OTRO EMBUSTE HOMICIDA
Por, Ernesto Pérez Vera
Durante el juicio que se está celebrando por la luctuosa
catástrofe del Madrid Arena (1 de noviembre de 2012) se ha puesto de manifiesto
que demasiadas veces los que tienen que saber, no saben. Y ojo, aquí hablamos
de un par de médicos que no sabían usar un desfibrilador. No me sirve la excusa
de que uno de los galenos es octogenario. Y no me vale porque si el sistema
permite que un anciano ejerza su profesión, es porque se da por hecho que está
cualificado. Si a un policía con 60 años de edad se le exige que sepa manejar
situaciones profesionales, armas de por medio, es porque se da por seguro que
está cualificado. Puto y embustero sistema.
Según el técnico sanitario de emergencias y conductor de
ambulancias que primero llegó a la enfermería del centro lúdico, tuvo que
explicarle a los 2 facultativos, allí presentes, cómo funcionaba y cómo tenían
que usar el desfibrilador, porque él, que no es ni médico ni enfermero, no
podía utilizarlo personalmente, aun sabiendo utilizarlo. Fallecieron 4
muchachas.
¡Por qué será que me lo creo! Quizá no me extrañe ahora tanto
porqué en su día tuve que explicarle a un instructor de tiro, a la sazón mando
de la policía, cómo se desmontada su pistola reglamentaria. Cosas de las
mentiras institucionales: este hombre presumía de un precioso y enorme diploma,
enmarcado por supuesto, en el que se podía leer que era especialista en todas
las armas cortas de la marca germana en cuestión.
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