TITULARES QUE CONFUNDEN: policías desarmados, seguros y recámaras vacías

Por, Ernesto Pérez Vera

Prensa española entre el 14 y el 15 de marzo de 2014: “La Policía Municipal de Madrid detiene al sujeto que le arrebató la pistola a un agente al que le disparó tres veces, sin que lograra herirlo por tener el seguro puesto”. Esto solamente es un ejemplo que ya empleé en otro artículo, pero existen muchos más casos del mismo corte y tinte.

Estas noticias me preocupan por varias razones. Primero, porque parece que alguien se ha apoderado del arma de fuego de un compañero, y esto, con total seguridad, no se hace para bromear. Pero cuando estas informaciones saltan a la palestra siempre vienen acompañadas de lamentables manifestaciones como “por suerte llevaba el seguro puesto”, o “menos mal que no llevaba un cartucho en la recámara”. Esto es muy preocupante, de verdad. Estos titulares quedan tatuados en las psiques de los agentes que no poseen un manejo diestro de las armas (la mayoría), considerando, a partir del aireo del incidente, que llevar el seguro activado es primordial y que no hacerlo es de temerarios; o que trabajar con la recámara alimentada es de locos, de pistoleros e incluso de niñatos peliculeros, de rambitos.

Señoras y señores, estamos hablando de la eterna polémica. De la leyenda urbana inoculada en vena, durante décadas, por instructores que parecen provenir del año 4 antes de Cristo. Hablamos de tontos de manual amarillento y polvoriento. De acomodados de amplias tragaderas. De docentes, muchos de ellos indecentes, que ignoran la realidad de la calle porque únicamente dominan el desenfunde en pista enmoquetada, el tiro en canchas deportivas y la recolección de pelusas en el cajón de los pañuelos de los mocos.


Mi segunda preocupación es que pocos se detienen a pensar en cuál es la causa de que se produzcan tantos arrebatamientos violentos de armas. Razón: porque los malos son muy malos y muy crueles. Sí, claro que sí, esa es la respuesta fácil y cómoda. Pero no solo de eso debe vivir la noticia, amigos lectores. Existen en juego otros factores igualmente ciertos: ¿todos los policías portan sus armas en fundas antihurto? ¿Están suficientemente familiarizados con ellas quienes sí las usan? ¿Adquieren estas fundas motu proprio los agentes, o son entregadas por sus comprometidas e implicadas administraciones públicas? ¿Los funcionarios quieren realmente utilizar fundas de este tipo, o por el contrario prefieren inseguras pero cómodas bolsas porta armas?

Y por último, ¿la solución pasa únicamente por meterle tres candados a la pistola que pende de la cintura? A esta pregunta final respondo que no. La solución no está solamente en la funda, también hay que recurrir a la concienciación, a la mentalización y al adiestramiento táctico. Hay que plantearse cuatro rápidas preguntas: adónde, por dónde, cómo y cuándo aproximarse a las personas objeto de las intervenciones. Estas cuatro cuestiones son básicas y elementales en el quehacer diario de todo ser humano mentalmente sano. Es el ciclo OODA: observar, orientar (organizar lo observado), decidir y actuar.

A todo esto hay que sumar el entrenamiento en el propio manejo de la funda y en el de su huésped: el arma. De qué sirve llevar una modernísima pistola en una fabulosísima funda, si no se sabe desactivar súbitamente su sistema de retención, sin dirigir la vista hacia la cadera, o sea, sin mirar. Y más triste y alarmante todavía: si no se sabe manejar la pistola con soltura y seguridad, jamás se alcanzará la eficacia sino todo lo contrario, el desastre. Ante esto, qué más da llevar un equipamiento de última generación. No se trata ni del arco ni de la fecha, sino del indio.

Prueba de que por falta de instrucción y concienciación no se sabe, como norma general, sacar partido a la pistola, es que siempre leemos, o nos cuentan, que el delincuente estuvo varios segundos apuntando al agente violentamente desarmado, sin que otros funcionarios presentes en la escena consiguieran disparar contra el antagonista. Ante algo de esta naturaleza y magnitud no cabe alegar falta de necesidad o desproporción en los medios defensivos, toda vez que si ante un individuo agresivo que apunta con un arma a un policía no se puede disparar, mejor será que quien piense de este modo cuelgue las botas ahora mismo en la taquilla, y no engañe a nadie más. Esto no es más que un efecto secundario del miedo que nos han metido en los huesos, promoción tras promoción.

Por otra parte, aunque sea verdad que a veces nos sustraen alguna pistola en plena faena, porque verdad sí que es, yo me pregunto si siempre se produce este acto cuando el arma descansa en la pistolera. Pues no, siempre no. Todos aquellos a los que no les falten horas de calle, y no digo de paseo, habrán visto alguna vez el arma de algún compañero tirada en el suelo durante forcejeos, reducciones, carreras, saltos de vallas y trepas de muros, en el curso de persecuciones a pie. ¿A que sí? Esto ocurre, casi siempre, porque se utiliza una funda muy inadecuada, o una funda adecuada muy mal empleada.

Más, hay más. ¿Nos quitan también el arma de las manos? Pues sí, también pasa. Existen sonadísimos casos made in Spain de policías a los que les fueron arrebatadas las pistolas cuando las tenían asidas ante el caco de turno. ¿Por qué puede producirse esta modalidad de desarme? Seguramente porque a veces se desenfunda sin demasiada razón, cuando no toca, y porque el arma se presenta de forma poco segura ante el sospechoso, o sea, un encañonamiento excesivamente cercano.

Aunque esto puede pasarle a cualquiera, incluso a alguien bien adiestrado, es más que probable que le suceda a quien menos mentalización y formación posea. Aquí no vale esa idea “táctica”, por no llamarle cómoda y cobarde, que algunos ponen diariamente en práctica: no bajarse del coche patrulla y pasar de todo. Lo primero que le puede ocurrir a esta gentuza es que yo les llame, aquí mismo, mierdas, asquerosos e indeseables coincidentes laborales. Pagas muertas. Vomitivas cucarachas, atrincheradas tras sus propias miserias. Y lo segundo, e igualmente verdad como lo anterior, es que se engañan a sí mismos, ellos solitos: también han atacado a inútiles funcionarios acobardados, que luego han sido elevados a la categoría de héroes. Maquillaje corporativo, si viene bien a las campañas sindicales y/o políticas del momento concreto. O si solamente se paga religiosamente la cuota de afiliación. El parentesco y el amiguismo tienen, también, cierta cuota de poder en esto de tapar y deformar a conveniencia la realidad.


Estas desagradables situaciones no suelen producirse en intervenciones delicadas en las que uno podría esperar casi cualquier cosa. Estas situaciones se presentan, normalmente, como todas las que acaban siendo complicadas, en los servicios más rutinarios y aparentemente nimios y sencillos: entregando citaciones, atendiendo requerimientos por ruidos vecinales, identificando a infractores de tráfico, comprobando localizaciones permanentes, etc.

Un detalle: ¿se puede accionar en una pistola HK-USP-C el disparador cuando el seguro manual está activado? Creo que no. Podría tocarse, acariciarse y presionarse, pero nunca podría ser apretado hasta el fondo. No sé, seguramente fue una mala interpretación periodista la empleada hace unos días en aquel titular de prensa sobre lo acaecido en Madrid. ¿Sensacionalismo, quizá?

Una anécdota. Hace años, muchos años ya, cuando yo era novato en la Policía (2000), un compañero me dijo que una vez le quitaron la pistola durante una intervención. Era de otro cuerpo. Creo recordar que sucedió durante un cacheo, en un control de carretera. Me dijo que él y varios más se tiraron encima del malo para reducirlo antes de que disparara, porque el sujeto estaba apretando continuamente el gatillo. Manifestó que aún recordaba el sonido que había hecho el martillo al caer tres veces en vacío, sin que afortunadamente se produjera el disparo por llevar activado el seguro de aleta, el manual.

Como yo siempre quise saber más sobre todas estas cosillas, aun siendo novato en la seguridad pública le pregunté cuál fue la primera reacción del choro cuando se hizo con su Star BM. Respondió que el fulano apretó posesamente el disparador, que lo hizo al menos tres veces: clap, clap, clap…. O sea, que el malo pilló la pipa y, sin realizar manipulaciones, tiró tres veces en vació. Mentía. Mi colega me estaba engañando. Lo que me estaba contando era rotundamente falso. Era del todo imposible que con esa pistola de simple acción pudiera suceder tal cosa. Naturalmente, se lo dije. Pocas veces en mi vida me he callado (así me ha ido).

Este compañero, por descontado, no llevaba cartucho en la recámara. Para él, además de estar prohibido a nivel interno, tal acción es pecaminosa. Por cierto, es un grandísimo profesional con altas cotas de eficacia policial. Una máquina, que sin embargo no sabe manejar su arma. Hoy ocupa rango dos escalas por encima de la escala a la que pertenecía en aquella época, apareciendo sus actuales detenciones en los periódicos de todo el mundo.

Sigo. Se lo expliqué razonada y mecánicamente, pero él insistía en que sí, que había oído hasta en tres ocasiones caer el martillo. Creo que incluso sostuvo que lo visualizó en su recorrido. No sé si mentía deliberadamente, si estaba muy confundido, o si su pistola era una BM especialmente modificada a su antojo. Incluso puede, y tal vez sea esto lo que realmente pasó, que el descontrol emocional del momento le hiciera ver, oír y elucubrar fantasías animadas. Si fue así, no fantaseó voluntariamente sino porque no pudo evitar que su cerebro buscara respuestas, y cuando no las encontró… las inventó. Así funcionamos todos, sin darnos cuenta. Se trata de un mecanismo muy natural, totalmente humano.


Esto abre y alarga el debate: ¿es tiempo o no de meditar sobre el back-up, o arma de respaldo? ¿Es realmente una locura permitir y en su caso potenciar la idea de portar un segundo arma oculta a la vista de terceros? Si los agentes de las unidades especiales llevan hasta tres armas, una de ellas siempre en la mano, ¿por qué a los patrulleros de la porrita solo se les permite ir con una, y además con poca instrucción en su manejo y con mucho miedo metido en el cuerpo?

Comentarios

  1. Enhorabuena por el artículo, realidad de la calle

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  2. La incertidunbre de siempre del policia de calle

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  3. Muy buen artículo máquina!, hay mucho miedo a experimentar nuevos conceptos con las armas de fuego, a mi me tildan de loco y "flipao" cuando me preguntan si llevo cartucho en recámara en una G17, y cuando les digo que sí, se echan las manos a la cabeza. De hecho cuando les di un ejercicio de tiro y les puse la modalidad de condición de trabajo y posteriormente con cartucho en recámara para el mismo ejercicio, ellos mismos negaban lo evidente, la rapideza y los impactos en el ejercicio, no lo querían ver, querían seguir convenciendose que eran igual de rápidos en ambas condiciones, su miedo a intentar probar esa experiencia vivida, les generaba ideas confusas para sentirse más seguros. Y en todas las alegaciones se plasmaba la misma pregunta, y si me quitan el arma?.

    Saludos
    Andrés A.

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    1. Hola, Andrés.

      Gracias por el comentario.

      Eso del ciego asustado lo conozco bien. Estos son los que tomando café leen en el periódico que a un compañero le ha pasado esto y aquello y lengueraces dicen: "PO YO LE METO 5 TIROS EN LA CABEZA Y FUMO UN HABANO". Créeme, conozco el paño. Pero luego, cuando acaban su discurso vacío y marchito, entra Ernesto y le dice: "MIGUEL, TE RECUERDO QUE NO SABES USAR LA PISTOLA. MIGUEL, EN 5 SEGUNDOS NO FUISTE CAPAZ DE DESENFUNDAR, MONTAR, QUITAR EL SEGURO, DISPARAR Y ACERTAR A UNA SILUETA QUE ESTABA A 5 METROS. VEO QUE SE TE HA OLVIDADO, MIGUEL. TE REFRESCO LA MEMORIA: 《NUNCA MÁS HAS VUELTO A ENTRENAR NI A MANIPULAR EL ARMA, Y HAN PASADO 8 AÑOS DE AQUELLO, MIGUEL. ¿CREES DE VERDAD QUE ERES CAPAZ DE HACER TODO LO QUE DICES? NO ME RESPONDAS, CONOZCO TI RESPUESTA".

      Matadores de barra de bar, Andrés. Pero lo más preocupante es que eso se lo he oído decir "cienes" de veces a más de un instructor.

      Ernesto

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  4. BACK UP?, Y un par de Franchi´s en el patrullero. Mientrás los políticos sean tan mierdas vamos listos.
    Un saludo compi!,
    Frank

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    1. Hola, Frank.

      Al menos un arma larga también, no cabe duda. Si nunca hay que recurrir a ella, mejor; como con la pistola, si no se tiene que usar, también mejor.

      Un saludo.
      Ernesto

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  5. Magnífico Ernesto. POR QUE NO HABRÁ MAS GENTE COMO TU EN LA CUPULA POLICIAL?.
    Un abrazo.

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    1. Hola, Mario. Gracias por tu comentario,. Yo no podría estar en la cúpula policial de mi cuerpo nunca. Cuando ingresé en la fuerza pensé que sí. Siempre creí que los que curraban mucho y se preparaban sería, algún día, alguien con capacidad para dirigir. ¡Me equivoqué! A poco que pasaron los meses, sobre todo los dos primeros años, descubrí que TODO ERA UNA TREMENDA MENTIRA. "La gran mentira" le pondría de título, si se llevara al cine la historia de mi plantilla. Exceptuando a dos gatos, el resto de los que he ido viendo ascender en 14 años eran todos sindicalistas o adláteres de estos. Muchos de ellos jamás fueron policías sino seudopolíticos títeres de sindicatos y partidos, tanto del PP como del PSOE, de UGT como de CC.OO. Entre estos, pese a todo, hay gente válida, alguno, no muchos, muy válido. Pero solo los colores tiran del carro del que se sube a la poltrona, Mario.

      Yo no sirvo para jefe, si acaso intermedio (no hace falta estar tan politizado), y los jefes nunca querrían ser como: tendrían que hacer lo contrario a aquello que hacen o deshacen.

      Un abrazo.
      Ernesto

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    2. De este ultimo comentario podias hacer un articulo de la vida misma en cualquier empresa. Me ha gustado mucho como con buenas palabras y educacion has definido los terminos de trepa y lameculo.
      +1

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    3. Gracias, KilerMT, por tu comentario.

      Mira, hace un momento le mandé esto a un amigo: "Acabo de ver a la infamia conduciendo un coche de policía. La señora mentira tiene nombre, apellidos y luce galones al hombro, lugar al que nunca echó trabajo".

      Ernesto

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  6. Al igual que Andrés y Ernesto, yo soy quien quien se "pelea" con el resto de la plantilla en las prácticas de tiro para que la gente desmitifique y se den cuenta de los grandes errores y desacertadas conclusiones a las que llegaron por el... "A mi me dijo un tío, que un primo de un cuñado suyo fue a un curso, y que... tralari, tralari, tralarán."

    Nada que añadir al clrarificador artículo, salvo las anécdotas que he ido viendo en varios Agentes de diferentes plantillas, encabezando el ránking...:
    1.- Yo llevo la pistola al cinto, con el cargador metido... pero vacío, así si me la quitan no tendrán munición. Y si pasara algo, saco el cargador vacío y meto el otro del cinto que lleva munición.
    2.- (revólver) Yo llevo las tres primeras recámara vacías, así si me la quitan, al disparar tres veces en vacío se irán corriendo.
    3.- ¿No llevas cargador de repuesto? No que va, y el que llevo en el arma (Hk USP Compact) lo llevo con 10 cartuchos... así peso menos.
    4.- (revólver) Yo las dos primeras son de fogueo, así, si me lo quitan y me disparan, se pensaran que me han matado y se irá.
    5.- La primera del cargador la pongo de fogueo, así, si me la quitan, no recupera la corredera y sólo saldrá esa.
    6.- Llevo puesto el cordón "anti-hurto" con dos vueltas a la funda, así, si me la quitan, no podrán tirar de ella ¿Pero, y si eres tú el que tiene que disparar para defenderte? la saco y le quito las vueltas como si fuera una manivela.

    Alguno más habrá que ahora mismo no recuerdo, pero no me digáis que la casuística es "pa mear y no echar gota" :)
    En todas y cada una de estas aberraciones, se esgrime como paradigma el que: "...y si me la quitan..." anteponiendo dicha suposición a su propia seguridad, si llegado el momento se hiciera necesario hacer uso de su arma. En ocasiones, hasta yo entiendo sus miedos, pues portan el arma en una envoltura de piel con un simple clip, o en una cordura con un enclenque velcro.

    La funda llamada anti-hurto no es que sea el nombre más adecuado, pero queda mejor que... funda muy difícil de que te quiten el arma, y la única forma de que me quiten el arma de la funda, es estar ya muerto, moribundo o inconsciente, y de no ser así, uno luchará por su vida e intentará retener su arma en la funda de "todas, todas", por eso una cosa que no se suele entrenar y que daría muchísimos buenos resueltos, es la técnica de suelo, CQB o lo que en español sería darnos de ostias (con sesera) y practicar lo que SÍ me voy a encontrar en la calle un día de estos.

    Un saludo, y a cuidarse, vitaminarse y mineralizarse ;)
    --
    "Ante ferit quam flamma micet"

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    1. Josma, estos son unos iluminatis de la pólvora, porra y placa, las tres "pes (p)". A nosotros nos dirán los de las otras tres "pes (p)": pringaos, payasos y pintorescos.

      Un abrazo.

      Ernesto.

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  7. Buenos días:
    Precisamente ayer (14-3-16) se publicó en prensa un incidente en el que un Mosso había salvado la vida precisamente por no portar cartucho en la recama (le habían sustraído la pistola de la funda y el malo había llegado a "disparar" hasta en 2 ocasiones). Reflexioné que, si de haber necesitado el arma el propio agente, lo de no portarla alimentada habría sido tan buena idea y que para algo estaba la D.A. No tardó ni un segundo en aparecer un defensor de tal condición. No solo intentó darme una lección sobre que D.A y cartucho en la recamara no tenían nada que ver, sino que además afirmaba que el portar el arma alimentada era propio de quienes son menos diestros... Un saludo,

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    1. Ahora se frotarán las manos los que abogan por llevar el arma no alimentada, con el seguro puesto y con un candado en la funda. Pero hay argumentos suficientes para devolverlos a las cloacas: en España tenemos paracaidistas que solamente se rompieron un tobillo tras la no apertura del paracaídas.

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