"Tiré de nuevo, otra vez sin apuntar..."
«Si lo demoraba más, Domingo podía perder la vida o ser herido. No
obstante, la distancia a la que estábamos me hizo creer que no podía fallar,
aunque no tomara las miras. Pero seguramente no conté con el factor dinámico,
con los movimientos, con la velocidad y violencia con la que mi compañero y el
otro se movían, uno para evitar ser lesionado y el otro para lesionar al otro.
La imagen era terrible. Ya no podía fallar más tiros, me decía a mí mismo.
Todos los que volviera a realizar tenían que entrar en el cuerpo del malo.
Urgía incapacitarlo ya porque no sabía si venían o no los refuerzos, y era
evidente que aquel tío estaba dispuesto a matarnos a ambos. Tiré una vez contra
su brazo, tomándome para ese tiro un segundo de calma. ¡Apunté! Le di en un
antebrazo, en la muñeca, pero no dejaba de pelear con Domingo. Tiré de nuevo,
otra vez sin apuntar, viendo como en su parrilla costal derecha se producía un
orificio. ¡Le di de lleno! Pero nada, el tío no se doblegaba. Apreté el gatillo
nuevamente, acertando otra vez en el costillar. Ese plomazo sí le causó daño.
Gimió como si le hubiera metido un estacazo con toda la fuerza del mundo, pero
tampoco se derrumbó. Aprovechando el efecto de ese sexto y último tiro, que
algo noqueado sí que lo dejó, introduje la pistola en la funda y me abalancé
sobre él. Caímos al suelo e inicié las maniobras de engrilletamiento para, con
mucho esfuerzo, medio inmovilizarlo».
De
"Policías: muerte en la calle. Anatomía del tiroteo": https://www.mildot.es/policias-muerte-en-la-calle-anatomia-del-tiroteo.html
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