SOBRE EL NIVEL DE IRRESPONSABILIDAD
Por Ernesto
Pérez Vera
Juanjo, que
lleva 25 años en la Policía (no importa en qué cuerpo concreto), está hoy muy
feliz. Hace unas horas, tras un cuarto de siglo de servicio, le han cambiado su
vieja pistola Star por una fusca más moderna y de fabricación extranjera. Dice
que ya le tenía cogido el tranquillo a la vetusta eibarresa, pues “jamás
me he escaqueado de tirar. Cada vez que me ha llamado el instructor, he bajado
a la galería. No soy experto, pero me gusta”.
Hasta aquí,
todo más o menos bien. Si acaso hay algo negativo en la permuta del arma es que
Juanjo se ha convertido, posiblemente, en el último mohicano de su cuerpo, ya
que parece que hasta esta misma mañana no quedaba más nadie, en muchas
provincias a la redonda, con una Star reglamentaria pegada al pellejo. ¡Ah! Se
me olvidaba, hay algo más. No sé cómo podía olvidarme de esto: “Oye,
Ernesto, ¿puedes explicarme cómo se desarma la nueva pipa y cómo se utiliza la
aleta que te señalo en la fotografía? Es que ya no tenemos instructor de tiro y
la misión de cambiarme el arma se la han endiñado a la compañera de Vestuario,
que no tiene ni idea de armamento. Cuando le he dicho que me diera la guía del
arma, me ha respondido que qué es eso. Le he comentado que lo ideal sería que
me abriera la galería para verificar que la cacharra funciona bien, pero como
llevamos meses sin instructor, me ha dicho que no, que ella no tiene autoridad
para ello, aunque custodie las llaves. Me ha regalado una caja de cartuchos. Dice
que ella no la quiere para nada. Haré lo que me ha sugerido y me iré a un
descampado para probarla, por lo menos así comprobaré si la aguja percutora
pica. A ver si para el año que viene volvemos a tener un instructor. Pero mucho
me temo que no podré entrenar medio decentemente en mucho tiempo. ¡Viva el
nivel 4 de alerta terrorista!”.
La última
vez que hablé sobre estas graves irregularidades con un integrante de la fuerza
de mi compadre Juanjo, tuve que aguantar un aireado “¡y tú qué coño sabes de
nosotros! Esas barbaridades pasarán en otros sitios, pero no aquí…”. Lo
cierto y verdad es que esto sucede, o puede suceder, en cualquier unidad o
cuerpo.■
Es que no hay manera de que aprendamos de los errores, ajenos o propios. Seguimos como siempre. Al final todo va en deteimento del profesional que quiere ser competente y ni siquiere desde su corporacion le dejan. Increible y a la vez triste muy triste.
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