos que a la formacion con armas de fuego lo denominan " pin pan pun", y esos por desgracia estan en todos nuestros cuerpos. Pues si yo tambien descargo contra ellos. A ver si alguno, aunque lo dudo, lee este articulo y se da un poco por aludido y deja hacer a esos instructores que todavia les queda ilusion por seguir formando y enseñando a sus compañeros.
EliminarErnesto, si es que cargas tintas me uno a ti para cargarlas y descargarlas sobre los responsables de TODOS los cuerpos de este pais, si contra esos que estan por encima del bien y del mal que en algunos casos no son ni policias que cuando algun instructor les presenta un plan de formacion continua se lo tiran para atras con mil y una escusas, esos que a la formacion con armas de fuego lo denominan " pin pan pun", y esos por desgracia estan en todos nuestros cuerpos. Pues si yo tambien descargo contra ellos. A ver si alguno, aunque lo dudo, lee este articulo y se da un poco por aludido y deja hacer a esos instructores que todavia les queda ilusion por seguir formando y enseñando a sus compañeros.
EliminarGracias por tu comentario y apoyo, Félix.
EliminarUn saludo.
Ernesto.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPego de nuevo por que se ve. que eliminé todo.
EliminarNo soy persona de leer a fondo. Soy del montón que va a los titulares y poco mas. En el caso de tu blog, la "escasez de pelos en la lengua" que muestras hace que cada articulo me vaya enganchando mas y mas. Gracias por reflejar lo que sentimos muchos, es la realidad, y no las tonterías que tenemos que ver o escuchar a veces...
Hola, ACorp.
ResponderEliminarGracias por tu positivo mensaje que me indica que no me he desviado del camino.
Un saludo.
Ernesto Pérez Vera