ESTUDIO REALIZADO POR EL FBI: ENCUENTROS ARMADOS EN LA ERA 2000

Por, Ernesto Pérez Vera


Quienes habitualmente siguen mis comentarios, ideas, reflexiones y experiencias plasmadas en artículos sabéis lo mucho que enfatizo en todo lo que rodea al encuentro armado y su dinámica. Tanto es así que tengo títulos totalmente dedicados a este asunto y cuando el título es otro, y el artículo va por otros derroteros, siempre acabo buscando un resquicio para recalcar y puntualizar aspectos clave en los enfrentamientos a tiro limpio. A este paso, acabaré escribiendo un libro...

Una vez más aparezco con el mismo tema; y es que por más que me repita como los pepinos, en esta materia siempre será poco lo mucho que digamos. Pretendo que la gente reflexione tras la lectura de estas letras y que además lo haga con total sinceridad y honestidad. Seguro que ello ayudará a ver las cosas de un modo más realista y alejado de lo que hasta el momento ha coronado este campo.

En el transcurso de la celebración de un congreso anual de la International Association of Chiefs of Police (IACP, Asociación Internacional de Jefes de Policía), el FBI norteamericano, agencia federal de seguridad que depende del Departamento de Justicia, expuso los resultados obtenidos tras un estudio elaborado durante cinco años sobre enfrentamientos armados. Para ello, los agentes encargados del trabajo analizaron las pruebas y evidencias de 40 casos producidos en lo que va de década. Lo protagonizan personas que, con armas de fuego, atentaron contra funcionarios policiales. También fueron encuestados 50 policías involucrados en situaciones que precisaron hacer uso de las armas de fuego.

Las conclusiones obtenidas en absoluto resultan nuevas para quienes estamos comprometidos con este tema. Muchos de los datos concluyentes del estudio ya han sido expuestos y estudiados en numerosos artículos al respecto, algunos de lo cuales están publicados con la firma de un servidor de ustedes.


Una de las cuestiones más destacadas que quedaron de manifiesto, es que los delincuentes que atacaron a los agentes tenían experiencia previa de lucha en la calle, no siendo así en el caso de los funcionarios. Algunos de los entrevistados en prisión, mientras cumplían condena, admitieron que contaban con experiencia previa en enfrentamientos con armas. Bastantes de ellos pertenecían a bandas callejeras. El 25% había participado en más de 5 tiroteos. Algunos no ocultaron que solían entrenar con armas de fuego, llegando a manifestar textualmente algún recluso que “no tienes que dudar en disparar ni un momento. ¡Si dudas, estás muerto! O tienes el instinto o no lo tienes, y si no lo tienes tendrás problemas en la calle”. Así funciona la mente de muchos delincuentes. La nuestra debería de funcionar del mismo modo, solo que posicionada del lado de la ley.

La mayoría usó armas cortas de fuego en sus agresiones contra los policías. En el 99% de los casos las armas fueron obtenidas de modo ilícito en el mercado negro. El 40% llevaba consigo hasta 2 armas. Casi todos admitieron entrenar con cierta frecuencia el manejo de armas y el tiro, aduciendo uno de ellos que “si los policías entrenar con frecuencia, nosotros debemos hacerlo también”. El preso que precisamente vertió tal manifestación estaba condenado por disparar 12 veces a un agente, impactándolo solamente en 3 ocasiones. Por el contrario, el funcionario que recibió los 3 impactos disparó contra su agresor 7 veces, sin que ningún proyectil tocara al ahora criminal encarcelado. ¡Tomen nota, amigos lectores!

El estudio desveló que los malos impactaron el 70% de sus disparos, mientras que los agentes no superaron el 40% de aciertos sobre sus antagonistas. El 90% de los delincuentes estudiados abrieron fuego contra los policías antes de que estos se percataran de la amenaza, motivo por el cual muchos de ellos respondieron una vez que ya estaban heridos. Otros nunca pudieron replicar.

En el 70% de los encuentros, los delincuentes usaron técnicas de tiro puramente instintivas sin alineamiento de miras. Uno de los entrevistados dijo al respecto: “No consideramos el aspecto de la precisión. Simplemente disparamos en tu dirección, sin importarnos si te damos en la cabeza, el pecho o en las piernas. Cuando te dé y te caigas al suelo, entonces decidiré si quiero ejecutarte. Para entonces sí podría considerar hacer un disparo más preciso”. Toma ya, ahí lo llevas.


A los agentes del FBI que trataron y analizaron la información obtenida en el estudio, no les cabe duda alguna de que los delincuentes del siglo XXI son más “ligeros” a la hora de usar las armas contra los policías. Esto último quedó recalcado en varias ocasiones durante las entrevistas.

Dato muy preocupante: más del 60% de los agentes encuestados (50 policías fueron objeto del estudio), incluso teniendo razones legales para usar sus armas y disparar, no lo hicieron. Estos policías optaron por medidas menos lesivas y de menor eficacia, pues las razones para abrir fuego eran claramente objetivas, estando a todas luces justificada la respuesta armada. Esto ocurrió, como ellos mismos admitieron, por miedo a las repercusiones de sus disparos. A tal pensamiento llegaron por dejarse llevar por mitos y leyendas urbanas, pero sobre todo por saberse impreparados en el empleo del arma. Amigos y compañeros españoles, les recuerdo que los datos proceden de los Estados Unidos, así que no crean todo lo que ven en las películas.  Los policías de allí no tienen ganas de disparar a nadie, ellos también responden ante la Justicia. En USA tampoco resulta baladí herir o matar desde detrás de una placa, sin justificación legal-racional. Cuando hay que hacerlo, se hace, como aquí.

Como algunos ya saben, el Departamento de Justicia de Norteamérica (equivalente al Ministerio de Justicia español), del que depende directamente el FBI, analiza los enfrentamientos armados en los que se producen fallecimientos de agentes de la ley. Seguidamente expongo datos relativos al estudio elaborado respecto a los 57 policías asesinados, en acto de servicio, durante 2007.


La edad media de los policías fallecidos en 2007 fue de 37 años, alcanzando la inmensa mayoría 2 lustros de antigüedad en sus respectivas organizaciones policiales. El 50% recibió el ataque desde una distancia no superior a los 2 metros. Del total de 57 asesinados, solamente 16 intentaron usar sus armas, aunque tan solo 11 consiguieron hacerlo (fallecieron los 11). Significar que de los 57 finados, más de la mitad, exactamente 36, portaba chaleco de protección balística. Muchos de ellos, lamentablemente, recibieron impactos en la cabeza, mientras que otros fueron alcanzados en la zona alta del torso, normalmente no protegida.

Durante la práctica de detenciones fueron asesinados 16, y otros 16 más en emboscadas. Mientras realizaban tareas propias de tráfico y circulación, esto es denunciando o identificando a infractores viales, fueron 11 los policías abatidos. Verificando llamadas ciudadanas de alteraciones del orden, 5 agentes recibieron ataques mortales. Efectuando pesquisas indagatorias en el curso de investigaciones, 4 fueron letalmente agredidos. Y por último, 3 sucumbieron realizando entradas y registros en lugares cerrados.

En cuanto al tipo de servicio encomendado en el momento de los mortales atentados, 40 agentes se hallaban en funciones de radio-patrulla y 11 infiltrados en organizaciones delictivas. En actuaciones francas de servicio, 6 resultaron asesinados cuando decidieron, por obligación legal, ética y moral, intervenir al detectar la comisión de acciones delictivas que requirieron de su inmediata participación.

Respecto al tipo de armas empleadas por los asaltantes, 38 policías fueron objetivo de armas cortas de fuego (pistolas o revólveres), 8 de armas largas rayadas (rifles de caza o fusiles de asalto) y otros 8 de armas largas de ánima lisa (escopetas). Dos (2) fallecieron por el fuego de sus propias pistolas, previamente arrebatadas por los criminales. Otros fueron asesinados por armas blancas, contundentes o incluso arrollados deliberadamente por vehículos a motor (un automóvil pesa 1.400 kilogramos de media y una bala de 9mm Luger/Parabellum está en 8 gramos, de promedio).

En lo concerniente a calibres empleados existe una gran variedad. Muy reveladoras resultan las informaciones que el estudio arroja a este respecto. Saquen sus propias conclusiones:

Calibre .22 Long Rifle: 3 agentes asesinados
Calibre .22 Magnum: 1 agente asesinado
Calibre 6,35 mm (.25 ACP): 4 agentes asesinados
Calibre 7,65 mm (.32 Auto): 2 agentes asesinados
Calibre .357 Magnum: 1 agente asesinado
Calibre .38 Especial: 5 agentes asesinados
Calibre 9 mm Corto (.380 ACP): 2 agentes asesinados
Calibre .45 ACP: 5 agentes asesinados
Calibre 9 mm Parabellum/Luger: 10 agentes asesinados
Calibre .40 S&W: 2 agentes asesinados
Calibre 7,62x51mm (.308 Win): 1 agente asesinado (arma larga)
Calibre 7,62x39 mm: 2 agentes asesinados (arma larga)
Calibre 5,56x45 mm (.223 Rem): 2 agentes asesinados (arma larga)
Calibre .30-06: 3 agentes asesinados (arma larga)
Calibre 12: 7 agentes asesinados (arma larga de ánima lisa)
Calibre 20: 1 agente asesinado (arma larga de ánima lisa)

Merece la pena destacar que el calibre más empleado con arma corta fue el universal y sempiterno 9mm Parabellum. No resulta nada extraño, toda vez que al ser el más extendido mundialmente para pistola y subfusil (la propia Nato/Otan lo emplea) es de suponer que muchas armas recamaradas para él abundan en manos de delincuentes. En nuestro país es el más empleado por la banda de perros terroristas etarras, pero no es el único porque también usan, por ejemplo, el .22 LR, amén de otros.


Es importante subrayar que siendo los calibres .22 LR y 6,35 mm (.25 ACP) de potencia marginal, o sea muy por debajo de lo que se pretende de un cartucho de defensa, han logrado arrebatarle la vida de 7 policías. Quizá este extremo venga a reafirmar la teoría que yo mismo defiendo: lo realmente importante en un encuentro armado es la colocación de los proyectiles, en zonas concretas del cuerpo del adversario. Como siempre he sostenido, ante un agresor que avanza hacia mí con la intención de matarme, katana en mano, ¿dónde creen que preferiría impactarle, en un hombro con el potente .357 Magnum, o en el entrecejo con el débil .22 LR? Yo lo tengo claro, ¿y ustedes?

Al hablar de distancia de enfrentamiento las cosas son como en todos los países civilizados: rangos muy cortos. En párrafos anteriores hemos visto que la mayor parte de los tiroteos se produjeron a no más de 2 metros.

Veintisiete (27) agentes perdieron la vida en distancias que iban de entre 0 a 1,6 metros. Otros 10 funcionarios acabaron sus días ante ataques producidos a entre 2 y 3 metros. A entre 3 y 6 metros cayeron 6 policías. Cinco (5) compañeros murieron a entre 6 y 15 metros. A más de 15 metros solamente 4 fueron abatidos. En 3 incidentes no se obtuvieron datos claros y suficientemente objetivos como para determinar la distancia ofensiva.


Ya se expuso al inicio del artículo: muchas de las conclusiones que este estudio del FBI ha dejado de manifiesto se han leído, antes, en trabajos de otros instructores comprometidos con esta especialidad profesional. Realmente, nada es novedoso.

Para acabar, hay que decir que ese mismo año otros 83 agentes norteamericanos fallecieron en accidentes durante el cumplimiento del deber. Cuarentainueve (49) perecieron, en accidentes de tráfico, dentro de sus coches oficiales. Otros 6 murieron cuando circulaban en motocicletas corporativas y 3 en accidentes aéreos. Doce (12) fueron atropellados por vehículos, bien cuando estaban regulando el tráfico o bien al identificar, en la calzada, a los ocupantes de vehículos infractores. Uno (1) de los agentes estaba fuera de servicio ayudando a un automovilista siniestrado. Otros 6 fallecieron en accidentes eléctricos o pirotécnicos. Dos (2) perdieron la vida ahogados y otro (1) murió como consecuencia de las lesiones producidas tras una caída.

La edad media de los policías fallecidos en accidentes es muy similar a la de los dolosamente extinguidos: 37 años de edad y 9 de antigüedad en la profesión. Merece la pena destacar que de los 83 fallecidos en accidente, 4 fueron alcanzados por disparos producidos por armas de fuego, bien como consecuencia de descargas involuntarias, bien por el fuego amigo cruzado en el curso de enfrentamientos.

Como dice mi amigo Ender, parafraseando al sargento Phil de la teleserie Canción Triste de Hill Street, ¡cuídense ahí fuera!

Comentarios

  1. Tras leer este interersante artículo, no he podido por menos que tomarme la libertad de colgarlo en el foro policia, pues considero que su contenido es de máximo interés entre los profesionales de la seguridad.
    Enhorabuena por tu blog y por tu labor divulgativa.

    Marlow

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  2. Hola Marlow, antes de nada, GRACIAS POR TU SEGUIMIENTO.

    Te ruego me mandes enlace con el hilo que abrirás en ese foro.

    Si quieres, contacta conmigo. En mi perfil está mi dirección email. Te podría mandar el texto en PDF.

    Un saludo.

    Veritas Vincit.

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  3. Aunque con retraso, ahí te mando el enlace en foropolicia.es en el que he abierto un hilo con tu artículo:
    http://www.foropolicia.es/foros/viewtopic.php?f=128&t=54511

    Un saludo.

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  4. Saludos:

    Es muy cierto, la gran mayoría de los policías lo piensan dos veces antes de disparar por las consecuencias legales y administrativas, en contraste con los delincuentes que en un abrir y cerrar de ojos vacían el magazine.

    Policía Municipal Carolina, PR.

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  5. Hola Rafael.

    Gracias por leerme y por dejar un comentario.

    Ernesto Veritas Vincit.

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  6. "El 25% de los encuestados, tenía experiencia en más de 5 tiroteos."

    ¿Cómo es posible que siguisen vivos?

    Gran artículo, como no podría ser de otro modo, Ernesto.

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  7. Gracias por seguir leyéndome Nono. Te responderé en un email

    Ernesto.

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  8. Oye sabes que hay estadísticas en España de este tipo? Jopeta podías ponerlas que simpre serán más acordes con nuestra idiosincrasia.

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  9. Estimado señor anónimo. Debo pedirle disculpas por la tardanza en responder, pero hasta hoy no me he dado cuenta de que tenía su comentario en el blog.

    Verá, lo que repropone es muy interesante. Eso de que yo haga público, en mi blog, los datos estadísticos sobre enfrentamientos armados en España, sería estupendo, pero no tengo esos datos, y dudo mucho que nadie pueda tenerlos. En España no se cuantifican, estadísticamente, los enfrentamientos armados.

    Sería muy deseable y positivo, que algún órgano del Ministerio de Interior o del Ministerio de Justicia contabilizara y estudiara todos los encuentros armados, en los que agentes de todos los cuerpos policiales intervinieran. De esos análisis, tanto si hay agentes o asaltantes muertos, como si solo son heridos, se podrían obtener datos muy importantes, pero seguro que una vez se llegue a las conclusiones, veríamos un gran paralelismo con los datos de EEUU.

    En los datos que el FBI ofrece, la diferencia más importante con España o con cualquier otro país de Europa es que allí, en USA, son más frecuentes los enfrentamientos; en USA existe un mayor volumen de tiroteos. Pero al final, tanto en USA, como en España, como en Francia, por ejemplo, las circunstancias que rodean un enfrentamiento son las mismas: identificaciones de personas (peatones), identificación de conductores y demás ocupantes de vehículos, cacheos, etc. Por tanto, los datos relativos a distancias de ataque/defensa, datos posiblemente más importante, son iguales aquí y allí. Quédese, de esos datos, con los que son, por lógica, “paralelos” a ambos situaciones geográficas.

    Un agente de policía norteamericano y uno español, sea cual sea su nivel de destreza y arma, se va a tratar de defender del mismo modo cuando es atacado con letales intenciones. Allí, en EEUU, no todos son como en las películas, también los hay poco cualificados, como aquí, donde tenemos de todo también. Tanto los americanos como el españoles, son seres humanos, por ello ante el enfrentamiento, tendrá miedo y su cuerpo y mente reaccionaran igual: en unos casos bien y en otros mal, pero nada tendrá que ver el idioma o pasaporte del agente.

    No me consta que el CNP y la GC tengan datos, obtenidos del estudio pormenorizado, sobre los encuentros armados de agentes de cada cuerpo. Según parece, a nivel interno, la GC posee datos relativos a accidentes con armas de fuego en el seno de la institución, y como dice un amigo mío: mejor que sigan siendo datos NO públicos.

    Creo que en Madrid, la Policía Local, durante un tiempo, estuvo computando y analizando incidentes relacionados con el desarme de agentes, de ese Cuerpo, durante el servicio, así como incidencias de desarme involuntario -pérdida del arma- durante forcejeos, carreras, etc. En cualquier caso, no poseo tampoco esos datos.

    Gracias por leer artículos en este blog.

    Un saludo.

    Veritas Vincit.

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  10. Todo el mundo opina sobre la cancelación del Challenge 5.11, pero tendríamos que tener en cuenta que la legislación esta para seguirla, y los organizadores,(Andreu Soler y demás) si tenían todo en regla, no creo que anularan el evento, Verdad?. Hay que ser un poco profesional, a la hora de opinar.
    Grácias.

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  11. Estimado amigo anónimo:

    Te agradezco el libre comentario que has realizado, pero de verdad, no sé a que viene. Ni en este blog, ni en ningún sitio, he comentado nada al respecto, tampoco otros lo han hecho en mi blog. Desconozco el motivo que te mueve a decir eso.

    Aún así, estoy de tu parte. Todos, y digo todos, están y estamos obligados a cumplir con el ordenamiento jurídico, en este caso con el Reglamento de Armas. Pero digo yo: ¿estás seguro de que se cumplió, en el 5.11 CE, con lo establecido en el R. de Armas? Yo no estoy seguro, y dentro de poco sabrás mi opinión.

    Te insto a seguir leyendo y comentando libremente en este sitio. Un saludo cordial.

    Ernesto.

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  12. Excelente articulo Ernesto, saludos desde Argentina y si me indicas donde enviartelo me gustaria compartir informacion( muy basica pero informacion al fin) de Argentina en cuanto a estadisticas, saludos! (Mario)

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    Respuestas
    1. Hola, Mario. Gracias por tu interés.

      Mira, mi dirección electrónica es epr05@hotmail.es

      Por cierto, desde Amazon o Agapea Libro Urgentes podrás conseguir mi último libro. Está teniendo tal éxito en las ventas que en una semana se ha agotado y están reimprimiendo en ANAYA más ejemplares. Su título es "En la línea de fuego: la realidad de los enfrentamientos armados".

      Un abrazo.

      Ernesto

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  13. Muy interesante. Justo hoy hablaba con un compañero de que el llevar cartucho en recámara y sin seguro puede marcar la diferencia al ser situaciones tan imprevistas y de tan corta duración dónde unas décimas de segundo son la diferencia entre vida y muerte

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