Orígenes del LEOKA

(Por torpeza he eliminado este artículo  que publiqué en 2010, por ello vuelvo a subirlo hoy).

Por, Ernesto Pérez Vera

De todos es sabido que las autoridades judiciales norteamericanas, e incluso la propia sociedad estadounidense, están muy comprometidas con todo lo que supone la seguridad de sus calles y ciudadanos, y también la de sus agentes de la ley.

En este blog, en dos ocasiones, se han podido conocer datos relativos a los agentes policiales (locales, estatales y federales) fallecidos en acto de servicio en aquel país. Concretamente he dado a conocer información referida a los años 2007 y 2008.

Bajo la directa dependencia del Departamento de Justicia Norteamericano, el Federal Bureau of Investigation (FBI) es la agencia federal encargada de recopilar múltiples datos sobre los delitos en general. Esa información, una vez analizada, es volcada en un complejo sistema informático de estadísticas. El programa Law Enforcement Officers Killed and Assaulted (LEOKA) es el que emplea el FBI para estudiar todo lo concerniente a las muertes violentas de los oficiales de policía de la nación. Recordar que para ellos es un oficial lo que a nosotros es, en España, un agente.

Desde 2005 los datos relativos a los agentes asesinados en acto de servicio se publican exclusivamente en formato web, pero no siempre fue así. Anteriormente al empleo único de la vía on-line, la información se publicaba de modo impreso en dosieres. Las ventajas que ofrece el nuevo sistema son obvias.

Hagamos un poco de historia. Debe saberse que en 1937, hace ya más de 70 años, una comisión compuesta por funcionarios del Departamento de Justicia comenzó, muy comprometidamente, la singladura en el mundo del análisis estadístico de temas relacionados con asuntos policiales. Desde el principio se dieron anualmente a conocer las cifras de los agentes fallecidos en el cumplimiento del deber. Por aquel entonces, como es de suponer, los datos eran publicados de modo impreso.

En 1960 las estadísticas se ampliaron en cuanto a parámetros. Ahora ya no solamente se analizaban y publicaban cifras y circunstancias relativas a los agentes que perdían la vida, sino que también se daban a conocer aquellos casos referidos a los asaltos que no desembocan en fallecimientos.

En junio de 1971 la Confederación de Aplicación de Ley solicitó al FBI una mayor implicación en la investigación y prevención de las muertes de los agentes de policía. Los federales, naturalmente, aceptaron el reto y se implicaron más a fondo. La primera medida adoptada fue la de aumentar, informáticamente, el número de datos y patrones de las agresiones. Entre 1972 y 1982 se emitieron dos informes anuales. Fueron años con muchas bajas azules.

En septiembre de 2001, como consecuencia del brutal ataque terrorista sufrido por los EE.UU. (11-S), perecieron en el ejercicio de sus funciones 71 policías. En el informe LEOKA emitido sobre año, las 71 víctimas no fueron incluidas. Las singulares circunstancias del caso así lo aconsejaron. Este incidente marcó un antes y un después en la forma de entender la seguridad nacional y también la internacional o global.

Gracias a lo detallado y afinado de los actuales programas, en diversas tablas informativas se pueden conocer datos tales como: raza o etnia de los agentes asesinados, estado y localidad donde se produjeron los hechos, calibres y tipos de armas empleadas por los agresores. Incluso se puede saber el número de funcionarios portadores de chaleco de protección balística. Cifras relativas a los ataques sufridos con otro tipo de armas (blancas, contundentes o circunstanciales) son publicadas también en estos dosieres (hoy solamente digitales).

Las franjas horarias en las que se produjeron los sucesos, así como las estaciones o meses del año, son también analizadas y dadas a conocer al público. Muy revelador y fundamental en el estudio es el dato que relaciona el tipo de servicio ejercido por los agentes asesinados y las distancias a las que fueron acometidos. Este punto es fundamental. Con tal información se pueden llegar a sacar conclusiones serias y de aplicación eficaz en la prevención de nuevos ataques. Esto es imprescindible para diseñar ejercicios de entrenamiento realistas.

Como ya comenté al inicio de estos párrafos, en este mismo blog se han publicado artículos sobre los enfrentamientos armados ocurridos en USA en 2007 y 2008. Todos los años, en otoño, se emiten públicamente las investigaciones que atañen al periodo anual anterior. Toca, por tanto, esperar para conocer qué ha pasado durante 2009.

Pese a que los informes del FBI son los que más pábulo y reconocimiento reciben mundialmente (son muy respetados), pueden existir estudios realizados por otras agencias o cuerpos policiales. Por ello hay que ser cauteloso a la hora de comparar estadísticas. En cualquier caso, seguro que de todos se obtienen reveladores indicios de cómo se producen las cosas ahí fuera.■