¡¿Por qué, por qué!? Dime la verdad

Este artículo fue publicado en otro blog en 2010. Nunca en este.


Por, Ernesto Pérez Vera

A través de la Prensa hemos sabido que, en tu ciudad, en la tuya, en la de aquel y en la de este, agentes de la autoridad uniformados de un cuerpo policial del Estado han sido víctimas del ataque de varios sujetos. Según parece, los funcionarios trataban de mediar en una riña familiar en la que se estaba haciendo ostentación de armas blancas y de otros objetos peligrosos. Estos policías fueron recibidos a pedradas y alguno, ¡toma ya!, incluso fue amenazado con un arma punzante. Como resultado de lo tan someramente descrito, un par de agentes recibieron golpes que les produjeron lesiones, y los cristales de un coche oficial fueron fracturados.

Un acto incívico y delictivo contra unos funcionarios públicos que no escurrieron el bulto cuando el deber lo demandó. Me alegro de que todavía existan policías como estos. Espero que ya estén detenidos e imputados todos los participantes en la criminal algarada. En este caso ha sido una patrulla estatal la que ha sufrido el envite de seres despreciables, de cerdos que sobran en nuestra sociedad. Según se rumorea, los policías llegaron a hacer ostentación de sus armas largas. Lo veo proporcionado, lógico y normal. Es lícito y has prudente. Pero estos hechos, por desgracia, se repiten con cierta frecuencia en tu ciudad, en la de aquel y en la de este. La cosa es que no siempre son tristes protagonistas los funcionarios dependientes del Gobierno de Central. La Policía no la forma un solo cuerpo, hay muchos más, es cuestión de ir al oculista, de leer y de estudiar.

Verás, deja que te cuente, amigo lector. Contra la Policía Local (PL) de tu ciudad, de la de aquel y de la de este, se han consumido litros y litros de tinta destructiva durante años. También mucha saliva envenenada fue escupida a favor del viento reinante en cada momento, de levante por lo general. Todo comenzó cuando los locales, los policías municipales, empezaron a cumplir con sus obligaciones derrochando ganas, interés y autoridad. Algo que nunca habían hecho antes, aquí. Por ende, el cuerpo municipal hizo cumplir la ley en toda su máxima extensión, tanto en temas graves como en asuntos leves. Algo tan sencillo como no escurrir el bulto derivó en infinitos incidentes como el expuesto en los párrafos que dan inicio a este artículo. Desde aquellas fechas, y hasta hace poco tiempo, han estado presente, con compromiso, allá donde el delito exigía la presencia de personas con porra, con placa y con pistola, las tres pes, como me gusta decir. De un tiempo a esta parte otros son los ánimos de gran parte de la plantilla de policías locales de tu ciudad, de la de aquel y de la de este, y lo cierto es que en algún caso existe justificación para haberse dejado llevar por el desánimo. Por cierto, de aquellos incidentes se derivaron muchísimas detenciones y lesiones propias e impropias. Momentos ciertamente desagradables.

Quienes criticaron con saña y por sistema las intervenciones de la PL, ignorantes unos e interesados política y sindicalmente otros, decían que los municipales no sabíamos hacer nuestro trabajo. ¡Qué rápidos fueron algunos tirando de pluma y de lengua! ¡Qué hijoputas fueron muchos por defecto y por propia naturaleza! Miserables analfabetos que decían lo que otros decían, porque era más cómodo que ilustrarse con objetividad.

En tu ciudad, en la de aquel y en la de este, en la mía, jamás se utilizó el casco de protección en los vehículos de dos ruedas, ¡y lo sabes! Miles de ciudadanos, de distintos pelajes, conducían careciendo de permiso de conducción y de seguro obligatorio de automóvil. ¿Te acuerdas? Sé que sí. Eso pasó a la Historia, ¿verdad? Ahora las incidencias de esta índole son muy bajas, en cualquier caso están por debajo de la media de cualquier ciudad española. Para que aquello quedara en el pasado, marcando un antes y un después, hubo que dar muchos palos haciendo uso del Derecho Coercitivo. Obviamente, como era de esperar, no salió gratis.

Por interponer una sencilla denuncia administrativa en materia de tráfico, o incluso de limpieza (amparada por la Ordenanza Municipal de Limpieza), familias enteras tuvieron que ser detenidas. Muchos padres impedían, por cojones y con violencia, que sus hijos fuesen denunciados. Cuando no eran los progenitores, otros grados de parentesco se incorporaban antijurídicamente a la trifulca, impidiendo las legítimas acciones policiales contra sus parientes, a veces solamente amigos o compinches. Pero de los cuerpos de PL no solamente se debe y puede esperar, también demandar, actuaciones profesionales en asuntos de tráfico y circulación. Servicios en orden a la seguridad ciudadana también son exigibles, por ley, a estos funcionarios municipales. Exígelo, si no los ves intervenir ante temas de orden público. Incluso te insto a que los denuncies si tiran balones fuera, aunque esto hay que hacerlo, me refiero a denunciarlos, sean del color que sean los policías que incumplen sus obligaciones para con la sociedad y el ordenamiento jurídico.

Todavía recuerdo la entrevista mantenida en tu ciudad, sí en la tuya, allá por 2003, con quien tenía el mando de un cuerpo estatal en la demarcación. El encuentro se produjo con motivo de que agentes de la PL procedimos a la detención de varios miembros de un clan familiar dedicado, durante décadas, a la venta de heroína y cocaína. Aquel gerifalte, algo estirado por cierto, no valoró positivamente que los funcionarios locales sorprendiéramos la venta de varias papelinas de cocaína, incluso vistiendo uniforme, con la dificultad que ello entraña. No vio con buenos ojos que consiguiéramos identificar al comprador y que incautáramos la sustancia intercambiada en la ilícita transacción. Qué va, eso le pareció aberrante. Dijo: “Esto es cosa de nuestras unidades especializadas”, refiriéndose a su fuerza de seguridad. Vamos, que tácitamente dijo que los locales debimos dejar que la droga corriera, sin perseguirla, incluso cuando nadie de su cuerpo estaba investigando o vigilando al clan en cuestión. Tampoco aplaudió que a la vendedora le fuera hallado, entre sus ropas y durante el arresto, un monedero con otras dieciséis papelinas de cocaína. Para mear y no echar gota, o para mandar a tocar por culo a mi interlocutor.

Lo único que le preocupaba a este señor era la alteración del orden que sucedió a la detención. Por haberse sorprendido el delito in fraganti en la puerta de acceso a la vivienda de los traficantes, muchos familiares de la detenida trataron de impedir la legítima acción policial. Fruto de todo, vecinos y familiares apedrearon y agredieron a la fuerza municipal. Lógico: si son unos miserables que venden y consumen drogas de todo tipo, cómo iban a dejar que se llevasen a uno de los suyos. Es el pan nuestro de cada día para quienes llevan una placa para algo más que pasearla.

De aquel ataque se derivaron lesiones y daños por ambas partes en lid. Un cristal fue fracturado a un vehículo policial y dos agentes fueron levemente heridos. En la parte contraria también se sufrieron lesiones, pero menos graves. Ese era el morrocotudo problema, según el jefe del otro cuerpo: como los locales no sabemos actuar, cincuenta personas exaltadas nos rompieron un coche a los cuatro únicos intervinientes. Él, con tres de los suyos, hubiera controlado tranquilamente la situación, hubiera detenido, incautado la mercancía y nadie hubiese sufrido lesiones ni daños. ¡Vete al carajo, genio! En aquel momento no fui tan valiente y descarado como ahora, por lo que únicamente le respondí que pese a su cargo parecía no tener experiencia real en la puta calle del siglo XXI. Hoy no es que derroche valentía, simplemente me suda la polla cuando me tocan los huevos. ¡Ah!, lo de sudar la polla lo digo en sentido peyorativo y no en el sentido científico de los tratados médicos de Hipócrates. No padezco de fiebres.

Tremendos comentarios tuvimos que oír durante aquella entrevista (yo no estaba solo). Este señor proponía que los integrantes de la PL, incluso siendo agentes de la autoridad, como claramente establece la Ley Orgánica 2/86, no interviniésemos nunca en asuntos de estupefacientes. Hombre, eso sería lógico y normal si ya estuviesen actuando miembros de otro cuerpo y, sobre todo, si fuesen de una unidad especializada. Pero si nadie más está en el lugar y es detectado el delito, ¿debíamos los municipales no intervenir? Pues sí, eso proponía él. Nos invitaba a incurrir en un delito de Omisión del Deber de Perseguir Delitos. Llegó a insinuar que el atestado de marras contenía falsedades o imprecisiones, pues no le constaba que esa familia tuviese conexiones con el mundo de las drogas. ¡Cuánta maldad desplegó para tapar su manifiesta incompetencia! No veo otro motivo para rebuznar lo que rebuznó.

¿Qué es lo que de verdad le molestó a este señor? ¿Qué le picaba tanto? ¿Sería que los suyos, hasta ese momento, nunca habían pillado a ese clan, y menos todavía in fraganti y vistiendo uniforme? Tal vez, no lo sé. Pero bueno, todo estaba por llegar. Nuestros detenidos, por lo pronto, fueron condenados a penas de prisión, unos por delitos Contra la Salud Pública y otros por delitos de Resistencia y/o Atentado.
Es curioso, amén de una jugada maestra de ese observador llamado tiempo: años después, las mismas personas encartadas en la violenta acción contra la PL fueron imputadas por los mismos delitos, y esta vez sí fueron los chicos de este jefe quienes los apresaron. Eso sí, no fue por un delito sorprendido in fraganti sino un buen trabajo de muchos meses de vigilancias, de escuchas telefónicas y de seguimientos. Una investigación. Pero en evitación de lo que a nosotros nos había ocurrido tiempo atrás, los arrestos los realizaron al menos veinte funcionarios pertrechados con medios antidisturbios. Aplaudí abiertamente aquella actuación, pero me voy a permitir valorar como más difícil y exitosa, también más económica, la intervención in fraganti realizada la PL, por los míos y por mí mismo, qué carajo. Los municipales, con únicamente dos coches patrulla, hicimos un trabajo plausible sin medios, sin apoyos y vistiendo de uniforme. Todos los malos pasaron por prisión en los dos casos, solo que la segunda vez estuvieron encerrados un ratito más gracias a la aplicación de la reincidencia computable propiciada por los munipas que no sabemos hacer las cosas.


En fin. Quizá el que no sabía trabajar, al menos no en esos lugares, era el que tanta punta le sacaba al lápiz ajeno.

Comentarios

  1. Después de leer el artículo con mucha atención...
    Primero.-Soy un mando intermedio de las FCSE.
    Segundo.- Una vez más, a mi entender, está muy bien explicitado, para los que no estuvimos allí podamos hacernos una ligera composición de lugar.
    Tercero.-Como en todos los relatos faltan seguramente matices, que a la postre , siempre suelen ser fundamentales para tener una visión más amplia y concisa de lo ocurrido.
    Cuarto.-Estuve destinado tres años en una Unidad de Drogas, luego puedo hablar con cierto conocimiento de causa.
    Quinto.-El delito in fraganti, (si relamente es in fraganti) no merece reproche alguno, más bien todo lo contrario.
    Sexto.-Los Policias Locales que viven a fondo su profesión (habeilos hailos y merecen mi respeto y sobre todo admiración por lo meritorio, ya que, no en vano la falta de recursos y medios en muchísimos casos brillan por su ausencia.
    Octavo-El terrorismo y la droga son dos delitos muy singulares y por ende requieren un tratamiento específico por Unidades especializadas al efecto, y estas por lógica aplastante suelen ser de la Policia Nacional y de la Guardia Civil, y en determinados casos de las Policias Autonómicas como Mossos y Ertzainza.
    Noveno.-Cuando una patrulla de Policia Local o de cualquier cuerpo en labores de seguridad ciudadana observan un "pase" parece obvio que deben intervenir y proceder a la aprehensión de la sustancia y detención de los presuntos autores.
    Décimo.-En relación al punto anterior, a veces se abortan investigaciones "sin querer" por desconocimiento , pero eso a mi entender no obsta a restar importancia, relegar o deslucir la intervención de "los patrulleros" que sin querer "han topado" con un ilícito....pero permiteme una pequeña duda en general, no es tan fácil ir patrullando de uniforme y observar espontáneamente un "pase", normalmente esto suele coincidir con un "pequeño exceso de celo " por parte de pequeñas unidades de investigación ya sean de Policias Locales o de otros cuerpos (Comisarias de Distrito) , que por falta de comunicación, cooperación o colaboración, se entorpecen "sin querer", y luego eso indudablemente genera crispación en los mandos de diferentes Cuerpos.
    Onceavo.-Solución fácil no tiene, lo que si tiene es querernos todos, convivir lo mejor posible, y sobre todo cumplir la Ley y los Protocolos con elegancia y respeto interprofesional.

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    1. Hola, Raúl. Gracias por tan detallada respuesta.

      Es totalmente cierto que no es fácil detectar un pase yendo de uniforme, de hecho no es la forma en la que más veces he realizado detenciones, pero sí que he pillado a unos cuantos incluso cuando extreman el cuidado. Podría decir que casi patenté un método. Varios en realidad, aunque uno de ellos fue siempre más eficaz. Un caballo de Troya en toda regla. Si me contactas por email te lo detallo: epr05@hotmail.es.

      Un saludo.

      Ernesto.

      Pd: muchos locales hemos tenido que luchar contra compañeros de cuerpo y de otras fuerzas por hacer muchas detenciones por CSP. A veces lo que huele mal y parece feo... es que está podrido.

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    2. Hola soy Policía Local y tras leer tu argumentación tan solo me gustaría añadir que, si como dices, en ocasiones se abortan investigaciones es porque nadie comunica a la Policía Local de turno o a una unidad de distrito que esa investigación está en curso. Creo que a veces falta comunicación y no se cual es el motivo, imagino que el secreto de las investigaciones. Pero no estaría de más que esa comunicación estuviera presente, al fin y al cabo todos buscamos lo mismo pertenezcamos a un cuerpo u otro.

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    3. Gracias por tu comentario. Supongo que esperas respuesta de Raúl, pero me tiro al charco: supongo que nadie informa de la investigación por varias razones. Una puede ser la confidencialidad del asunto a nivel judicial. Otra podría ser la desconfianza (lógica en según que zonas y casos). Pero otra puede ser, como en ocasiones me ha constado, el temor a que los de otro cuerpo nos quiten la pesca. Las dos primeras situaciones son altamente comprensivas y respetables, la otra no.

      Debo decir que a mí, a veces, me han llamado directamente al móvil desde unidades de investigación: "¿Eres el que está identificando a tres tíos en tal sitio...? Es que nos interesa que continúen la marcha para ver con quienes se van a ver". He colaborado dejándolos ir con discreción.

      Un saludo.

      Ernesto

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  2. Yerras el tiro, no es un problema (Y ya lo hemos tratado más veces) de competencias ni Cuerpos, es un problema de país, un país donde la envidia y la maledicencia forman parte de su idiosincrasia.
    Puedes pertenecer a un Cuerpo estatal e intervenir en otra cuidad o distrito ajenos al tuyo, no te vas a librar del “y estos que hacen aquí, que se han creído”. En ese mismo Cuerpo estatal si eres de SC y compareces ante PJ no te vas a librar de la crítica, pero si eres de Pj cuando hagas una intervención no te vas a librar de que SC diga algo similar. Si ya eres de otro Cuerpo no te digo. Es un problema de sociedad no de Cuerpos.
    Yo sé lo que es parar a un conductor borracho a reventar y solicitar presencia de otro Cuerpo y que te digan “porque no te dedicas a lo tuyo, haberle obligado a aparcar y que se vaya andando”. Yo no puedo sacar la conclusión de que todos los miembros de ese Cuerpo son así, habrá otros que los hay que son magníficos compañeros.
    Vivimos en un país donde en un partido de futbol con jugadores de color en ambos equipos, las aficiones de uno y otro llaman con desprecio “negro y mono” a los jugadores rivales, me pregunto, no ven, son tontos, no somos así.
    Esto no es un cuento, es real, días atrás coincidió que estábamos varios compañeros y vimos una rata enorme por medio de la calle la perseguían tres gatos, la rata hacia lo que le daba la gana y los gatos había veces que retrocedían, al final nos fuimos aburridos ningún gato cumplió con su rol, lo importante habría sido que uno o los tres, cumplieran con su cometido, eso sí entre los gatos seguro que hubo críticas uno al otro se dirían era cosa tuya.
    Otra cosa es sitios como el que nombras o intervenir con determinadas etnias, donde a los de abajo se nos escapa y a lo mejor prima más mantener una falsa paz social que salir en los telediarios con una alteración grave de orden público, pero eso es política y los de la calle no entendemos de ella, aunque a los mandos se lo impongan. Queramos o no son escalones diferentes.
    Tanto la LO 2/86 como la LECr dejan muy claro la obligación de todo policía de intervenir y digo TODOS.
    No dudo que más de una vez una patrulla joda algo pero amigo quien lo sabe, no puedes dejar de acudir a un atraco por si una Brigada tiene controlados a los atracadores son cosas que pasan.
    Otra cosa es que sepas que un grupo está currando y no dejes de meter las narices, que también pasa. Entiendo perfectamente el secreto guardado en investigaciones porque desde el que puede estar pringao hasta el facilón de barra de bar te pueden joder el trabajo.
    Lo de la economía, no es un buen argumento sobre todo si pones nomina a nomina, todos hemos oído hablar del pastor que tumbo un helicóptero con una piedra eso no es argumento para armar al ejercito con piedras.
    Ernesto reitero no es un problema de competencias si no de incompetencias en el país del y tu más. Un saludo José Moreno

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    1. Quillo, Moreno, ¡me encanta lo de los gatos y la rata! ¡Lo clavas siempre, tío!

      Me has recordado un caso en el que siendo yo policía local actué en otro municipio, obviamente estando fuera de servicio. En el aseo de un restaurante pillé a dos varones que llevaban consigo prendas de vestir hurtadas en una tienda. Me identifiqué y llamé a la Policía Local de esta ciudad: pedí que viniera una patrulla para hacerse cargo del asunto, porque uno era menor y había que trasladarlo para su entrega a sus padres. Cuando llegó la pareja, que fue muy atenta, espetaron: “Esto es un marrón. No sé cómo te metes en estas cosas, compañero. Son menores (solo lo era uno y le quedaban días para dejar de serlo). Valiente marrón en el que te has metido, tendrás que ir a comparecer… y luego el follón del juicio”. Yo les dije que conocía el protocolo y que lo asumía, pero que de marrón y follón nada de nada, que todo era muy sencillo y algo habitual en mi persona. Claro, me miraron con cara de “esté es un chalao que no sabe lo que hace”. Luego fui a comparecer… y lo mismo: todos me decían que no veas el mal rollo de tener que ir a un juicio y tal y tal y tal. Les dije que yo iba todas las semanas a uno o dos, pero normalmente por cosas más gordas que una mera falta de hurto. A todo esto llamé al jefe de mi cuerpo para darle la novedad, toda vez que, como dije, estaba fuera de mi demarcación. Este hombre me agradeció la llamada.

      La cosa es que sé que algunos me pusieron a parir (por la espalda, claro), primero porque piensan que soy un majara por hacer lo que hice (seguramente soy un majarón por otras cosas, pero no por esta) y segundo porque los tuve tres horas liados con comparecencias y localización de los tutores de uno de los implicados. Ambos sujetos fueron condenados y uno de los policías que me apoyaron uniformádamente fue testigo de la sentencia. Le pedí, por favor, que informara a los de la Oficina de Denuncias de que la condena fue fácil y rápida, no una absolución como ellos pronosticaban. Tampoco me ahorcaron, como dejaron entrever con sus comentarios.

      Un abrazo, Pepe.

      Ernesto

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  3. después de leer el articulo, y los correspondientes comentarios, una vez mas no tengo mucho mas que añadir, solamente puntualizar lo que tu comentas Ernesto, Lo que unos ve como "UN MARRÓN" otros lo ven o vemos como trabajo y lo que se debe de hacer, pero claro esta no a todos les corre el veneno por la sangre.
    a raíz de lo que comenta Moreno, el tema de que siendo de un cuerpo estatal te metas en " EL TERRENO DE OTRO """ ufff"" madre mía la que te montan.
    Pero a ver señores NI LES QUITO EL PAN, NI LES VAN A PAGAR MENOS, NI NADA POR EL ESTILO. simplemente hago mi trabajo.
    Algunos se piensan que los de S.C solo están para ir a la mierda( Claro esta que mucha mierda si que tragan o tragamos) y que la droga y las "cosillas guapas"( para mi las cosillas guapa es la calle y el trabajo) son para los Grupos de investigación

    Conozco a un par de amiguetes que en el año pasado se hicieron de uniforme varios tráficos de droga( Entendamos pases, de poca cantidad, bolsistas de maría, algo hachís, y algún que otro pollo de coca, vamos lo normal que puede encontrarse uno en cualquier esquina de una ciudad).
    Pues se de buena tinta que llegaron a decir "ESTOS SE LO INVENTAN" si hombre y otro mas, JJUUUUUUU. claro quien lo decían eran los que solo salen de su agujero para ir a por los malos, tras una larga y dura investigación( sin criticar su trabajo, pero si su pasividad) o es mas aquellos que no habían pisado la calle nunca o mas.

    Mis amigos ante estas criticas..... que hicieron reir y tomar una cervecita por lo bien que lo han hecho.

    En Resumen EL PROBLEMA NO RESIDE EN LOS CUERPOS. SI NO EN LOS FUNCIONARIOS( que equivocan el hacer el trabajo relajado a Relajarse y no hacer el trabajo.)


    Vivimos en un País que fue dueño y señor de medio mundo, Descendemos de hombres con casta de Héroes( véase los Tercios( Flandes, pavia))( Don Blas de Lezo) pero hemos olvidado todo, hemos escondido esa casta y le hemos cambiado por el RELAXING CUP CAFE CON LECHE OF PLAZA MAYOR. y así nos va...

    un saludo YAYO

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    1. Yayo, gracias por tu comentario.

      Veo que quienes juegan a creerse los guapos de la película no solamente quieren sembrar sombras y dudas en las actuaciones de los que somos de otros cuerpos, sino que también lo hacen con sus compañeros de filas, aunque de otras unidades. Lo cierto es que eso mismo lo he vivido dentro de la PL. Cuando éramos los de mi unidad quienes hacíamos buenos servicios de drogas todos nos felicitábamos, pero si eran agentes locales de otras unidades del cuerpo quienes metían el gol, algunos de mi grupo ya empezaban a quitarle méritos. Esto es condición humana que no comprende de colores. No discrimina cuerpos.

      Saludos para ti and Pepe.

      Ernesto

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