El tiroteo de North Hollywood y el Solitario: armas de guerra en las calles
Por, Pedro Pablo Domínguez Prieto
Para los
miembros de fuerzas y cuerpos de seguridad (FYCS) es evidente, como también para muchos que no lo somos pero
seguimos de cerca las noticias al respecto, que en los últimos años los
delincuentes disponen de armas cada vez más potentes y sofisticadas, y que en
muchas ocasiones estas son mejores que las de los policías que deben hacerles
frente. Esto, en realidad, casi siempre ha sido así.
También es
fácil de imaginar, por cualquier aficionado al tema, que la diferencia entre
estas armas (más propias de militares, o grupos armados, que de delincuentes
comunes) y las tradicionales pistolas y revólveres usados por la seguridad
pública y privada, inclina definitivamente la balanza, llegado el caso, del
lado de los “malos”.
Hace unos
días, el 18 de diciembre, se incautaron en una barriada marginal de la capital
hispalense 3 subfusiles UZI y mini-UZI, que se ofrecían en el mercado negro
para ser utilizados en acciones delictivas. El 22 de julio de 2008, con motivo
de una operación contra el llamado clan de los Jodorovich, se intervinieron, en
Barcelona, fusiles de asalto AK-47, subfusiles Ingram y Scorpion con
silenciador, MP-40, escopetas, etc. En Granada, a clanes dedicados al tráfico
de drogas, se han incautado fusiles de asalto CETME modelo L, e incluso
granadas de mano.
¿Qué ocurre
cuando estas armas son utilizadas en una acción real? Las consecuencias pueden
ser trágicas para los que deben sufrir sus efectos, como de hecho sucedió en
los dos casos que hoy estudiaremos. El primero de ellos de ambientación
norteamericana (y por tanto más “lejano”). El segundo, lamentablemente, mucho
más próximo, como se verá.
Hay
ocasiones en las que una intervención policial puede ir mal, otras peor que
mal…y hay otros días en los que un agente con años de entrenamiento y
experiencia a sus espaldas, dotado con el mejor equipo, preparado psicológica y
técnicamente para hacer frente a cualquier amenaza que se cierna sobre aquellos
a los que ha de “proteger y servir”, se encuentra cara a cara con dos demonios de
apariencia humana.
Ve cómo todo
lo que le han enseñado es inútil, y cómo la sangre de sus compañeros, y la suya
propia, se derrama por las calles mientras reza para que se aplaque la ira de
sus adversarios.
Sin duda ese
policía había escuchado historias acerca de delincuentes a los que los
proyectiles parecían no hacerles ningún daño (http://tirodefensivocampodegibraltar.blogspot.com/2010/01/caso-steve-chaney-por-pedro-pablo.html),
o cuya agresividad o el armamento que blandían desbordaba la capacidad de los
agentes que habían acudido a detenerlos (http://tirodefensivocampodegibraltar.blogspot.com/2010/10/tactica-versus-equipo-el-tiroteo-de.html).
Pero nada de esto era comparable a lo que ocurrió la mañana del 28 de febrero
de 1997, cuando 2 ladrones de bancos, intoxicados de barbitúricos, con armas
automáticas cargadas con munición perforante, 36 kilos de Kevlar en sus ropas y
la decisión de morir matando, plantaron cara, durante una hora, a más de 200
miembros del Los Angeles Police Department (LAPD). Fue el conocido como tiroteo
de North Hollywood.
Antecedentes: LAPD
Ser
patrullero en Los Angeles a finales de los años 90 suponía pertenecer a la
tercera fuerza policial del país, un cuerpo armado con más de 10.000 agentes
(mayor que nuestra Ertzaintza), y que incluso poseía 3 aeronaves y 26
helicópteros (más que todo el servicio aéreo del Cuerpo Nacional de Policía).
Su área de influencia ascendía a 1.290 kilómetros cuadrados, con una población
de 3.800.000 personas (similar a la actual de Madrid). Hay que destacar que el
LAPD es lo que en España catalogaríamos como un cuerpo de Policía Local, y que
su sueldo anual ronda los 60.000 dólares (una cantidad nada despreciable
comparada con los sueldos españoles).
Se estima un
promedio de 1 o 2 agentes fallecidos anualmente en acto de servicio, la mitad
de ellos en incidentes con armas de fuego. Ello no obsta para que estos
policías dispongan de un arsenal impresionante, sobre todo con posterioridad a
la acción que nos ocupa.
En su
primera época, el armamento de servicio era similar al de otras unidades de
policía norteamericanas: revólveres Smith and Wesson .38 Combat Masterpiece, y escopetas
de corredera del calibre 12, de la marca Ithaca. Lo clásico. La diferencia,
respecto a sus coetáneos, era que estas armas fueron diseñadas y fabricadas exprofeso
para el LAPD, siguiendo sus requerimientos. Por ejemplo, el revólver disponía
de unas miras especiales para evitar que se engancharan en el equipo, además de
ser totalmente ajustables. Las escopetas eran una versión “militarizada” del
modelo 37 de caza, que de origen estaba diseñado para disparar cartuchos de
bala. Por ello traía de serie miras ajustables de rifle, en lugar del clásico
punto que poseen el resto de escopetas. Asimismo, este arma pesaba medio kilo
menos que sus competidoras Remington y Winchester, su cañón era 1 pulgada y
media más corto, poseía acabado mate (parkerizado) y la leva del seguro de
cierre era ambidextra. Sobre el papel, y en el campo de tiro, la Ithaca “LAPD
Special” era un arma formidable para uso policial.
En 1988,
como respuesta al número cada vez mayor de delincuentes peligrosos, y a que estos
comenzaban a emplear armas de mayor potencia, se autorizó la compra de pistolas
Beretta 92FS y Smith and Wesson 5906, ambas en calibre 9 mm Parabellum.
Tras el
intento de robo en el Banco de América en el distrito de North Hollywood, se
introdujeron las pistolas S&W 459, 5904, 5903, 659, 5906, 654, 4506, 4566,
4567, 5903 TSW, 5906 TSW, 4569 TSW y 4566 TSW, las Glock 34, 17, 19, 35, 22 y
23, y la Kimber Custom TLE II en el equipo Special Weapons And Tactics (SWAT).
Los calibres preferidos actualmente son: .40 S&W y .45 ACP.
Esto podría
ser una pesadilla para los armeros del cuerpo, pero aún tenemos que sumar las
armas largas: H&K MP-5, cerca de 600 rifles M-16 convertidos a fuego semiautomático
(cedidos por el Ejército USA), un número indeterminado de M4 calibre 5,56 mm, y
su nueva escopeta: la Benelli M4 Super
90.
Lo cierto es
que, 13 años después, ninguna de estas armas hubiera supuesto una gran
diferencia respecto a lo ocurrido en el tiroteo contra los 2 atracadores.
Es necesario
comentar que el Departamento de Policía de Los Angeles vivió un episodio oscuro
tan solo 5 años antes del acontecimiento objeto de este artículo. El 29 de abril
de 1992, 4 agentes fueron condenados por abuso de autoridad tras una
persecución “caliente”. El motorista de color Rodney King fue golpeado
numerosas veces tras su negativa a entregarse, incluyendo el haberse arrancado
los arpones de las pistolas eléctricas con las que habían intentado reducirlo.
Desde el punto de vista de la intervención, los patrulleros evitaron usar las
armas de fuego ante un sujeto peligroso y violento, pero el Juez no lo
consideró del mismo modo y los condenó por uso excesivo de la fuerza. A esta
condena siguieron 6 días de desórdenes callejeros con un saldo final de 53
personas muertas.
En 1997 serían
19 las personas heridas (no muertas, por pura suerte), precisamente por no
disponer de la fuerza “necesaria”.
Antecedentes II: delincuentes
de alto riesgo
Larry Eugene
Phillips Junior, que contaba con 27 años el día de autos, y Emil Decebal
Matasareanu, 4 años mayor, se conocieron en el gimnasio Gold´s de Venice (Los Angeles),
en 1989. Los dos eran aficionados al culturismo, por lo que forjaron una pronta
amistad. En aquella época, Phillips ya poseía armas de forma ilícita, para las
que importaba gran cantidad de munición. Sobre todo adquiría cartuchos del
calibre 7,62x39 mm con proyectil de núcleo de acero, lo que conocemos como
proyectiles perforantes, ya que atraviesan la mayoría de los blindajes comunes.
En España esta munición está prohibida por el Reglamento de Armas.
Tras asaltar
un furgón blindado en Colorado, en 1993, los dos criminales fueron detenidos al
norte de Los Angeles por una patrulla de carretera por exceder el límite de
velocidad. Phillips fue cacheado encontrándosele una pistola oculta. El
posterior registro del vehículo dejó a los agentes estupefactos: recuperaron 2
rifles semiautomáticos tipo AK, 2 pistolas, más de 1.600 cartuchos calibre
7,62x39 mm para los Kalashnikovs, 1.200 cartuchos para pistola, bombas de humo,
escáneres de radio, chalecos antibala y placas de matrícula falsas.
Fueron
condenados por actos preparatorios para cometer un robo. La condena fue de 100
días de prisión y 3 años en libertad vigilada. Sorprendentemente, la mayoría de
los materiales incautados se les devolvieron.
Los dos
delincuentes volvieron pronto a las andadas y robaron un furgón blindado el 14
de junio de 1995. En este asalto mataron a uno de los vigilantes de la escolta.
El año siguiente atracaron dos sucursales del Banco de América en San Fernando,
llevándose con ellos 1 millón y medio de dólares. La facilidad con que lo
hicieron, les llevó a planear otro ataque contra la sucursal de este mismo
banco en la intersección de Laurel Canyon Boulevard y la calle Archwood, en
North Hollywood.
Un golpe de 1 millón de dólares
El atraco en
North Hollywood se planeó durante meses, en el transcurso de los cuales
Phillips y Matasareanu vigilaron el banco para determinar los horarios de
recogida de los furgones blindados. El 28 de febrero deberían encontrar más de
750.000 dólares en la caja fuerte.
También
confeccionaron 2 chaquetones uniendo trozos de Kevlar que Phillips compraba en
el mercado negro, así como placas de protección adicional sobre las zonas que
protegerían los órganos vitales. Esta
idea de utilizar blindaje personal fue copiada por “El Solitario” (atracador
español) años después, como él mismo declaró. Cada prenda pesaba unos 18 kilos.
No menos
importante era el arsenal reunido: 2 rifles AIMS (tipo AK rumano) y un Norinco
Type 56-1 modificados para disparar en fuego automático, un H&K 91
semiautomático (muy parecido a nuestro CETME C, en calibre 7,62x51 mm), y un
Bushmaster XM15 E2S (un tipo M16 de cañón corto y culata plegable, en calibre
5,56x45 mm). Para alimentarlos llevaban en el vehículo 3.300 cartuchos en
cargadores rusos de tambor y Beta-C de 100 disparos. Phillips llevaba, además, una
Beretta 92FS en una funda sobaquera.
Parece
difícil mejorar la letalidad de esta mezcla: delincuentes motivados, armas
largas automáticas, una cantidad enorme de munición y un blindaje que los hacía
invulnerables a cualquier arma en dotación en las fuerzas del orden. Pero
todavía había más: antes de entrar en acción consumieron un barbitúrico llamado
fenobarbital. Este fármaco es uno de los anticonvulsivos más utilizados,
incluso en veterinaria. Tiene propiedades sedantes e hipnóticas, por lo que
nuestros dos amigos se convirtieron casi en zombis al entrar en el banco.
211: robo armado en curso
Los dos
atracadores llegaron a las inmediaciones de la sucursal a las 09:30 horas.
Habían calculado que los policías tardarían unos 8 minutos en responder a la
alarma, e incluso programaron sus relojes para controlar ese tiempo.
Con posterioridad
se ha especulado con que el robo fue en realidad una excusa, y que el objetivo
de Phillips y Matasareanu era provocar un tiroteo con las peores consecuencias
posibles. Es la única explicación a la ingente cantidad de armas y municiones
que llevaron con ellos. En todo caso, una patrulla que pasaba por la zona, por
casualidad, los detectó justo antes de que entraran en el edificio y pidió
apoyo. En escasos minutos más de 80 coches patrulla acudirían al lugar.
Dentro del
banco los atracadores no dudaron en disparar una ráfaga de 50 disparos para
amedrentar a los aproximadamente 30 empleados y clientes presentes, y ordenaron
al encargado que abriera la caja. La cantidad de dinero en ventanilla en aquel
momento era mínima, ya que el furgón aún no había efectuado el reparto.
Phillips montó en cólera y disparó otro cargador contra la caja, destruyendo el
dinero. En total, solo consiguieron reunir 303.305 dólares, de los 750.000 que
esperaban encontrar.
Al cumplirse
los 8 minutos exactos, Phillips y Matasareanu abandonaron la sucursal, el
primero por la puerta Norte, y su compañero por la Sur. Ante ellos encontraron
a decenas de agentes del LAPD, que habían rodeado completamente la manzana.
Entonces se desató el infierno.
Cientos de
proyectiles perforantes de rifle atravesaron los coches patrulla como si fueran
de papel, hiriendo a una docena de agentes y civiles. En contra, las municiones
de calibre .38 y 9 mm Parebellum literalmente rebotaban de los cuerpos de los
criminales. Ni siquiera los cartuchos de postas del 12/70 hacían efecto. La
distancia entre tiradores y uniformados era otro hándicap, que hacía llegar a
los proyectiles con aún menos energía.
Todo lo
contrario que los proyectiles de 7,62x39 mm con núcleo de acero, que silbaban
por el aparcamiento atravesando coches y paredes, e hiriendo gravemente a todos
los que alcanzaban a su paso. En 7 minutos los atracadores dispararon unos 800
cartuchos.
Para ese
momento, varios helicópteros de agencias de noticias habían acudido al lugar,
tomando dramáticas imágenes de cómo los delincuentes eran alcanzados por
múltiples impactos, pero volvían a levantarse y seguían disparando
interminables ráfagas hacia los patrulleros.
Los
atracadores se abrieron camino hasta su vehículo, aparcado en las inmediaciones
del banco. Matasareanu ocupó el lugar del conductor con la intención de huir,
pero Phillips abrió el maletero del sedán y empuñó un fusil de asalto
semiautomático HK 91, con el que abrió fuego contra los policías e incluso
contra uno de los helicópteros de la Prensa.
Al ver que
los proyectiles de sus armas no conseguían penetrar los chaquetones blindados
de los delincuentes, el comandante Tim McBride envió a varios agentes a la
cercana armería B&B Sales, donde su propietario les entregó varios AR-15
(versión semiautomática del M16), algunas escopetas y un par de rifles de caza
calibre .308 (7,62X51 mm), con visor. Asimismo, obtuvieron cartuchos del
calibre 12 de bala (slug) para las escopetas, ya que las municiones de postas
no hacían ningún efecto. La bala típica del calibre 12/70 tampoco podía
atravesar los chaquetones blindados, pero los policías pensaron que al menos el
trauma podría romperles algún hueso.
Se sabe que
al menos un proyectil de calibre .308 alcanzó de lleno a uno de los
delincuentes, pero no llegó a penetrar la placa balística que habían pegado al
chaquetón. De hecho, al menos 10 proyectiles de diversos calibres lograron
atravesar la protección, pero los efectos narcóticos de las drogas paliaron sus
efectos.
Phillips
disparó entre 50 y 100 cartuchos con el HK, tras lo cual lo desechó y recogió
uno de los AK-47, insertándole un cargador de 100 disparos. En este momento se
separó de su compañero y avanzó hacia un camión cercano para utilizarlo como
parapeto. Al intentar montar el rifle, parece ser que el primer cartucho
provocó un fallo de alimentación. Mientras trataba de solucionarlo, un
proyectil de la policía le alcanzó en la muñeca derecha. Esto le hizo soltar
definitivamente el fusil de asalto y desenfundar la Beretta 92F que escondía bajo
el abrigo. Otro impacto en la mano derecha hizo caer la pistola sobre el
pavimento, pero la recogió y apuntó el cañón contra su mentón. Al verse
rodeado, Phillips decidió cumplir su intención de morir antes que ser detenido.
El proyectil
atravesó su cráneo, saliendo por la parte superior y causándole una muerte casi
inmediata. Al mismo tiempo que apretaba el gatillo, una bala de calibre 5,56 mm,
disparada por uno de los AR-15, le alcanzó a la altura del cuello seccionando
la médula espinal, produciendo una gran hemorragia. Los agentes le rodearon, le
despojaron del chaquetón blindado y lo engrilletaron. Trataron de detener la
hemorragia, pero la herida del cráneo ya había sido fatal. Todo había terminado
para Larry Phillips. Uno menos…
En ese
instante el equipo SWAT estaba llegando a la escena. Habían comenzado la sesión
diaria de gimnasia momentos antes de la alerta, por lo que muchos de ellos
acudieron al lugar vistiendo la ropa de deporte debajo del equipo táctico. Se
concentraron en detener a Matasareanu, que intentaba huir en su coche.
Dispararon a las ruedas hasta que el automóvil quedó inoperable. Entonces el
conductor descendió y paró un pick-up
que pasaba por su lado. Intentó arrancarlo, pero el dueño se había llevado las
llaves, y además uno de los coches del equipo SWAT se acercaba por su
izquierda. Matasareanu abandonó el coche y, empuñando un fusil tipo M16 con
cargador de 100 tiros, recibió a los policías con una nueva lluvia de plomo.
Ante la
imposibilidad de penetrar las ropas, aun a tan corta distancia, uno de los SWAT
ideó una técnica que hoy en día es muy utilizada en los cursos de
“contratistas”: hizo cuerpo a tierra y disparó por debajo del coche a las
extremidades inferiores del tirador. Tras recibir 29 impactos, Matasareanu
soltó su arma y levantó las manos en señal de rendición.
La pérdida
de sangre era brutal, pero aun así los policías (no podemos decir a ciencia
cierta si por negligencia, o deliberadamente) retrasaron la solicitud de la
ambulancia, y según se aprecia en las grabaciones de los helicópteros de
televisión, no aplicaron los primeros auxilios a Matasareanu. La explicación
dada fue que los servicios médicos simplemente siguieron el protocolo
establecido, que les prohíbe entrar en una zona “caliente” hasta que no está segura.
Los SWAT decidieron que el delincuente todavía era una amenaza, retrasando la
asistencia en casi una hora. No obstante, ningún policía fue condenado por
omisión del deber de socorro en el juicio posterior (en marzo de 2000). En
total los atracadores dispararon 1.101 cartuchos, contra unos 650 efectuados contra
ellos.
Al año
siguiente, 19 agentes recibieron la Medalla al Valor del Departamento. Esta es
la condecoración de mayor categoría que otorga el LAPD, “premiando la valentía
por actos individuales de extraordinario arrojo, o heroísmo, realizados con
ocasión del servicio y bajo amenaza para la propia vida”. Varios de estos
policías sufren serios trastornos psicológicos desde el tiroteo.
En 2004, el
museo del LAPD inauguró una sala dedicada a este incidente. Se exponen
maniquíes vestidos con las ropas que Phillips y Matasareanu utilizaron aquel
día. También está expuesto el vehículo original en que los delincuentes
pretendían huir, así como varios de los coches patrulla, estos en el Museo de
Historia Social del LAPD en Highland Park.
Se ha
especulado que los criminales se inspiraron en la película de Michael Mann
“Heat”, estrenada en el año 1995. En ella, unos ladrones de bancos se abren
paso, en su huida, utilizando armas largas automáticas y una combinación de
determinación y movimiento que sobrepasa a los patrulleros que tratan de
detenerlos. De hecho, se encontró una copia de esta película en el video de uno
de los asaltantes, tras el oportuno registro. El rifle HK91 está presente
asimismo en el film, y posiblemente Phillips se decidió a comprarlo por ese
motivo.
En el
siguiente video se recopila una serie de imágenes reales del atraco, obtenidas
desde las cámaras de vigilancia del banco y desde los helicópteros de las
agencias de noticias:
Este otro
pertenece al largometraje “44 minutos”, que recrea al detalle el tiroteo:
Consecuencias
La
consecuencia más aparente del hecho que hemos diseccionado fue, que el Ejército
USA donó más de 600 rifles M16 al LAPD, para su uso en los vehículos de
patrullaje ordinario (aun manteniendo las escopetas del calibre 12). Esto
aumentó, de forma espectacular, la potencia de fuego de los patrulleros. De
este modo, un agente podría hacer frente a un criminal tipo
Phillips/Matasareanu sin necesidad de esperar a la llegada del equipo SWAT.
También se han instalado placas de Kevlar en las puertas de los vehículos
patrulla, de modo que puedan ofrecer una protección real llegado el caso.
Con
posterioridad al 11-S han sido muchas las unidades policiales de todo el mundo
que han seguido su ejemplo, destacando el caso de la policía británica e
incluso de la española (UIP), que han introducido el fusil de asalto HK G36
como arma de dotación en sus quehaceres diarios. Tipos de armas que hace 15
años se consideraban propias de militares, hoy en día son reglamentarias en
estamentos civiles. Ello no es sorprendente ya que es fundamental tener, al
menos, la misma potencia de fuego que los delincuentes a los que se va a
arrestar.
Versión española: Jaime Giménez
Arbe “El Solitario”
Llegados a
este punto, posiblemente el lector piense: “bien, un relato interesante, o quizá
entretenido, pero la ciudad o el pueblo donde trabajo están tan alejados de
Chicago, Los Angeles o Nueva York que es prácticamente imposible que me
encuentre con algo parecido. Las conclusiones de este artículo no me sirven en
mi trabajo diario”.
La realidad
es que sí que ha existido un Larry Eugene Phillips a “la española”. El
delincuente conocido como “El Solitario”, quien, hasta su detención el 23 de julio
de 2007, perpetró unos 30 atracos a entidades bancarias, y al menos en 5
ocasiones empleó armas de fuego para abrirse paso en su huida.
Llegó
incluso a existir intercambio de disparos con las FYCS, en 3 ocasiones. Los
atracos del español tuvieron una dinámica, circunstancias y desenlace muy
similares al incidente de North Hollywood. Giménez Arbe era un sujeto muy
decidido y bien entrenado, y empleaba armas adquiridas en el mercado negro, que
él mismo modificaba para que disparasen en automático (al igual que hiciera
Phillips). “El Solitario” vestía un chaleco antibalas bajo sus ropas. Estos
elementos tuvieron exactamente el mismo efecto que en el caso norteamericano:
mayor potencia de fuego que los policías que intentaban detenerlo e
invulnerabilidad a sus disparos. De hecho, se sospecha que el propio Arbe se
inspiró en los dos criminales norteamericanos para desarrollar su “estilo”.
La primera
ocasión en que “El Solitario” cruzó disparos con los agentes de la ley fue en
el pueblo de Zafra (Badajoz), el 10 de mayo de 1996. Tras abandonar la sucursal
de la Caja de Ahorros de Badajoz, los 2 guardias civiles de servicio salieron
del Puesto a tiempo de ver una maniobra brusca del Renault 4 que conducía el asaltante.
Giménez Arbe detuvo su vehículo en la calle Nueva y se parapetó para
enfrentarse a los agentes. En el momento que los tuvo a tiro, disparó al menos
6 veces con una pistola Ithaca calibre .45 ACP (del tipo Colt 1911),
atravesando la chapa del coche de la Benemérita. Los perseguidores devolvieron
el fuego con un arma larga (seguramente un subfusil Z-70B), pero la mayor
precisión de los disparos del “malo” les obligaron a buscar abrigo y “El
Solitario” huyó con dirección a Villagarcía de las Torres.
El siguiente
encuentro (bastante más trágico, ya que murió un policía local y 3 más
resultaron heridos), tuvo lugar 4 años después, el 10 de mayo de 2000. En el
pueblo Castellonense de Vall de Uxó, Giménez Arbe asaltó la oficina local de
Caja Rural, muy próxima a la comisaría de la Policía Local (PL), y para más inri
lo hizo en un horario en el que los agentes de dicha localidad estaban haciendo
el relevo de turno, algo típico. Por eso, en lugar de los 2 policías que
normalmente se encontraban de servicio, acudieron 4 (salientes y entrantes de
servicio) en el momento en que sonaron las alarmas del banco.
El atracador
huyó a la vez que disparaba con un revólver hacia sus perseguidores. En la
confusión del tiroteo, uno de los agentes de la PL alcanzó a su compañero con
un disparo en la cabeza, causándole la muerte. Al menos uno de los proyectiles
alcanzó al Solitario, pero no llegó a atravesar el chaleco antibalas. Tras llegar
a su todoterreno, el ladrón empuñó un subfusil M3A1 (la famosa engrasadora de
la Segunda Guerra Mundial), modificado por él mismo para disparar en ráfaga, que
definitivamente le dio la ventaja sobre los 3 policías locales que seguían en
pie y que resultaron heridos. Los propios
agentes declararon verse sobrepasados por la potencia de fuego y la
determinación del delincuente al que intentaban abatir. Su entrenamiento y
equipo no era en ningún caso el adecuado.
Finalmente,
el 9 de junio de 2004, Giménez Arbe circulaba por la carretera nacional N-122 a
su paso por el término municipal de Castejón (Navarra), cuando fue interceptado
por una patrulla de la Guardia Civil. El motivo parece que fue una infracción
de tráfico. El asesino permitió que el coche policial le rebasara, y cuando
pasó a su lado disparó con el subfusil M3 una ráfaga de 23 disparos que causaron
la muerte a los dos funcionarios.
El Phillips
español fue detenido el 23 de julio de 2007 en Figueira da Foz (Portugal),
cuando se dirigía a atracar una sucursal de la Caja Agrícola en esa ciudad.
Portaba 2 armas cortas y el subfusil M3, además de vestir el chaleco antibalas
bajo las ropas.
En el
registro de su vivienda se incautaron numerosas armas de gran potencia de
fuego: un fusil AR-15, un subfusil UZI, otro subfusil Z-70, además de una
docena de armas cortas y gran cantidad de munición.
Reflexiones finales
Como hemos
visto, es relativamente fácil obtener ciertos tipos de armas y equipo como
chalecos de protección balísitca en el mercado negro. Solo hay que echar un
vistazo por internet para constatarlo. Y no solo están en manos de terroristas,
sino de delincuentes comunes que hace 30 años portaban poco más que navajas de
Albacete. Esta realidad no puede ser ignorada, como tampoco puede obviarse el
que un patrullero medio no dispone del equipo y el entrenamiento necesario para
compensar esta situación.
Por tanto,
se deben dar pasos en el sentido de adquirir estas armas y adiestramiento de
una forma estandarizada, no solo en determinados destinos o unidades
policiales. Algunos calibres aparecidos en los últimos años, como el 5,7x28 mm
o el 4,6x30 mm, ofrecen el comportamiento adecuado en estas situaciones, ya que
atraviesan la mayoría de los chalecos antibalas. Pero, de momento, aunque las
armas son relativamente baratas, la munición es muy cara y difícil de obtener.
Se da el caso de los policías locales de Pozuelo de Alarcón (Madrid), que posee
la pistola FN F-Seven, (calibre 5,7x28 mm) pero no disponen de suficiente munición
para el entrenamiento. Esperemos que esta situación cambie en un futuro
próximo.
Otra opción
es la de utilizar diversas tácticas, como disparar a la cabeza o a las extremidades
(como se hizo con Matasareanu), aunque también en este caso necesitamos un
entrenamiento específico que hoy en día no se imparte.
Como idea
final, repetiré algo que Ernesto ha recomendado hasta la saciedad: no debemos
adoptar la actitud del avestruz, ni el “a mí nunca me va a pasar”, ya que las
estadísticas no siempre se cumplen.■
Estupendo artículo Pedro.
ResponderEliminarMis felicitaciones.
Un fuerte abrazo y feliz año.
Ernesto: igualmente para ti, compañero. :-)
Mc.
Gracias a tí McGver.
ResponderEliminarFELIZ 2011
Te cuento el armamento de la Policía Nacional hace treinta años: Los ZETAS Un subfusil y las armas cortas, podia haber hasta ocho coches por distrito. Banderas Moviles que patrullaban los distritos por escuadras dos subfusiles un rifle de cerrojo calibre 308 y mas menos siete componentes con sus armas cortas, Reservas Generales misma dotacion humana dos subfusiles un cetme y un rile de cerrojo. Hoy en dia las UIP llevan algo de armamento pero los demas a pistolitas, Como se aprecia, hemos ido para atras. Los compañeros de GC pecaron como pecamos todos cuando damos el alto a un tio y no para en vez de quedarnos pegados al culo y seguirlo hasta el infierno si hace falta, nos atravesamos y hay esta la muerte en el punto en que nos ponemos en paralelo, pero lo hacemos todos solo que no es nuestro día y los compañeros encontraron el suyo, Un saludo Jose Moreno.
ResponderEliminarHola! Un seguidor del foro me ha comentado que hay una errata en el artículo: en la entrevista para El País, el alcalde de Zafra declaró que los Guardias Civiles dispararon "con el rifle". Yo interpreté que se refería a un subfusil Z, pero al parecer si que se trataba de un auténtico "rifle": un CETME C. Por tanto, la supuesta inferioridad de los agentes no era tan grande en aquella ocasión.
ResponderEliminarGracias Manolo!
Perico
Moreno: gracias por el comentario.
ResponderEliminarPedro, daré por rectificado lo del "z70 vs Cetme" con tu comentario. Si prefieres que se subsane el tema en el texto, dímelo.
Magnífico artículo. En la GC hasta hace muy muy poco saliamos de servicio con Cetme C o "Z", luego solo por las noches hasta que finalmente nos quitaron el arma larga adjudicada a cada uno, y solo hay unas pocas en el Puesto que nunca se savan excepto para el tiro cuatrimestral. Estoy de acuerdo que dado que las pocas ocasiones en la que utilicemos el arma corta es en estos actos delictivos (contra delincuentes armados), y muchos de ellos ya con antibalas, se debería cambira al arma corta por el modelo Five Seven de FN. Pero lo de siempre estamos sien entrenamiento alguno.-
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario Munifex. FELIZ AÑO 2011.
ResponderEliminarOs dejo el enlace a la escena de la película "Heat":
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=BqT1lCqQyh0
Perico
Perico: ese tiroteo es, sin duda, el mejor de la historia del cine, al menos en lo policial. En general, solo un tiroteo está a su altura, aunque es de cine bélico, y es el de Salvar al soldado Ryan.
ResponderEliminarNo me canso de ver esas pelis y eso enfrentamientos...se oyen hasta las vainas caer al suelo...
Hola Ernesto:
ResponderEliminarMe hiciste acordar del asalto en North Hollywood, que fué algo que no se esperaban las autoridades en una ciudad populosa como lo es Los Angeles en EE.UU.
Algo para resaltar era que la Policía en ese tiempo no contaba con una unidad de élite como lo es SWAT en nuestros días (por lo menos no contaban con un armamento de alto calibre y en gran inventario). Se tuvieron que valer de armas de alto poder de fuego prestadas de las armerías que en su momento tenían disponibles para la venta. A duras penas los detectives y unos cuantos patrulleros portaban en el cinto, Beretta 92FS de 9mm Parabellum, armas que hacían mella en las armaduras modificadas de los perpetradores. También hay que resaltar que los fusiles que los asaltantes portaban, los habían modificado en su cadencia de fuego, para tener un "disuación" efectiva al momento de repeler la acción policial.
En cuanto a la Five-Seven, es una arma de muy alto poder para ser llevada practicamente "en el bolsillo".
En México es un arma que se ha vuelto tristemente célebre por usarla los poderosos cárteles para abatir policiales a menos de 100 metros.
Es una tristeza que armas que tienen un valor tecnológico dentro de la comunidad aficionada a tenerlas para deporte, sean utilizadas por la delincuencia para saciar su apetito por el poder y la destrucción.
Mientras existan delincuentes, habrán personas como nosotros dispuestos a "desenfundar con valor y enfundar con honor", el arma que portemos para defender la integridad y la dignidad de las personas bajo riesgo.
Un saludo cordial desde Cali, Colombia.
Roger Mauricio Vinces Plaza
Gracias por tu comentario Mauricio.
ResponderEliminarUn saludo.
Efectivamente, en Méjico las Five Seven son muy codiciadas por los narcos, llegándose a pagar 5000 dólares por una.
ResponderEliminarEl LAPD si que tenía equipo SWAT, la cuestión es que no llegaron a tiempo, y los patrulleros ordinarios solo disponían de pistolas, revólveres y escopetas de corredera con munición de postas (inefectiva). Por ello tras el tiroteo se entregaron los M16 donados por el ejército.
Perico.
Para Anónimo...
ResponderEliminarTe doy la razón en que para el momento del asalto, el equipo SWAT existía, pero no era tan preparado como lo es ahora. Es un Team de élite casi equiparado a las Fuerzas Especiales por disciplina, entrenamiento y poder de fuego.
Puedo decir que inclusive, la meca de los grupos SWAT en EE.UU., fué precisamente en Los Angeles, puesto que a mediados de los sesenta y principios de los setenta (si mal no recuerdo), las revueltas raciales en la ciudad angelina eran pan de cada día. Por eso el L.A.P.D. decidió formar un equipo especial para contraarrestar este tipo de manifestaciones, puesto que tenían sitiados a todos los ciudadanos de bien en la capital. Claro que en esa época se formaron grupos especializados en antidisturbios, pero eso es tema de otra conversación.
Gracias por existir y que Dios ilumine nuestros caminos de bien.
Roger Mauricio Vinces Plaza
Cali, COlombia
esos tipos son unos crak
ResponderEliminarHola. ¿A qué tipos te refieres?
EliminarErnesto
¿Por que os entregaís el largo tiempo de la evolución humana,la vida y la existencia a un simple proyectil balístico de 10 euros? No os damos chance. A por palos, espadas y piedras !
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