Chalecos de protección balística: una necesidad, no una moda

Por, Ernesto Pérez Vera

Parece que hablamos de las cosas según las modas y tendencias que nos llegan del otro lado del charco, pero lo cierto es que esto solamente ocurre a veces. De un tiempo a esta parte estamos liados con los chalecos de protección balística, de lo escasos que son en la mayoría de cuerpos de seguridad. Es uno de los actuales debates: llevarlo o no llevarlo, he ahí la cuestión. No es una novedad, pero sí una actualidad. Hace sobre dos meses, en agosto, la Prensa se hizo eco de la adquisición de 1 000 de estas prendas por parte del Ayuntamiento de Madrid, obviamente para asignarlos a los funcionarios de su cuerpo de seguridad. La noticia no era esta sino el elevado coste económico que, según los sindicatos, había supuesto la partida. Sostenían, desde la plataforma defensora de los derechos de los trabajadores, que pudieron haberse adquirido otros más baratos para así, seguramente, poder aumentar el número de unidades. Ese mismo mes, en la provincia de Alicante, un guardia civil salvó el pellejo gracias al chaleco interior que llevaba bajo el uniforme, el cual había adquirido a título particular. Durante un servicio de orden público en un festival de música (sobre 15 000 asistentes), el agente fue apuñalado en el abdomen, sin que se produjeran lesiones gracias al empleo de la referida protección pasiva.

En mayo también fue noticia el sorpresivo descubrimiento de unos 100 chalecos, sin asignar a las unidades territoriales, en la Comisaría Provincial del Cuerpo Nacional de Policía de Málaga. Nada nuevo, en realidad. Aquí lo flagrante y doloroso es que en esa misma ciudad, días antes de esta milagrosa “aparición chalequera”, fue asesinado un agente del referido cuerpo, cuando recibió una cuchillada en el pecho mientras identificada a un indigente. Pero hay más recortes de prensa que sacan a la palestra el asunto de los chalecos: en julio de 2012 un agente de la Ertzaintza, cuerpo de policía dependiente del Gobierno vasco, fue alcanzado por un proyectil de pistola que, afortunadamente, se detuvo en el chaleco que portaba. Ocurrió en el curso de un atraco a una entidad bancaria de San Sebastián. Un año antes, en diciembre y en la misma localidad, otro agente del mismo cuerpo también hacía uso de esta prenda durante una intervención casi rutinaria, una llamada de violencia de género. Pero este funcionario no tuvo tanta fortuna: recibió un impacto de escopeta en una pierna, lo que provocó heridas de tal magnitud que a punto estuvieron de ser mortales.

Podrían ser rescatadas más anécdotas en este orden y sentido, pero hoy no toca. Toca ser crítico, pero no solamente con las administraciones que no se implican en la compra de chalecos antibalas (según qué balas, por lo que esta expresión debería ser desterrada) en la debida cantidad, sino también con aquellos agentes que reclaman la asignación de dichas prendas y que cuando les son entregadas las confinan en el fondo de sus taquillas o en los maleteros de los coches patrulla. Sobre esto último también tenemos que reflexionar: ¿realmente todos quieren contar con estas protecciones pasivas? Sí, muchos sí, pero otros tantos solamente las exigen para hacerse la foto o cuando el malo avisa de que en 10 minutos va a salir a matar policías (ironía). Incluso hay quien saca rédito sindical-promocional de estas reclamaciones, importándole poco o nada la cantidad y calidad del producto (experiencia y padecimiento personal).
Al hilo de todo lo expuesto, surge otra interesante pregunta: ¿es estrictamente necesario cambiar todos los chalecos cada cierto tiempo (5-10 años)? Lo habitual en medios especializados como este es leer sobre las últimas fibras empleadas en la confección de prendas de protección balística. Tecnología puntera. Pero, ¿y los chalecos que se entregaron a los policías años atrás, hay que tirarlos a la basura? ¿Realmente no sirven ya para nada?

Pues bien, como ya manifesté en otro artículo publicado en este mismo medio, un buen amigo y compañero me ha regalado un chaleco de protección balística de uso externo, de dotación en la Guardia Civil (GC). La prenda, tras 5 años de servicio activo, había sido jubilada. Por tanto tendría, como muy poco, 8 años de vida y uso. Mi colega lo recuperó de una vieja taquilla, lugar en el que había permanecido tirado, por tiempo indeterminado, junto a otros equipos y materiales obsoletos de su unidad.

El regalo, por el motivo que sea, carecía de etiquetas que pudieran identificar la marca y el modelo. Pero, tras realizar varias gestiones personales, puedo afirmar que fue fabricado por la empresa española Induyco, siendo la denominación de este modelo: MGC. El chaleco pertenece a una partida de entre 2 000 y 5 000 ejemplares que se fabricaron para diversas unidades del benemérito instituto, que durante 1991 y 1992 prestaron servicio en los dispositivos de seguridad y protección de las Olimpiadas de Barcelona (1992). Seguramente también fueron destinados al otro evento del año: la Exposición Universal de Sevilla, la Expo 92.
 
Durante muchísimo tiempo, Induyco y Fedur, importantes fabricantes españoles, han surtido de chalecos de protección balística y de otros muchos productos al Cuerpo Nacional de Policía (CNP) y a la GC, amén de a otras fuerzas de seguridad nacionales y extranjeras. A día de hoy, Induyco es el mayor proveedor nacional de prendas de protección general para nuestras Fuerzas Armadas (FAS). Por cierto, ha sido muy polémica la reciente  inversión de 29 millones de euros en 30 000 cascos de combate, por parte de nuestro Ministerio de Defensa. Pero a nivel de chalecos antibalas y material antidisturbios, quizá sea Fedur quien más productos suministra al Ministerio del Interior (en el pasado reciente, aún más). Por tanto, debemos entender que cada una de estas firmas tiene un cliente predilecto.

La GC somete a pruebas especialmente duras a los chalecos balísticos que participan en los concursos de suministro del Cuerpo. Al igual que el CNP y la Policía Autónoma Vasca, la Benemérita testea los chalecos con, entre otras pruebas, ráfagas de subfusil del calibre 9 mm Parabellum/Luger (proyectil blindado/FMJ), a una distancia de 5 metros.

Volvamos a mi apreciado regalo. Una vez que recibí la prenda, nunca se me pasó por la mente usarlo para el trabajo, no sólo por su veteranía sino por su color: yo visto uniforme de color azul y el protagonista de esta crónica es de color verde. Es muy guardia. Además, era de la talla XXL. Enorme. Precisamente eso, su gran tamaño, amén de aquello que decía al inicio del artículo, me dio una gran idea: aprovecharlo para efectuar numerosas pruebas de resistencia balística con él. Con tamaña superficie se podrían realizar muchísimos disparos sin que las zonas afectadas por los impactos provocaran la contaminación al resto de la superficie, lo que permitiría seguir usando el paquete balístico en posteriores test de fatiga. La cuestión era: ¿soportaría la veterana prenda una prueba de fuego, a punto de cumplir 20 años de existencia?

El examen se efectuó con una pistola Beretta 92 del calibre 9 Parabellum, desde una distancia de 5 metros. Sí, también de dotación reglamentaria en la GC. El chaleco, mejor dicho, el paquete balístico —para el test se le despojó de la funda exterior—, se colocó delante de un cubo metálico en cuya superficie se había untado plastilina balística, para que estuviera en contacto con la cara interior del cuerpo de la prenda. La temperatura de la plastilina era la ambiente (galería de tiro cerrada) y no la que se considera ideal para estos ensayos: no inferior a 20ºC ni superior a 24ºC.

Se dispararon proyectiles de diversas marcas, tipos y composiciones. Proyectiles de los que se esperaba un comportamiento terminal que, en algunos casos, fue diferente al finalmente mostrado. Así pues, el elenco lo compusieron varias puntas huecas, blindadas, de plomo, semiblindadas y desintegrables/frangibles. Solamente 2 proyectiles penetraron en la vetusta coraza. De los que se detuvieron en el blindaje tras el impacto, algunos provocaron traumas de cierta magnitud en la plastilina. Y otros tatuaron traumas de poca entidad. Las puntas que penetraron el paquete balístico cruzaron por completo, también, el bloque de plastilina, introduciendo en el canal o cavidad permanente de la trayectoria numerosos restos de fibra balística.   

Seguidamente se exponen, de un modo muy somero y básico, algunos datos obtenidos en el curso de las pruebas.

Cartuchos que consiguieron traspasar el chaleco:
Remington KTW 105 gr (perforante)
Remington Disintegrator Plated 101gr (+P)
Remington Disintegrator Jacketed 101gr (+P)

Cartuchos que sin penetrar, provocaron  traumas de importancia en la plastilina:
Remington Disintegrator CTF (Copper Tin Frangible) 90gr
Fiocchi EMB (Expanding Monobloc Bullet) 92gr
Remington FMJ 124gr

Cartucho que sin penetrar, provocó trauma “medio/alto” en la plastilina:
Remington Golden Saber 147gr

Cartuchos que sin penetrar, provocaron traumas “medianos” en la plastilina:
RWS Semiblindado 
Magtec Punta Hueca 115gr
Fiocchi Black Mamba 100gr

Cartuchos que sin penetrar, provocaron traumas “leves” en la plastilina:
DAG Troncocónico Semiblindado
RUAG Punta Hueca 147gr

Cartuchos que no penetraron ni provocaron traumas apreciables sobre la plastilina:

Greenshield  Simunition  Frangible 82gr
QD-2 MEN 88gr

Cabe destacar que, como era de esperar, el chaleco no soportó las embestidas de las armas blancas. El paquete balístico fue atravesado, casi sin esfuerzo, por 2 navajas tácticas clavadas a mano. Cuando la prenda fue fabricada a principios de la década de los 90, del siglo XX, no se usaban habitualmente componentes textiles que detuviesen pinchazos y cuchilladas.

Hay que significar que los proyectiles Disintegrator de la marca Remington suelen penetrar incluso chalecos de moderna manufacturación, si el paquete balístico no posee un extra añadido de protección por encima del clásico IIIA. Estos proyectiles, como todos los frangibles, están diseñados para que al impacto en superficies o cuerpos duros se descompongan en polvo o pequeños fragmentos. Aun así, los Remington Disintegrator se están comportando en infinidad de ocasiones de un modo sorprendente y, en principio, de forma no deseada cuando se usan contra blindajes personales del referido nivel de seguridad. Por todo ello, personalmente considero que este viejo ejemplar de Induyco ha superado sobradamente la prueba. Pese a los muchos años que hace que nuestro esparrin salió de fábrica (1991­), ha soportado las embestidas de numerosísimos proyectiles de uso habitual y extendido en el ámbito policial y criminal.

Tras conocer los resultados de la evaluación, me puse en contacto con la empresa fabricante del chaleco, la cual, en la persona de uno de sus representantes, Eduardo Vélez, me atendió muy cortésmente. Al señor Vélez no le resultó extraño que el producto, pese a su longevidad, soportará las muchas descargas recibidas con proyectiles blindados. Una de las frases que mi interlocutor pronunció durante nuestra conversación fue: “Sabemos lo que fabricamos”.

En consecuencia, podríamos sacar la conclusión de que la antigüedad de un chaleco no es la causa principal que puede llevar al usuario a cambiar de prenda. Pero el mal uso y la mala conservación provocan el deterioro de los materiales de fabricación, pudiendo perderse propiedades. Ergo, la edad no debería ser la única razón para deshacerse de un chaleco. El Instituto Nacional de Justicia de Estados Unidos (NIJ) así lo determinó, en 1986, tras efectuar numerosas pruebas y estudios.

Una vez finalizado el test, otro amigo presente me ofreció la oportunidad de probar el comportamiento y la resistencia de una placa balística de refuerzo de la marca Active Armour, RPS Klass-C, construida al 100% con Dyneema. La placa fue colocada sobre la misma plastilina balística de la prueba anterior, eso sí, debidamente aplanada (la plastilina). Se usó la misma pistola y se disparó desde la misma distancia.

La plancha, que estaba confeccionada con numerosas capas compactadas de Dyneema, absorbió la energía de todos los proyectiles empleados. Los impactos causaron un trauma importante en la plastilina, pero en ningún caso existió penetración. Recordemos que estamos hablando de una placa de refuerzo, que se coloca sobre el chaleco a través de bolsillos internos o externos.

Los cartuchos utilizados en esta prueba fueron los que siguen:
-          Remington Disintegrator  Jacketed, Plated y CTF (101, 101 y 90gr)
-          Fiocchi  EMB 92gr
-          FMJ Hirtenberg (provocó muy poco trauma)
-          Remington Golden Saber 147gr
                                                                                               

La patente de fabricación está en manos de Royal DSM NV, quien en su web afirma: DSM Dyneema es el inventor y fabricante de Dyneema®™, la fibra más fuerte del mundo. Dyneema® es una fibra de polietileno superfuerte, que ofrece la máxima resistencia combinada con el mínimo peso. Es hasta 15 veces más fuerte que el acero de calidad y hasta un 40% más resistente que las fibras de aramida. Dyneema® flota en el agua y es extremadamente perdurable y resistente a la humedad, a la luz UV y a los productos químicos. Dyneema®TM se fabrica como un componente importante en las cuerdas, cables, redes de pesca y en todo aquello relacionado con la navegación y el mar. La Dyneema® también se usa en los guantes de seguridad de la industria metalúrgica y mecánica, y en hilos finos para aplicaciones en artículos deportivos y del sector médico. Además, Dyneema® también es utilizada en la fabricación de chalecos resistentes a las balas y demás ropas y materiales para los policías y militares.

Comentarios

  1. Me queda claro, el chaleco de protección balística;al igual que el arma ;nos protegerán en la misma medida que nosotros cuidemos su mantenimiento. Dudas despejadas.
    Gracias Ernesto

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    1. Buena puntualización, Izquierdo. Pero yo matizaría más: si mi pistola se queda en la casa no me protegerá en la calle, "ergo", si mi chaleco se queda en la taquilla o en el maletero... no me protegerá en la calle.

      Un saludo.

      Ernesto

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  2. nuevamente otro articulo que hace y da que pensar. Yo porto desde hace ya 5 años un chaleco adquirido por mi, y de verdad que es el dinero mejor invertido. Como bien dice moreno joder que calor y que sudores en verano,el invierno no es tan malo, te quita frio, pero os juro que cuando por circunstancias del servicio quedo dentro de la comisaria/cuartel y luego a las dos o tres horas salgo a patrullar o me lo pongo o voy incomodo, me siento como desnudo.
    Mi pregunta es Ernesto los chalecos que fabrica INDUYCO Y FEDUR, son los mas adecuados para prestar servicio en nuestro pais?
    lo digo por que lei en algun reportaje por ahi, que no es lo mismo un chaleco fabricado en USA, o en ISRAEL que los MADE IN SPANIS, mas que nada debido a las climatologia de cada lugar, es cierto, sucede como con los neumaticos, no es lo mismo uno para china que para cuenca??
    por favor sacame de duda,

    Y otra cosa del mismo modo que es importante usarlo si lo tienes o si te lo dan de dotacion, seria que fuera de la talla tuya no.
    segun tengo entendido por algun conocido los que estan entregando en el CNP, son talla unica, es decir para el delgado lo ajustas y para el fuerte lo aflojas, mejor esto que nada claro, pero..... no seria lo ideal que fuese tu talla.??

    YAYO

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    1. Yayo, el mundo de los chalecos y demás complementos de protección pasiva no es el campo en el que mejor me muevo. Cuando tengo dudas, o sea muchas veces, consulto con varios amigos. Últimamente recurro a Nacho García de la PL de Zaragoza, una enciclopedia andante en estos temas, como así acreditó en su conferencia de junio en Zaragoza (más de 100 asistentes).

      Creo que Nacho pasará luego por aquí a darnos magistrales respuestas.

      Un saludo.

      Ernesto.

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  3. Pues lo de la talla única, si es así... ¡Me parece una barbaridad!, el chaleco siempre debe ser de tu talla, a no ser que sea de porte exterior y como mucho alguien podría portar una talla más. El chaleco y más si es interno debe quedar pegado al cuerpo, que nos deje "respirar" y movernos libremente. En una ocasión leí, ahora no se donde, que un chaleco excesivamente grande que no quede solapado a nuestro cuerpo en caso de ser impactado por un proyectil produciría una especie de onda de choque contra nuestro cuepo, pudiendo causar graves lesiones internas??? Lo dejo en el aire por si algien ha leído algo al respecto, aunque tiene cierta lógica... Saludos.












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    1. Hola, Manolo, el mundo de los chalecos y demás complementos de protección pasiva no es el campo en el que mejor me muevo. Cuando tengo dudas, o sea muchas veces, consulto con varios amigos. Últimamente recurro a Nacho García de la PL de Zaragoza, una enciclopedia andante en estos temas, como así acreditó en su conferencia de junio en Zaragoza (más de 100 asistentes).

      Creo que Nacho pasará luego por aquí a darnos magistrales respuestas.

      Un saludo.

      Ernesto.

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  4. Hola, Moreno, que decía Roquefeler penetrado manualmente por José Luis Moreno el ventrílocuo.

    Yo nunca he negado que aunque durante mis últimos 5 años de servicio tenía a mi disposición modernos chalecos, además en diversas tallas para poder elegir, nunca me lo ponía al inicio del servicio. Sí lo llevaba en el coche, atrás, en el maletero. Pero otras veces, cuando me daba el punto por algo, lo llevaba en el respaldo del asiendo: se podía ir uno trasladando al lugar de una llamada fea e ir colocándoselo (no el conductor). Si no da tiempo a ponérselo antes de llegar al punto caliente, sí que puedes bajarte con él en la mano y empezar a correr o maniobrar mientras te lo pones: se ahorran unos segundos en ir al portamaletas. Alguna vez sí es verdad que lo he usado para ir a buscar a gente mala que sabíamos que estaba en alguna barriada concreta y además armado después de, presuntamente, haber cometido robos o lesiones con algún arma de fuego.

    Sobre que la mayoría de las veces los impactos alcanzan el abdomen/tórax/dorso, zonas protegidas por el chaleco, no me atrevería a asegurarlo. Sí es cierto que muchas veces ocurre así, mi libro lo acredita en, por ejemplo, los capítulos, 3, 9, 17, 19 y 21. Pero otras veces, y el libro también lo demuestra, las balas tocan piernas y brazos. No obstante, en USA, lugar en el que sabes que todo esto se estudia con verdadero ahínco, parece que muchos impactos mortales sobre funcionarios de policía sí que llegan al chaleco. Muchos se salvan por ello, pero otros tantos fallecen por ser atacados con armas largas que disparan munición militar o de caza mayor, en cuyos casos el nivel IIIA, que es el que solemos emplear… no protege. Pero también es cierto que muchos agentes mueren, allí, por tiros en el cuello, la cabeza o en las zonas altas del tronco, las no protegidas por los chalecos al uso. En estos casos caen por cartuchería del .22 LR, 9 Corto, 7,65 mm, .38 Especial y demás cartuchos estandarizados de arma corta (aunque con larga se puedan disparar también), que de haber tocado el blindaje hubiesen sido absorbidos (su energía). Hay de todo. Lo mejor es, sin duda, llevarlo. El mejor chaleco es aquel que llevo puesto el día que me disparan y que encima detiene el proyectil.

    Un abrazo, ejemplo.

    Ernesto

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  5. Nacho García, de PL de Zaragoza, responde:

    Mi respuesta a la pregunta de si por la climatología es lo mismo un chaleco fabricado en España que otro confeccionado en USA, digo: En USA también hace calor (Florida, Texas, etc.). No es el clima si no la elección del material de fabricación lo que debe hacernos pensar. En todos los lugares se fabrican chalecos con todos los materiales, lo único que tenemos que tener en cuenta es no exponer nuestro chaleco a temperaturas elevadas, como por ejemplo el maletero de un coche, donde la Dyneema comenzaría a sufrir al alcanzar los 60 grados. Mientras que a uno fabricado con Kevlar le quedaría mucho rango para comenzar a degradarse, ya que su temperatura de degradación esta cercana a los 240 grados. Así que hay que tener cuidado con no dejar el chaleco en el interior de un maletero expuesto a altas temperaturas.

    Lo que tu lector seguramente ha escuchado es el tema de que un chaleco con homologación NIJ no es tan adecuado como uno SK alemán, y en cierto modo es cierto ya que en USA no se tienen muy en cuenta las amenazas de arma blanca. Aunque un NIJ otorga protección, es más permisible que un chaleco con normativa británica o alemana. En Europa tenemos mucho más presente una agresión con arma blanca, siendo las pruebas, por tanto, mucho más restrictivas.

    Nacho García.

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    1. Nacho García (PL Zaragoza), sigue comentando:

      Efectivamente, un chaleco que queda holgado no absorbe la energía cinética del proyectil del mismo modo que aquella otra prenda que queda más ajustada al cuerpo. En el primer caso el chaleco golpea el cuerpo y aumenta el trauma.

      Induyco y Fedur emplean materiales de última generación como Gold Flex y Gold Shield (Kevlar), o sea que pierden propiedades por encima de los 240 grados de temperatura.

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  6. cuando no existian , todos protestabamos ahora que no hay para todos , pero hay nadie los usa , mañana seran de dotacion personal y vendra el jefecillo de turno y te recriiminara que no lo llevas,,el ser humano es asi

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    1. Me consta que en cuerpos en los que no se dan de dotación, han prohibido su uso a quienes los tienen después de comprarlos con su dinero. Si acaso dejan que se utilicen es de modo interior, pero no exterior aunque la prenda esté debidamente identificada con letreros y placa de policía. Es como lo de prohibir el empleo de cartucho en la recámara con armas de doble acción, que te dan un arma que permite tal opción, pero no te entrenan. Encima te ponen más palitos en las ruedas impidiendo que trabajas en doble acción.

      Un saludo.

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  7. Muy buen artículo, y me ha servido para complementar una de tantas charlas a las que he podido asistir conferenciadas por diferentes fabricantes nacionales e internacionales.

    En primer lugar, y como muy bien apunta el compañero “Maño” tenemos que partir de la base de que no es lo mismo la NIJ que la SK o el KR, y lo que a ellos les va bien, a nosotros se nos puede quedar un poco grande. Uno de los ponentes nos explico, y he de decir que con muy buen acierto, que para qué queremos buscar un NIJ IIIA cuando la posibilidad de ser atacados en España con un .357 Sig o un .44 Mag es bastante escasa, y es que a veces menos es más, por lo que buscamos menos peso y mayor comodidad y no ir “tan protegidos”.

    Además, he de decir, y seguro que otros también lo han visto, como se ha “tragado” un NIJ II un simple punzón artesanal, limando la punta de un destornillador, hasta la empuñadura.

    La decisión de hacerse con un chaleco siempre es difícil, pero si queremos y deseamos protección durante todo el servicio, mejor interno, y como me dijo otro ponente, es mejor sacrificar la comodidad de un estupendo chaleco flexible de “chicle”, por la tranquilidad de algo más rígido y pare el filo a dos centímetros, que como hacía Ernesto, ya también lo llevo en el respaldo del asiento :(
    ---
    ”Ante ferit Quam flamma micet”

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    1. Gracias por tu comentario, Josma. Me alegra verte nuevamente dándole de nuevo a la tecla.

      Ciertamente no es frecuente que los malos de aquí lleven .357 Mg, mucho menos .44 Mg. Mira que detalle ilustrativo: en el capítulo 9 de "EN LA LÍNEA DE FUEGO" un compañero fue disparado y herido con un revólver S&W del .357 Mg, pero que fue cargado con munición del .38 Especial.

      Un abrazo.

      Ernesto,

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