ATRAPADO POR SU PASADO
Por,
Ernesto Pérez Vera
Me chuleó cuando
ascendió. Se pavoneó ante mí cuando le dieron la última cruz al mérito
policial. Me criticó cuando reclamé más formación en manejo de armas para mis
compañeros. Se rió de mí cuando me mataron. Sé que lo celebró. Se mofó de
cuantos entrenaban conmigo. Levantó falsos testimonios para tratar de destruir
mi reputación como persona y mi imagen como policía. Pero hoy, después de
tantos despropósitos, de tantísimos palitos en las ruedas y de tanta halitosis
conectada al ventilador de la mentira, ha caído en el pozo de mierda que había
cavado para los de mi tribu.
Lo han
cazado. Lo tenemos. Él, que presumía de proceder de no recuerdo qué fantástica
fuerza superior y de contar con genes sobrenaturales, ha resbalado con su
propia saliva. Su sinigual pedigrí era falso, un vulgar montaje. Todo era una
impostura. Siempre fue un posturitas de palabras inconexas. Un embaucador de
cocos vacíos. Un imán para aburridos y ladrones de oído. Un charlatán vendedor
de humo. Un tóxico perenne. Un iletrado lector de párrafos envenenados por
renglones torcidos. Un eterno perdedor ante la verdad, pese a lo cual ostenta
plaza de mando, aunque no sepa ni mandar ni ‘na de na’.

Pero hoy, por obra y gracia de la tecnología que nos rodea, lo he visto actuar ante un inerme, inerte y estéril rival de papel, ante una silueta de tiro. No es que hayamos consumido pólvora juntos, Dios me libre. Es que uno de los suyos lo ha filmado durante lo que pretendía ser una clase magistral. Y claro, qué quieren que les diga, el vídeo ha llegado a mis manos y a mis oídos: tras apretar 3 veces el disparador de su pistola reglamentaria y apreciarse cierto cabeceo del arma, sin oírse detonación alguna ni tampoco observarse expulsión de vainas, el interfecto fantasmón intentó parchear el blanco contra el que no había disparado más que en vacío, como cuando yo jugada a indios y vaqueros, hace ya más de 30 años. Únicamente le faltó añadir el onomatopéyico ‘pum-pum’. En defensa de su orgullo, dijo: “Espero que no lo hayáis grabado”.
Este tío es, entre
otras muchísimas cosas, instructor de tiro desde hace años y adicto a la
envidia desde la cuna. Se trata de un destacado miembro de esa especie
universal llamada ‘contaminator’. Y sí, me estoy vengando, y él lo sabe. Que
cada uno le ponga el nombre y los apellidos que quiera.
He dicho.
Después de tantos días sin tus fantásticos artículos y leer este último post, ha venido a mi mente la figura, casi omnipresente en todas la comisarías debla geografía nacional, del fantasmón de turno.
ResponderEliminarUn especie que no se extingue ni con sosa cáustica y que nos hace, al resto, vivir condenados a soportar su fétida presencia.
Pero ya se sabe: a cada cerdo le llega su San Martín, como a este le ha llegado.
Espero que vayan callendo como moscas en todos lados y dejen vivir y trabajar a la gente honesta que sirve y protege a la sociedad con tida convicción.
Ellos que alimenten el Cuarto Milenio y le den larga vida a Iker Jiménez, en vez de malmeter y fantasmear como hacen.
Un abrazo, Ernesto y no nos tengas tanto tiempo sin palabras.
Gracias por tus palabras, Armand. Estoy muy liado con numerosos asuntos personales. Prometo estar en forma de firma en 2016.
EliminarUn abrazo.
Ernesto.
Muy buen art don ernesto!!!! Acá en argentina esta lleno de esos fantasmón como usted los llama!!!! Contaminadores!!!!! Le tomó prestada esa palabra y siga escribiendo que hace bien a la salud de nosotros ( los lectores)
ResponderEliminarMuchas gracias, Celeri.
EliminarSaludos.
Ernesto.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarMuy buen art don ernesto!!!! Acá en argentina esta lleno de esos fantasmón como usted los llama!!!! Contaminadores!!!!! Le tomó prestada esa palabra y siga escribiendo que hace bien a la salud de nosotros ( los lectores)
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