ANÉCDOTAS DEL QUE ESCRIBE
Por,
Ernesto Pérez Vera
Durante una
de las fases finales de la revisión del manuscrito de “EN LA LÍNEA DE FUEGO: LA
REALIDAD DE LOS ENFRENTAMIENTOS ARMADOS”, se me ocurrió añadir unos
párrafos nuevos. Quise referir, y así lo hice, un hecho acaecido en un pueblo
español en fechas medianamente pasadas. Un suceso en el que un octogenario
disparó contra varios miembros de su familia, acabando con sus vidas. Incluso
abrió fuego contra las fuerzas policiales cuando estas se personaron en la
escena del delito. Ante la magnitud de
los hechos, una unidad especial fue destacada en el lugar. Durante el asalto
policial, dos agentes fueron heridos por los disparos de escopeta del hostil,
si bien también el tirador fue alcanzado varias veces por impactos de subfusil.
Pero por
más que estrujaba mis recuerdos, no era capaz de localizar información sobre
aquello. Uno de los funcionarios heridos en la operación es amigo mío, pero ni
él tenía claro cómo se llamaba el municipio protagonista del suceso. Solo
sabíamos la provincia. Para colmo mi colega no tenía a mano sus archivos
personales para saciar mis dudas. Como eran dos localidades las que tenía en
mente, me puse manos a la obra y agarré el toro por los cuernos: mandé un
correo electrónico al cuerpo de Policía Local de una de las ciudades candidatas.
En la misiva, tras identificarme y aclarar el sentido del contacto, interrogaba
sobre si fue allí donde años atrás pasó todo lo referido. A veces los astros se
alinean positivamente: en menos de un minuto recibí esta respuesta. “Hola,
Ernesto. Soy Luciano, el jefe de policía. Dame un número de teléfono y te
llamo. Tengo la información que estás buscando”.
Efectivamente,
en pocos segundos Luciano y yo estábamos hablando amigablemente. El trágico
tiroteo no se produjo en su demarcación, pero sí en una muy cercana. No solo
obtuve recortes de prensa sino que el propio jefe de policía fue testigo
accidental de parte de lo ocurrido. Él aún no era policía sino vigilante de
seguridad y, precisamente, en el hospital al que fueron trasladados los
heridos. Pero la mayor de las casualidades quiso que Luciano, ese día y a esa
hora, estuviese de servicio en el centro hospitalario. Para aumentar mi satisfacción, manifestó ser seguidor de mis artículos. Nuevamente, gracias.■
Conozco a Luciano desde la época de la Escuela de Protección Ciudadana, cuando todavía era la "Academia", y el acababa de aprobar su oposición de "Guardia", que era el nombre que entonces se daba a la actual categoría de Policía en nuestra comunidad autónoma y creo que puedo decir que aparte de compañero me considero amigo suyo. De él se pueden decir muchas cosas, te puede gustar más o menos su forma de ser tan única y "provocadora", pero lo que no puede negar nadie es que lo que ves cuando lo ves a él es lo que hay, no tiene dobleces, no engaña. Hombre hecho a si mismo, nadie le ha regalado nada...
ResponderEliminara los 17 años estaba en el ejército......tras 5 de servicio un accidente durante unas maniobras estuvo a punto de dejarle inválido.....luego después de otros tantos en seguridad privada haciendo más horas que el reloj todavía tuvo tiempo de prepararse la oposición de Policía y conseguirlo. Más tarde su continuo afán de superación personal le llevó a ascender a Oficial y a conseguir su diplomatura en Criminologia. Nunca he trabajado con él, no puedo decir lo buen o mal jefe que es, pero lo cierto es que si en su Unidad tiene la mitad de inquietudes que las que tiene fuera en materias formativas y de divulgación profesionales entonces seguro que merecería la pena. Le he dicho en más de una ocasión que su trayectoria personal me da envidia sana. Desde aquí mi pequeño homenaje a Luciano.
Un abrazo para él y otro para ti Ernesto.
MAG Roman.
Gracias por tu comentario, Román. Seguro que tus palabras le llegan...
EliminarUn saludo.
Ernesto