TOREROS DE SALÓN Y OTROS VALIENTES…

Por  Ernesto Pérez Vera

¿Qué tienen en común los vendedores de frutos secos, los policías, los mecánicos de motocicletas, los médicos, los camareros, los periodistas, los profesores de lenguas clásicas, los pintores, los notarios, los antenistas, los decoradores, los bomberos, los meteorólogos, los carniceros, los taxistas, los interventores de bancos y los reponedores de Mercadona? Parece que nada, ¿verdad? Da la impresión de que estas profesiones, oficios y actividades laborales no tienen nada en común las unas con las otras. Pero resulta que es más que probable que todas las personas que se dedican a tan honradas, dignas y respetuosas actividades hayan visto alguna vez las teleseries El comisario, Alerta Cobra y, por supuesto, El Príncipe. Estoy totalmente seguro de que incluso habrán visto fragmentos, tramos o películas completas protagonizadas por Bruce Willis y Mel Gibson, producciones en las que los tiros siempre dan donde deben dar y, además, con un resultado espectacularmente eficaz.

Muchos de estos conciudadanos nuestros habrán pasado por algún cuartel, si son varones de cierta edad, para realizar el servicio militar. La mayoría no habrá disparado más que aquellos quince cartuchos que eran de obligado cumplimiento. Disparos realizados desde las posiciones reglamentarias de tendido (cuerpo a tierra), de rodilla en tierra y de pie (erguido). Algunos, ni eso. Aun así, sin más contacto ni experiencia en manejo de armas, si acaso haber consumido algunas o muchas balas en tiradas de precisión o incluso al revoleo, más de uno dirá, y de hecho lo dice, que ante un criminal que avanza machete en mano, arrancándose a la carrera desde cinco metros, desenfundará, montará la pistola, desactivará el seguro manual, apuntará, disparará y acertará en la mano que sostiene el arma blanca.

Otros dirán, sin pudor y más chulos que un ocho, que de tirar a la mano nada de nada, que ellos pueden agrupar cuatro o cinco taponazos en la cabeza. Hay mucho fantasma suelto, pero lo que más pulula por ahí es, sobre todo, mucho escaso de sesera. Abundan los engreídos ante el espejo. Los emuladores del sinigual Robert De Niro en Taxi Driver. Zoquetes que se ven, así mismos, como los guapitos de las películas. Canallas de lengua rápida y salvaje, que viven en un mundo ilusorio.

Todo esto viene a que aunque hay que escuchar a todo el mundo, la verdad es que no todas las opiniones son respetables. Llámenme intolerante si quieren, pero es lo que pienso. Algunos comentarios son tan insulsos, fantasiosos e infantiles que deberían ofender más a sus locuaces pronunciadores que no a quienes ajenamente nos tenemos que avergonzar al oírlos o leerlos.

He entrado ocho veces en quirófano, la mitad de las veces totalmente anestesiado y la otra mitad sedado, por lo que no tengo una idea totalmente clara de cómo es por dentro el teatro de operaciones. Pero ni tan siquiera a un celador de hospital me atrevería a decirle cómo creo que hay que manejar una camilla y mucho menos le diría, aunque no sea personal sanitario (el celador no lo es), cómo hay que hacer la incisión en el bajo vientre para practicar la cesárea. Tampoco le diría jamás a un antenista cómo hay que orientar una antena, porque a lo más que llego es, y a veces ni a eso, a darle al botón de encendido y apagado del mando a distancia del televisor. Es que ni a mi amigo Pepe Yepes, el pintor de cabecera de la familia, le diría cómo tiene que mover el rodillo para manchar menos el suelo de casa, cuando cada cierto tiempo le pido que me la adecente cromáticamente.

No destaco por ser prudente y suspendo en diplomacia. Tampoco me sobra sentido común, ojalá. Pero en mis últimos veinte o veinticinco años de vida he tratado de tener clara una cosa, y es que si no sé de algo… me tengo que callar. He aprendido que tengo que preguntarle a quien me acredite, con hechos, que sabe de esa cosa que me suscita dudas. Y en último lugar, pero no por ello menos importante, he aprendido que tengo que estudiar aquello que me provoca preguntas. Sí, hay que leer y documentarse, pero se ve que no está de moda leer.

A lo largo de la vida, uno se equivoca cientos de veces llamando a las puertas equivocadas. Pero descubrir tal error es, en sí, una gran lección. Me he equivocado muchísimas veces por haberme dejado engañar por falsos mesías y por pretenciosos mamarrachos disfrazados, no descubiertos a tiempo. Pero si uno estudia por sí solo, bebiendo de las oportunas fuentes de agua fresca no contaminada, posiblemente no se equivoque nunca. A lo sumo pasará que uno la cagará solito, por lo que al menos el pozo no te lo habrá cavado un tercero. Como dijera Santa Teresa de Jesús: “Lee, y conducirás; no leas, y serás conducido”.

Cuando nuestra selección nacional de fútbol pierde un partido, surgen cuarenta millones de entrenadores sentados frente al televisor. Ese día todos sabemos, y que se salve el que pueda, qué se tendría que haber hecho sobre el césped, a quién se tendría que haber cambiado en el primer tiempo y quién tendría que haber lanzado las faltas directas y haber tirado los penaltis. Ese día todo el mundo se siente Casillas y grita, con desesperación e ínfulas, cómo hubiera saltado él o por qué lado se habría tirado de haber estado en el terreno de juego, y no con un botellín de cerveza en la mano sentado en el sofá. ¡Qué bien se torea desde la barrera…!

Todo esto sucede, también, cuando los periódicos decoran sus páginas con titulares sobre policías heridos a navajazos, a pedradas, a balazos, etc. Ante esto, el mismo que se siente portero de primera división, mientras devora cacahuetes y traga zumo de cebada, levanta la mano y expone, poniéndose de puntillas, qué hubiera hecho él de haber sido aquel agente herido. Pero esta peña obvia algo que no es baladí, que lo más parecido a una pistola que ha empuñado es un plátano pelado. Es muy nuestro, muy español, eso de decir que a nosotros nunca nos hubiese ocurrido algo así. Hay más tontos que botellines en la Feria de Abril. Le dices a alguien que está gordito… y enseguida se pone a dieta. Pero al mismo sujeto le llamas lerdo e ignorante, y no atrinca un libro ni a la de tres.

Pasa igual cuando los telediarios nos muestran vídeos en los que aparecen cuatro o cinco funcionarios reduciendo a un canijo o a una mujer que no se deja detener y que se resiste activamente a los agentes. El mismo gilipollas que plátano en mano iba a cargarse él solito al atracador de turno, ahora dice que con la técnica equis, que le enseñaron en un curso de judo de ocho horas, podría haber reducido al individuo, partiéndole un brazo en tres cachos. Pero cuando son los policías quienes fracturan el miembro superior a su antagonista, los papanatas de este perfil despotrican y enarbolan la bandera de la no violencia física, de las buenas maneras y de las falsas palabras.

‘Quillo’, ‘ompare’, ‘amigasho’, seamos serios y apliquémosno, lo más posible, aquel refrán que dice: “Zapatero, a tus zapatos”. Tienes que comprender que ni los propios policías están (estamos) entrenados como debieran estarlo, aunque muchos de ellos no lo sepan. Debes saber que nuestro cuerpo, el orgánico (el físico), reacciona de modos muy diferentes ante situaciones de máximo estrés. Hay que convencerse de que una cosa es lo que queremos o quisiéramos hacer, y otra cosa muy diferente es lo que finalmente se pueda ejecutar. En momentos dramáticos, como pudiera ser una situación a vida o muerte, nadie sabrá de antemano qué hará ni cómo lo hará. El cerebro y la propia fisiología humana determinan, in extremis, el resultado de las acciones llevadas a cabo en tales situaciones.

Comentarios

  1. yo intento empezar la crtica con humildad y manifiesta poca experiencia y desde hay lanzo mi opinion con mucho respeto y poniendome siempre en el lugar del compañero afectado.....si hay varias maneras de hacer algo siempre es posible aprender de ello, por eso tambien es oportuno opinar aunque seas un zoquete. Un saludo Ernesto.

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  2. De la gente normal ya no espero nada, todo lo hacemos mal e incluso peor, este trabajo le hace cualquiera, por eso se cagan las patas abajo ante cualquier makoki y solo opinan cuando estamos presentes.
    Pero líbrenos el señor de esos otros los de dentro, los profesionales del pasillo y el escondite esos te destrozan vivo, ellos si que saben, es más están en el escondite o en el pasillo en contra de su voluntad, que alguien se tiene que sacrificar y ocupar esos puestos tan jodidos, de hecho son ellos los que acumulan normalmente más felicitaciones y medallas, que si por ellos fuera estaban en la calle dejando España como la patena, sin embargo se sacrifican y cada mañana nada más empezar tienen que revisar los desastres causados por los "de la calle" y hacer la critica y el chismorreo correspondiente.
    Por poner un ejemplo en un curso interno el instructor nos estaba enseñando unas técnicas de engrilletamiento que a mi me parecían propias de contorsionistas, en las que todo funcionaba de cine porque el sujeto pasivo era un compañero de curso sino aquello era impracticable, realmente estaba indignado con nosotros todos gente de calle por hacerlo mal, de tal forma que ya cabreado le dije: cuando es la última vez que usted a engrilletado a alguien porque yo la semana pasada estaba engrilletando choros de verdad. Se acabo la soberbia pero eso si me gane su inquina por el resto del curso. Creo que ese hombre se jubilara sin sentir el agobio de engrilletar a un puto miura.
    Otra cosa es el intercambio sano de opiniones entre gente de la que estamos en la calle siempre con la condición de que el que estaba es el que mejor sabe lo que ocurrió y a partir de ahí ser constructivos. Un saludo Jose Moreno

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    1. Pepe, hay compañeros que discrepan totalmente de esa realidad que algunos conocemos y aireamos con ánimo de que desaparezca por convencimiento o, por lo menos, por vergüenza.

      Hoy mismo, un compañero que dice que entrena con instructores de verdad, como los GEO (textualmente lo dijo así), y que oye a médicos y abogados de verdad (no sé cuáles serán los de mentira), desmiente que existan instructores y policías poco preparados en España. Es más, me acusa de mentir al respecto para poder vender mi libro. Incluso dice que mi libro es de tiro y que lo que pretendo es que la gente aprenda a tirar con mis métodos para alimentar mi ego. Iluso en todo, este señor. Primero porque mi libro no es de tiro, ni vivo de vender libros. Segundo porque mi ego lo alimenta mi hijo, como le dije en mi respuesta dentro de una página Web. Y tercero porque si realmente cree que los cerca de trescientos mil agentes españoles están suficientemente preparados en todo, y especialmente en manejo de armas y en tiro, y que además todos los instructores del ramo están sobradamente formados, dos cosas, o este tipo es tonto o simplemente ha tenido la gran suerte de toparse solamente con la élite.

      Un saludo.

      Ernesto.

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  3. En España la única elite qué existe, son los policías, militares y civiles que han entrado en combate con enemigos reales.
    Los que han luchado por salvar sus vidas o la de terceros.
    Los tiroteados, acuchillados, golpeados e incluso mordidos y han sido capaces de sobreponerse y dar justa respuesta a sus agresores.
    Los que han sido procesados, imputados, absuleltos o inclusive condenados por no dejarse asesinar, lesionar, humillar o avasallar.
    Los que han tenido la dignidad, la vergüenza y la profesionalidad que estando francos de servicio se han identificado y han actuado hasta el cumplimiento de su deber sin importarles las consecuencias que les pudieran detraer.
    Por último, los que han tenido el valor de cuadrarse delante de tanto botarate enchufado y le ha dicho a la cara cuán miserable cobarde y despreciable rata de despacho es.

    Un saludo a todos. Pero que sepáis, los que hemos demostrado el valor en combate, lo más asqueroso y asco que nos da, es tener que tratar con gente sin alma y sin respeto alguno por la muerte.

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  4. Es cierto Ernesto después de leer tu libro no he encontrado nada más que tenicas de tiro denominadas ernestinas y además tienes el descaro de publicitar tu academia de tiro y promocionar una marca de pistolas y una línea de ropa técnica creada por ti.Es increíble el descaro. Así que el elemento entrena con instructores de verdad Geos dice bien con la admiración que me merece esa unidad me pregunto pueden entrenar a todos los componentes del cuerpo y ir por todas las plantillas. Tiran esas unidades cien cartuchos al año. Amigo pasa de jilipollas resabiados torerazos de salon, que hablan de tu libro sin haberlo leído porque si lo ha leído y saca esa conclusión estamos hablando de falta de inteligencia y entendimiento. Un saludo José Moreno

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    1. Gracias por tu apoyo y comprensión, Moreno.

      Un abrazo.

      Ernesto.

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  5. Buenos días Ernesto son las 06:50, en 40 minutos entro de servicio,pero antes de irme no podia dejar de escribir una palabras, van dirigidas al individuo que entrena con el GEO.
    Joder mira que tienes suerte entrenas con el GEO, conoces médicos de VERDAD, y de casualidad no "pincharas" con alguna señorita de las que salen en tv, alta, rubia, ojos azules, con una medidas de escándalo, un pecho perfecto y ademas que sea "ninfoenferma", por que si es así te diré amigo que eres un "FANTASMA".
    No ha mas ciego que el que no quiere ver, en este país los cuerpos de seguridad no preparan a sus agentes para el tiro callejero. el de Verdad, es que tu nunca podrás conocer, ni sentir, ni nada por el estilo, ya que por tus letras y tu forma de expresarte me da la ligera impresión que eres un pelin gallifante, abrazafarolas y chupatinta que va de "Superpoli" para los colegas y amigos de la familia que no te conocen-
    Te lo Repito "FANTASMA" deja de tratar de intoxicar con tus palabras un blog que esta hecho con amor, dedicacion , esfuerzo y mucho trabajo por alguien que fue, es y siempre sera mas y mejor policía de lo que tu has sido nunca, y nunca seras, es muy fácil criticar desde tu sillón y escondido tras la pantalla del pc, pero es facil de solucionar. y como dice la formula el movimiento se demuestra andado.

    Te reto a que demuestres tu Gran pericia con el arma corta( ya que entrenas con el GEO( elite del CNP, por si no lo sabias) frente a mi paladin un policía callejero, uno de esos que tu solo conoces de las series americanas.

    Ernesto, perdona por usar tu blog para descargar mi furia, pero es que sienta tan bien y relaja tanto. jjjiijjijijijijiji,

    AMIGO OLVÍDATE DE TODOS ESTOS INDIVIDUOS QUE TRATAN DE MINAR TU GRAN TRABAJO, Y CONTINUA CON TU LABOR EDUCATIVA PARA TODOS LOS QUE HEMOS VISTO UNA LUZ ENTRE LA OSCURIDAD.

    YaYo.

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    1. Hola, Yayo. A ver si los tóxicos dejan de joder con la pelotita y nos dejan tranquilos a los que arrastramos menos cadenas que ellos.

      Un saludo.

      Ernesto.

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  6. Después de leer blog que por desgracia conocí hace poco más me gusta buen trabajo ,leeré ese libro y te diré mis conclusiones y respecto al chaval q entrena con los geo q no lo dudo y si es cierto deberia tener buena formación que en caso de discrepar con alguien lo suyo es aportar ideas y defenderlas no criticar sin justificar ,para el resto de fuerzas y cuerpos de seguridad sabemos todo q el tema del arma ha estado mal enfocado desde las academias dnd nos metían mas miedo a usarla q a manejarla con seguridad cosa q esta cambiando por lo menos dnd estoy yo poco a poco pero bien encaminados sin mas un cordial saludo de Oscar y espero q no te desanimes pq aunque no estés en activo estas realizando una labor mejor q otros q lo están .

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  7. Si a uno no le gusta las lentejas... se las deja. Si a otro no le gusta pasar frio... no irá a Laponia. Y así hasta un largo etcétera, hasta que llegamos al que no le gusta la Policía y su trabajo... que se dediqué ha hacer calceta o ganchillo y nos deje el trabajo a los que sí que nos gusta realmente.

    Hay trabajos que uno puede hacer sin que realmente les encante o les divierta. Trabajos manuales, repetitivos, sin responsabilidad o sin que se la tengan que jugar a diario. Si entras para escaquearte y tener un sueldo fijo, acabarás pagando las consecuencias, sin duda, pues no hay nada peor en la vida, que elegir un trabajo que no te gusta, teniendo la posibilidad de obtener otros igualmente, o incluso mejor remunerados.

    En todos los trabajos hay dos bandos: Los que trabajan y los que no. Tú decides en que lado quieres estar, pero una vez decidas, vivirás mejor siempre u cuando no te quejes del bando contrario, y te dediques solamente a hacer tu trabajo lo mejor que uno pueda.

    --
    "Ante ferit quam flamma micet"

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    1. Hola, Josma, ¡cuánto tiempo sin verte por aquí! Gracias por tu comentario.

      Un abrazo.

      Ernesto.

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