Por Ernesto Pérez Vera

¿Cómo le ponemos al niño? En televisión dijeron,
como seguidamente podrán ver en el enlace, que un coche se saltó un control del
Cuerpo Nacional de Policía y que los agentes tuvieron que abrir fuego.
Realmente no sé si el control estaba montado o no, o si incluso el dispositivo
ya estaba desmantelado o en pleno proceso de desmantelamiento. La cosa es que
efectivamente sonaron numerosas descargas de arma de fuego, indicando todos los
indicios que fueron los policías quienes dispararon.
Cuando el suceso se produjo, hará de ello unos dieciséis
años, se vertieron muchos comentarios al respecto, destacando esta cuestión: ¿estaba realmente justificada la respuesta
armada en pleno casco urbano, en horario de tanto tránsito ciudadano? Quién
sabe, ahora desde el sofá todo resulta muy sencillo. Es posible que alguno de
los policías que disparó viese armas dentro del turismo fugado. Pero también puede
que alguien se arrancara a tirar y que el resto simplemente le imitara, lo que
sin duda es un peligroso efecto contagioso que se repite continuamente y que
además está estudiado y analizado por expertos en la instrucción policial.
Juan Ramón Lucas, famoso periodista y presentador
televisivo (actualmente locutor nacional de la cadena de radio Onda Cero), nos
cuenta que la Policía aún está buscando el coche fugado. Pero a mí lo que más
me llama la atención de todo esto es que un funcionario uniformado todavía está
tratando de desenfundar su pistola. En la filmación es claramente identificable
la figura de un policía luciendo camisa blanca y gorra de plato, que tras
corretear a los sospechosos inicia, sin éxito, la extracción de su arma. Para ello emplea ambas manos e invierte más
de tres segundos, pero ni por esas. Es más, finaliza todo intento urgente
de alcanzar el automóvil sin lograr empuñar la pistola. Nuevas preguntas: ¿estaba este hombre preparado para defenderse de
alguien que sorpresivamente procediera contra él de modo grave? ¿Lo estaba
aunque el agresor le regalara tres segundos de ventaja? ¿Entrenará a día de hoy
más y mejor tras visionarse en el vídeo? ¿Habrá adquirido siquiera una funda pistolera
de mayor calidad?
En el momento de empezar a escribir estos párrafos
no sabía si el utilitario fue localizado y recuperado, por lo que desconocía si
algún proyectil llegó a tocarlo. De no haber sido así, me preguntaba ¿dónde podrían
haber acabado todas aquellas puntas semiblindadas de 9 mm Parabellum? Mi duda fue resuelta, tiempo después,
cuando un funcionario presente en la escena me confesó (posteriormente también
lo admitiría en un foro público) que de los muchísimos tiros allí pegados
únicamente tres impactaron en el coche, como de tal modo constató la Unidad de
Policía Científica, una vez decomisado el vehículo. Sí, solo tres balas
hicieron blanco, pero uno de ellas, para colmo, propició un rebote. Ahí lo dejo…
Compartan esta filmación y estos párrafos, alguien
podría agradecérselo en el futuro.■
Escalofriante!!!
ResponderEliminarLo que resulta verdaderamente asombroso es que ninguna de las numerosas personas en el lugar, a priori, no resultara alcanzada por una de esas puntas.
Y lo del compañero y su batalla con la funda, mejor no comentarlo. No quisiera pensar que al paso del vehículo, hubiese asomado el cañón de un arma.
Escalofriante!!!
Un abrazo
Gracias por tu comentario, Armand.
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