SENSIBILIDAD & COMPRENSIÓN DETRÁS DE UNA PLACA

Por, Ernesto Pérez Vera


Policía, imagínate que caes enfermo y que te conceden una baja médica de larga duración. Para colmo de males te encuentras físicamente impedido. Tienes padres y hermanos y estos, como es lógico y natural, te apoyan y te ayudan acudiendo contigo al médico siempre que te hace falta. Si estás casado o tienes pareja sentimental ya cuentas con otro refuerzo. Son muchas las veces que tienes que ir a centros hospitalarios para someterte a pruebas diagnósticas, tratamientos, rehabilitación, etc. Cuando alguno de tus padres no puede llevarte o acompañarte seguro que alguno de tus hermanos levanta la mano. Pero todo el mundo tiene otra vida con otros quehaceres familiares y labores propias, por lo que no siempre habrá alguien disponible. La agenda es la agenda y todo el mundo tiene una. No olvidemos que estamos hablando de bajas prolongadas y de situaciones complicadas.

Sigue imaginando. Supón que en tu fuerza de policía existe una figura, un destino, que durante las veinticuatro horas del día se mantiene alerta con la función de ayudar a todo aquel que pueda precisarlo dentro del cuerpo. Un hombre, o una mujer, cuyo puesto táctico, por así llamarlo, fuese el de hacerle las cosas más fáciles a sus compañeros. Alguien que te puede oír cuando el suelo se abre bajo tus pies. Un poli con sensibilidad para transmitirte respuestas de sosiego y, a la vez, con capacidad para mediar con la superioridad en caso de conflicto interno. Un funcionario cuyo trabajo consiste en hacerte las cosas más sencillas, sin revelar jamás intimidades ni aspectos escabrosos de tu situación personal. Un amigo al que descubres cuando el mundo se desmorona sobre ti. Un hombro en el que apoyarte, al que seguramente siempre ignoraste. Un gran descubrimiento para un mal momento.

Hablamos de algo así como un psicólogo de amplias competencias, pero sin necesariamente serlo. Lo que sí sería es, sin duda, alguien de conceso. Una persona respetada por todos. Un compañero empático, serio y sensible a los problemas ajenos. Casi un consejero espiritual. Pero sobre todo un trabajador con mecanismos oficialmente puestos a su alcance para, llegado el momento, poder ir contigo al médico o incluso acompañar a tu esposa enferma porque ya no te quedan días disponibles en tu calendario de vacaciones. Quién sabe, puede que sea hasta quien acuda a tu banco para solucionarte un problema burocrático mientras permaneces ingresado en el hospital.

Pongamos que este policía estará, además, a disposición de todos los turnos y de todas las unidades policiales para dar malas noticias a las familias de los ciudadanos fallecidos en accidentes de tráfico, ahogamientos, incendios, etc. Es más, podríamos estar refiriéndonos a un mediador interdepartamental, un gestor de bienestar general. Una instancia oyente y parlante que transmite paz y cordura. Esta figura podría ser, como de hecho ya ocurre allá adonde existe, la que uniformadamente represente a tu cuerpo en los sepelios de aquellos compañeros jubilados hace tanto tiempo que ya nadie los recuerda en la plantilla.


Yo conozco a un policía que desempeña sus funciones de este modo. No es español, pero sin embargo trabaja en la península Ibérica. Hijo de una jerezana y de un gibraltareño de origen portugués, Henry Sacramento, que está a punto de jubilarse, es el “Welfare Officer” o agente de bienestar de la Royal Gibraltar Police. Aunque su cometido ya está ampliamente desgranado en los párrafos precedentes, dejen que les diga que Henry ha mediado en conflictos familiares de policías, que ha estado con sus compañeros cuando algún hijo ha expirado y que incluso ha agarrado la mano de los agentes sometidos a tratamientos de quimioterapia. Sacramento montó, a golpe de teléfono y en pocos segundos, una operación internacional de ayuda a un veterano jubilado enfermo de cáncer. Un expolicía yanito intervenido quirúrgicamente en el norte de España que bajó en tren hasta la provincia de Cádiz, recibiendo un importante apoyo logístico policial español en cada parada hasta llegar a la mismísima frontera. Ha sido, también, quien ha comunicado a unos padres que su hijo policía había perdido la vida, encargándose personalmente de la repatriación del cadáver cuando el luctuoso suceso se ha producido fuera de su exigua demarcación territorial.


Henry es, allí a donde va, la imagen viva de la Policía. Es luz azul.

Comentarios

  1. no sabia yo de la existencia de policias asi de atruistas de sentimientos tan personales y en numerosas veces desagradables , fantastico por ellos y por ti por contarnoslo tambien.

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    1. Escarceneitor, no es altruismo, es su trabajo desde hace 9 años. Ya no regula tráfico ni realiza servicio en calabozos, por ejemplo, dedica su horario a esto.

      Saludos.

      Ernesto

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    2. Escarceneitor, no es altruismo, es su trabajo desde hace 9 años. Ya no regula tráfico ni realiza servicio en calabozos, por ejemplo, dedica su horario a esto.

      Saludos.

      Ernesto

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    3. pues algo mas halla de su labor policial si que hay,,,llamalo como quieras ,,,pero este hombre como minimo debe saber escuchar y ser una buena persona

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  2. Sinceramente es una persona a la cual me gustaría conocer. Debe de ser una persona como diría Wayne Dyer en su famoso best seller, libre de zonas herroneas... Un tipo muy fuerte emocionalmente hablando que no "se preocupa si no que se ocupa". Al igual que el anterior compañero no conocía yo de esta figura dentro de la pollicia británica. Gracias por compartirlo.

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    1. Hola, Ortiz. Si alguna vez bajas por aquí seguro que podremos quedar con Henry.

      Un abrazo.

      Ernesto.

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  3. Envidia insana es lo que siento, igualito que aquí, un ejemplo, compañero herido en atentado con estancia larga en hospital, su mujer carece de vehículo pero tranquilo que le ponen un coche a su disposición, efectivamente yo he llevado a esa mujer al hospital montada en la perrera del zeta asada de calor encerrada en el habitáculo destinado a los chorizos. Vergüenza rabia e impotencia es lo que yo sentía. Igual que los británicos igual. Un saludo José Moreno

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    1. Moreno, lo que cuentas de la esposa del compañero seguramente hubiera sido impensable con un Henry por allí.

      Un abrazo.

      Ernesto.

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  4. El caso de Henry es lo que un compañero espera de otro compañero sin condiciones, así debería ser en todos los sitios. Por desgracia, es una actitud no sólo que escasea, sino que encima en determinados sitios, a los compañeros del tipo de Henry los toman por poco inteligentes o se intentan aprovechar de su buena fe entre compañeros. Una cosa no quita a la otra.
    Enhorabuena por Henry y por compañeros como el.
    Un saludo. Ifwin

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    1. Gracias por tu comentario, Ifwin.

      Me consta que la labor de Henry está muy bien valorada por la mayoría de los integrantes de la fuerza.

      Un saludo.

      Ernesto

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  5. Esta es la figura policial que diferencia una Policía moderna de una Policía obsoleta y desfasada como la nuestra. El desprecio, abandono y desamparo institucional por sus policías es terrible e inhumano en España. Hay casos que te erizan el vello cuando los escuchas. Hay compañeros que se caen por el precipicio de la autodestrucción en forma de alcoholismo, drogadicción, divorcios, insubordinación, etc. hasta llegar a la terrible determinación del suicidio. El oficial de la oblea sería un excelente amortiguador a todas estas miserias que rodean a esta jodida profesión de perros pastores. Claro, como para esta gentuza somos robots, carecemos materia orgánica, alma, sentimientos o padecimientos. Ojalá esta figura imprescindible llegue algún día a nuestros Cuerpos Policiales. Pero entre mandos y sindicalistos nepotes, no creo que les interese este ángel redentor policial resolviendo entuertos, que muchos son provocados por ellos mismos. Este blog marca la diferencia en muchos aspectos. Personalmente, debo confesar, que el aborrecimiento de muchos compañeros hacia otros compañeros es tan intenso y agudo que muchas veces esa tensión se masca y tú estas en medio y no puedes hacer nada porque los dos te mandan al carajo; los jefes y sindicalistos mientras tanto huyen educadamente de los conflictos internos. Cuando te jubilas ya nadie se acordará de ti. Gracias por el artículo, es innovador y deja al descubierto nuestras carencias y miserias.

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    1. Quienes tienen que dar luz verde a la construcción de mejoras, esto son jefes y sindicatos, tienen intereses muy distintos a los de los policías. Tenemos policías que no creen en lo que hacen y jefes que no se sienten policías.

      Gracias por tu comentario.

      Saludos.

      Ernesto.

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    2. Quienes tienen que dar luz verde a la construcción de mejoras, esto son jefes y sindicatos, tienen intereses muy distintos a los de los policías. Tenemos policías que no creen en lo que hacen y jefes que no se sienten policías.

      Gracias por tu comentario.

      Saludos.

      Ernesto.

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  6. Entereza, honestidad, sensibilidad espíritu de entrega creo que sean características que deba reunir todo el que desarrolle la función de Henry, pondrán cuidado los mandos de su Cuerpo al elegir el personal. Trasladado a esta España nuestra todos sabemos a quien darían el puesto al que tenga más enchufe. Por cierto contradiciendo comentarios anteriores en mi plantilla si ahí un Henry que siempre que estas de baja te llama para preguntar cuando das el alta.

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    1. El jefe que “jefea”
      Por, Ernesto Pérez Vera

      Como decía Rocío Jurado, la más grande, ¡ahora es tarde, señora!

      Por fin hoy me ha llamado mi jefe. Tras 18 meses de baja médica, con 2 intervenciones quirúrgicas en ese lapso, y una tercera dentro de 8 días, ha descolgado el teléfono para decirme, textualmente, que ha oído que estoy “pachuchillo”, que ha preguntado mucho por mi estado y que sabe que me he operado una vez en todo este tiempo. Error: no estoy “pachuchillo”, estoy muy jodido. ¡Mucho! Más errores: no ha preguntado nunca con interés, porque a mí, que soy el doliente, no me ha llamado en un año y medio. Más aún, la información con la que cuenta, si es que la tiene, es incorrecta: no me han intervenido médicamente una vez como él me ha dicho, sino dos. Muy mal, amigo aprendiz de brujo.

      La cosa es que no me he callado mientras él verbalizaba. Pérez Vera en estado puro. He replicado. Le he dicho, con toda la razón que creo tener, que un jefe, sea amigo o no de un subordinado, está obligado ética y moralmente a saber de su estado. Pero ojo, no por preguntar en la barra de un bar. Le he dicho que su llamada llega tarde, que ya no vale. ¡Le he pitado fuera de juego! Y atención, el tipejo se ha ofendido por mi respuesta. Lo primero que ha espetado es que hace poco tiempo que ejerce la jefatura del Cuerpo, cosa que es verdad, por fin una. Pero se le ha olvidado que yo sé que durante el resto de mi baja ha ejercicio el mando de modo accidental, a la vez que accidentado por su incompetencia. Pero es más, ha quedado retratado al admitir que él, como jefe, solo llama a sus amigos y que no está obligado a telefonear a nadie más. Según manifiesta, recientemente lo ha hecho con no se qué compañero que está actualmente en la UCI (no sé quién es, pero deseo que se recupere pronto, de lo que sea). Incluso me ha reprochado que yo no lo haya llamado a él cuando ha estado enfermo, soltando que ha estado ingresado muchas veces. Lo que parece no saber es que yo, si lo hubiese tenido bajo mi mando, le hubiese llevado bombones al hospital, aunque su cara me amarguee y me desate náuseas.

      Por último, ha vomitado que no me está llamando para que yo le reproche nada, porque no ha tirado de teléfono para quedar bien ante mí. Es la única verdad verdadera que le he oído: ¡ha llamado para quedar peor que antes! Tras esto no quedaba otra y literalmente le he dicho que iba a cortar la llamada, porque no tenía más nada que decir. Él, por su parte, ha tenido otro arranque de sinceridad y ha respondido lo mismo, que no quiere oírme más. ¡Adiós, muy buenas!, ha sido mi última palabra.

      Nota y oído a navegantes: para ser un buen jefe de policía primero hay que ser policía, a ser posible el mejor. En su defecto vale con ser de los muy buenos. Pero lo cierto es que con que se sea bueno (sin el “muy”) puede ser bastante. Hay que haber estado mucho tiempo en la calle. Me refiero a la calle para trabajar, trabajando, no para hacer como que se trabaja. Pero no me llamo a error, el sistema está hecho para esto, para que la gente que no es nada pueda ascender y vender como producto suyo el humo de los fuegos que hacen otros.

      Con Dios.■

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  7. Ernesto, de verdad que con tus artículos nos haces ver todo aquello que en estos cuerpos nuestros no tenemos. armas, vehículos, preparación, y ahora un "POLIAYUDA O TELEPOLI", seria genial tener aquí en todas la plantillas un Henry, que cuando necesitaras algo fueras en su busca o tiraras de teléfono para que te solucionara lo que fuese.
    Pero de verdad aquí en ESPAÑA, conociendo a nuestros políticos, jefes, y jefecillos, junto a muchos sindicalistas(con sueños de llegar a politicos), el puesto de "POLIAYUDA" seria ocupado por un colega de...o el hijo de... o el amigo de ...( lo que viene siendo DEDOCRACIA) y ese pasaria de todo, seria solo un agujero donde pasar las horas, sin riesgo, sin movidas, sin comer mierda, sin noches, y ademas pillando pasta por tener especialidad. habria hostias por entrar en los "POLIAYUDAS", pero a la hora de la verdad no tendría hueco para ayudar a nadie que no fuese èl.
    De todos modos espero que este articulo caiga en manos de alguien con poder y sentimientos suficientes para plantear la creación de ese puesto en los cuerpos de seguridad de España, pero de verdad no un topo de los jefes.

    Yayo.

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    1. Yayo, en la que fue mi plantilla este cargo recaería en el cerdo que hace unos días pudimos ver en "Equipo de Investigación" (programa de televisión) reunido con la llamada "Reina de la coca". Sí, en el documental salía ella reunida con un excompañero mío cargo de confianza de los dos últimos jefes del cuerpo y de varios concejales.

      Saludos.

      Ernesto

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