TEST BALÍSTICO ADEREZADO CON UN POCO DE TODO
Por, Ernesto Pérez Vera
Porque no
me canso, porque soy un pelmazo y porque me apasiona el tema, paso a contarles
en qué ha consistido la última prueba balística que he realizado. Como ya viene
siendo habitual, esta evaluación se ha llevado a cabo con métodos totalmente domésticos.
Si bien es cierto que los resultados obtenidos no son definitivos ni absolutos,
sí que pueden ser muy orientativos para aquellos que quieran o necesiten
meditar sobre ellos, por más que algunos necios se obstinen en seguir metiendo
palitos entre los radios de la rueda evolutiva.
El test aspiraba
a conocer, insisto que caseramente, qué capacidad de perforación tenían 10
proyectiles del calibre 9mm Parabellum. El elenco estaba conformado por:
Remington Golden
Saber 147gr; Hornady FTX 135+P; Remington Golden Saber 124+P; Fiocchi Gas Check 123gr
(plomo); Hornady FTX 115gr; Magtech 115gr Punta
Hueca; Fiocchi Black
Mamba 100gr; Ruag SeCa 99gr; Fiocchi EMB 92gr y Men QD-PEP-II 91gr.

El Fiocchi
de plomo grafiteado (123gr), un producto muy consumido por los tiradores
deportivos y, aunque en menor medida, también por numerosos cuerpos locales de
policía y por no pocas empresas de seguridad privada, era el más normalito de
cuantos cartuchos fueron testados. Una punta que, todo hay que decirlo, no
solamente he usado a nivel de dotación policial, sino que incluso sigo
utilizando actualmente en el ámbito personal. Tan es
verdad que este cartucho concebido para uso deportivo es adquirido por algunas
fuerzas de seguridad, que un compañero de promoción de este servidor de ustedes
metió uno de estos proyectiles en el tórax de un atracador, tras haber
perforado la luna delantera del coche sustraído en el que huían él y su
compinche, a la par que acometían al funcionario con el propio automóvil.
Dejen que siga con la anécdota protagonizada por aquel policía (febrero de 2001). Como quiera que procedía de la Legión española, donde había ejercido durante 8 años, habiendo alcanzado el empleo de cabo primero en su última etapa castrense, algunos periódicos se apresuraron a decir que la munición utilizada era perforante, dado su color negro. Sostuvieron, además, que la bala estaba compuesta de uranio empobrecido y que había sido traída por el legionario desde los Balcanes, en su regreso a España después de haber participado en varias misiones internacionales. Así es, bobos unidos con las manos entrelazadas en aras del despropósito, de la desinformación y del “vamos a echar un poco de mierda, que los atracadores son pobres víctimas del sistema capitalista y fascista representado por los agentes de la autoridad”.
Pero saben
qué, y esto es muy lamentable y preocupante, que la retorcida falacia partió de
los labios de un instructor de la Policía que, a su vez, la comentó con otro compañero
quien, también a su vez, se la contó a otro y así sucesivamente hasta que la
absurda información recaló en la redacción de aquellos noticieros. Que a nadie le queda duda: los políticos de la oposición
local entraron de cabeza en el túnel de la mentira con ánimo de rascar
titulares de prensa, de balbucear más minutos en la radio afín y de pasear
abultadas bolsas de basura con las siglas de algunos sindicatos policiales.

Seguimos
hablando de los demás actores que dan vida a este texto. Dijérase de ellos que
eran cartuchos casi exóticos. Por más que poco a poco se estén imponiendo entre
los integrantes de nuestros cuerpos de seguridad pública, las puntas expansivas
siguen siendo muy desconocidas. Esto eran en su
mayoría los demás miembros del reparto del día, proyectiles expansivos, aunque
no todos fuesen huecos. Se contó con la excepcional participación del liviano
Black Mamba (100gr), el cual no deja de ser un mero proyectil blindado, de atractivo
nombre y suculento aspecto.
El blanco,
algo tan importante como los propios proyectiles contra él dirigidos, era lo
que muy reducida y básicamente somos los seres humanos, agua contenida,
protegida y vestida; contenida celular y extracelularmente, protegida por la
piel, el órgano más grande de nuestro cuerpo, y vestida con prendas textiles.
No olvidemos que el agua es el principal componente del cuerpo humano: un 75%
al nacer y un 10% menos en la edad adulta.
He
tirado, a lo largo de varias jornadas, contra garrafas de agua potable
comercial. Los contenedores, de 5 litros de capacidad, fueron dispuestos en
vertical unos pegados a los otros. Significar que el espesor o profundidad de
cada botella era de 15 centímetros. La primera de ellas, la garrafa que debía
recibir el primer envite, fue vestida con una capa de tejido textil 100%
algodón. Por tratarse de un experimento completamente
casero, hasta días antes la tela había formado parte de un pantalón tipo
“chino” usado y unas cuantas veces lavado a máquina. Importante: el arma
utilizada fue una Glock 26 y la distancia de fuego 3 metros.

Voy a exponer, creo que sin muchas más dilaciones ni
matizaciones, los datos arrojados en las pruebas realizadas. Quiero reconocer
que lo ideal hubiese sido efectuar 5 disparos con cada tipo de cartucho, para
posteriormente calcular las medias. Pero siendo la prueba tan casera como las
natillas que hacía mi madre, hasta aquí puedo llegar con el único apoyo, que no
es poco, de mis ganas y de unos cuantos amigos. Básico como el instinto de
supervivencia que es uno, hasta que algún benefactor me ofrezca medios. O mejor
aún sería que yo no tuviera que contar qué hago y cómo lo hago, porque este
tipo de asuntos se encontraran ya superados por investigaciones oficiales
autóctonas. Informes públicos, sin complejos. Que dejen ya de contarnos
milongas y que la Administración se moje de una vez por todas. Fundemos el club
de la verdad y clausuremos los chiringuitos enmoquetados que algunos han
convertido negocios presididos por sus bastones de mando.
El FBI, obviamente, lleva a término este tipo de
pruebas con métodos y materiales mucho más sofisticados y científicos. Emplea
gelatina balística 250-A, rebajada al 10%, con la que construye bloques de
25x25x50 centímetros que, mantenidos a una temperatura de 4ºC, ofrecen una
textura similar a la media de un cuerpo humano, incluyendo la densidad de todos
los órganos. Está claro
que no es la panacea, pero por el momento es, posiblemente, el mejor material
disponible para experimentar en este campo.
DATOS:
1.- Fiocchi Gas Check 123gr: se
detuvo en el interior de la séptima
garrafa (105cm). El proyectil fue recuperado con su correspondiente
tapa de latón (gas-check) engarzada en la base, sin deformación alguna. No
perdió masa y tampoco la vio alterada.
2.- Fiocchi Black Mamba 100gr: perforó cuatro garrafas (60cm), fracturó
la quinta y rebotó hacia la derecha de la línea de blancos. El proyectil fue
recuperado sin deformación alguna (expansión cero), a casi dos metros de la
última garrafa.
3.-
Hornady FTX 135+P: perforó
cuatro
garrafas (60cm), recuperándose el proyectil en el interior esta
última. La punta alcanzó una bella y homogénea expansión de 14 milímetros, sin
apreciable pérdida de masa. También fue hallado, con visibles lesiones, el
tapón de goma (rojo) que cerraba la ojiva. Repetida la prueba una vez más, la bala
no pudo ser localizada tras atravesar la cuarta garrafa de modo tangencial,
debido a una trayectoria lateral descrita por el proyectil.
4.-
Ruag SeCa 99gr: realizada
la prueba en dos ocasiones, los proyectiles penetraron hasta la cuarta
garrafa (60cm). No se produjo aparente pérdida de masa,
ofreciendo las balas una expansión uniforme de 11 milímetros, que era lo que
aproximadamente se esperaba.
5.-
Remington Golden Saber 147gr:
perforó tres
garrafas (45cm) y aboyó la pared de salida de esta última. El
proyectil fue recuperado sin apreciable pérdida de masa, presentado una bonita
expansión de 14 milímetros.
6.- Remington Golden Saber 124+P: perforó hasta la tercera garrafa (45cm). El
proyectil fue recuperado en dos partes, núcleo y envuelta, alcanzando 12 y 16
milímetros de expansión respectivamente. No se produjo apreciable pérdida de
masa.
7.- Men QD-PEP-II 91gr:
perforó tres
garrafas (45cm), recuperándose el proyectil sin apreciable
pérdida de masa. La deformación presentada fue mínima, 10 milímetros, lo que
realmente se esperaba. La caperuza de plástico (azul) que sellaba la ojiva fue
hallada junto al proyectil, desprendida de este.
8.- Magtech
Punta Hueca (JHP) 115gr: el proyectil se descompuso
en varios trozos. Quedaron claramente identificadas dos lascas de la envuelta
(una de mayor tamaño que la otra), que fueron recuperadas en la segunda
garrafa, y el núcleo expandido hasta 13 milímetros, que fue
hallado en el interior de la tercera.
9.-
Hornady FTX 115gr:
perforó dos
garrafas (30cm). El proyectil fue recuperado completamente
abierto, alcanzando 20 brutales milímetros de expansión. Visualmente no fue
detectada pérdida de masa. También fue hallado, con visibles lesiones, el tapón
de goma (rojo) que cerraba la ojiva.
10.-
Fiocchi EMB 92gr: perforó
dos
garrafas (30cm). El
proyectil fue recuperado con 17 impresionantes milímetros de expansión uniforme,
sin apreciable pérdida de masa.
Este texto
concluye ampliando la exposición hecha en el primer párrafo: la información
aquí vertida no es absoluta, ni mucho menos definitiva. Para alcanzar un veredicto objetivo habría que observar qué
comportamiento arrojaron estos mismos proyectiles frente a, por ejemplo,
arcilla, lunas de vehículos no blindados, prendas balísticas, varias capas de
tejido textil convencional, etc.
Ahora,
amigos lectores, piensen detenidamente qué clase de cartuchos utilizan durante
el servicio, si son profesionales armados, o para defensa personal, si son
civiles no inermes. Parece que determinados proyectiles, en
virtud de su peso, carga de proyección y configuración o diseño, pueden
penetrar suficientes centímetros como para herir a un hostil, atravesarlo y
luego, por mano del diablo, lesionar a terceras personas. Pero insisto, las
tropecientas garrafas reventadas en aras de obtener estos datos no contenían ni
huesos ni carne, y además únicamente estaban arropadas por una sola capa de
tela. Para colmo, ningún enser doméstico urbano, como un mueble de salón, un
cristal, o una puerta de madera, se interpuso en la trayectoria de estos
proyectiles. Sin embargo, en la vida real esto sí suele ocurrir, pudiendo
desvirtuarse cualquier teoría preconcebida.■
excelente, me gusto pienso que será a lo largo un buen lugar de opinión y consulta, lo compartiré con amigos a quienes se que les interesará
ResponderEliminarGracias, Batirrafa.
EliminarUn saludo.
Ernesto.
Como siempre, magnifico artículo, Ernesto.
ResponderEliminarComo monitor de tiro en una pequeña policia local catalana, he de decirte que he conseguido, no tras muchos intentos, informes, etc, poder sustituir la consabida munición blindada o semiblindada de dotación de nuestros agentes, por puntas de deformacion forzada. En nuestro caso, EMB de Fiocchi. Hoy nuestros agentes salen a la calle convencidos de que disponen de una munición eficaz y mucho más segura en el entorno urbano en el que nos movemos, claro está, previamente informados hasta la saciedad de los graves inconvenientes que suponía la munición dotada anteriormente. Ha costado lo suyo, pero ha merecido la pena. Y todo gracias a ti y a tu empecinamiento constante y tu esfuerzo por hacernos entender la importancia de tal elemento.
Gracias, Ernesto
Enhorabuena y gracias, Armand.
EliminarUn saludo.
Ernesto.
Enhorabuena y gracias, Armand.
EliminarUn saludo.
Ernesto.
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