Táctica "VS" Equipo: el tiroteo de Miami/1986
Hoy traigo a mi blog el estudio y
análisis de un enfrentamiento policial archifamoso. Puede que para algunos el
tema ya esté hasta manido. Muchos especialistas de todo el mundo le han
dedicado tiempo al detallado conocimiento de lo que pasó en Miami en 1986 cuando
unos agentes del FBI trataron de detener, con poco éxito, a unos peligrosos
delincuentes. Las conclusiones finales del estudio no revelarán nada nuevo a
los habituales lectores de este modesto sitio. Estoy seguro de que todos los
que se machacan con la lectura de trabajos especializados de este tipo ya saben
de qué va la cosa. Aun así, un repaso nunca bien mal.
Pedro Pablo Domínguez Prieto, el
autor del siguiente texto, hará que el lector se sienta uno más dentro del
enfrentamiento de marras. La calidad de los detalles, su lenguaje y las
expresiones que emplea, van a conseguir que todos nos cresamos estar sentados
dentro en un coche de apoyo. Disfruten y, sobre todo, aprendan desde esta
butaca de primera fila. Pedro ya ha sacado su entrada. Pasen y lean.
Táctica versus Equipamiento: Miami/1986
Por Pedro Pablo Domínguez Prieto
En la historia reciente de la Policía
norteamericana encontramos 3 grandes y famosos tiroteos, 3 ocasiones en las que
episodios violentos entre agentes y delincuentes han hecho tambalearse los
principios, los procedimientos, las tácticas y el equipamiento empleado por las
fuerzas del orden y que, por ende, han tenido importantes consecuencias en la
evolución referida a los mismos aspectos. Estos son, por orden cronológico: el tiroteo de Newhall, acaecido el 6 de abril de 1970, ya analizado en
este Blog (http://tirodefensivocampodegibraltar.blogspot.com/2010/05/relato-de-la-verdad-la-masacre-en.html
); el enfrentamiento del FBI en
Miami, ocurrido el 11 de abril de
1986; y el incidente de North
Hollywood, mucho más reciente: 28 de
febrero de 1997. En espera de realizar un análisis del tercero, en esta
ocasión estudiaremos el tiroteo de Miami, ciertamente interesante como veremos.
El Miami Shootout o FBI
Shootout/firefight (Tiroteo de Miami o del FBI), ocurrió a partir
de las 09:45 horas del 11 de abril de 1986. Posiblemente, ningún otro
enfrentamiento armado ha tenido tanta trascendencia, ha producido tanta
controversia y ha hecho correr tantos ríos de tinta, como este. Massad Ayoob,
afamado y prestigioso instructor de tiro, lo definió como el más importante
desde el OK Corral (acecido en el siglo
XIX y protagonizado por Wyatt Earp, entre otros). En este encuentro, 2
delincuentes bien entrenados y motivados se enfrentaron a 8 miembros del FBI, y
aun gravemente heridos desde el comienzo del enfrentamiento, mataron a 2 de
ellos e hirieron a 5 más.
El caso se debe estudiar desde
dos perspectivas: la táctica y la médica. Algunos instructores de tiro policial,
como Ayoob, han entendido que el problema se centra en el deficiente
entrenamiento de los agentes, y ciertamente fue así. Pero el FBI concluyó que
el fracaso se debió al empleo de la munición de 9 mm Parabellum, que no llegó a
causar daños suficientes, en cuanto a incapacitación física.
La vertiente táctica, que en mi
opinión es la más importante (contrariamente a lo que coligió el FBI), se puede
resumir en que una combinación de determinación, de acción violenta, de excepcional
alerta situacional y de preparación técnica, hizo que los criminales se
enfrentaran, con éxito, a una fuerza muy superior en número. Los asesinos entraron
en el giro OODA (observar-orientar-decidir-actuar) de los policías, obligándolos
a reaccionar a sus acciones. En última instancia, los agentes se limitaron a
devolver el fuego sin un objetivo definido y a ser alcanzados uno tras otro por
las balas de sus oponentes.
Respecto al dictamen del médico-forense,
hemos obtenido una copia del informe del doctor French W. Anderson. El objetivo
de este documento fue, según él: “Establecer los hechos concretos a partir de
lo conocido sobre las heridas de Michael Platt y William Matix (los dos
delincuentes), presentando una hipótesis razonable, basada en los hechos, acerca de
lo sucedido a estos individuos desde el punto de vista médico-legal”. El
trabajo de Anderson examina las heridas de los 2 atracadores y las correlaciona
con el tiempo, el lugar y la posición en que se encontraban al recibir los
impactos. Asimismo, trata de relacionar los disparos con los agentes que los
realizaron. El doctor comienza realizando una relación de los participantes, de
las armas empleadas y de la posición de los vehículos:
Agentes del FBI:
• Richard Manauzzi: herido (sin
especificar).
• Gordon McNeill: gravemente
herido por impactos del calibre .223R (5.56x45mm), en la mano derecha y en el cuello.
• Edmundo Mireles: gravemente
herido por un impacto del calibre .223R (5.56x45mm), en el antebrazo izquierdo.
• Gilbert Orrantia: herido por
fragmentos de un proyectil del calibre .223R (5.56x45mm).
• John Hanlon: gravemente herido
por impactos del calibre .223R (5.56x45mm), en la mano derecha y en la ingle.
• Benjamín Grogan, de 53 años:
muerto por impacto del calibre .223R (5.56x45mm), en el pecho.
• Gerald Dove, de 30 años: muerto
por 2 impactos del calibre .223R (5.56x45mm), en la cabeza.
• Ron Risner: Ileso.
Delincuentes:
• William Matix, de 34 años: muerto
por múltiples impactos.
• Michael Platt, de 32 años: muerto
por múltiples impactos.
Armas empleadas en el tiroteo:
• Matix: escopeta de corredera
Smith and Wesson M3000 del calibre 12 (1 disparo efectuado).
• Platt: fusil de asalto Ruger
Mini-14 del calibre 5.56x45 mm (42 disparos efectuados), revólver Smith and Wesson
M586 del calibre .357 Magnum (3 disparos efectuados) y revólver Dan Wesson del calibre
.357 Magnum (3 disparos efectuados).
• McNeill: revólver Smith and
Wesson M19 del calibre .357 Magnum, con cañón de 2 pulgadas (disparados 6
cartuchos del calibre .38 Especial+P).
• Mireles: escopeta Remington
M870 del calibre 12 (5 disparos de posta 00) y revólver de modelo desconocido
del calibre .357 Magnum (disparados 6 cartuchos del calibre .38 Especial+P).
• Grogan: pistola semiautomática
Smith and Wesson M459 del calibre 9 mm Luger/Parabellum (9 disparos
efectuados).
• Dove: pistola semiautomática
Smith and Wesson M459 del calibre 9 mm Luger/Parabellum (20 disparos
efectuados).
• Risner: pistola semiautomática
Smith and Wesson M459 del calibre 9 mm Parabellum/Luger (13 o 14 disparos
efectuados) y revólver de modelo desconocido, del calibre .38 Especial (efectuado
un único disparo con el revólver).
• Orrantia: revólver Smith and
Wesson de modelo desconocido, en calibre .357 Magnum y de 4 pulgadas (disparados
12 cartuchos del .38 Especial+P).
• Hanlon: revólver Smith and
Wesson de modelo desconocido, en calibre .38 Especial y de 2 pulgadas (efectuados
5 disparos del calibre .38 Especial+P).
• Manauzzi: perdió la posesión de
su arma en los primeros momentos del enfrentamiento, siendo incapaz de
localizarla y recuperarla (0 disparos efectuados).
Las pistolas eran de dotación
reglamentaria, siendo muy similares, en cuanto a características, a las
empleadas actualmente por las fuerzas y cuerpos de seguridad españolas; y los
revólveres equivaldrían a los empleados por algunas unidades del Cuerpo
Nacional de Policía y por los vigilantes de seguridad. Por tanto, el estudio de
este enfrentamiento debería ofrecer conclusiones aprovechables en nuestro
ámbito territorial.
Datos. Desde el momento en que
Grogan y Dove detectaron el vehículo ocupado por Platt y Matix, hasta que
Mireles disparó el último cartucho que le puso el punto y final a todo esto,
pasaron aproximadamente 9 minutos y medio. El intercambio de fuego duró 4
minutos y pico. Y fueron verificados 119 disparos, aunque posiblemente llegaron
a ser 130.
Desde el punto de vista médico,
los dos delincuentes recibieron 18 heridas de arma de fuego, relacionadas en la
autopsia como:
1)
Michael Platt: 12 heridas.
a: herida
penetrante en la parte derecha del cráneo.
b: herida
penetrante a través del brazo derecho y del tórax, con laceración del pulmón
derecho.
c: herida
penetrante a través del brazo derecho hacia el tórax, con laceración de tejidos
blandos.
d: herida
penetrante en el antebrazo derecho.
e: herida
penetrante en el pie derecho.
f: herida
penetrante en el pie derecho.
g: herida
penetrante en el pie izquierdo.
h: herida
penetrante en el pie izquierdo.
i: herida
penetrante en el pie izquierdo.
j: herida
penetrante en la parte superior izquierda del tórax, con contusión de la espina
dorsal, a la altura de la vértebra C5.
k: herida
superficial en la parte posterior del hombro derecho.
l: herida
penetrante en la parte posterior del muslo derecho.
2) William Matix: 6 heridas.
a: herida
penetrante en el lado derecho del rostro, con trayectoria hacia el cuello.
b: herida
penetrante en el lado derecho del cuello, con trayectoria hacia el tórax, que
provoca una contusión en el pulmón derecho y un hemotórax de 900 cc.
c: herida
penetrante en la mejilla derecha, con trayectoria hacia el cuello, que acaba
seccionando la espina dorsal a la altura de la vertebra D1.
d: herida
penetrante en la nariz, con penetración en el seno maxilar izquierdo.
e: herida penetrante
en el antebrazo derecho.
f: herida
penetrante en el lado derecho del rostro, produciendo la fractura del seno
maxilar y de la fosa craneal media. Produce una contusión en el lóbulo temporal
derecho.
A continuación procedemos a
realizar un relato de los hechos, basando todo tanto en el informe de la
autopsia como en el artículo sobre el mismo incluido en la obra The Ayoob Files: the book, de Massad F.
Ayoob. La secuencia de hechos se ha confeccionado en torno a las heridas
recibidas por Platt y Matix.
Los dos delincuentes habían
creado una ola de crímenes, durante 6 meses, en la zona de la Autopista South
Dixie. Aquella mañana, el agente especial Gordon McNeill estaba al frente de un
equipo de 14 agentes, todos ellos a bordo de 10 coches. Andaban buscando a los
2 sospechosos, de los que sabían que se movían con un Monte Carlo robado. Matix
conducía y Platt ocupaba el asiento del acompañante. Anteriormente describimos
las armas que portaban: 1 revólver del .357 Magnum cada uno, una escopeta del 12,
que portaba Matix (era de 8 tiros) y un fusil de asalto Ruger Mini-14, con
varios cargadores de 30 cartuchos de capacidad, que llevaba consigo Platt.
Ambos antijurídicos eran exmilitares de élite, que entrenaban con frecuencia y
que estaban acostumbrados a trabajar en equipo. También estaban fuertemente
motivados. Este factor resultó decisivo en el desenlace del tiroteo, partiendo con
una desventaja de 4 a 1. Más aún, se cree que fue el motivo de su increíble
instinto de supervivencia, lo que los mantuvo en la lucha aun estando mortalmente
heridos.
Los agentes Ben Grogan y Jerry
Dove fueron quienes localizaron el Monte Carlo, comunicándoselo a través de la
emisora al resto de las unidades móviles. En cuestión de segundos, McNeill, que
iba él solo en su vehículo, Manauzzi, que también iba solo, y 2 patrullas
dobles compuestas por Hanlon y Mireles, y Risner y Orrantia, se habían unido al
seguimiento. McNeill, que circulaba en dirección opuesta, realizó una maniobra
para colocarse en paralelo al coche de los sospechosos, justo cuando escuchó
por la radio: “Estamos quemados, nos han reconocido
como policías. Hay actividad en el asiento delantero…”. La cosa es que el
jefe del dispositivo pasó junto al vehículo sustraído, observando una dura
expresión facial en Matix, y viendo a Platt introducir un cargador en su fusil
de asalto. McNeill, en tal crucial momento, tenía que tomar una decisión: si no
detenían el vehículo, éste entraría en una autopista repleta de civiles inocentes
donde un tiroteo podría tener terribles consecuencias. Así pues, ordenó al
resto de las unidades que realizaran un cerramiento al Monte Carlo.
El vehículo de los delincuentes
marchaba el primero, seguido de cerca por el de Grogan y Dove, siendo el tercero
el ocupado por Hanlon y Mireles. Grogan adelantó al Monte Carlo para intentar
bloquearlo, y Hanlon se colocó a su lado para evitar que escapense hacia el
carril contiguo. Manauzzi, que en ese momento estaba en la zona posterior,
pensó que sus compañeros podían ser tiroteados desde esa posición, así que sacó
su revólver, lo colocó en sus rodillas y colisionó por detrás contra el coche
de Matix. El golpe fue tan violento que el vehículo salió despedido del
encajonamiento formado por los coches camuflados, derrapando el de Hanlon hacia
la cuneta, abriéndose la puerta del vehículo de Manauzzi y volando, por cosa de
la fuerza centrífuga, el revólver que se encontraba en su regazo. Pero antes de
poder preocuparse por su arma, el agente presenció como Matix arrancaba el
coche y buscaba un hueco para fugarse del bloqueo. Su única opción era pisar el
acelerador y cerrar el espacio libre, forzando al Monte Carlo a colisionar
contra un árbol, chocando él, a su vez, contra una señal vertical de tráfico.
PARTE 1: El encuentro
inicial. Platt y Matix en el interior del Monte Carlo
Duración aproximada, 1 minuto. Matix
recibe las heridas e, f y b.
En este momento, Manauzzi se
encuentra aparcado en paralelo al coche de los delincuentes, a una distancia de
apenas 1 metro, viendo con claridad como los cañones de sus armas se elevan en
su dirección. Tiene el tiempo justo de agacharse cuando los proyectiles le
alcanzan en el pecho y el hombro, pero consigue salir del vehículo y alejarse. McNeill
se convierte en el único que no está bloqueado, y maniobra con su coche para
impedir una posible huida a pie de Matix y Platt, pero al hacerlo cae sobre él
una lluvia de proyectiles. McNeill era un veterano con 23 años de experiencia
en el Departamento, y tuvo el acierto de colocarse el chaleco balístico que
portaba en el coche. Lo hizo antes de abandonar el vehículo, pero el intenso
fuego que dirigían contra él le impidió coger la escopeta de dotación. Esto dio
pie a que su arma principal se limitase a un revólver de cañón corto y del calibre
.38 Especial. Con este arma se desplazó hacia el coche de Manauzzi para usarlo
como parapeto.
Mientras
tanto, varias cosas estaban sucediendo: el automóvil de Hanlon y Mireles había
chocado contra un muro de hormigón, al otro lado de la calle, abandonándolo
ambos agentes. Mireles cargó un cartucho en la recámara de su Remington 870, desplazándose
hacia la posición de su jefe. Hanlon, que había desenfundado su .357 en
previsión de tener que usarlo, lo puso entre sus piernas. Pero la fuerza del impacto
al chocar lo había lanzado lejos de su alcance, de modo que tuvo que
desenfundar el revólver de refuerzo que portaba en una funda tobillera. Observó
a un compañero solo, cubriéndose en la parte trasera derecha del Buick blanco,
y corrió en su ayuda. Sin embargo, no vio a Jerry Dove en la parte delantera
derecha del mismo vehículo, quien estaba abriendo fuego con su 9 mm. Sin duda,
sufrió el fenómeno conocido como “visión túnel”, ese al que tantas veces nos
hemos referido algunos instructores. Detrás de ellos, el quinto coche, ocupado
por Gil Arrantia y Ron Risner, trató de colocarse en una posición segura, a
cubierto.
McNeill se encontraba ahora en la
parte delantera izquierda del coche de Manauzzi, que estaba puerta con puerta
con el Monte Carlo. Los 2 pistoleros estaban bloqueados en sus asientos, sin
poder abrir las puertas para escapar. Desde una distancia de no más de 3 o 4
metros, y a través del habitáculo del coche, McNeill disparó 4 cartuchos. Mireles
también estaba en posición de tiro, pero al ver que el cuerpo de su compañero se
hallaba entre su arma y los objetivos, elevó el cañón y sacó el dedo del interior
del arco guardamonte, tal y como había practicado en los entrenamientos. Esto
salvaría su vida un segundo después. Y es que en ese momento Platt abrió fuego
con el fusil de asalto, justo frente al rostro de su compañero. Un proyectil
dirigido hacia el torso de Mireles impactó en el antebrazo que accidentalmente
protegía el tórax gracias a aquella elevación. El impacto resultó devastador, produciendo
fracturas óseas y desgarros de tejidos. El brazo más hábil del agente quedó
inutilizado, haciendo que cayera de espaldas. Ya sabemos qué efecto causan los
proyectiles de rifle a corta distancia: prácticamente deshizo los tejidos de la
extremidad.
Casi al mismo tiempo, otro impacto
alcanzaba la mano fuerte de McNeill, lanzándola hacia arriba y causándole
graves destrozos (fracturas abiertas). Sin embargo, debido a la excitación
emocional del momento, al estrés de supervivencia, no sintió dolor y continuó
disparando hasta agotar la munición. Matix se revolvió en su asiento al ser alcanzado
por un proyectil. Con el arma vacía, McNeill se volvió hacia su coche para
recargar. Tan solo han transcurrido unos 45 segundos desde que sonó el primer
disparo, y ya hay 2 agentes gravemente heridos, 1 levemente lesionado y 1
criminal igualmente herido de poca consideración. Lo peor es que esto, todavía,
no ha hecho más que empezar.
Duración aproximada, unos
segundos. Platt recibe las heridas b, l, i (Dove) y k (Orrantia).
A unos 10 metros de distancia,
Grogan y Dove estaban disparando con sus pistolas, pero sin producir aún ningún
efecto lesivo. Platt trató de salir del Monte Carlo por la ventana, siendo
impactado casi simultáneamente por 2 proyectiles del 9 mm, del tipo Silvertip
de la marca Winchester. Uno alcanzó la axila (Risner) y el otro penetró en un
pulmón, se expandió y cortó una arteria. La sangre empezó a brotar de su pecho
mientras salía arrastrándose por el hueco de la ventanilla del coche. Matix,
por su parte, salió por el lado del conductor, y salió disparando un cartucho
de escopeta para mantener agachados a Grogan y a Dove. Arrantia vació el tambor
de su revólver y retrocedió para recargar. Platt se movía ahora abriendo fuego
entre los coches y recargando según vaciaba los cargadores del fusil.
Consciente de la situación, McNeill
trató desesperadamente de recargar el revólver, pero los fragmentos de hueso y
la sangre que manaba de su mano herida penetraron en las recámaras,
obstruyéndolas. Tras conseguir introducir 2
cartuchos en el cilindro, pensó que su única opción era, a esas alturas del
combate, alcanzar la escopeta del calibre 12 ubicada dentro de su coche
patrulla. Pero al levantarse sobre el capó, se encontró a Platt apuntándole
desde una distancia no superior a 2 metros. El primer disparo pasó cerca de su
brazo, el segundo rozó su oreja y finalmente el tercero impactó en su cuello.
McNeill cayó hacia atrás paralizado de cuello para abajo, ya que el proyectil
del .223R le había seccionado la espina dorsal. Quedó indefenso ante los
acontecimientos que continuaban sucediéndose a su alrededor.
McNeill y Mireles han caído,
mientras que Manauzzi está buscando desesperadamente un arma para continuar luchando.
Pero cada vez está más debilitado por las hemorragias. A esto, Risner y
Arrantia estaban disparando desde el otro lado de la calle. Grogan, Dove y
Hanlon estaban parapetados tras el Buick blanco: el primero de pie, disparando
casi a ciegas, y los otros 2 arrodillados, todos concentrados en Matix, que con
tiros del calibre 12 estaba dándole cobertura a su binomio.
Solo han transcurrido 75 segundos
desde el inicio, y lo peor aún está por llegar.
PARTE III: El ataque devastador
de Platt: Platt fuera del Monte Carlo
Duración, de 1 a 1.5 minutos.
Platt recibe las heridas d, c, e,
f, g y h.
Dove había agotado el cargador de
su pistola, logrando al menos un impacto. Tras recargar con su único cargador
de repuesto, comenzó a moverse hacia la derecha para cubrirse mejor del fuego que
Matix escupía. Grogan siguió disparando desde el otro lado del coche. Este
agente era el mejor tirador de la oficina del FBI de Miami, pero también era
miope. Se da la fatal circunstancia de que en los momentos iniciales perdió sus
gafas graduadas, que fueron a parar debajo del pedal del freno del coche,
dejándole prácticamente ciego durante la contienda. Incluso llegó a gritar: “¡¿Dónde
está todo el mundo?!”. Sin sus gafas no podía ver a 10 metros.
Hanlon, armado solo con su revólver
de respaldo, ve a Platt avanzar hacia él. Dispara 3 veces, se agacha, y dispara
2 veces más. Entonces debe agacharse para recargar, y mientras lo hace, Platt
se acerca disparándole hasta que un proyectil penetra en su mano, recorre el
antebrazo y se aloja en el bíceps. Hanlon rueda por el suelo gritando de dolor
con el brazo inservible y con el revólver a medio recargar tirado detrás de él.
Arrantia también es alcanzado, pero sigue disparando, agota el cilindro del revólver
por segunda vez y se agacha para buscar una caja de 50 cartuchos que guardaba
en el coche.
Risner disparó los 15 cartuchos
de su cargador, alcanzando a Platt 2 veces, tal vez solo una, pero sin
resultados favorables. Con la corredera de la pistola abierta, decidió ir a por
el arma cargada más accesible: un revólver del .38 que portaba en la funda de
tobillo, con el que ejecutó una recarga a la neoyorquina. Desenfundó y tiró una
vez, pero pensó que la distancia era demasiado larga para un cañón tan corto,
razón por la que lo desechó y recargó la pistola. Quizás esta apreciación fue
fruto de una distorsión ocular, ya que el enfrentamiento se estaba
desarrollando en un rango muy corto y se podía utilizar con eficacia un arma de
2 pulgadas de longitud de cañón. Mientras hacía todo esto, advirtió horrorizado
que Hanlon era alcanzado y que Platt estaba rodeando a Grogan y Dove por detrás
del coche, sin que estos se diesen cuenta. Peor aún, sus compañeros estaban
entre él y la amenaza, por lo que no podía disparar con seguridad. No pudo
hacer otra cosa que gritar con todas sus fuerzas: ¡Os viene por detrás, os
viene por detrás! Pero los otros agentes no pudieron oírlo. Otro fenómeno
psicofisiológico muy comúnmente advertido en quienes participan en tiroteos es
la pérdida de capacidad auditiva. De repente, ya era demasiado tarde: Platt
apareció tras ellos disparando, hiriendo a Hanlon en el abdomen. Grogan gritó:
¡Oh Dios mío…!, y fue alcanzado varias veces en el torso. Murió en el acto. Dove
trató de girarse pero no fue lo suficientemente rápido: recibió un impacto en
la espalda y cayó desplomado. Platt lo remató pegándole 2 tiros en la cabeza.
PARTE IV: El tiroteo final.
Platt y Matix en el coche de Dove
Duración, de 1.5 a 2 minutos.
Platt recibió las heridas a y j,
y Matix las heridas d, c y a, todas ellas producidas por Edmundo Mireles, quien
finiquitó el letal encuentro.
Mientras tanto, Mireles se había
refugiado tras el coche de McNeill, padeciendo un terrible dolor en su
destrozado brazo. Al igual que Risner, no podía disparar por riesgo de alcanzar
a los suyos, pero en un determinado instante observó a Platt subiendo al puesto
del conductor del Buick del FBI. Mireles disparó un cartucho, alcanzando con
varias postas del 00 el pie del asesino. Una vez más, sin efecto. Sentado en el
suelo, Mireles recargó la escopeta con una sola mano. Colocó la culata entre
sus rodillas para accionar la corredera, y apoyando el cañón en el capó del
coche, disparó una vez más. Pero las postas alcanzaron el parachoques del
vehículo. Mala suerte.
Recargó de nuevo y apuntó
cuidadosamente hacia el pecho de Platt. Tras disparar, vio al delincuente
saltar en su asiento al recibir el impacto. Le había dado, pero solo le
ocasionó heridas superficiales. El cuarto y quinto disparo de Mireles dieron en
Matix, que se revolvió en propia agonía. Pero ningún impacto resultaba mortal. La
escopeta estaba ya vacía, si munición. Platt, con una gran hemorragia en su
pecho, localizó a Edmundo. Desenfundó el revólver del .357 que llevaba en una
funda sobaquera y salió del coche. Parecía un zombi. Debido a que su antebrazo
derecho estaba dañado por un proyectil del 9 tirado por Risner, se vio obligado
a cambiar el arma de mano. Evidentemente, el delincuente había entrenado el
tiro con la mano menos diestra, algo que muchos policías no consideran
importante, pero que puede ser decisivo en un tiroteo.
Arrantia no lo veía venir, ya que
aún estaba tratando de recargar el revólver con la munición de repuesto que
llevaba dentro del coche. Risner tampoco lo vio, porque estaba moviéndose detrás
de su coche buscando un buen ángulo para disparar sin alcanzar a Mireles. Platt,
aun hallándose seriamente herido, se movía con sigilo hacia la posición de
Mireles, disparándole 3 veces, pero errando sus tiros. El tirador, sin embargo,
creyendo que había matado al agente, volvió
hacia el coche. Una enseñanza que podemos extraer de este hecho está
relacionada con la costumbre que tienen algunos policías de bajar la guardia
una vez que creen finalizado el enfrentamiento. Nunca hay que reducir el nivel
de alerta hasta estar absolutamente seguros de que todo ha acabado.
Mireles se levantó y desenfundó
su revólver, dirigiendo sus pasos directamente hacia los asesinos (estaban
sentados en la parte delantera de un automóvil del FBI, con el cual pretendían
escapar), y desde un par de metros de distancia disparó 6 cartuchos de .38 Especial+P:
los 2 primeros los dirigió hacia Platt; los 3 siguientes, hacia Matix; y el
sexto y último cartucho, ya a distancia de contacto, lo tiró contra Platt. Con
proyectiles alojados en el cráneo y la médula espinal, todo había acabado para
Matix y Platt, por fin.
A pesar de que muchos autores
(incluido el que firma este artículo) indican que el mayor fallo de los agentes
se debió al aspecto táctico, no se puede pasar por alto la habilidad demostrada
por varios de los participantes para funcionar física y psíquicamente mientras
padecían graves daños corporales. McNeill alcanzó a Matix con su mano principal
destrozada por un proyectil del calibre .223R. Mireles estaba gravemente herido,
pero finalizó el tiroteo realizando disparos de precisión, a cortísima
distancia. Matix se desplazó desde su vehículo hasta el de Grogan y Dove
después de recibir una herida muy grave en la cabeza. Platt recibió varios
impactos importantes, incluido uno mortal en el pecho colocado durante el
primer minuto del tiroteo, pero así y todo hirió a Orrantia, mató a Grogan y
Dove, e hirió gravemente a Hanlon. Platt se mantuvo en la lucha, gracias a su
increíble determinación, con una herida que seguramente hubiera incapacitado a
un delincuente ordinario.
Además del apartado táctico, la conclusión
oficial del FBI, en boca de John Hall, jefe del Firearms Training Unit de la
Academia de Quántico, fue que los problemas del tiroteo se debieron a fallos en
la munición empleada. Lo cierto es que en el momento inicial, Platt recibió un
impacto mortal, en el que el proyectil se detuvo a menos de una pulgada del
corazón, pero aun así luchó durante 4 minutos más. Si ese proyectil hubiera penetrado
un par de centímetros más, se hubieran salvado las vidas de los funcionarios
que allí perecieron. Como resultado, el FBI creó el Wound Ballistics Seminar,
con el objetivo de estudiar diferentes tipos proyectiles y calibres, de cara a adquirir
aquello que mejorase el comportamiento del 9 mm Luger/Parabellum. Se decidieron
por armas del calibre 10 mm Auto, y posteriormente del .40 Smith and Wesson,
que es el calibre más extendido en la actualidad en las agencias policiales de
EE.UU. Más recientemente, algunas unidades, de asalto principalmente, han
vuelto a utilizar el viejo .45 ACP, ya que manteniendo una penetración mínima
de 12 pulgadas (unos 30 centímetros), produce una cavidad permanente mayor.
A modo de conclusión, señalaremos
los siguientes puntos:
- Ningún proyectil causa la
incapacitación inmediata si no alcanza zonas anatómicas concretas, amén de
afectar severamente órganos vitales. Platt y Matix se mantuvieron en la lucha
tras sufrir múltiples impactos.
- No existe un número determinado
de cartuchos para detener a un agresor. El poder de parada al primer disparo es
un mito. Debemos disparar hasta que el adversario deje de constituir una
amenaza.
- La selección de la munición es
muy importante, pero es un factor marginal comparado con las tácticas empleadas.
Platt y Matix actuaron como un equipo: cubriéndose y comunicándose. Tenían un
plan, y los federales carecían de él.
- Platt y Matix no estaban
drogados, pero si altamente motivados, lo que tuvo en ellos el mismo efecto al hacerles
ignorar el dolor, pudiendo mantenerse activos y combativos.■
Hola, soy Pedro Pablo. Aquí os dejo un enlace donde podeis ver una recreación en video de este incidente, del que están extraidos los fotogramas utilizados en el artículo. No es del todo exacto porque en él Matix es alcanzado en el brazo, no en el rostro como ocurrió en la realidad, pero creo que es muy interesante observar un caso real en "movimiento"
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/user/booboopig62#p/a/f/1/lBGfKtuo2AM
Sí,fue herido por un disparo que le atravesó la muñeca derecha.
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EliminarHola.
ResponderEliminarPedro, soberbio artículo.
Mi más profunda enhorabuena.
Un abrazo.
Mc "Q".
Excelente artículo. Visionando la versión para la TV, los delincuentes parecen esos "zombies" que nunca mueren aunque se les dispare 50 cartuchos. Lo triste es ,que los patrulleros no estamos entrenados para esta clase de enfrentamientos.-
ResponderEliminarDe eso se trata amigo Munifex: que los responsables se den cuenta de que esto es lo que le puede pasar a un poli de la calle.
ResponderEliminarPor desgracia, incluso entre nuestros compis patrulleros, hay gente que cree que los entrenamientos serios con armas son propios, exclusivamente, de unidades especiales. Grosso error. Igual o más preparado que un agente especial, debe estar un agente "normal".
Gracias por comentar...
El cuerpo humano puede soportar una cantidad de daño increible mientras no toquemos determinadas zonas. Sin duda es una experiencia terrible el ver que tus disparos no tienen efecto.
ResponderEliminarEn mi próximo artículo subiremos el nivel, al comprobar qué sucede cuando ni siquiera podemos alcanzar esos órganos vitales, porque los delincuentes portan 30 kilos de kevlar cada uno...
Perico
Los dos delincuentes tampoco hicieron muchos impactos mortales,lo que pasa es que las heridas de un 223 no se pueden comparar con las de arma corta.totalmente de acuerdo con lo de volver a usar el 45ACP. Por cierto que fue del 38 Superauto.Excelente artículo que demuestra la certeza de un dicho popular que dice " Que Dios no te mande todo lo que puedes soportar". Una duda el exceso de agentes que no pertenecen a un equipo que entrena en conjunto, puede ser perjudicial, yo creo que si.Un saludo. Jose Moreno.
ResponderEliminarAcertado apunte José.
ResponderEliminarTantos polis armados disparando a solo dos tipos...no fue útil sin coordinación ni comunicación...
Gracias.
Cierto Jose, para mi la gran clave de este relato, lo realmente importante fué la cohesión entre Matix y Platt. En mi opinión, 2 tiradores que actúan coordinadamente, cubriéndose, comunicándose, moviéndose para colocarse en una posición de ventaja, manteniendo al blanco ocupado mientras el otro le rodea y le ataca por detrás, o aatrayendo su atención para que el número 2 le ataque por sorpresa...todo esto nos daría una ventaja enorme. Y piensa que la policía en España trabaja en parejas, pero no se de ningún sitio que se enseñe a "actuar" en pareja explotando las posibles ventajas.
ResponderEliminarEs cierto lo que dices sobre los impactos mortales, pero como también comentas, un impacto de rifle causa un daño de tal magnitud que puede "parar" al blanco aunque no lo mate. Aquí varios agentes quedaron con extremidades inservibles por un solo impacto.Los huesos del antebrazo de Mireles quedaron como "granos de cuscus".
Del impacto que tienen las armas de fuego largas en una situación policial, va mi futuro artículo sobre el tiroteo de North Hollywood.
Enhorabuena por este magnífico artículo, espero que a algunos les sirva de reflexión.
ResponderEliminarGracias.
Saludos.
Pedro pablo. Una curiosidad. Tanto en el tiroteo de Newhall, como en este se utiliza una escopeta por parte de los agentes, sin resultado aparente parar ser un arma larga, es más diría que decepcionante. La escopeta es un arma que venden como muy practica por su flexibilidad en el empleo de municiones. Que flexibilidad, si solo dan cartuchos de doce postas y se acabo. Si el agente que utiliza la escopeta lleva los tres primeros cartuchos de postas y el resto de bala te garantizo que el chorizo con un impacto de bala sale volando le des donde le des, igualmente si lleva chaleco antibalas lo revienta. Pero hay amigo hay entra en juego la política (no creo que sea el caso de lo EEUU) como vas a usar munición de jabalí contra un pobre delincuente y lo que más miedo les da y si falla y da a alguien, mejor que le maten le ponemos la medallita y a otra cosa. Así cualquier tarado que se haga con un arma larga potente, se hace el puto amo y mientras lleguen los equipos especiales, los de la calle que aprieten el culo y aguanten. Y si los resultados en los tiroteos mencionados son pésimos imagínate con la escopeta que han dado en el CNP, una máquina de matar de TREINTAYCINCO CENTIMETROS de cañón, para llorar. Los americanos tardaron un mundo en dejar su revólver y ahora nos quitamos de la cultura del subfusil arma empleada por todas las policías europeas y en España entramos en la de la escopeta. Un saludo. José Moreno
ResponderEliminarBueno, los que hacen las leyes normalmente no tienen mucha idea de lo que realmente se necesita en la calle. La escopeta es un buen arma si sabes sacarle rendimiento, y si como dices, puedes usar bala. Los americanos normalmente usan posta en interior, cuando salen a la calle cambian la munición a bala (es fácil hacerlo usando un saddle), aumentando de este modo el alcance y la capacidad de atravesar barricadas.
ResponderEliminarEl problema de la escopeta en todo caso no es la munición, sino que es un arma muy dificil de dominar, hay que entrenar mucho y con un buen instructor. Y si no se entrena con la pistola, imaginate con la escopeta.
Cierto que las escopetas de dotación son bastante malas. Ya que la ley nos impone un tipo de arma, podríamos ser más listos y tratar de conseguir escopetas semiauto, o con cargador separable como las Saigas o la USAS 12 (quien la pillara). Un tirador entrenado con ese tipo de armas tendría un gran impacto en una intervención. Precisamente en el caso de Newhall, los agentes no entrenaban nunca con las escopetas. En el presente artículo, Mireles se vió obligado a disparar con una sola mano, si ya de por sí entranaban poco a 2 manos... pues eso.
Aunque el comentario es para Pedro Pablo, me voy a permitir apuntillar algo: la escopeta es muy eficaz para el trabajo policial y defensivo en general, eso es algo que nadie niega, pero se emplee bala o posta…si no “tocamos” un órgano interno importante…no servirá de nada. No hay reglas exactas en estas cosas.
ResponderEliminarSe conocen casos de impactos de calibres “menores” que acabaron, de modo rápido con vidas humanas, y con un solo disparo. Recuerdo el caso de un policía americano que paró a repostar combustible con su coche, tras acabar el servicio. El poli iba de paisano y mientras repostaba en la pista de la gasolinera unos jóvenes se acercaron a él en actitud violenta. El más gallito se acercó con un arma blanca en la mano, y el poli se identificó y desenfundó una pistola del 9mm Corto, creo que era una Walter PPK. El niñato desoyó al agente en sus legítimas órdenes policiales…avanzó…y siguió…y el agente solo disparó una vez: le dio en corazón y el joven cayó fulminado muriendo segundos después. Moraleja: lo importante, siempre siempre, es que el proyectil alcance, con la suficiente energía, un punto vital clave.
En esos enfrentamientos de Miami y Newhall, seguramente, las postas o balas no alcanzaron puntos vitales, o quizá sí…pero tal vez sin la energía suficiente.
En eso que hablas de la escopeta en España, es cierto, siempre vamos con 15-20 años de retraso. Cuando los americanos ya dejaban de lado la técnica Weaver…la adoptamos en España como la panacea. Cuando en USA dejaron los revólveres en los cajones, y se fijaron en las pistolas…nosotros empezamos a adquirir revólveres como la super solución. Y en USA, ahora –en realidad hace ya años- que prefieren llevar fusiles de asalto en los coches patrullas, nosotros nos despojamos de los nuestros en favor de la escopeta. Bueno, en realidad tampoco llevamos la escopeta en los coches, solo ocasionalmente.
No es que tengamos que hacer lo mismo que los yanquis, pues cada país tiene su propia necesidad, pero al final, 20 años después…los imitamos y además más. De imitarlos, pues saben más que nosotros, imitémoslos de modo correcto y no atemporalmente.
Saludos amigo Moreno.
Ernesto
amigo, en 1986, en Policia Federal, Argentina, se usaba, la escopeta Ithaca, y los cartuchos utilizados, llevaban postas de 8.8 mm, en un total de nueve pór cartucho, y a esa distancia, entre dos y cuatro metros, créame lo que le digo, lo daba vuelta como a una media,...los plomos le entraban por el pecho y salían por la espalda,...desde el vamos, se cometieron errores, que para mi son garrafales,...escopetas, en el baúl ???, una locura,... revólveres, en lugar de pistolas, ???, otra !!,... el arma de puño, sobre la pierna, en una persecución ???,... ni que fueran principiantes, en todo caso va debajo del muslo, con lo cual quedaría "" asegurada"" contra el asiento, aparear tu vehículo, con el de los delincuentes, sabiendo lo peligrosos y entrenados que estaban, me parece inconcebible !!!,...y así algunas cositas mas, en fin, para mi se confiaron demasiado, y desgraciadamente , termino mal muy mal,...
EliminarNo puedo llegar a imaginar como reaccionaria a un tiroteo, menos en un tiroteo asi, pero sin duda estos agentes del FBI hubieran agradecido tener mi "chopo" 7,62 en esta actación.
ResponderEliminarUn saludo
En lo de Miami, o donde sea, un "chopo" -Cetme C de 7,62mm- siempe es un buen amigo.
ResponderEliminarExcelente artículo Pedro Pablo. Enhorabuena.
ResponderEliminarSi algo parecido hubiese ocurrido en cualquier punto de España, en lugar de Miami, no quiero ni imaginarme qué conclusiones se hubiesen extraído aquí del tiroteo...