COCHES CONTRA TIROS & TIROS CONTRA COCHES
Por Ernesto Pérez Vera
¿Perteneces a esa comunidad profesional que ejerce sus funciones con
un arma de fuego pegada al pellejo? En
plata, ¿eres agente de la autoridad, militar, vigilante de seguridad o escolta?
¿O acaso eres joyero, diplomático, senador, juez, empresario o lo que sea, pero
titular de una licencia de armas tipo B? Sí, la famosa tipo B, la codiciada
como yo la denomino, esa autorización administrativa que permite, a quien la
tiene, moverse por todo el territorio nacional con una pistola o un revólver, con
fines defensivos.
Espera, no te vayas, que este artículo no está destinado
exclusivamente a quienes manejan fuscos, porque si laboras desempeñando otras
actividades, como, por ejemplo, la venta ambulante de pescado en los mercadillos;
la conducción de autobuses escolares; el repostaje de combustible en una
gasolinera; la redacción de noticias en un periódico; o el pintado de fachadas
encaramado a un andamio, puede que los siguientes párrafos igualmente resulten
de tu interés.
Creo que Hollywood nos ha hecho creer a todos, a mí también durante
años, que si sentamos un maniquí dentro de un coche lo destrozaremos, en mayor
o menor medida, si descargamos 10, 15 o 20 tiros contra el vehículo en cuestión.
De hecho, la cosa no es tan
descabellada, pues estaríamos hablando de la teoría de la probabilidad, si
todas las balas perforaran la carrocería, o sea, si no falláramos y le
endiñáramos al coche. La citada teoría se emplea extensamente en áreas como
las matemáticas, las estadísticas y la física, llegándose a teorizar sobre ella
hasta en el mundillo filosófico.

VER EL VÍDEO AQUÍ https://www.youtube.com/watch?v=t8_K9G0Wy2k VER EL VÍDEO AQUÍ
El vídeo, estadounidense él, guarda infinita similitud con hechos
acaecidos en España, no muy lejanamente en el tiempo. En “En la línea de fuego: la realidad de los enfrentamientos armados”,
libro editado en 2014 por Tecnos (Grupo Anaya) y escrito por el psicólogo
clínico Fernando Pérez Pacho y por este humilde expolicía, son descritos,
narrados y analizados, hasta el más mínimo detalle, varios incidentes con un
trasfondo final casi calcado al ahora aquí visionado.
Así las cosas, el protagonista
del capítulo 9 soltó 28 endiablados taponazos contra los 2 criminales que le
estaban disparando desde muy pocos metros de distancia y desde el interior de
un turismo sustraído, sin que conste lesión alguna en los tiroteados, incluso
teniendo en cuenta la gran cantidad de proyectiles que traspasaron el chasis. A
propósito, el agente resultó gravísimamente herido por el primer tiro que le
dirigieron, pese a lo cual el funcionario continuó disparando hasta vaciar el
cargador de su pistola, viéndose obligado a recargar para, como cantan los
números arriba expresados, seguir abriendo fuego hasta agotar de nuevo la
munición. Con dos cojones. ¡Ah! Significar que este policía estaba considerado
un excelente tirador, dado que además de entrenar con frecuencia a nivel
oficial, participaba en tiradas deportivas de recorridos de tiro.
Pero en “En la línea de fuego”
se dan a conocer más incidentes de esta naturaleza, como aquel en el que un par
de policías fueron recibidos a balazos en la puerta de una joyería, durante la
perpetración de un atraco (capítulo 19). Los
agentes todavía estaban dentro del patrullero y circulando, cuando desde escasos
10 metros recibieron una terrible lluvia de balas, principalmente del calibre
7,62x39 mm, procedentes de, entre otras armas largas, un fusil de asalto Kalashnikov. Pues bien, contra todo pronóstico, ninguno fue lesivamente alcanzado,
aun cuando el vehículo quedó como un queso gruyer.
En fin, lectores
míos, que todo y nada puede suceder en un plis-plas, tanto dentro como fuera de
un coche, así que al lorito y a entrenar mucho y bien. Una cosita más, conciénciense
de que estas cosas pasan sin que previamente haya sonado el irritante y
consabido silbatito del instructor, por lo que también es muy aconsejable visualizarse,
uno mismo, resolviendo mentalmente fregados de esta y de otras índoles. La
suerte es, más veces de las que nos imaginamos, la que dirime y finiquita el
resultado de muchos eventos a sangre y pólvora. Pero eso sí, a más adiestramiento
recibido, menos trabajo para la atareada diosa Fortuna.
Por cierto, antes de finiquitar estas líneas,
déjenme traer a colación un suceso acaecido hoy mismito en los Estados Unidos,
y del que han informado casi todos los medios escritos y audiovisuales de
nuestro país. Como muchos ya sabrán, 2 agentes de policía norteamericanos han
sido asesinados esta madrugada, en ataques ‘por sorpresa’, cuando se
encontraban sentados en sus vehículos, en 2 incidentes separados en la
localidad de Des Moines (Iowa). Lo ven, las cosas pasan y casi siempre suceden
sin previo aviso…■
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