LA INCOMPETENCIA SE VISTE DE GALA
Por, Ernesto
Pérez Vera
Dicen que nuestro
amplio refranero está sembrado de verdades. Le llaman saber popular. Las cosas de la
abuela, vamos. Pero no es menos cierto que nuestros ilustres, y digo ilustres y
no vulgares acaparadores de minutos televisivos, también riegan de razón
nuestro entendimiento. Benito Pérez Galdós,
para muchos expertos literatos nuestro más insigne novelista tras Cervantes,
dijo: “La
lógica española no puede fallar. El pillo delante del honrado; el ignorante
encima del entendido; el funcionario probo debajo, siempre debajo”.
Ojo con Galdós. Sus obras destacaron por su personal estilo
narrativo: textos coloquiales, mezclando el leguaje culto con el callejero,
yendo directo al grano. Hábil reflexionador, atesorador de una apabullante
cultura adquirida, según parece, de modo autodidacta. Fue miembro de la Real
Academia Española.
Lean nuevamente la cita
anteriormente reseñada, no tiene desperdicio. Luego verán por donde van hoy los
tiros: “La
lógica española no puede fallar. El pillo delante del honrado; el ignorante encima
del entendido; el funcionario probo debajo, siempre debajo”.
Atención, son sinónimos del vocablo ‘probo’ las siguientes palabras: honorable, honrado, íntegro, recto,
decente, irreprochable e intachable. Tomen nota.
Se dice, se cuenta, se
comenta, se divulga y se susurra por las esquinas que un jefe de policía ha
demostrado una vez más, porque ya van muchas… y las que quedan, que no sabe
distinguir su mano izquierda de la derecha. Ha dejado de manifiesto, como si
acaso la gente no lo supiera de antemano, que no vale una mierda. Se ha bajado
las bragas, porque eso es lo que en realidad usa como prenda íntima interior,
para que como siempre le planten una inyección de indignidad. Otra vez se
cruzan en el mismo camino la incompetencia y la impreparación de esta persona,
con la prepotencia y el complejo de superioridad del que se pone delante y
grita el consabido “¡no por mis cojones!”.
Esto sucede, como
siempre, porque el complejo de superioridad del actor A acrecenta el complejo
de inferioridad del actor B. Un cernícalo se ve así
mismo cual águila, mientras que un halcón se siente gorrión. Y
principalmente pasa, entre mil quinientas razones, porque nos sobran policías
que no creen en lo que hacen y representan. Escoria que suma en negativo.
Asustadizos que restan crédito a quienes, con criterio y compromiso, también
con interés, sapiencia y cultura policial, reman en la debida dirección. Un
dañino lastre que perjudica a todo un colectivo policial, al dependiente de las
corporaciones locales, al que un servidor perteneció. Estos
patosos, y no otros, son los que mayoritariamente trepan hasta puestos de
influencia, de control y de mando, normalmente por obra y desgracia de
políticos y sindicalistas; cuando no por el catapultamiento de otros policías
que anteriormente usaron las mismas amañadas lianas.
Para qué entrar en
detalles. No merece la pena contar por qué este infame personaje ha ordenado a
sus subordinados la no realización de una de sus principales misiones. Esto no
es más que un suma y sigue que se repite, posiblemente, en una de cada dos
plantillas. Si no sabes escribir tu nombre sin
faltas de ortografía, ni sabes qué norma regula las competencias de las Fuerzas
y Cuerpos de Seguridad, entre las que se encuentran los cuerpos municipales,
cómo demonios vas a saber que puedes inspeccionar los establecimientos públicos
de tu demarcación, a los que tu propio ayuntamiento les expide las licencias de
apertura. Que no, zoquete, que no, que no estás subordinado a otro
cuerpo de seguridad. Que tus funcionarios son tan agentes de la autoridad como
los otros. Entérate de que la Ley Orgánica 2/86 no hace
distinción alguna en estos menesteres. Aunque
te lo digan, es falso: la Policía Local (PL) no es auxiliar de fuerza estatal
alguna. Que las torticeras interpretaciones del
Derecho que te esgrimen no son más que falacias para acojonar a iletrados como
tú. Cómprate un libro, estudia, aprende y enseña los dientes. No caerá esa
breva.
En fin, que cada día
estoy más convencido de que los cuerpos locales deberían disolverse e
integrarse en los autonómicos, allá donde existan (cuatro comunidades
autonómicas), o en los estatales, en virtud del tipo de ámbito territorial en
el que cada fuerza municipal desarrolle sus labores. Esto no irá a mejor mientras todos los
policías locales no se sientan policías. A muchos les viene de perillas
respirar como el munipa Romerales, aquel torpe gritón de la exitosa teleserie
“Farmacia de Guardia” (años noventa). Pero no, no vamos a
desaparecer: la PL es un excelente banderín de enganche de votos para los
alcaldes de todas las fuerzas políticas. Los buenos policías locales, que son
miles, seguirán siendo mal aprovechados, para perjuicio del bien común;
mientras que sus nefastos compañeros seguirán viviendo y paseando de puta
madre, en beneficio de su comodidad y del aumento del delito. Ya lo dijo Pérez Galdós, ¿lo recuerdan?
De forma somera:
ResponderEliminarA) Art. 5.4 LO 2/86 de FYCS de 13 de marzo ... siempre en todo tiempo y lugar ...en defensa de la Ley y la seguridad ciudadana.
B) Art. 408 CP la omisión del cumplimiento del deber de perseguir delitos de los que tenga conocimiento...
Esta es la gran tragedia que arrastra estos Cuerpos Policiales, el carburador se estrangula desde sus propias jefaturas.
Ah, se me olvidaba, la prevaricación es de libro, ahora está en la dignidad de esos subordinados de dirigirse al Juzgado de Guardia a interponer denuncia.
Un saludo, Cyrano de Sevollá.
Gracias por tu comentario, Cyrano.
EliminarSaludos.
Ernesto.
Estimado Sr. Pérez Vera. Sigo atentamente su blog y con mucho interés, aunque más de una vez discrepo con usted (en el fondo, no sólo en la forma, que es lo de menos). Éste podría ser uno de esos. Y es que me temo que el problema viene precisamente de dicha chapuza de ley. Lo que no puede ser es que en España tengamos hasta 6 cuerpos policiales (CNP, GC, Policía Adscrita a CCAA, Mossos, Ertzaintza y Policía Municipal) dedicados a lo mismo, la seguridad ciudadana. Y cada uno hace la guerra por su cuenta, llegando en algunos casos a no compartir bases de datos. No es eficaz, no es eficiente, supone un desperdicio de dinero y personal, hay piques entre cuerpos por ver quién es más macho, por no entrar en las mafias instaladas en ciertos estamentos. O vamos al sistema americano, en el que cada ayuntamiento es responsable de todo, excepto ciertos delitos que son competencia exclusiva del estado central, o tendemos a centralizar las cosas y dividir claramente las funciones. Lo que está claro es que no todo el mundo puede hacer todo. Zapatero, a tus zapatos.
ResponderEliminarEs como lo de las armas largas para todo el mundo. No. Sólo para unidades especiales o especializadas y, por supuesto con la mejor formación posible. No me vale el falso y falaz argumento de que la letalidad de mi arma depende de la letalidad de las armas del malo. Con mi 9mm Luger soy tan letal como el malo con el AK-47, siempre que le dé en el pecho o en la cabeza (recordar que no suelen llevar chalecos blindados). Otra cosa es que la formación que me hayan dado sea mejor o peor, pero es algo que no cambiará si me dan un G-36 o una Franchi. Lo primero es dar una formación adecuada, luego unos protocolos claros (donde diga bien claro que a 7 metros un individuo con un arma blanca es un peligro para la vida y estoy autorizado, no sólo a encañonarle, si no a dispararle) y luego ya hablaremos de dar armas largas a quien sea pertinente (no digo que no haya que darlas, si no que hay que darlas con cabeza y lógica y, desde luego no dejar desprotegidos a los sufridos radio patrullas).
En fin, no me enrollo más y siento la paliza. Le animo a que siga con su blog, a ver si entre todos logramos que las cosas mejoren para todos los policías de este país y empeoren para los malos.
Un saludo.
Hola, Carlos. Gracias por seguir el blog, por cometar y por discrepar con buen talante. No obstante, pensamos exactamente lo mismo en todo lo que hoy has expuesto, cosa corroborable con la atenta y pormenorizada lectura de los párrafos dedicados a este asunto, que no son pocos.
ResponderEliminarUn saludo.
Ernesto.