EN EL PUNTO DE MIRA: LA REALIDAD SOBRE MATAR CONGÉNERES
Por Ernesto Pérez Vera
Pregunta:
Esa mirada intimidatoria suya, ¿es la mirada de francotirador? Respuesta: Es el ser consciente de todo
a tu alrededor. Eso lo tendré siempre. Es la conciencia situacional. (Nota de Ernesto Pérez Vera: Esto se
le aplaude a los miembros de las unidades especiales, en la misma proporción
que sirve de burla cuando se trata de un policía patrullero).
Cuando le digo a la
gente que dispararle a otro ser humano no es tan fácil como nos meten por los
ojos en el cine, muchos me dicen que cierre el pico, que para ellos no
resultaría emocionalmente duro ni contradictorio meterle 3 tiros a un menda. Es más, no son pocos los que me han
respondido que como son tiradores de primera categoría en el seno de sus
cuerpos de seguridad, pues que encima las 3 balas las meterían en la cabeza.
Y oye, a ver, no es imposible hacerlo cuando lo que tienes ante ti es un trozo
de papel con la fotografía de un malo o cuando le blanco presenta círculos
concéntricos numerados. Eso sí, tirar contra carne humana viva… es otra cosa.
Sigamos. Uno no es que
haya estudiado Psicología. Puede que uno ni tan siquiera haya estudiado nada. Pero
lo que uno sí ha hecho durante toda su vida (desde niño) es viajar a lomos de
innumerables libros, a horcajadas sobre incontables párrafos. Saltar de autor
en autor es lo que tiene, que uno acaba viajando más que Willy Fog. Y es que, además, sin que uno haya entrado
en combate con la jeta tiznada con pinturas de guerra, uno sí ha sobrevivido a
tiro limpio. Estén muy al loro, porque eso marca tanto, que puede cambiarles la
vida. Solamente una vez salvé mi vida, solamente una vez y nada más, que diría
Luis Miguel. Pero la experiencia fue tan brutal que rápidamente supe que
era verdad todo lo que había leído; todo lo que había meditado; todo sobre lo
que había reflexionado; todo lo que había asimilado; y casi todo lo que había sido
capaz de transmitirle a mis compañeros, antes de aquella fatídica madrugada.
Tanto es así, que aquel acto de supervivencia y dolor físico y emocional, se
transformó en mi particular pistoletazo de salida como juntaletras.
Pese a esto, quienes practican
tiro sin buscar solvencia real pipa en ristre, que suelen ser los mismos que
desconocen cómo nos comportamos los humanos frente a estímulos altamente
estresantes, seguirán manifestando, ligera y gratuitamente, que a la mínima que
vean aparecer a un feo empuñando una fregona, le meterán 3 balazos y se
quedarán tan panchos y tan anchos. Anda
que no queda chulo recurrir a la manida cantinela que habla de salir del
talego. Porque claro, de donde no se sale es del cementerio, pero tampoco se acaba
en el trullo si la defensa a taponazos se ajusta a lo exigido por el
ordenamiento jurídico. Pero como somos malos para nosotros mismos y nos
gusta vivir abrazados a la miseria de la ignorancia, disfrutamos —los que lo
hagan— compadeciéndonos: “¡Es que me pueden condenar, joder!”, se oye día tras
días, en boca de quienes tienen más miedo a defenderse que a morirse.
Naturalmente que te
pueden clavar una pena, alma de cántaro, y también te pueden clavar un pico en
la cabeza, y también un cuchillo en el costado, y también un cristal en la
cara; pero precisamente por eso hay que adiestrarse muy bien, e igualmente por
ello hay que exigir la máxima calidad formativa, tanto en manejo de armas, como
en manejo de razones legales, como en manejo de conocimientos básicos de
neuro-psico-fisiología, en situaciones de supervivencia extrema. Esa es la
razón por la que hay que dominar la lectura de las cartas de navegación y el
motivo por el que hay que conocer la situación de los puertos, las islas y los
bancos de arenas con los que uno puede toparse durante la singladura de la
carrera profesional, haya o no haya tormenta. Porque ojo, la galerna más grande
te la puede montar un tonto en menos que canta un gallo, acabando alguien
muerto o herido en un periquete.
Pero no quiero perder
el hilo de lo que hoy me ha traído hasta aquí. Estén atentos a este extracto de
la entrevista publicada por ‘El País’ (01/02/2017), en la que Kevin Lacz, un
antiguo miembro la Marina de los Estados Unidos, verbaliza:
“Pregunta:
Usted menciona que hay un 2 % de hombres que pueden matar sin verse afectados
por ese hecho. Respuesta: Le escuche
la teoría al teniente coronel Dave Grossman, ranger y psicólogo, fundador de la
Killology, el campo de estudio sobre el matar. Hablamos de guerreros, no de
psicópatas. De gente que puede participar en un combate de forma equilibrada,
sin ramificaciones psicológicas. Puedes matar al enemigo sin angustias. En mi
primer despliegue en Iraq me di cuenta de que encajaba en ese 2%. Cuando
disparé a terroristas no tuve ningún remordimiento y sigo sin tenerlo. No se
enseña a ser de ese 2%. Lo eres o no.
Pregunta:
¿Es fácil matar de un disparo? Respuesta:
No diría que fácil. Puedes ser un buen tirador al blanco de papel, pero cuando
por la mirilla ves a un tipo que respira... No creo que todos sean capaces.
Cualquiera puede disparar un arma, pero no todos pueden dispararle a un ser
humano.

Pregunta:
¿Sentía miedo en combate? Respuesta:
Constantemente. Es consustancial a la lucha. Las personas que no tienen miedo
son una carga negativa para el equipo. Es lo que haces a pesar del miedo, lo
que te define”.
Significar que Lacz
ejerció de francotirador, su especialidad, durante 2006 en Iraq, matando a
varios miembros de la insurgencia, como parte de la sección Charlie del Equipo
3 de los SEAL. Nuestro hombre del día trabajó codo a codo con el famoso Chris
Kyle, considerado el mejor sniper de
la historia de las fuerzas armadas estadounidenses, con 101 muertos bajo el
cañón de su arma. Kevin se resiste a desvelar a cuántos mató él, asegurando que
a más de 10, mas sin llegar a la cifra de Chris, a quien considera un hermano y
su mentor.
Toca mirarse un poco
por dentro. Toca pensar un poco en la cantidad de bobadas que solemos decir
quienes llevamos pistola, porque es más fácil disparar de boquilla en la iluminada
barra de un bar, que escupir plomo a bocajarro en un oscuro callejón.■
Comentarios
Publicar un comentario