¿ERES TÚ EL ÚLTIMO MOHICANO?


Por Ernesto Pérez Vera

Resumen de una conversación mantenida hace unas horas, charla que no ha sido buscada por mí: “Ernesto, hace unas noches me encañonó un tío al que perseguía a pie. Lo hizo cuando ya estaba a puntito de engancharlo: se giró y me ‘apuntó’ con un revólver pequeño. Te lo digo porque sé que en breve alguien te lo va a contar. Pero quiero que sepas una cosa, Ernesto, no me asusté nada en absoluto: detuve la persecución y punto; eso fue todo. El arma la encontramos minutos después. Era real, del calibre .38 Especial y se encontraba cargada. Y oye, no disparé porque no quise, porque de haber querido hacerlo me lo hubiera cepillado sin pestañear y a la primera”. 


He tratado de explicarle a mi interlocutor que miedo sí que habrá sentido, de ahí que detuviera la marcha al verse delante de una boca de fuego. No es psicología —que también—, es pura lógica. Otra cosa es que el miedo experimentado haya sido consciente o que quiera olvidarlo. Se cierra en banda no queriendo ni oír hablar de esa palabra, asegurando que le sobran huevos. Insiste en que de miedo, ¡nada de nada! Cuando yo sea mayor quiero ser como él, pero una pizca menos gilipollas, no vaya a ser que me encañonen y decida no defenderme, que ese es el sumun de la insensatez, máxime si uno se considera altísimamente cualificado en las lides de disparar contra otros seres humanos, cuál es el caso de este mando policial que me ha narrado su noctámbula y embarrada peripecia■. 

Comentarios

  1. El miedo es el que no le dejó disparar, no cabe duda, ayudando como dices, a detenerse

    ResponderEliminar
  2. No entiendo el problema que supone reconocer que se tiene miedo, como si fuera equivalente a ser cobarde. Cuanto daño y sentimientos de inutilidad provocan esa clase de comentarios y más si provienen de mandos.

    ResponderEliminar
  3. Lejos de tener los conocimientos del coautor del Libro En la línea de fuego: La realidad de los enfrentamientos armados> solo conozco, por el folclore popular a un hombre sin miedo: Juan.
    Todos los demás, incluido yo, nunca sabremos como reaccionaremos en la misma situación en la que se vio inmerso dicho mando, pero desde luego, lo he soñado muchas veces, y unas bien, pero otras, mal, pero mal.
    En mi caso, también una noche, una persecución a pie, un callejón sin luz, giré, saque la linterna, la encendí, y a 5 metros estaba el perseguido, gritando, con un cuchillo en cada mano. Se me erizaron los pelos de todo el cuerpo, era invierno, pero en esos instantes viaje a Siberia. Desenfundé el arma, lo encañoné y le grité no se que barbaridades, creía perder la voz. Padecí el tan consabido "efecto túnel", hasta que mi compañero cruzó corriendo por mi derecha, le grite: "¡¡¡Tiene cuchillos!!!" pero no se detuvo. Menos mal que el HGP los tiró antes de que le placara, pero a mi, aunque sólo un poquito, me falló el esfínter uretral :) Ya veía a mi "compa" ensartado en los cuchillos, yo decidiendo si disparar sin un blanco claro, pudiendo ir los proyectiles "a través" de él hasta acuchillador, flaqueándome las piernas.... Enfundé el arma, y entre los dos lo redujimos y esposamos.
    ¿Que si tuve miedo? Un huevo... y parte del otro.
    Y lo dije en su momento a los compañeros, lo digo públicamente, y lo seguiré diciendo mientras viva, pues lo que no haré es decir: "Yo le hubiera... si me pongo... si... si..." como otros.
    - - -
    "Ante ferit quam flamma micet"

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

MECANISMOS DE SEGURIDAD EN LAS PISTOLAS SEMIAUTOMÁTICAS: consideraciones operativas y tácticas

PROYECTILES DE USO POLICIAL Y SUS COMPORTAMIENTOS

POSICIÓN ISÓSCELES MODERNA-DINÁMICA, LA MÁS NATURAL PARA RESPUESTA DE TIRO A DOS MANOS: Lo natural es lo que mejor funciona bajo estrés real