EL ORGULLO Y LA DIGNIDAD DE UN POLICÍA
Qué bien vivís, es algo que cualquier policía ha
escuchado de boca de ciudadanos, enemigos, amigos y familiares. ¡Anda que te
quejarás del horario que tienes, y de lo que ganas!, se aventuran a
decir.
Debe ser que algunos esperan que con presentarse a una
empresa de trabajo temporal y esperar sentado en casa a que le llamen, van a
recibir un trabajo en las mismas condiciones que los que han estudiado y
aprobado una oposición, amén de haber superado el consiguiente periodo de
formación y las prácticas. Qué española es la envidia. Pudo comprobarse cuando
nos bajaron el sueldo, o cuando nos retiraron las pagas extraordinarias durante
la crisis económica. A ellos esta medida de recorte no les afectaba en nada,
pero como igualmente estaban jodidos, pues se alegraron. Si yo estoy puteado, ¡que se jodan
éstos también, que viven como Dios!

Recientemente he sido informado de una fractura en el
escafoides de mi muñeca derecha, derivada de mi actuación profesional con un
indeseable. Hay que operar. Pero la intervención quirúrgica no me asegura nada.
Según las propias palabras del médico, a veces es para peor. Es mi
responsabilidad operarme y echar las cartas, o seguir haciendo una vida casi
normal y desarrollar artrosis en el futuro. Mi muñeca hecha una mierda de por
vida, haga lo que haga. Si bajo mi propia
responsabilidad decido seguir en servicio activo y alguna vez me termino de
destrozar la mano, dirán que fue decisión mía, que debería haberme echado a un
lado y que no van a reconocerme la lesión como producida en acto de servicio,
con la consiguiente reducción pecuniaria durante el tiempo de baja médica. Si
decido comunicar que no puedo seguir en la brecha, seré apartado como un mueble
de oficina, convirtiéndome en un mero ordenador de expedientes.
No habrá medallas, no
habrá responsables,
no habrá palmadas en la espalda. Habrá un "mañana empiezas aquí" una
vida limitada para siempre y un sueño roto. Iré cada día a trabajar escuchando
en la radio cómo juzgan y sientan cátedra sobre la brutalidad, la nuestra por
supuesto, la de los policías, personas que no se han enfrentado ni lo harán
jamás al sonido de una navaja cortando el aire; o a un simple armario empotrado
con la nariz empolvada, que no está dispuesto a dejarse reducir. Seguiré
escuchando lo bien que vivimos, y leyendo tuits celebrando y festejando el
asesinato de mis compañeros. Un fascista menos, suelen decir. Cuando durante
las Marchas de la Dignidad casi mataron a pedradas a un policía, todos nosotros
descubrimos a alguien que creíamos amigo o familiar celebrándolo en las redes
sociales. Esas cosas se llevan dentro.
A veces dicen que los policías somos chulos. Algún niñato
habrá. Pero otros cometen el error de confundir chulería con orgullo, lo cual
no tiene nada que ver, ya que la humildad es parte indispensable de la
grandeza. Si alguna vez vuelvo a patrullar las calles de uniforme y te cruzas
conmigo, no pienses que soy un chulo. Me verás caminar tan recto como si tuviera un palo metido
por el culo, con los ojos clavados en el sol. Es lo menos que se
merece el uniforme que llevo. Porque soy humilde, sí, pero sé que soy un
paisano de pies a cabeza, que está hecho de la pasta de los que darían su vida
por salvar a cualquier hijo de su madre que celebrara en Twitter la muerte de
uno de los míos; porque va en mi sueldo, y en lo bien que vivo.●
Te superastes con este artículo.Genial.
ResponderEliminarIzquierdo, no es mío. Es de un compañero, de Enol L.P.
EliminarEl orgullo de una profesión
ResponderEliminarGracias, Ernesto, por incluir esta acertada reflexión de Enol. Un abrazo
ResponderEliminarGracias, Ernesto, por incluir esta acertada reflexión de Enol. Un abrazo
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo compañero, felicidades por tu reflexión creo que todos hemos vivido esos comentarios.un abrazo!
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo compañero, felicidades por tu reflexión creo que todos hemos vivido esos comentarios.un abrazo!
ResponderEliminarGracias por tu comentario.
EliminarEn USA se suele decir aquello de si quieres que la gente te quiera hazte bombero... Aqui en nuestra querida ESPAÑA ni por esas. Buen comentario para hacer reflexionar a quizá unos pocos ciudadanos de a pie incluyo a familiares del gremio que no son capaces de comprender. Tengamos claro que el cafre será cafre por muy que se le intente explicar aquello de que porsupuesto en todas las profesiones hay y seguirá habiendo manzanas podridas, pero que luego la inmensa mayoria simplemente intentaremos hacer nuestro trabajo para servir y proteger, ahhhh y también ayudar sin mirar condición, estatus, raza etc. Desgraciadamente esos cafres hipócritas nos meteran a todos dentro del mismo saco y nos diran lo de fascistas sin saber muchos de ellos lo que significa esa palabra, ademas de otras lindeces. Quizá si cabe aun más motivo para sentirnos orgullosos de esta preciosa y dura profesion. Saludos. PD. Mucha psicología positiva yla labra demoda... Resilencia.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Manolo.
ResponderEliminarSoy el autor. Aprovecho para volver a agradecer a Ernesto el honor de publicar en su blog y a los demás también por los comentarios. Un saludo
ResponderEliminarGracias, Enol.
EliminarMe sumo a esa sensación, como militar, después de 2 misiones he escuchado eso muuuuuchas veces. Sobre todo al volver de Afganistán. "Anda q no has ganado pasta ni nada", y sólo se me ocurre decir, vete tu, hijo de puta,q he perdido a dos compañeros allí, y podía haber sido yo.
ResponderEliminarComo siempre fanastico Ernesto, y el auor original también. Un saludo.
Muchas gracias, Richar.
EliminarEn primer tiempo, un saludo.