TEST BALÍSTICO ADEREZADO CON UN POCO DE TODO
Por Ernesto Pérez Vera
Porque no
me canso, porque soy un pelmazo y porque me apasiona el tema, paso a contarles
en qué ha consistido la última prueba balística que he realizado. Como ya viene
siendo habitual, esta evaluación se ha llevado a cabo con métodos totalmente domésticos.
Si bien es cierto que los resultados obtenidos no son definitivos ni absolutos,
sí que pueden resultar muy orientativos para aquellos que quieran o necesiten
meditar sobre ellos, por más que algunos necios se obstinen en seguir metiendo
palitos entre los radios de la rueda evolutiva.

Como pueden
comprobar, los protagonistas de esta función no eran figurantes, quiero decir
que no eran cartuchos al uso de esos que normalmente habitan en los cargadores
de nuestros policías. No, por una razón:
todos sabemos ya, de antemano, que lo comúnmente utilizado se excede en cuanto
a penetración se refiere, no queriéndose enterar de ello, ni de los riesgos que
esto comporta, quienes deciden qué sí y qué no tienen que disparar en la calle
los encargados de hacer cumplir la ley. Por ello, los proyectiles blindados
y semiblindados no fueron convocados al castin.

Dejen que
siga con la anécdota protagonizada por aquel policía (febrero de 2001). Como
quiera que procedía de la Legión española, donde había ejercido durante 8 años,
habiendo alcanzado el empleo de cabo primero en su última etapa castrense, algunos
periódicos se apresuraron a decir que la munición utilizada era perforante,
dado su color negro. Sostuvieron,
además, que la bala estaba compuesta de uranio empobrecido y que había sido
traída por el legionario desde los Balcanes, en su regreso a España después de
haber participado en varias misiones internacionales. Así es, bobos unidos
con las manos entrelazadas en aras del despropósito, en aras de la
desinformación y en aras del “vamos a echar un poco de mierda, que los
atracadores son pobres víctimas del sistema capitalista y fascista, aquí
representado por los agentes de la autoridad”.

Yo mismo
fui preguntado en su momento por la veracidad del origen de aquel cartucho de
plomo. Manifesté, siempre que fui interpelado, que aquella cromática luctuosa,
porque la bala efectivamente era negra, procedía del revestimiento de grafito proporcionado
en fábrica. Tuve que aclarar que el grafito es un lubricante natural derivado
del carbón y que de ahí aquel tono zaino. Pero mis palabras no interesaron: en
esta profesión mía, en la que la agonía y la envidia dominan todos rincones y
lubrican los resortes de las poltronas, perro sí come perro. Por cierto, y ya finiquito
este asunto: el malo no falleció por las heridas infligidas. El proyectil, tras recorrer un importante
tramo de su cuerpo, quedó alojado en su interior después de haber descrito una
trayectoria descendente desde la zona pectoral hacia la región lumbar (antes
había atravesado la luna parabrisas). Aunque estos mismos cartuchos también
pueden suministrarse impregnados con teflón, esto ni mucho menos brinda a la
bala propiedades perforantes, como algunos vociferan sin tener ni pajolera idea.
El blanco, algo
tan importante como los propios proyectiles contra él dirigidos, era lo que muy
reducida y básicamente somos los seres humanos: agua contenida, protegida y
vestida; contenida celular y extracelularmente, protegida por la piel, el
órgano más grande de nuestro cuerpo, y vestida con prendas textiles. No
olvidemos que el agua es el principal componente del cuerpo humano: un 75% al
nacer y un 10% menos en la edad adulta.
Si de un
proyectil de arma corta destinado al uso policial se espera que no sobrepenetre
el cuerpo impactado, ¿cuál de los aquí presentados se detuvo en la segunda
garrafa, o sea, tras cruzar 30 centímetros de tejido plástico y acuoso, sin
perforar la tercera botella (potencial baja colateral)? Según estudios publicados por el FBI, agencia norteamericana de seguridad
que no necesita presentación, un proyectil de defensa debería contar con
capacidad para penetrar un cuerpo humano entre 28 y 35 centímetros. Hay que tener en cuenta que en el
curso de los enfrentamientos armados reales, los tiros no siempre se colocan frontalmente
en sus destinatarios, como por otra parte sí ocurre en las siluetas de papel empleadas
en los campos de tiro convencionales, sobre todo cuando se dispara
estáticamente.
Para que se hagan una idea, mi hijo de 10 años de edad cuenta
con una distancia de brazo a brazo de 40 centímetros, medidos en posición de
firme. Y yo, que le llevo 35 años y miles de tortillas de patatas de ventaja, sumo
52 centímetros. Por tanto, y según el FBI, una buena bala expansiva debería
quedarse en el interior de mi caja torácica, si ésta penetrase perfectamente
alineada de brazo a brazo, a la altura del paquete muscular.
Voy a exponer ya, creo que sin muchas más dilaciones ni
matizaciones, los datos arrojados en las pruebas realizadas. Quiero reconocer
que lo ideal hubiese sido efectuar 5 disparos con cada tipo de cartucho, para
posteriormente calcular las medias. Pero siendo la prueba tan casera como las
natillas que hacía mi madre, hasta aquí puedo llegar con el único apoyo, que no
es poco, de mis ganas y de unos cuantos amigos y colaboradores. Básico como el instinto de supervivencia que es uno,
hasta que algún benefactor me ofrezca medios materiales. O mejor aún sería que
yo no tuviera que contar qué hago y cómo lo hago, porque este tipo de asuntos se
encontraran ya superados por investigaciones oficiales autóctonas (ibéricas).
Informes públicos y sin complejos. Que
dejen ya de contarnos milongas y que la Administración se moje de una vez por
todas. Fundemos el club de la verdad y clausuremos los chiringuitos
enmoquetados y decorados con diplomas de chiste.
LOS DATOS:
1.- Fiocchi
Gas Check 123gr: se detuvo en el interior de la séptima garrafa (105cm). El proyectil fue recuperado con su
correspondiente tapa de latón (gas-check) engarzada en la base, sin presentar
deformación alguna (estaba casi intacto). No perdió masa.
2.- Fiocchi Black Mamba
100gr: perforó cuatro garrafas (60cm), fracturó
la quinta y rebotó hacia la derecha de la línea de blancos. El proyectil fue
recuperado sin deformación alguna (expansión cero), a casi dos metros de la
última garrafa.
3.- Hornady FTX 135+P: perforó cuatro garrafas (60cm), recuperándose el proyectil en el
interior de esta última. La punta alcanzó una bella y homogénea expansión de 14
milímetros, sin pérdida de masa. También fue hallado, con visibles lesiones, el
tapón de goma (color rojo) que cerraba la ojiva. Repetida la prueba una vez más,
la bala no pudo ser localizada tras atravesar la cuarta garrafa de modo
tangencial, debido a una trayectoria lateral descrita por el proyectil
(seguramente también se hubiese detenido en la cuarta botella).
4.- Ruag SeCa 99gr: realizada la prueba en dos
ocasiones, los proyectiles penetraron hasta la cuarta garrafa (60cm). No se produjo pérdida de masa,
ofreciendo las balas una expansión uniforme de 11 milímetros, que era lo que
aproximadamente se esperaba.
5.- Remington Golden Saber 147gr: perforó tres garrafas (45cm) y aboyó la
pared de salida de esta última. El proyectil fue recuperado sin pérdida de masa,
presentado una bonita expansión de 14 milímetros.
6.- Remington Golden
Saber 124+P: perforó
hasta la tercera garrafa
(45cm). El proyectil fue recuperado en dos partes, núcleo y envuelta, alcanzando
12 y 16 milímetros de expansión respectivamente. No se produjo pérdida de masa.
7.- Men QD-PEP-II 91gr:
perforó tres garrafas (45cm),
recuperándose el proyectil sin pérdida de masa. La expansión presentada fue
mínima, de 10 milímetros, lo que realmente se esperaba. La caperuza de plástico
(color azul) que sellaba la ojiva fue hallada junto al proyectil, pero
desprendida de este.
8.- Magtech Punta Hueca (JHP) 115gr:
el proyectil se descompuso en varios trozos.
Quedaron claramente identificadas dos lascas de la envuelta (una de mayor
tamaño que la otra), que fueron recuperadas en la segunda garrafa (30cm), y el núcleo expandido hasta 13
milímetros, que fue hallado en el interior de la tercera (45cm).
9.- Hornady FTX 115gr: perforó dos garrafas (30cm). El
proyectil fue recuperado completamente abierto, alcanzando 20 brutales
milímetros de expansión. No se produjo pérdida de masa. También fue hallado,
con visibles lesiones, el tapón de goma (color rojo) que cerraba la ojiva.
10.- Fiocchi EMB 92gr: perforó dos garrafas (30cm). El
proyectil fue recuperado con 17 impresionantes milímetros de expansión uniforme,
sin pérdida de masa.
Este texto
concluye ampliando la exposición hecha en el primer párrafo: la información
aquí vertida no es absoluta ni mucho menos definitiva. Para alcanzar un
veredicto más objetivo habría que observar qué comportamiento arrojan estos
mismos proyectiles frente a, por ejemplo, arcilla, lunas de vehículos no
blindados, prendas balísticas, varias capas de tejido textil convencional, etc.
Ahora, amigos
lectores, piensen detenidamente qué clase de cartuchos utilizan durante el
servicio, si son profesionales armados; o para su defensa personal, si son
civiles no inermes. Parece que determinados proyectiles, en virtud de su peso,
carga de proyección y configuración o diseño, pueden penetrar suficientes
centímetros como para herir a un hostil, atravesarlo y luego, por mano del
diablo, lesionar a terceras personas. Pero insisto, las tropecientas garrafas
reventadas en aras de obtener estos datos no contenían ni huesos ni carne, y
además únicamente estaban arropadas por una sola capa de tela. Para colmo,
ningún enser doméstico urbano, como un mueble de salón, un cristal o una puerta
de madera, se interpuso en la trayectoria de estos proyectiles. Sin embargo, en
la vida real esto sí suele ocurrir, pudiendo desvirtuarse cualquier teoría
preconcebida, como le sucedió a aquel compañero mío.■
Hola, Ernesto y compañía.
ResponderEliminarYa sabes lo que pienso al respecto. Munición deformable y monobloque para el servicio, siempre. Aunque cuesta hacer entender a determinadas mentes la necesidad de que así sea. Para muestra, un botón:
Recientemente he cambiado de destino por decisión propia. Entre otras cosas, la pregunta del millón: "qué munición utilizáis?" Respuesta super orgullosa del responsable (como si estuviese hablando de la panacea): Siempre, semiblindada!! Y me la muestra. Nanai!! Blindada troncocónica de Fiocchi!! Le pregunto que si sabe las consecuencias del uso de esa munición, especialmente en entornos urbanos, y me dice el tío que "es lo mejor"
En definitiva. Vuelta a empezar con la educación al respecto. Sólo espero no volver a tardar otros cuatro años en convencer a alguien de lo que, a juicio de los profesionales que tratamos de investigar sobre el tema, debería de ser la mejor opción.
Un saludo, amigos
Tu interlocutor debería leer esto, que le voy a dar un premio al más zoquete del mes.
EliminarDile que se marche. Si se queda, dile que tenga la decencia de leer un poco, que las letras normalmente no hacen daño. Que no me lea a mí, pero que lea.
Un abrazo.