MUERTE ENTRE BUTACAS
Por,
Ernesto Pérez Vera
La
filmación que hoy analizamos presenta el instante en el que un policía
brasileño fuera de servicio cae bajo el fuego de dos atracadores. Falleció. El
suceso fue grabado por varias cámaras de seguridad, si bien, aquí, solamente
vamos a visualizar la toma de una de ellas. No importa mucho si el incidente se
produjo en una entidad bancaria, en una oficina de empleo o en un videoclub. Lo
que nos interesa es que el agente accede como cliente a un establecimiento
público y que, sin demora, trata de marcharse justo tras cruzar el umbral de la
puerta. Todos los gestos indican que pudo haber detectado indicios de que algo
extraño estaba ocurriendo, pero no logra salir del local: uno de los
delincuentes, que se hallaba sentado y mezclado entre los clientes del lugar,
se pone en pie, lo sujeta por la ropa, impide que abandone el sitio, esgrime
una pistola empuñada a dos manos e inicia una serie de disparos contra él. Pienso que el mundo
se debe abrir ante los pies de cualquiera que, de sopetón, se vea ante algo así.

Se advierte
claramente como los dos principales protagonistas se mueven, desplazándose, a
la vez que desenfundan y disparan. Es posible, pero que muy posible, que
ninguna de las partes hubiera recibido adiestramiento especifico en este
sentido, en el de moverse para ganar distancia y, a la par, ponérselo más
difícil al contrario. Los dos hombres se dejaron llevar por el animal salvaje
que aún podemos ser los Homo sapiens,
en según qué momentos y circunstancias de la vida. La situación debió ser tan brutal, sobre
todo para la víctima del sorpresivo ataque, que sus cerebros reptilianos seguramente
tomaron el control emocional de las acciones, discriminando toda posible
respuesta cognitiva. Típico, lógico, natural y me atrevo a decir que hasta
saludable. De haber disfrutado el policía de más tiempo de reacción
y de suficiente capacidad para pensar, como ocurre en las galerías de tiro,
hubiese discernido y adoptado una cómoda posición de tiro, quién sabe si
incluso cinematográfica y, además, podría haber enrasado los elementos de
puntería de su arma en el entrecejo de su antagonista. Pero no, ese día el
instructor no estaba allí para recordarle a nadie que las piernas tienen que
estar bien abiertas, y los pies en paralelo, para que los huevos, por inercia,
cuelguen bien dentro de la bolsa escrotal. Tampoco había nadie con un silbato
marcando el ritmo de los tres segundos de reacción que muchos creen, todavía,
un tiempo ideal para desarrollar entrenamientos reactivos. ¿Adiestramiento o autoemboscada? Sencillamente,
manidas mentiras. Una forma de institucionalizar la ignorancia y la dejadez. Un
clarísimo ejemplo de la deserción del compromiso. Miedo a evolucionar, por
vergüenza a reconocer que lo anterior era una entelequia.

Llevar la
pistola presta para disparar hubiera supuesto una gran ventaja para el agente.
Pero no nos engañemos, verse inesperadamente delante de dos individuos armados,
y tan violentos, nunca resulta moco de pavo, ni es plato de buen gusto para
nadie. Podríamos matizar numerosos puntos observados en este incidente, pero
quiero hacer hincapié en la fisiología del aparato ocular en situaciones de
percepción del peligro. No es momento de dedicar páginas o párrafos enteros al
asunto, pero sí que resulta casi de obligado cumplimiento recordar que aunque
más del cincuenta por ciento de la actividad cerebral es consumida por el
sentido de la vista, éste, el ojo, nos puede jugar malas pasadas en momentos
vitales como el que estamos comentando. Así las cosas, todos los participantes en este encuentro
armado debieron encontrarse con serias dificultades, difícilmente salvables en tales
instantes, para alinear el punto de mira y el alza y, con precisión, encararlos
en la zona de tiro deseada. Está demostrado científicamente que el
músculo ciliar en estos casos se relaja, obligando al cristalino a perder su
forma curva para aplanarse. Ante tal vicisitud se hace del todo imposible que el
cristalino, cuya misión consiste en permitir el enfoque de objetos a distintas
distancias, se concentre en tan minúsculos aparatos de puntería.
Todo lo
anterior no significa que abogue por adiestrar a las personas a disparar sin
apuntar. Proponer esto sería una temeridad mayúscula, toda vez que no todos los
casos requieren de respuestas reactivas ante agresiones sorpresivas a distancia
de saludo; por lo que cuando sí existe un plan premeditado, como policialmente
pudieran ser las llamadas que comisionan a los funcionarios a escenarios ya
calientes, sí pueden tomarse decisiones razonadas que, como poco, predisponen a
los intervinientes para barajar, con alguna porción de tiempo, posibles
respuestas favorables.
Hola. pienso que habría que practicar al menos una vez al año ejercicios de tiro cuerpo a cuerpo con armas de Airsoft.sería una buena manera de entrenar situaciones y con los ejercicios de tiro no se pueden reproducir
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo, Accipiter. Pero añadiría que tales ejercicios de entrenamiento cuerpo a cuerpo, con armas simuladas, deberían estar bien dirigidos y diseñados. Esto pasa, inexorablemente, por mandar a tomar por culo a muchísimos profesores e instructores de Tiro. Ayer mismo estuve visionando unas imágenes tomadas en una academia de policía de este país, en las que un instructor propone insulso entrenamiento. Todos los alumnos lo realizan y cuando uno pregunta cuál es la razón y sentido del mismo, responde el profesor (mando): “¡Tú hazlo, y punto, que para eso estás aquí!”.
EliminarUn saludo.
Ernesto.
Otra vez y van miles. Que tabú con la doble acción sin seguro, porque pienso que si metes seguro en una situación como la del video también te va a dar problemas quitarle. Cuento al menos tres disparos del malo antes del primero del policía que el malo tampoco es que este especialmente hábil. Dices que no serás tú el que diga que no se utilicen miras, yo si lo digo reto a quien quiera a que demuestre que en esa distancia y situación va a enrasar elementos de puntería y además digo que si a esa distancia no eres capaz de darle a un blanco con un tiro de encañonamiento mejor lo dejes. Con respecto a los famosos instructores que todavía viven en la época de los duelos entre caballeros con pistolas de un disparo es otra guerra perdida “dos disparos a cinco metros cinco segundos” con dos cojones campeón estas dando un tiempo a tu alumno que la calle le va a arrebatar con toda crudeza. Ese mismo instructor que para demostrarte como se tira se pone a diez metros de la silueta posición weaber apunta con todo el tiempo del mundo y un DIEZ y ahí es donde te mira desde la superioridad y te dice “así se hace”, ole, ole y ole por los toreros de salón. No es menos cierto que la mayoría de sus pupilos le piden cositas así que si les mete más estrés se cagan pobres memos piensan que ellos nunca van a necesitar más de lo que hacen porque no se meten en líos, los líos vienen solos.
ResponderEliminarMe acojona no por reiterativa la actitud de la gente (público) pio, pio que yo no he sido que pena.
Ernesto te quejas a veces de que hay gente que te critica porque les corriges desde hoy me tienes en tu lista de agraviados después de treinta y cinco años tirando con pistola en los que un día se me van a la derecha otros a la izquierda, mil cursos privados para corregir esto y vas y me iluminas, coño era por la posición de los huevos, pienso ponérmelos centrados el próximo día.
Fuera de coñas culpables los que estando en posición de enseñar no enseñan, más culpables los que estando en posición de aprender no exigen. Un saludo. Jose Moreno
Gracias por tu fabuloso comentario. Siempre aprendo algo de ti.
EliminarUn abrazo.
Ernesto.
Y más culpables los que, mandan a la calle a sus policías a morir con esos tipos de entrenamiento que nos dan en las galerías, y encima no quieren que les vayan con ningún problema, ni legal ni físico.
ResponderEliminarUn saludo. Ifwin
Ifwin, la mayoría no sabe que no sabe, pero lamentablemente otra mayoría dentro de la primera tampoco quiere saber. Estos se defienden rajando de quienes los dejan con el culo al aire, y lo hacen tratando de desacreditarlos.
EliminarUn saludo.
Ernesto.
Dicen que el que golpea primero (dispara primero) golpea dos veces. Se aprecia claramente que en este enfrentamiento el policía desenfundar primero pero para su desgracia lleva su arma en condición tres. Lástima porque acaba de perder la única carta buena que le ha tocado jugar en esta timba, la de no parar de repartir plomo hasta abatir la amenaza incluso amenazas puesto que el segundo criminal es posible que de haber batido el policía al primer malo que abre fuego, el segundo estuviese expuesto a los disparos del policía puesto que este incluso tenía cierto abrigo entre las sillas. Pero esta es mi hipótesis y quizás solo quizás hubiese podido pasar de esta forma... Ya sabéis la verdad absoluta no existe, tampoco la mentira pero creo que es un magnífico ejemplo en "cinemas Cooper " para meditar sobre lo de cartucho en recámara. A pensar... Un saludo.
ResponderEliminarUn abrazo, Manolo. Gracias por tu comentario.
EliminarErnesto.
El sentido común que por otro lado es el menos común de los sentidos, ya nos dice que lis malos siempre, SIEMPRE, llevan cartucho en recámara y las armas que portan SIEMPRE y en todos los casos están listas para hacer fuego, jamás se ha visto un video o se ha conocido un caso en el que los mails hayan tenido dificultades para iniciar el enfrentamiento, SIEMPRE son lis que arrancan a tiros. Sabido esto por muchos de nosotros llegado el momento de seguro que tendremos algún que otro problemilla generado por la rutina, la que mata, imaginarios el resto que pasa por el oficio sin pena ni gloria, dignos de enviarlos al oculista por ser incapaces de ver un vehículo cargado con mil kilos de droga, en fin, lo de siempre.
ResponderEliminarSinceramente creó que todo entrenamiento que realicemos es poco pero siempre será mejor cuanto más nos acerquemos a situaciones reales en todos los supuestos y esto incluye cartucho en recámara, sin cartucho, perdida de cargador durante la extracción del arma, interrupción al montar el arma en la extracción, etc, vamos, cosas divertidas que no hacen gracia alguna en medio de la movida.
Por cierto, que extraigas el arma y el cargador se te vaya al suelo es más fácil de lo que parece cuando portas el arma de paisano..,
Pena por el agente.., un abrazo Ernesto y a todos, Cap13
Hola, estimado amigo protagonista del capítulo 13 de “EN LA LÍNEA DE FUEGO”. Seguro que estos días estás acordándote del policía local de Puerto Serrano que ha perdido un ojo. Ayer mantuve con él una larga conversación.
EliminarUn abrazo.
Ernesto.
Así es Ernesto, y me quedé con una palabra que resaltaron en la prensa "PROPORCIONALIDAD", vamos, sin comentarios (vamos a tener que salir a la calle con un pico, con un trozo de cristal, con un cuchillo de cocina, con un martillo, etc. para ser proporcionales), desde luego que mi deseo es que este hombre salga adelante, el agente hizo todo lo que buenamente pudo hacer haciendo uso de lo que le ensañaron.
ResponderEliminarUn saludo
Hola, estimado amigo. No tenemos que vender más ese discurso de a ver si vamos a tener que salir de servicio con un pico, con un destornillador y con un rastrillo por si nos agreden con ellos. El discurso es, muy resumidamente, que hay que disparar siempre que el sentido común nos diga que el tiro, de dar, puede o podría poner fin o frenar una agresión grave, se esté empleando el elemento que se esté empleando, o sea una pistola, un martillo, una fusil de asalto o un cenicero de cristal. Ahora bien, ese sentido común debe discernir lo bastante solventemente como para diferenciar el riesgo que supone un tío que esgrime un machete a 30 metros del agente, y el que supone que esos metros se hayan recortado, aunque sea portando un cristal, a 7 metros o menos.
EliminarEsto es lo que hay que decirle y demostrarle a quienes deben enjuiciar las acciones policías, pero también a muchos policías, mandos e instructores de policías. Mientras tantos mandos, agentes y formadores internos no sepan esto, ni quieran saberlo, no podremos convencer a los del resto de estamentos. Demasiadas veces tenemos al enemigo en casa.
Un saludo.
Ernesto.