Entrenamiento, divertimiento, calidad o espectacularidad: ¿Qué buscamos en el mercado privado?

Por, Ernesto Pérez Vera

Cada día son más las ofertas privadas a las que los agentes de la seguridad pública y privada pueden optar en aras, a priori, de una mejor y más completa formación profesional. El mercado está plagado de opciones. Encontramos cursos de tiro policial y táctico, de entradas tácticas-dinámicas en inmuebles, de tirador —francotirador/sniper—, de escolta e incluso de escolta de alto nivel de protección. Hasta ahí lo que respecta al tiro y las armas, aunque en realidad hay mucho más. Pero también en otro campo táctico existe una amplia y variada oferta. Me refiero al tema de la defensa personal a mano libre o con defensas convencionales o extensibles, así como su extensión a los engrilletamientos, judo verbal y demás vertientes y variantes.

Afortunadamente, muchos profesionales han despertado, por fin, y se han dado cuenta de que la formación oficial recibida en sus organizaciones policiales es, en el mejor de los casos y como norma general, insuficiente. En determinados terrenos y en algunos cuerpos, al decir que la instrucción es insuficiente quizá esté siendo excesivamente generoso.

Dicho lo anterior, tras aplaudir tanto la oferta como la demanda llego a un punto crítico y de reflexión: ¿es apropiada y de calidad suficiente toda esa oferta de cursos existente en nuestro entorno? ¿Siempre eligen acertadamente los cursillistas? ¿Buscan formación todos los alumnos o algunos anhelan espectacularidad, diplomas, fotografías y videos guais? Sin duda alguna, la respuesta más justa y acertada es que hay de todo.

Trataré el tema en lo concerniente a los formadores y, naturalmente, desde mi personal punto de vista sobre el adiestramiento de tiro policial, aunque también desde mi perspectiva de policía en activo y exescolta privado con experiencia en ambos campos.  Mi opinión se funda en lo que veo desde mi ventana, pero también en lo que muchos compañeros me trasladan desde distintos cuerpos y unidades.

Origen y procedencia de los formadores

En el seno de las fuerzas de seguridad existen excelentes profesionales que ejercen como docentes en sus organizaciones y que son, igualmente, sobresalientes transmisores de sus conocimientos y experiencias. También se conocen casos de personas que amparadas en una supuesta capacidad y formación, atribuida por ser miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad (FYCS) o fuerzas armadas (FAS), por ser deportistas de elite o por ambas circunstancias a la par, imparten cursos de las materias que aquí estamos tratando: tiro profesional-policial o de supervivencia con armas de fuego.

A esos dos sectores o grupos de formadores (mundo uniformado y deportivo) creo que se les puede añadir otro que quizá esté en pleno auge: los que siendo o no policías o militares, y por el hecho de ostentar diplomas que los acreditan para determinadas tareas, dan un paso al frente y se dedican a impartir clases o cursos privados. Muchas veces estos docentes no conocen o dominan el tema aun llevando años con el diploma que, en teoría, los cualifica como especialistas en aquellas áreas de las que versan los encuentros académicos.

Vamos por partes. En el sector que primeramente se ha referido tenemos en España a muchos instructores que, además de ser profesionales de las FYCS o FAS, poseen formación de muy alta calidad y también, a veces, experiencias reales en enfrentamientos armados. Algunos de ellos son tan valorados que ejercen como profesores en las academias dependientes de las administraciones. Muchos de ellos saben que no solamente basta con entrenar lo que hace años aprendieron en el Curso de Monitor o Instructor, por ello se dedican a desarrollar o conocer técnicas nuevas que mejoren sus capacidades de respuesta y supervivencia, para posteriormente enseñarlas a terceros.

Estos profesores, además, consumen tiempo en verificar si las técnicas, tanto propias como ajenas, funcionan en situaciones reales bajo estrés y en consecuencia modifican o adaptan sus programas de formación y los de las unidades o cuerpos a los que están ligados. Para ello estudian enfrentamientos armados reales y las circunstancias que los envuelven. Así alcanzan un buen número de datos que, a la postre y tras su análisis, son usados para mejorar la instrucción.

En el otro grupo encontramos a quienes son profesionales de las armas y además son deportistas destacados en el mundo del tiro o que solamente son tiradores deportivos de cierto nivel. En este segmento también tenemos en nuestro país a muy destacados personajes. Gozamos de policías de todos los cuerpos que además de ser afamados y destacadísimos tiradores de recorrido de tiro policial, incluso a nivel mundial (también en el mundillo del tiro de precisión), son conocedores de la realidad del enfrentamiento armado. Cuando un tirador deportivo de alto nivel es capaz de diferenciar entre el tiro de competición y el de supervivencia, suele poseer una doble visión del empleo del arma. Por ello, y gracias a que consigue distinguir un tiro del otro, será, como norma general, muy buen transmisor de conocimientos.

Los profesores que proceden del mundo de la competición, siendo también agentes policiales, cuentan normalmente con una capacidad y habilidad muy especial en el manejo de las armas (precisión). Con el punto de vista táctico acertado, estas habilidades otorgarán más posibilidades de supervivencia ante un encuentro real armado.

Otras personas se dedican a impartir cursos sin proceder de las FYCS, eso sí, quizá siendo muy buenos conocedores del mundillo deportivo y de las armas (coleccionistas, armeros, etc.). Estos tendrán, casi siempre, buena destreza en el manejo de las armas y seguramente serán muy certeros con sus disparos tanto si proceden de modalidades dinámicas de tiro deportivo como si lo hacen de modalidades estáticas (tiro de precisión). Casi siempre sabrán expresar y mostrar técnicas muy funcionales para conseguir puntos en las competiciones. Pero dado que no son portadores de un arma pegada al cuerpo con todas las consecuencias, por no ser profesionales armados de la seguridad, seguramente no podrán llegar a comprender y asimilar lo que se siente cuando se extrae la pistola de la funda ante un hostil, por ejemplo, en un lugar plagado de personas.

Si un experto tirador deportivo no ha vivido, sentido, asimilado y comprendido por experiencia propia o mentalización profesional ese tipo de situaciones, no podrá transmitir al alumno determinados aspectos que pueden ser decisivos y primordiales para la supervivencia. Incluso aunque tuviese muy entrenadas las técnicas de supervivencia, creo que nunca será igual que si la mente se hace a ellas por una posible necesidad real futura. Solamente cuando se ha interiorizado la dura realidad que es tener que sobrevenir matando, se pueden usar eficazmente aquellas técnicas fuera de la cancha de tiro y contra personas. La mentalización es fundamental, tanto o más como el buen entrenamiento.  Por ello, el tirador deportivo medio que no es profesional armado de la seguridad no podrá alcanzar, casi nunca, el grado de comprensión real de aquellas situaciones que otros viven cada día en las calles. ¡Y no hablamos ya de las consideraciones jurídicas!

No obstante, las técnicas que enseñen estos tiradores deportivos casi siempre serán óptimas y válidas para la supervivencia, siempre que estén perfiladas tácticamente del modo correcto. En cualquier caso, seguro que incluso en el supuesto de que el compromiso con la realidad de este tipo de instructores fuese deficiente, la formación que ofrecen será mayor que la que se adquiere en la mayoría de los centros oficiales. ¡Lamentable!

Por último llegamos a los que siendo integrantes de la FYCS o FAS se dedican a impartir clases amparados únicamente en un diploma, acreditación, empleo o cargo. Otros solamente se acogen a su adscripción a cuerpos o unidades concretas. Dentro de este subgrupo encontramos a los que tras obtener el diploma de instructor, años atrás, no han entrenado nunca, si caso han jugado ocasionalmente a dar unos tiritos con los compañeros. Abundan. Algunos de estos, tal vez, únicamente habrán entrenado de modo deportivo. Pero incluso así, sin pasión ni compromiso con el tema, imparten cursos en sus plantillas o unidades, cuando no, también, para la calle. Estos son, muchísimas veces, desconocedores de los nuevos puntos de vista que han surgido sobre los entrenamientos y la realidad de los enfrentamientos. Realmente de esto último son totalmente ignorantes.

Dentro de estos encontramos a algunos atrevidos. Hablo ahora de quienes habiendo obtenido hace un rato la acreditación o diploma de instructor de tiro, siendo o no profesionales de las FYCS, sin culturilla, sin experiencia y sin compromiso por la cuestión (tener un diplomo no acredita interés), se dedican a “enseñar”. Lo triste es que los alumnos de estos noveles profesores, advenedizos más bien, muchas veces creerán que tras la formación recibida ya lo han visto todo y, por tanto, todo lo que se proponga desde otros instructores será desecho de tienta. Ocurre, por ello lo señalo.

Veamos un ejemplo. ¿Qué prefieren o qué les da más garantía, un médico con experiencia u otro que está aprendiendo o que incluso teniendo acabada la carrera aún está en prácticas? U otro caso. Si son imputados por un delito, ¿confiarían ustedes su defensa a un abogado experto que lleva años lidiando en los tribunales o se la dejarían al hijo de un amigo que acaba de empezar su singladura profesional como letrado? Pues al buscar formación en materia de tiro y tácticas plantéense lo mismo. De ello podría depender su vida y la de terceros. Esto debe ser norma general en la vida. Bebamos de la fuente que tiene el agua más fresca.

Ese instructor advenedizo puede que no sepa responder una pregunta, pero eso no lo dice todo. No pasa nada. No todo puede ser sabido y mucho menos puede ser respondido súbita y espontanéame ante una pregunta sorpresa. No obstante, les debe hacer dudar la capacidad del docente si no sabe responder, continuamente, a las cuestiones plantadas ¿No creen? Si la pregunta cuestionada era, por ejemplo, algo que incluso por el alumno es considerado básico o fundamental y que por pura lógica un profesional de la formación del ramo debe conocer y dominar, la cosa es para meditar sobre ello. Algo huele mal. Vuelvo a los ejemplos anteriores. Si el facultativo les dice que no sabe responder a su pregunta y esta fue si tenían fiebre, ustedes se preocuparían un poco, ¿verdad? Yo, personalmente, me levantaría y me marcharía de la consulta.

La gran mentira

El motivo que me ha empujado a escribir este artículo no es otro que dejar de manifiesto mi preocupación e indignación tras mantener recientemente una conversación con dos policías. Gente de mi círculo de trabajo. Después de recordarme que eran instructores y que impartían clases y cursos, ambos entraron conmigo en una conversación profesional de cierta profundidad. En realidad, tampoco tanta. En un momento dado, hablando de calibres de armas y de energía y capacidades lesivas, llegó el derrumbe de la charla. Mis interlocutores no sabían, ni por asomo, de dónde venía la denominación .38 Especial, .357 Magnum y .22 Long Rifle. De verdad, me quedé perplejo.

Uno de ellos reconocía abiertamente y sin tapujos que no tenía la más remota idea sobre la procedencia de esos dígitos, según él, cifras numéricamente muy altas. Este mismo compañero admitía creer que tales números no debían hacer referencia a milímetros, pues, por lógica, serían calibres no propios de armas de puño. ¡Menos mal que se dio cuenta de ello! El otro especialista pensaba que se hablaba de milímetros al referirse a los famosos .38, .357 y .22, y reconocía no haberse planteado jamás nada contrario a esa errónea teoría suya.

Cuando estupefacto por lo que oía les dije que me parecía un despropósito que estuvieran impartiendo clases privadas y cursos oficiales, me respondieron que el saber de cartuchería o balística  no era necesario para enseñar a disparar en situaciones de defensa. La respuesta puede ser cierta, lo admito. ¡Tuchee! Aun así, seguí mostrando mi estupor por el brutal desconocimiento que poseían sobre algo que, para mí, es fundamental a la hora de impartir clases de calidad y sobre todo con seriedad. Imaginen al médico del ejemplo de antes diciendo, “tiene usted 38, según el termómetro, pero no estoy seguro de a qué se refiere”. ¡Seamos serios, por favor!

A la menoría se me viene el caso de un mando que lleva más veinte años ejerciendo como instructor de tiro en su plantilla y que además ha sido profesor en centros oficiales de formación de policías. Tras varios minutos de conversación con él pronuncié el nombre de Jeff Cooper, momento en el que mi interlocutor dijo que le sonaba, pero que no sabía quién era. Masculló que podría tratarse de un actor de cine… Qué menos que saber que fue un famoso profesor de tiro. ¡Por Dios!, es como si el profesor que imparte Religión a nuestros hijos en el colegio nos dice que le suena el nombre de María Magdalena, pero que no sabe dónde ubicarla si en Conocimiento del Medio o Lengua Extranjera. Por cierto, este mismo compañero llama calibre 45 mm ACP al .45 ACP. Lo sé, seguramente soy excesivamente tiquismiquis y exigente.

Hay que ser más serio. Ser instructor no es simplemente poseer un diploma que acredita tal condición. En todo caso el que tiene la acreditación es una persona con la posibilidad administrativa de ejercer esas funciones, pero sólo eso. ¡Acaso todos los que tienen permiso de conducción son expertos conductores!

Algunos confunden espectacularidad con calidad, realidad y necesidad. Que los alumnos de un curso utilicen fusiles de asalto y subfusiles y se atavíen con pasamontañas, no implica necesariamente que vayan a obtener formación de calidad. Es más, quizá en ese tipo de cursos se impartan enseñanzas —no valoraré si son técnicas acertadas— dirigidas a un sector profesional que casi nunca tiene que acudir en busca de tal instrucción. ¡Hemos perdido la Polar! No suelo ver coherencia entre las técnicas que se enseñan y los desempeños profesionales de muchos cursillistas.

La mayor parte de los profesionales españoles que acuden a cursos privados de tiro policial, táctico o de protección, son agentes privados y públicos que solamente emplean armas cortas en sus quehaceres diarios. Por ello es desacertado consumir tiempo, esfuerzo y dinero en entrenar técnicas y ejercicios que solamente tienen aplicación en supuestos y ámbitos que muy difícilmente, por no decir nunca, se van a presentar. Me refiero a entrenar asaltos con rehenes en buques o aviones, máxime cuando para ello, durante el curso, se emplean armas largas automáticas que jamás se tendrán en el desempeño diario de los asistentes. Ningún agente convencional o privado de los que acude mayoritariamente a estos cursos se verá jamás en tales situaciones, menos todavía con un arma larga en sus manos.

Sería más acertado entrenar a los policías convencionales destinados a labores de patrullaje, en la búsqueda, por binomios o por equipos de hasta cuatro hombres, de sospechosos que se encuentren cometiendo delitos comunes en lugares cerrados. Todos los patrulleros han tenido que entrar alguna vez en establecimientos, viviendas o naves industriales que, a altas horas de la madrugada, habían sido violentadas con ánimo de robar. Esto resulta muy habitual, pero entraña un enorme riesgo. Esto sí que debe ser entrenado con seriedad. Estas tareas pasan por el empleo de las herramientas de uso diario, o sea arma corta, defensa y linterna. Estos casos tan frecuentes pueden darse la vuelta y convertirse en situaciones extremadamente complicadas, pero será en ese momento cuando todo profesional debe conocer sus límites a todos los niveles.

En esto de la formación y el adiestramiento es habitual ver publicidad de cursos de alta protección ejecutiva. No sé si todos serán como los que conozco por directa y cercana referencia, espero que no. Los que refiero son impartidos por personas que jamás han trabajado de escolta. Sí, ¡jamás! ¿Verdad que parece increíble? Pues es cierto. Eso sí, suelen contar con diplomas por doquier, muchas veces con siglas en alfabetos extraños e ininteligibles, pero sumando nula experiencia profesional en esta rama de la seguridad. Para colmo, los cursos se alejan nuevamente de la realidad. Se hacen prácticas de protección de personas con equipos de cinco e incluso más agentes. Y la realidad es que todos los cursillistas trabajarán solos o con otro escolta como máximo, en el mejor de los casos. Por tanto, practican técnicas de nula aplicación en sus vidas profesionales (policías locales y escoltas privados, mayoritariamente). Por otra parte los propios instructores a los que hago referencia y que conozco personalmente, solamente han visto esas técnicas en vídeos o cursos, pero nunca las han puesto en práctica en la vida real. ¿Fantasmas? No, que va, gente lista. Vende humos que se lo montan muy bien. Gente, en el fondo, muy inteligente que se arrima a quien tiene autoridad y recursos para prestarle apoyo institucional.

Cuesta trabajo entender que alguien que no sabe desmontar correctamente su arma de dotación y que no conoce cuántos seguros tiene, ni cómo funcionan, sea capaz de gastar dinero en algo que no va a utilizar jamás. ¿Será que hay gente que busca nada más que el diploma y la experiencia de hacer cosas divertidas, de las que hablar después con los amigos? Parque temático, que digo yo. ¿Será que algunos instructores solamente ven negocio? ¿Están realmente formados todos los que imparten cursos de este tipo? Calidad o espectacularidad, ¿qué se busca? ¿Se podría exigir algo de ética en todo esto?


Publicado en el periódico ARMAS del mes de junio de 2010

Comentarios

  1. ENORABUENA
    TOTALMENTE ACUERDO CON USTED.
    Tengo un compi en una de las tiradas trimestral le salio los tiros muy mal, y no se le ocurrio que hechar la culpa a PESO DEL ARMA... su argumento fue que como se habia adelgazado su arma asignada un SPS Compac pesa demasiado para él... mmmmm esto como se come????? tierra tragame... ah y este "compi" va a un moton de cursos de tiros...

    La verdad - DISPARA DE CULO -

    UN SALUDO A TODOS

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  2. jajajaj, interesante comentario amigo ERIZO. Yo he oído cosas similares muchas veces. Ásí es el ser humano en general y el españolito en particular..la culpa nunca es mía...

    Un tipo repugnante que conocí hace años, en un ejercicio de tiro como escolta, decía que el nefasto resultado de sus disparos se debió a que tenía en su muñeca un reloj muy pesado...que si se lo hubiera quitado...los hubiera clavado...

    Por Dios. El repugnante sujeto ese no entrenaba jamás, pero presumía de ser Wild Bill Hickok. No ha vuelto a tirar en su vida, pues dejó de trabajar como escolta y pasó a VS sin arma y sin licencia...pero hoy, tras estudiar un temario, y no disparar un arma para entrenar...ESTÁ HABILITADO COMO INSTRUCTOR DE TIRO DE SEGURIDAD PRIVADA...

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  3. Hola compañeros, creo que a todos nos ha tocado sufrir esos instructores sacados de "segundamano.com", me acuerdo de un tipejo que se parecía a Torrente que nos dijo que si por él fura, la Junta de Andalucía nunca hubiera puesto como reglamentaria la pistola de 9 Pb, porque como el astra .38 spl que llevaba de 2" no había otro invento y que la munición que portaba era la mejor que se había fabricado hasta el momento porque en 7 años no había tenido que cambiarla y aún disparaba estupendamente!! (Por cierto que no me explico cómo sabía que aún disparaba tan bién si no había tenido que cambiarla). Saludos y tengan cuidado ahí fuera.

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  4. Lo de Andalucía es delictivo. Si la gente supiera la formación que se imparte en tiro a los agentes de la ESPA de Los Barrios, no se lo creería. De todos modos, ese es el mal de todas las escuelas andaluzas concertadas con Sevilla.

    Gracias por tu comentario J.Jesús

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  5. Y ahora la pregunta del millón. Como superexperto en la materia que te considero, ¿que cursos de tiro con arma corta, para un patrullero son recomendables hoy en día en España?, como bien has explicado hay muchísimo pirata y estafador, por eso pido que te mojes. Muchas gracias por adelantado:-

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  6. Hola Munifex: te agradezco la catalogación de superexperto, pero eres excesivamente generoso conmigo, jajajaj. Solo soy un Policía convencido y comprometido con su trabajo (detener malos y ayudar a los buenos, a veces también a los malos) y además de eso, un apasionado el tema que tratamos en este blog. De verdad, no soy un superexperto pero quizás sí un superapasionado.

    Me voy a mojar. En España hay cursos buenos o muy buenos para formar a un agente patrullero en el manejo y uso del arma corta. Lo que ocurre es que la gente, demasiadas veces –ya se refiere en el artículo- olvida que es un patrullero y se cree que es un agente del SAS, GEO, UEI o un mercenario. Con esto digo que algunos quieren cursos donde los pongan a correr, donde les den patadas, donde los pongan a flexionar y donde, tras todo eso, le exijan meter 12 impactos en la cabeza de una silueta…

    Lo triste es que casi ninguno consigue lo exigido por el instruir, y aún consiguiéndolo…es muy probable que el tirador no sepa resolver, con eficacia, interrupciones en su pistola; o no sepa que su arma dispara 9mmP ó 9x19mm ó 9mm Luger. Eso sí, seguro que sale contento del curso sudado.

    Hacer eso es bueno, estoy seguro, ojalá yo pudiera correr y saltar como antes, pero me gusta más tener los pies en la tierra. Todos podemos vernos en situaciones casi imposibles de imaginar ni las peores pesadillas, pero es más probable que se nos den otras situaciones más cercanas en las que casi siempre estemos solos o como máximo con otro compañero. Pero nada, la gente se empeña en hacer rappel con un pasamontañas y con un subfusil o fusil de asalto (de juguete por cierto).

    Cuando no hay tanto de lo que digo arriba, y se centran más en el arma corta y en ejercicios con ella, se abusa de la idílica idea deportiva del tiro. Muchos prefieren los cursos de tiro policial con escenarios deportivos más que reales, donde, quienes solo trabajan con dos cargadores y con la pistola “x”, ese día del curso llevan 5 cargadores y otra pistola distinta a la que usan para trabajar.

    Pero bueno, me he ido por las ramas y casi me plagio el artículo. Mira, como miembro de la AEITP, como debes suponer, recomiendo sus cursos de tiro con arma corta. Los de Suárez Internacional (la cara de esta firma es, para Europa, Cecilio Andrade) también son buenos y comparten, en un tanto por ciento muy alto, ideas y filosofía con los de la AEITP. Además de los cursos o jornadas que organiza la AEITP, algunos de sus instructores, como es mi caso, proporcionamos también formación personalizada y sin, en principio, la dirección directa de la Asociación. Hay otros profesionales del ramo que, sin que yo haya entrenado con ellos, estoy seguro que proporcionan una formación de calidad tan alta como cualquiera de las organizaciones antes referidas, es el caso de Juan Carlos Jaime y Paco Herrero.

    Además de esto, hay otras empresas que pueden ser muy adecuadas, y de hecho tienen “nombre” pero no todo lo que veo en ellos me gusta. En muchos casos, los formadores de esas firmas, incluso con cierto nombre, no son profesionales de las FYCS, ni de las FAS, aún así se aventuran a decir lo que hay que hacer en tal o cual situación, cuando ellos jamás se han visto en esa situación, ni se verán ni tampoco se la pueden imaginar; como mucho se las podrán contar. Ni yo mismo, que he podido vivir situaciones delicadas, me atrevo a decir lo que hay que hacer, si acaso…lo que yo haría. Pero voy a más, y esto siempre lo recalco y puntualizo, digo lo que yo haría…si me diera tiempo, si supiera hacerlo en ese instante…y sobre todo…si sigo vivo…

    En fin, creo que he divagado más de la cuenta. Si quieres más concreción…pídela.

    Ernesto.

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  7. Hola Munifex: te agradezco la catalogación de superexperto, pero eres excesivamente generoso conmigo, jajajaj. Solo soy un Policía convencido y comprometido con su trabajo (detener malos y ayudar a los buenos, a veces también a los malos) y además de eso, un apasionado el tema que tratamos en este blog. De verdad, no soy un superexperto pero quizás sí un superapasionado.

    Me voy a mojar. En España hay cursos buenos o muy buenos para formar a un agente patrullero en el manejo y uso del arma corta. Lo que ocurre es que la gente, demasiadas veces –ya se refiere en el artículo- olvida que es un patrullero y se cree que es un agente del SAS, GEO, UEI o un mercenario. Con esto digo que algunos quieren cursos donde los pongan a correr, donde les den patadas, donde los pongan a flexionar y donde, tras todo eso, le exijan meter 12 impactos en la cabeza de una silueta…

    Lo triste es que casi ninguno consigue lo exigido por el instruir, y aún consiguiéndolo…es muy probable que el tirador no sepa resolver, con eficacia, interrupciones en su pistola; o no sepa que su arma dispara 9mmP ó 9x19mm ó 9mm Luger. Eso sí, seguro que sale contento del curso sudado.

    Hacer eso es bueno, estoy seguro, ojalá yo pudiera correr y saltar como antes, pero me gusta más tener los pies en la tierra. Todos podemos vernos en situaciones casi imposibles de imaginar ni las peores pesadillas, pero es más probable que se nos den otras situaciones más cercanas en las que casi siempre estemos solos o como máximo con otro compañero. Pero nada, la gente se empeña en hacer rappel con un pasamontañas y con un subfusil o fusil de asalto (de juguete por cierto).

    Cuando no hay tanto de lo que digo arriba, y se centran más en el arma corta y en ejercicios con ella, se abusa de la idílica idea deportiva del tiro. Muchos prefieren los cursos de tiro policial con escenarios deportivos más que reales, donde, quienes solo trabajan con dos cargadores y con la pistola “x”, ese día del curso llevan 5 cargadores y otra pistola distinta a la que usan para trabajar.

    Pero bueno, me he ido por las ramas y casi me plagio el artículo. Mira, como miembro de la AEITP, como debes suponer, recomiendo sus cursos de tiro con arma corta. Los de Suárez Internacional (la cara de esta firma es, para Europa, Cecilio Andrade) también son buenos y comparten, en un tanto por ciento muy alto, ideas y filosofía con los de la AEITP. Además de los cursos o jornadas que organiza la AEITP, algunos de sus instructores, como es mi caso, proporcionamos también formación personalizada y sin, en principio, la dirección directa de la Asociación. Hay otros profesionales del ramo que, sin que yo haya entrenado con ellos, estoy seguro que proporcionan una formación de calidad tan alta como cualquiera de las organizaciones antes referidas, es el caso de Juan Carlos Jaime y Paco Herrero.

    Además de esto, hay otras empresas que pueden ser muy adecuadas, y de hecho tienen “nombre” pero no todo lo que veo en ellos me gusta. En muchos casos, los formadores de esas firmas, incluso con cierto nombre, no son profesionales de las FYCS, ni de las FAS, aún así se aventuran a decir lo que hay que hacer en tal o cual situación, cuando ellos jamás se han visto en esa situación, ni se verán ni tampoco se la pueden imaginar; como mucho se las podrán contar. Ni yo mismo, que he podido vivir situaciones delicadas, me atrevo a decir lo que hay que hacer, si acaso…lo que yo haría. Pero voy a más, y esto siempre lo recalco y puntualizo, digo lo que yo haría…si me diera tiempo, si supiera hacerlo en ese instante…y sobre todo…si sigo vivo…

    En fin, creo que he divagado más de la cuenta. Si quieres más concreción…pídela.

    Ernesto.

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  8. Para Munifex: en respuesta más concreta, te garantizo que este link que te dejo, te llevará a un curso con éxito asegurado para el alumno: http://www.armas.es/foros/armas-de-las-fas-fycs-y-seguridad-privada/curso-de-arma-corta-de-la-aeitp-en-zaragoza-t901783.html

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  9. opiniones hay tantas como personas, pero me parece muy arbitrario juzgar la calidad de un instructor en base al palique técnico que posea. estoy harto de ver gente que tiene unos conocimientos de balística y cartuchería impresionantes, y que se empeñan en entrenar cosas que su sistema nervioso simpático no les va a dejar realizar, simplemente porque bajo estrés son fisiológicamente imposibles. la mayoría de estos grandes instructores profesionales de la seguridad publica no han vivido nunca una situación de fuego real, y el día que por desgracia se encuentren en ella, van a reaccionar como el churrero de la esquina.

    Fdo. uno que ha sobrevivido a un tiroteo a corta distancia y que hizo algo muy diferente a lo que los gurus predican.

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    1. Te respondí más abajo. Espero lo leas. Finalmente, si lees algo más en este blog,verás que tú no dices nada diferente a lo que yo llevo años diciendo. Tú dices lo mismo que yo. No sé si veas algo diferente en este texto, pero de ser así... sería un error de interpretación, pues postulo aquello que has comentado.

      Gracias.

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  10. Estimado anónimo, tienes razón: hay profesores que saben mucho de algo que nunca han puesto en práctica, en cierto modo ahí es donde va mi crítica. Existen más perfiles, además de los que yo uso y “analizo/critico”. Aún dándote la razón, que de verdad que la tienes, los perfiles más extendidos, hasta donde llega mi experiencia y conocimientos, son los que yo trato en este texto.

    Me alegra saber que eres un superviviente. Os felicito a ti y a tu familia. La gente no sabe lo mal que lo pasa quienes esperan en casa. Deseo que estés emocionalmente recuperado del trance y que tus mandos, compañeros y políticos reconocieran la proeza que protagonizaste al poder “regresar”…

    Con eso que me dices: hacer, para sobrevivir, cosas distintas a las que tus instructores te enseñaron, nos das la razón a muchos instructores que tratamos de que cambie la formación, le mentalidad y los conceptos.

    Me encantaría conocer, solo por inquietud profesional, cual fue tu situación de “vida o muerte”, yo he pasado por ello también.

    Un abrazo, y gracias por aportar tu visión realista de un asunto desconocido y visto siempre como lejano…

    Ernesto Veritas Vincit

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  11. Buen artículo Ernesto, y aunque veo que es del 2010 es de plena y total actualidad porque esos “males” son endémicos en nuestro gremio.

    Pero abundando en lo que dices, pero extendiéndome en los derroteros, la gente no pocas veces malgasta el dinero en una formación a la que no le sacarán todo el partido posible. Me explico: está muy bien asistir a cursos y formaciones propias de la tarea que vamos a desarrollar, pero, ¿cuántos agentes practican –en seco – a diario con el equipo que portan en sus trabajos? ¡Eso es esencial! Un cierto número de desenfundes al día, cambios de cargador, practicar algunas interrupciones teniendo como digo un absoluto conocimiento del funcionamiento de todo su material, de su ubicación en el cinturón y de la manera más rápida de utilizarlo. Y podría seguir ¿cuántos hacen –en seco también, no hace falta dejarse la pasta de nuestros exiguos sueldos en mega-cursos donde nos disfrazan de Swat’s de pueblo – por ejemplo prácticas de desenfunde con la mano débil? O tiro en seco (tan fundamental) sin tener que irnos a técnicas demasiado elaboradas. Pero no. Aquí en España no gusta mucho eso de: “he estado en un curso que lo imparten unos israelíes, o unos antiguos GEO, UEI, GOES o COE…” Cuando desde casa y con un poco de voluntad y dedicación podemos mejorar muy mucho nuestras habilidades técnicas; así, como poco, iríamos un poco más preparados a esos cursillos –que no son malos de por sí– y aprovecharíamos más sus enseñanzas.

    Y también de paso daríamos un poco de cerita a algún instructor de los que dice: “haz lo que yo digo no lo que yo hago, o, sobre todo, como (de mal) yo lo hago”

    Saludos Ernesto

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    1. Gracias por el comentario, Sancho. Firmo lo que aportas.

      Un saludo.
      Ernesto

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