DERECHO DE CONFESIÓN: PORQUE LOS CERDOS TAMBIÉN TIENEN DERECHOS
Por,
Ernesto Pérez Vera
“Pasado el
tiempo, me voy a sincerar contigo, Arturo. Yo te admiraba, y puede que todavía
lo haga, por tu forma de trabajar. Yo qué sé, quizá solo fuese interés. Pero lo
cierto y verdad es que veías todo de un modo diferente al resto. Siempre tenías
respuestas válidas y eficaces. Me fijé en cómo amarrabas las cosas, y me pegué
a ti. Te apoyaba, o al menos eso quería que creyeras. Te oía con atención para luego, en tu ausencia,
parafrasearte y quedar como un rey ante los demás. Ladrón de oído me llamaste
aquella vez que me sorprendiste diciendo, palabra por palabra, lo que a buen
seguro hubieses respondido tú. En fin, Arturo, que estar cerca de ti
siempre fue una garantía y una seguridad, tanto instruyendo diligencias como
haciendo controles, cacheando, identificando guarros, etc. Eras realmente
particular, me atrevo a decirte que hasta brillante”.
“Pero qué
quieres que te diga, Arturo, yo solo buscaba lo que buscaba: tu favor cuando
ascendieras. Porque sí, yo siempre pensé que ibas a llegar lejos, ya que sin
duda alguna te lo merecías. Méritos
no te faltaban, por más que hoy escupa sobre ellos. Por eso me pegué a ti, para
además de aprender bien…, para que me ayudases en el futuro. Así es, siempre me
he restregado con quienes en cada momento podían ponerme las cosas en bandeja. La ley de la transferencia, dicho
finamente, algo que tú me ‘aprendiste’, palabra esta, además, que alguna vez me
corregiste. Rastrero y veleta me llaman ahora que he puesto las cartas del
revés. Claro, es fácil: te has ido. Ya no puedo engañar a nadie, Arturo. ¿Y
sabes qué?, que tienen razón, soy un falso y un miserable que a poco que
perdiste peso específico te di la espalda. Ahora, ya ves, ahora lameteo a los que tú criticabas, a
los mismos a los que yo no miraba a la cara cuando aparecías por la puerta.
Es lo que tiene ser una cucaracha asquerosa, que igual que lo estoy confesando
ante ti, después lo negaré ante mis nuevos ídolos. Lo siento, Arturo, soy de
los que solamente se arriman a quienes en cada momento parecen tener el bastón
de mando. No puedo evitar ser así, está en mi ADN. Ojalá solamente me
dijesen aprovechado e interesado, pero me definen con bastardo hijo de puta”.■
Comentarios
Publicar un comentario